El desafío chino
China en general es vista como una amenaza para Sudamérica. Para el economista chileno, Osvaldo Rosales, no lo es. "Tiene que ver con lo que hacemos", afirmó. La clave está en mejorar la integración jurídica, macroeconómica y, sobre todo, en infraestructura, para atraer inversiones que "apuesten a las ventajas del mercado ampliado", opinó. "El verdadero déficit es insuficiente competitividad y productividad".
(Emitido a las 9.10.)
EMILIANO COTELO:
La economía china no para de crecer y copa los mercados del mundo. Eso es sin duda una amenaza para los países de nuestra región. ¿Pero no puede ser también una oportunidad?
China representa hoy el 13 por ciento del producto bruto mundial y hay quienes reclaman que nuestra región "despierte" y aproveche ese empuje chino.
Pero, ¿cómo se hace? ¿Cómo pasamos de ser rivales comerciales de China a ser aliados de ese gigante asiático?
El boom chino no es un fenómeno nuevo. Sin embargo por acá tendemos a descuidar el análisis del impacto que tiene sobre nuestros países.
Hoy les proponemos poner el foco en este asunto y para ello vamos a dialogar con el economista chileno Osvaldo Rosales, director de la División de Comercio Internacional e Integración de la CEPAL. Antes, entre marzo de 2000 y fines del año pasado, había sido director general de Relaciones Económicas Internacionales en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.
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Economista Rosales, lo estamos llamando esta mañana porque usted hizo un análisis muy interesante de este tema la semana pasada, aquí en Montevideo, durante las Jornadas de Economía Regional organizadas por el Instituto de Economía. Quienes lo escucharon quedaron muy bien impresionados y nos decían que valía la pena que la audiencia de un programa como En Perspectiva tuviera la oportunidad de acceder a su punto de vista.
Quiero empezar preguntándole cómo resume las diferentes vías por las cuales el crecimiento de la economía china termina repercutiendo sobre estas economías, las de nuestra región.
OSVALDO ROSALES:
Considerando el peso y la relevancia de la economía china en la economía mundial, la verdad es que termina repercutiendo a través de todos estos ámbitos, tanto comerciales como financieros. Por ejemplo, el fuerte ritmo de la demanda china es una explicación básica para a su vez explicar el alto precio de los commodities, de las materias primas internacionales, y por esa vía favorecer a aquellos países que las exportan, y varios de nuestros países, varios de los países latinoamericanos, se han visto beneficiados por mejores términos de intercambio derivados de esa elevada demanda china por ejemplo por petróleo, pero también por soja, petróleo, minerales, productos agrícolas.
EC - Usted está hablando de impactos positivos para países como los nuestros.
OR - Claro. Por otra parte esta intensa demanda china o intenso crecimiento chino genera también un flujo de exportaciones hacia el mercado estadounidense que permite proveer a Estados Unidos bienes relativamente baratos que mantienen también baja la tasa de inflación en Estados Unidos. Y la contraparte de eso es un muy fuerte superávit comercial de China con Estados Unidos; superávit comercial que el año pasado alcanzó los 160.000 millones de dólares. Lo interesante es ver qué hacen los chinos con esos recursos, con esos dólares: compran bonos del tesoro estadounidense, con lo cual contribuyen a financiar el elevado déficit externo que tiene Estados Unidos y por esa vía también contribuyen a mantener baja la tasa de interés internacional. Y eso sí que es muy importante para nuestros países porque América Latina, a diferencia de Asia, es muy dependiente de lo que pase con la tasa de interés internacional.
A título de ejemplo, se espera que el crecimiento de América Latina este año sea de 4 por ciento; si aconteciese un crecimiento de dos o tres puntos de la tasa de interés internacional ese crecimiento se podría acercar a cero, de manera que a través de esta interacción comercial y financiera entre China y Estados Unidos, China está contribuyendo a que se mantenga un ciclo de bajas tasas de interés. Por lo tanto genera condiciones macroeconómicas propicias para que la región pueda mantener su ritmo de crecimiento y al mismo tiempo, en un contexto de bajas tasas de interés, de debilitamiento del dólar dado el elevado déficit externo de Estados Unidos, eso también genera un mejor escenario para aquellos países que tienen una elevada deuda externa expresada en dólares; por esa vía también repercute en cierto alivio fiscal.
EC - Es interesante que ante mi pregunta de cuáles son las repercusiones del crecimiento de la economía china sobre los países de nuestra región, usted haya comenzado su respuesta enumerando influencias o repercusiones positivas, cuando muchas veces, por lo menos en principio, los análisis que hacemos por acá tienden a poner el acento en las repercusiones negativas, especialmente en lo difícil que es competir con la producción china.
