Tras una multitudinaria ceremonia fúnebre, encabezada por el cardenal Joseph Ratzinger, los restos del Papa Juan Pablo II recibieron hoy la última oración del purpurado en la Plaza de San Pedro.

Más tarde, el cuerpo del pontífice fue depositado en las grutas vaticanas, debajo de la Basílica de San Pedro, en una ceremonia a la que asistieron sólo unos pocos cardenales y que no fue retransmitida por televisión.

Mañana comienzan nueve días de misas por el alma de Juan Pablo II; cada una de ellas presididas por un cardenal diferente.

Las misas se extenderán hasta el 16 de abril, dos días antes de que comience el cónclave, del que saldrá el nuevo rector de la Iglesia Católica.