Informe de Lucía Massa

Imagínense un tipo de comercio que les asegure que la mayor parte de lo que ustedes pagan por determinado producto no va a parar a las manos de los intermediarios sino a las de los pequeños productores agrícolas o a las de los artesanos que fabricaron ese producto. Un comercio en el que, además, ustedes tengan la certeza que el productor al que le están comprando no utiliza mano de obra infantil, le paga lo mismo a las mujeres que a los hombres y protege el medio ambiente. Es un tipo de comercio que existe hace más de 30 años en el mundo y que hace poco llegó a Uruguay. El Comercio Justo, una red internacional de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que promueven una relación más solidaria entre consumidores y productores y que tiene como bandera defender la mano de obra del tercer mundo.

A tres décadas de su nacimiento, el Comercio Justo es un movimiento solidario con una fuerza impresionante a nivel mundial. Estamos hablando de una red de ONG que al día de hoy cuenta con más de 20.000 locales sólo en países desarrollados, locales que facturan 2.000 millones de dólares al año. Un movimiento, además, que en abril de este año logró que más de 10.000.000 de personas participaran en los 80 países que celebraron la semana de Acción Global en Defensa del Comercio Justo.

La idea nació en 1969, en Holanda, de la mano de un grupo de activistas que querían ponerle fin a las cláusulas abusivas de los países desarrollados sobre los productores y artesanos del Tercer Mundo. Esos activistas holandeses, decidieron salir a comprar productos en los países pobres evitando los intermediarios y dejando un margen de ganancia mucho mayor para el pequeño productor o artesano.

Hoy, la propia Organización Mundial del Comercio escucha las quejas que plantean los representantes de Comercio Justo. De hecho, a pedido de sus representantes, en la próxima reunión de la Organización Mundial del Comercio se volverá a discutir el tema de los subsidios al agro que mantienen Estados Unidos y la Unión Europea, subsidios que en muchos casos hacen prácticamente imposible que los productos del Tercer Mundo ingresen en estos mercados.

Karim Luquer, fundadora del Comercio Justo en Uruguay, contó más detalles de los inicios del Comercio Justo.  "Al principio se empezó comprando café a los pequeños productores, después azúcar, miel y recién entró la artesanía. A nivel internacional, en Europa y Estados Unidos, hay un sistema muy elaborado de certificadoras para los productores, asociaciones y federaciones. Por ejemplo, en Alemania hay siete centros tiendas en todo el país que trabajan con productos exclusivamente de Comercio Justo", explicó Luquer.

El Comercio Justo, como vimos, pretende aumentar los márgenes de ganancia de los productores, disminuyendo los de los intermediarios. Se estima que dentro del Comercio Justo un 50 por ciento del precio de venta va a parar a manos del productor, un 20 por ciento va para el importador, otro 20 por ciento para la tienda y el diez por ciento restante para el flete. Aunque varía según el producto, en el comercio tradicional los márgenes de los intermediarios suben entre un 100 y un 200 por ciento. Y los que bajan son los márgenes de ganancia del productor.

Los objetivos iniciales

El primer paso se orientó a mejorar la situación de los productores y artesanos de los países en desarrollo. Después vinieron los otros objetivos y ahí fue que surgieron las condiciones también para los productores. Se deben comprometer a darle el mismo trato a las mujeres que a los hombres, también a la hora de hablar de salarios, no utilizar mano de obra infantil y cumplir con las normas de protección ambiental.

En el punto de partida del Comercio Justo está la idea de que el consumidor tiene la posibilidad o incluso el deber moral de utilizar su poder de consumo para modificar las injusticias del libre mercado. En el fondo, la base es política y filosófica: lograr una relación más ética y justa entre consumidores y productores.

"La definición de Comercio Justo es la comercialización con criterios más justos y éticos, expresando la confianza entre el productor y el consumidor. La idea de Comercio Justo es que el productor recibe, por un producto de buena calidad producido en condiciones justificadas éticamente, un precio justo", explicó Luquer.

Gracias a las ventas de café dentro de la red de Comercio Justo, sobreviven 100 millones de campesinos de todo el mundo. Es que el número de consumidores que decide sumarse a este movimiento crece día a día. Se estima que, el café y las bananas, productos estrella de este red de comercio solidario, lograron captar entre un cinco y un 20 por ciento del mercado europeo, dependiendo del país. Pero la oferta es mucho más amplia: desde bebidas exóticas como la brasileña "Guaranito" hasta el cuscús de Palestina, el café arábigo de Etiopía, vestidos hindúes o telares ecuatorianos y suecos argentinos.

Consumidores justos y famosos

Si hablamos del ambiente político, uno de los más destacados es el  presidente de España. José Luis Rodríguez Zapatero, consumidor "justo" desde hace años, hizo campaña y logró que el Congreso español instalara máquinas expendedoras de bebidas y alimentos que ofrecen exclusivamente productos comprados en tiendas de comercio justo. Además, Zapatero decidió hacer lo mismo en la sede del Poder Ejecutivo.