OR - Es cierto, existe ese sesgo que creo que en algunos casos es válido, pero insisto en que tiene sentido tener un cuadro del conjunto. Incluso más, yo destaco otra potencialidad que es adonde deberíamos apostar con más fuerza, que es lo siguiente: por razones diversas Asia y en particular China están apostando a un vínculo más funcional, más permanente con nuestra región. China en los últimos 25 años ha crecido a una tasa media anual de 9,7, un incremento espectacular; eso significa todos los procesos que están asociados a una intensa tasa de crecimiento, urbanización acelerada, reducción de la pobreza, migración campo-ciudad, y ahí todos los números que uno ponga son exóticos.
El nivel de migración que por año soporta la sociedad china es de alrededor de 70 millones de personas, es decir varios países de la región que se trasladan del campo a la ciudad, con todo lo que eso significa en términos de demanda de los servicios sociales, etcétera. Pero es interesante que eso genera un déficit de productos agrícolas para ese ritmo de crecimiento y, por lo tanto, en los últimos dos o tres años China se ha transformado en un demandante neto de productos agrícolas. Allí hay por lo tanto una tremenda oportunidad para aquellos países exportadores de estos productos, de los cuales tenemos muchos en la región. En segundo lugar ese acelerado ritmo de crecimiento requiere insumos de todo tipo, en particular minerales, energía; de nuevo hoy la región es un proveedor relevante.
Por lo tanto la pregunta es: ¿qué podemos hacer para reforzar ese vínculo entre nuestra oferta y la demanda china?
EC - ¿Qué respuesta tiene usted a esa pregunta que era la cantada a partir de la exposición que venía realizando? ¿Qué les contesta a quienes puedan estar escuchándolo y son integrantes del gobierno uruguayo o del sector empresarial uruguayo?
OR - Tenemos un factor adicional que potencia este tipo de relaciones, porque las autoridades chinas son muy sensibles a cualquier posibilidad de succión o de conflicto social. Recordemos las cifras que mencionaba, una migración de muchos millones de personas por año campo-ciudad; una tasa de desempleo que alguna estimación sitúa en torno al 20 por ciento; y una percepción de la autoridad china de que ellos están obligados a reducirla al 7 por ciento sólo para absorber el incremento vegetativo de la fuerza de trabajo. En ese contexto evitar los desequilibrios sociales muy acentuados es un tema crucial para ellos, y desde ese punto de vista para la generación que hoy día está en el gobierno chino, que vivió la crisis agrícola de la época del "salto adelante", a mediados de los sesenta en China, no le basta con saber que existe oferta posible en otros contextos, sino que está buscando acuerdos de largo plazo.
Por ejemplo han buscado, en el caso de Chile, un acuerdo entre Codelco (Corporación Nacional del Cobre), la empresa estatal chilena, y Metals, que es la empresa minera china por excelencia. Quieren llegar a establecer un convenio de suministro a 20 años, plazo a precios de mercado, pero quieren asegurarse esa provisión para los próximos 20 años. Y están en lo mismo en materia de soja, de energía. Por lo tanto el paso siguiente que uno debería dar en mi opinión es establecer todos los mecanismos que permitan que esa relación se vaya consolidando y ojalá multilateralizando en nuestra región.
¿Qué quiero decir con esto? Si Argentina, si Brasil, venden soja y van a seguir vendiendo mucha soja a China, obviamente para ellos es más eficaz enviar la soja por el Pacífico y no por el Atlántico. Para eso necesitamos una efectiva integración física caminos, aduanas, puertos, aeropuertos, vías férreas. El Plan Iirsa (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica) va en esa dirección pero lleva muchos años teorizando eso y la verdad es que hay poco avance en la práctica. Entonces creo que esta irrupción china es una tremenda posibilidad para que trabajemos en serio en estos temas porque eso va a tener dos ventajas: una, va a facilitar nuestro vínculo de comercio e inversión con Asia-Pacífico, y dos, más importante, al mismo tiempo va a potenciar nuestro propio intercambio regional, va a permitir que Perú le venda a Chile, Bolivia a Argentina, etcétera.
EC - Si entiendo bien, usted señala que las oportunidades que implica para nuestra región el crecimiento que está teniendo la economía china deberían incentivar la integración entre los países latinoamericanos.
