Carta de un "nabo de siempre" a Zaidensztat y Murro
(Mensaje enviado el 25 de mayo de 2005)
Esta carta, en realidad, está dirigida al Cr. Zaindenstadt y al Sr. Ernesto Murro, pero debiera ser concientemente leída por todos las uruguayas y uruguayos que constituímos lo que hoy ya se conoce como los "nabos de siempre", nombre insigne creado por Tomás Linn.
En la mañana de hoy he pasado por las "tolderías" de la "feria" de Carrasco, la de Lieja y adyacencias, que no es de verduras y frutas, sino de ropa, libros, artículos de almacén, juguetes, lámparas, en fin, todo lo que se le ocurra a alguien vender. El éxito de la misma al considerar la cantidad de clientes y su presunto poder adquisitivo (no olvidemos que estamos en Carrasco)- es espectacular. Sin conocerlas a fondo, estoy seguro que lo mismo pasa en las ferias de Villa Biarritz y el Parque Rodó, barrios tampoco poblados presuntamente por familias anotadas en el PANES. Cientos de personas, mayormente mujeres, la visitan y allí compran.
Y estoy seguro que lo mismo sucede en otras "tolderías", como la de enfrente a la DGI o al BPS o tantas otras que avergüenzan a Montevideo.
CR. ZAINDENSTADT: ¿se ha preguntado Ud. viendo el espectáculo que tiene frente a su oficina qué contestación recibe alguien a quien se le ocurra pedir una "boleta" ?
SR. MURRO: ¿ha ordenado Ud. ya que se comience a verificar si quiénes allí trabajan, frente a las ventanas de su oficina, están inscritos en el BPS?
¿Alguien se ha preguntado, antes cuando estábamos en el "neoliberalismo" hambreador y salvaje, o ahora que estamos en el pleno "cambio progresista del Uruguay productivo", cuántos puestos de trabajo en el comercio y en la industria formal se han perdido con estas tolderías? Porque seamos concientes que tal vez mucho de lo que allí se vende es de contrabando no lo sé ni lo puedo probar-, pero sí es verdad que mucho es fabricado en "talleres" donde, no es difícil intuirlo- las condiciones de trabajo no son buenas y, las reglamentaciones, desde el salario hasta las leyes sociales, son olímpicamente ignoradas.
Bien hecho perseguir a quiénes debiéndolo hacer no pagan el Impuesto al Patrimonio, visitando a tales efectos a residencias de Pocitos y Carrasco; bien hecho inspeccionar las empresas para ver si cumplen con los otros impuse-tos; bien hecho perseguir a los empleadores que no pagan el BPS. Pero, por lo menos al suscrito, le resulta indignante el espectáculo de tanta informali-dad, evasión y burla a las leyes de este país, tolerada y, a veces, auspiciada por quiénes deben hacerlas cumplir (para ello, los nabos de siempre les pagamos).
Julio A. Esposto Molinari