¿Cómo lograr que el petróleo no arruine tu economía?
A partir las últimas novedades, Germán Deagosto dedicó su columna a repasar la problemática de la "enfermedad holandesa" y la "maldición de los recursos naturales", poniendo el foco sobre el caso de Noruega como ejemplo de gestión exitosa en torno al descubrimiento de recursos naturales.
La maldición de los recursos naturales es un fenómeno que refleja una relación negativa entre el crecimiento y la dotación de recursos naturales. Países ricos en recursos naturales tienden a crecer menos que países similares pero sin recursos naturales. Por otra parte, la "enfermedad holandesa"; es un término utilizado para describir un fenómeno que involucra reasignación de factores productivos entre sectores (capital y trabajo), exceso de demanda agregada, apreciación cambiaria, y pérdida de externalidades positivas. Como resultado, hay un único sector que florece de forma transitoria, pero a costa del resto del aparato productivo, algo que en última instancia termina arrastrando la economía hacia un escenario recesivo y de desequilibrios agudos. El caso de Venezuela puede resultar ilustrativo de este fenómeno.
En este sentido, uno de los casos paradigmáticos sobre la gestión exitosa de estos problemas ha sido el de Noruega. Noruega era el país escandinavo más pobre, hasta que la situación que cambió luego de descubrir petróleo 1969. Este hecho, en lugar de generar un impacto negativo en la economía, colocó a Noruega por encima de sus pares escandinavos en términos de riqueza per cápita, y de hecho colocó al país en un lugar privilegiado en comparativa internacional.
En efecto, el éxito noruego no se debe al descubrimiento y explotación de recursos naturales sino a la gestión de esa bendición/maldición. Y eso es lo que debería tomarse como una lección para países que atraviesen situaciones similares. La pregunta es si efectivamente el éxito es extrapolable a otras economías o es algo que fue posible a partir del nivel rasgos específicos de este país, como ser el nivel de desarrollo, la calidad institucionalidad o su diversificación productiva.
Uno de los trabajos que aborda esta cuestión a partir de la literatura específica sobre el tema es el de Erling Røed Larsen: "Escaping the Resource Curse and the Dutch Disease? When and Why Norway Caught up with and Forged ahead of Its Neighbors";.
La tesis del autor es que Noruega evitó de forma exitosa ambas afectaciones: la maldición de los recursos naturales y la enfermedad holandesa. Entender como lo hizo requiere entender (i) cómo logró limitar la movilidad de los factores de producción, (ii) cómo logró contener el "efecto demanda"; y el problema de la apreciación cambiaria, y (iii) cómo pudo minimizar la pérdida de derrames que se produce cuando los sectores de mayor impacto se achican y (iv) cómo superó los problema de puja distributiva y búsqueda de rentas.
Para empezar, el país hizo los deberes: estudió el tema, se anticipó e implementó un esquema coordinado de políticas para atacar todos los frentes que potencialmente podían generar focos de riesgo. Durante tres décadas, el peso relativo de la renta petrolera respecto del ingreso nacional permaneció sin alteración, a través de políticas específicas en el ámbito fiscal, monetario e industrial. El Estado y sus instituciones velaron por un crecimiento armónico y no permitieron que el sector petrolero se expandiera a costa del resto de la economía. En concreto:
1) Para evitar el efecto de movimiento de factores, las autoridades utilizaron un sistema centralizado para determinar los salarios, de forma de evitar desajustes a favor del sector vinculado a la extracción y explotación del petróleo. Puntualmente, el sistema limitaba la magnitud de los incrementos a los niveles determinados por la productividad de la industria manufacturera. Esto fue posible gracias a un consenso entre los actores que pone el interés general por encima del interés personal o corporativo.
2) Para evitar el efecto del gasto la disciplina fiscal fue clave. Se constituyó un fondo de petrolero estatal y se establecieron limitaciones específicas para el gasto público. De esta manera, el fondo supone un blindaje para la economía noruega que le otorga margen de reacción ante los vaivenes del ciclo económico y evita que el fuerte flujo de ingresos de la renta petrolera termine sobrecalentando la economía y erosionando su competitividad. El fondo del petróleo es el fondo soberano más grande del mundo y es un fondo intergeneracional que administra la riqueza del petróleo invirtiéndola fuera del país.
3) Para impedir que la economía pierda las externalidades positivas que generan el resto de los sectores el estado estableció una política de formación de capital nacional en el sector petrolero y en sus actividades de producción de bienes y servicios conexos. Se incentivó la formación, se formaron centros tecnológicos y se estimuló la investigación, de forma de aprovechar al máximo los derrames potenciales del sector emergente. Cabe puntualizar que en el caso de Noruega este problema no era tan acuciante, dado que las particularidades de la extracción offshore requieren de mucha más tecnología y capital humano que en otros casos.
4) Adicionalmente, se promovieron políticas para estimular la educación, la investigación y el desarrollo, y se implementó una política industrial para evitar la concentración y la dependencia en torno a los recursos petroleros.
Ahora bien, la implementación de ese conjunto de políticas públicas no habría sido posible sin la existencia de un contrato social y de un sistema de normas colectivas compartidos por la sociedad, así como tampoco sin la existencia de la plataforma institucional que caracterizaba al país. En ese sentido, varios académicos sostienen que la problemática asociada a los recursos naturales es en general resultado de los conflictos sociales derivados de la lucha por la distribución de la renta. Por este motivo, son varios los cuestionamientos en torno a la generalización del modelo noruego hacia el resto de las economías, que no siempre cuentan con una calidad institucionalidad semejante. Sin embargo, son varias las lecciones que pueden extraerse del caso noruego para anticiparse a las dificultades que acompañan esta suerte de maldición/bendición derivada del descubrimiento y explotación de recursos naturales.