OR - Sin duda, y partir de la integración física, porque eso nos va a permitir beneficiarnos de esta demanda china y al mismo tiempo generar ventajas en nuestro propio intercambio subregional. Lo mismo deberíamos hacer en materia energética, tenemos un potencial energético espectacular a nivel mundial, pero en la medida en que no tenemos interconexión entre las fuentes de energía y en la medida que no tenemos mecanismos jurídicos que estimulen y aseguren la inversión, la inversión no está y por lo tanto varios países de la región tienen déficit energético en circunstancias en que estamos sentados sobre un gran pozo de energía. Entonces de nuevo: si pusiéramos los bueyes delante de la carreta y no a la inversa, deberíamos preocuparnos por establecer ese marco jurídico y estimular las inversiones que den certidumbre, trabajar para estimular toda la interconectividad entre las fuentes energéticas, vincular el petróleo con el gas, con la energía hidroeléctrica, con la energía eólica, y tendríamos un excedente susceptible de ser exportado a la región asiática. Cada vez más la energía tiende a ser un commodity que se puede exportar y por lo tanto deberíamos trabajar en esa dirección.
EC - ¿Qué es lo que usted observa en los procesos de integración que existen hoy, que están corriendo en América Latina, que son varios al mismo tiempo? ¿Cómo los analiza en ese contexto que venía mencionando?
OR - Lamentablemente veo un cierto déficit en materia de marco jurídico, tenemos débiles mecanismos de solución de controversias y en nuestra región es demasiado frecuente que cuando un conflicto comercial se mantiene en el tiempo pasa a ser patrimonio de los ministros, y cuando ellos no pueden resolverlo son nuestros presidentes los que terminan hablando de las lavadoras, los legisladores de las manzanas, del arroz, de la carne, y uno entiende que los presidentes están para cosas algo más importantes. Eso es un reflejo de que nuestro esquema de integración no es eficaz en la solución de las diferencias comerciales y por lo tanto si no da esa certidumbre jurídica difícilmente uno pueda esperar que los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros, apuesten con decisión a las ventajas que puede tener el mercado ampliado.
En segundo lugar creo que la coordinación macroeconómica es otro tema del cual llevamos décadas hablando y la verdad es que no hemos avanzado. En los últimos años el ciclo económico mundial nos favorece, hemos mencionado bajas tasas de interés, buenos precios internacionales, elevada demanda en Estados Unidos y en China, por lo tanto alto índice de nuestras exportaciones. En ese contexto mejora el saldo fiscal, la inflación no es una amenaza y por lo tanto parece que el tema está solucionado, pero la dificultad aparece cuando el ciclo económico tiene otro signo, ahí aparecen las presiones fiscales, devaluaciones, y en ese contexto tema que los uruguayos conocen de sobra cuando el vecino devalúa modifica drásticamente todo lo que se había negociado en el marco del Mercosur y genera presiones competitivas a veces imposibles de abordar en lapsos cortos. Cuando una devaluación es de 40 por ciento, 80 por ciento, no hay ningún programa de adecuación productiva que pueda hacer frente a esa merma de competitividad, por lo tanto la convergencia macroeconómica es otro tema que deberíamos trabajar mucho más en serio.
Y finalmente el tercero es el que indicaba de infraestructura. Más allá de que tengamos diferencias en materia comercial o que la coordinación macroeconómica aún no funcione adecuadamente, es obvio que deberíamos poner más recursos, más voluntad política en avanzar en los temas de infraestructura, en caminos, en puertos, aeropuertos, aduanas, cada vez más modernos, cada vez más integrados, que faciliten el intercambio de personas además de bienes y servicios. Ese es el camino para ir generando condiciones para inversiones conjuntas, binacionales, trinacionales, plurinacionales en nuestra región y de esa forma pensar en serio en la integración.
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EC - Permítame detenerme en el capítulo de las amenazas o los problemas que en principio algunos observadores tienden a priorizar cuando examinan el crecimiento chino. Me refiero en primer lugar a lo comercial: China es un país con un parque industrial creciente, con una tecnología que se acelera hacia la tecnificación y al mismo tiempo con una mano de obra muy barata. Entonces, ¿qué ocurre con este ángulo de la cosa, con lo que implica desde ese punto de vista como competencia en muchos casos insalvable, inaccesible para productos similares hechos en esta zona del mundo?
OR - Ahí hay un tema de gran inquietud en los años próximos en la economía mundial. La pregunta es cómo el mundo se va a acomodar a la irrupción china, y no están descartados escenarios de cierto conflicto. De hecho si uno examina el debate que hoy día se está dando en el Congreso estadounidense, la conclusión es muy preocupante, porque hay una serie de iniciativas, en particular una de un grupo de senadores, que está amenazando con una sobretasa arancelaria de 27 por ciento a todas las importaciones chinas en el lapso de seis meses si los chinos no revalúan su moneda. Acá hay un tema de fondo que es el siguiente: ¿esto quiere decir que la integración al comercio mundial, la liberalización comercial, las ventajas comparativas y todo lo que conocemos es válido sólo para algunos? ¿Quiere decir que si tú eres muy grande, tienes mucha población, entonces no puedes ser parte de ese juego, o tienes que entrar al juego sólo para comprarme mis productos? Hay un tema de fondo ahí.
