Nuevo capítulo de la crisis en Brasil amenaza la recuperación regional
En un marco de incipiente recuperación, la nueva escalada de la crisis política vuelve a incrementar la incertidumbre y podría postergar el crecimiento que estaba previsto para este año en Brasil. Además, afecta la percepción del riesgo en la región y podría generar presión sobre el resto de las monedas, lo que en definitiva restaría impulso a la reactivación regional.
Si bien es pronto para aventurar conclusiones, potencialmente todo lo anterior podría tener impacto tanto sobre la actividad uruguaya, como sobre los principales balances macroeconómicos. En efecto, no se puede descartar un escenario donde Brasil no sólo no crece en 2017 sino que además se abarata en términos relativos. Esto es, un escenario doblemente malo para Argentina y para Uruguay.
En nuestro caso puntual, cabe recordar que si bien la situación de la competitividad es precaria, la región ha operado como un amortiguador durante los últimos meses (dado que se ha encarecido más que nosotros). A modo de ejemplo, el repunte de las exportaciones en los primeros cuatro meses del 2017 es un reflejo de ese fenómeno, así como lo es la temporada turística excepcional. En ambos caso, Brasil y Argentina han sido los motores (el primero por el canal de bienes y el segundo por el canal de servicios).
De mantenerse la tendencia de los últimos días (real y peso argentino con importante depreciación), Uruguay podría verse obligado a acelerar la corrección de precios relativos, algo que podría impactar en el dinamismo de la actividad y en el balance de objetivos de la política económica.
En suma, los acontecimientos recientes en Brasil suponen un retroceso en los tímidos avances que venía consolidando la región, y no sólo podrían diferir la recuperación hacia el 2018 sino que además nos podrían dejar en una zona muy incómoda en materia de competitividad (quedamos caros con todos).