Las inversiones extranjeras directas en la economía uruguaya actual
El economista Germán Deagosto le dedicó su columna a la Inversión Extranjera Directa (IED) en el contexto actual y analizó cuál puede ser el efecto de la instalación de una nueva planta de UPM.
Para las economías pequeñas y abiertas como la uruguaya, la Inversión Extranjera Directa (IED) puede jugar un rol determinante en el proceso de crecimiento. Por este motivo, Uruguay desarrolló un marco orientado a potenciar su atractivo como destino de estos flujos, con varios regímenes que incentivan la inversión foránea en un amplio conjunto de actividades. La trayectoria de la IED entre 2005 y 2013 fue prueba de su éxito. En efecto, durante esos años los flujos que recibió el país fueron récord, y nos posicionaron como uno de los principales receptores de inversión en términos de su tamaño atrás de Chile.
Este fenómeno fue un determinante clave en el crecimiento histórico que vivió el país luego de superada la crisis del año 2002. En concreto, la IED apuntaló dos de los pilares centrales del proceso: la inversión y las exportaciones. En ambos casos, y al igual que sucedió con la IED, los registros de los últimos años pautaron máximos históricos para ambas variables. Al mismo tiempo, la inversión extranjera también operó como un motor de innovación, introduciendo avances tecnológicos y mejoras de procesos que potenciaron la productividad en varias sectores, principalmente el agropecuario y el forestal.
Sin embargo, a partir del 2013 la IED revirtió la tendencia y la región ha ido perdiendo su atractivo, fenómeno que no ha sido ajeno a nuestro país: en 2016 la IED que recibe Uruguay volvió a caer por tercer año consecutivo, ubicándose en los niveles más bajos de la última década.
Es en este contexto donde se enmarca la discusión actual en torno a la posibilidad de instalar una tercera planta de celulosa en el país, que de concretarse sería la inversión privada más importante de nuestra historia. Además de reactivar nuevamente la IED, tendría un significativo impacto sobre la economía uruguaya, que volvería a retomar tasas de crecimiento por arriba del 3%.