Otro reconocido activista del Comercio Justo es el vocalista de U2. Bono compra gran parte de su vestuario en estas tiendas. Chris Martin, vocalista de Coldplay, aprovechó su último disco para hacer campaña. ¿Cómo? En la contratapa del disco está escrita la frase, escrita en un código parecido al morse, aparece la frase Make Trade Fair, Hagan Justo al Comercio.

También hay reconocidos activistas de derehos humanos que decidieron sumarse al Comercio Justo, como la premio Nobel de la paz Rigoberta Menchú. La semana pasada, Menchú presentó en Italia un proyecto de Comercio Justo que tiene como objetivo lograr que los productores cafeteros mayas logren triplicar sus magras ganancias.

¿Dónde se pueden comprar estos productos en Uruguay?

El local de Comercio Justo Uruguay se llama Tienda al Sur y está ubicado en la Ciudad Vieja, en Pérez Castellano, frente al Mercado del Puerto. Tienda al Sur vende productos de más de 40 artesanos y 25 productores uruguayos, productores uruguayos que respetan las reglas del Comercio Justo.

En Comercio Justo Uruguay van a encontrar de todo. Si hablamos de comestibles, la oferta incluye miel, mermelada, licores, aceites con especias, dulce de leche, hierbas aromáticas y medicinales. Artesanías, en lana, muy similares a las de Manos del Uruguay y muy en precio, artesanías en cuero y madera, mates.

Además, el viernes pasado abrieron una cafetería bistró en el local en la que se puede probar comida armenia, brasileña y alemana.
La idea de impulsar el Comercio Justo en Uruguay llegó directo desde Alemania de la mano de Karim Luquer. Ella se vino a vivir acá y al tiempo decidió impulsar este proyecto. Luquer recordó cómo fue ese comienzo.

"Lo conocía de Alemania, tomando hace 30 años café de Nicaragua. Era el primer café que llegó, es espantoso... Me pareció que en la crisis que está Uruguay y las posibilidades que tiene Comercio Justo, como alternativa comercial... había que probar".

Luquer cuenta que cada vez abren más tiendas de Comercio Justo en América Latina y que esto forma parte de la filosofía actual del movimiento porque llegó un momento en el que empezó a parecer muy injusto que el Sur se dedicara a producir para el Norte. Por eso decidieron que el Sur también tenía que poder comprar sus propios productos, creando además consciencia en los consumidores. En Uruguay, el Comercio Justo se empezó a gestar hace dos años. Pero, según Luquer, todavía falta difundirlo mucho más entre los consumidores. "Yo pienso que necesitamos todavía dos años para que esta idea llegue a las cabezas de los consumidores acá. Hay algunos pero muy pocos. Además estamos objetivamente en una situación en la que cada uno mira lo que gasta... Pienso que aunque estamos todos un poco apretados creo que hay que hacer mucho trabajo de convencer a la gente que esto es una apuesta al futuro", afirmó Luquer.

Hasta hace un tiempo, Uruguay exportaba para las tiendas de comercio Justo del resto del mundo. El producto que había conseguido ingresar a la red solidaria fue la miel. Pero, crisis mediante, se perdió ese mercado. Y, por un tema de escala, no va a ser fácil volver a entrar, sostiene Luquer.

Proyectos sociales

Hace tres meses empezaron un emprendimiento con 20 mujeres que viven en Ciudad Vieja, mujeres desempleadas o que están en los refugios del Plan Invierno.  La idea es enseñarles a estas mujeres a trabajar en madera, cuero y calabaza para lograr tener un equipo de artesanas permanente que permita pensar en salir a exportar.

También apoyan y venden productos de artesanos en contextos sociales críticos. Es el caso de Santa Gema, emprendimiento en el que un grupo de adolescentes de la Curva de Maroñas prepara productos para sibaritas. Morrones con alcaparras, berenjenas, zucchinis y vinagres con hierbas. Y el producto estrella: el aceites macerado en distintas hierbas, producto que ya ganó un premio en el Latu. Tienen locales distintos puntos de Montevideo y también en Comercio Justo, que fue el que los impulsó a comercializar sus productos. María Soneira, que trabaja apoyando a este grupo de adolescentes, afirmó que "la idea del artesanato surgió como una manera de conseguir trabajo a esos chicos que no lograban quedar en el mercado laboral después de cursar. Se empezó netamente como un trabajo social de incorporarlos de alguna manera en el mercado laboral elaborando productos artesanales, naturales, de buena calidad apuntando a un público gourmet. Hace cuatro años que se empezó con esto hasta que ahora estamos dando el paso a ser una empresa, siempre con los chicos", afirmó.