EC - ¿Entonces?
OR - Si China ingresó a la OMC, si China ha ido liberalizando su comercio y está explotando sus ventajas, que es tener una mano de obra abundante, y por lo tanto barata, ¿no puede hacerlo? El tema es desde nuestro punto de vista entonces cómo afrontar esa competencia, que no es distinta de cualquier otro tipo de competencia, probablemente es más intensa, lo que la hace quizás algo más acuciante, pero lo mismo es válido en otros rubros. Creo que la amenaza china pone de relieve que el verdadero déficit en nuestro caso, en el caso de la región, de América Latina, es insuficiente competitividad, insuficiente énfasis en productividad. Y eso es válido en todos los rubros. Entonces como los chinos ahora están generando ventajas no sólo en bienes de industria liviana, como textiles, plásticos, juguetes, sino que están avanzando hacia tecnología intermedia y en cinco o siete años también serán potencia en bienes intensivos en tecnología, eso significa que el mapa mundial de ventajas competitivas está amenazado.
¿Qué hacer frente a eso? Hay dos grandes opciones. Una es hacer como el avestruz, meter la cabeza en la arena y levantar barreras al comercio esperando que eso pase. Eso puede dar agua durante un par de años pero claramente lo que va a hacer será acentuar los conflictos económicos, sociales asociados a este tipo de política. La otra opción es más estratégica: requerimos fundamentalmente apostar a incorporación tecnológica, innovación, productividad, a relaciones en las empresas más flexibles, que permitan incorporar a los trabajadores como factor central de esa innovación tecnológica. Estamos atrasados en eso y claro, la irrupción china acentúa más ese atraso. Ése es el gran tema que tenemos que abordar antes que poner el énfasis en ver cómo nos defendemos.
EC - En el mismo capítulo de los peligros, el otro terreno, el de la inversión, ¿los países de nuestra región tienen que estar preocupados por la competencia que significa China a la hora de captar inversión extranjera directa? Tengo acá algunos datos es un informe del BID de fines del año pasado que dicen que en 1990 la participación de China como país receptor de inversión extranjera directa fue de 2 por ciento del total, pero ya para 2003 había llegado a 6,3 por ciento del total; en 2004 China ya desplazó a Estados Unidos como principal receptor mundial de inversión extranjera. ¿Entonces?
OR - Así es. Un par de matices respecto de ese comentario. En primer lugar cuando uno examina la proveniencia de esos flujos de inversión extranjera que vienen a China esto es bien paradojal, es inversión de chinos, la mayor parte de la inversión extranjera que llega a China proviene de Hong Kong, Taiwán, Singapur, es decir son chinos que están invirtiendo en China de alguna forma. Y en segundo lugar el grueso de esa inversión también responde al hecho de que China está productivamente integrada con su entorno, con lo que se llama la gran China, es decir China Popular más Hong Kong, Taiwán, Singapur, pero además con Corea, Tailandia, Malasia, etcétera.
EC - Ahí sí funcionan las cadenas productivas.
OR - Exactamente, entonces ahí voy a la parte nuestra. Obviamente si nosotros seguimos como estamos vamos a seguir siendo desplazados en materia de atracción de inversión extranjera. ¿Pero qué pasaría si en nuestro continente abordáramos en serio la integración física, mejoráramos toda nuestra infraestructura en materia de caminos, puertos, etcétera, si además tuviéramos proyectos plurinacionales en materia de energía, si trabajáramos en conjunto en algunos negocios tecnológicos en los que tenemos potencial, si aplicáramos en conjunto la biotecnología en sectores de agroindustria, de la minería, de la pesca, forestales? En ese contexto no tengo ninguna duda de que podríamos competir con China atrayendo inversión. De manera que también acá el tema tiene que ver con lo que hacemos o con lo que dejamos de hacer, creo que el tema está más ahí que en mirar con esa preocupación, a veces excesiva, los números de lo que significa la irrupción china.
Documentos asociados:
"El surgimiento de China: oportunidades y desafíos para América Latina y el Caribe (borrador en inglés)" (Informe de un equipo del BID)
Cortejar al gigante. Por Daniel Drosdoff
China y América Latina: ¿Rivales o aliados? Por el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe