Entrevistas

Agroenergía, una alternativa sustentable

Para el experto brasileño Luiz Corrêa Carvalho los elevados precios del petróleo no son coyunturales sino estructurales. Hay un declive en la producción, dijo, que obliga a pensar en alternativas energéticas. "Estamos caminando hacia un cambio que puede ser inteligente, tranquilo, o terrible", describió. El modo de vida actual conduce a un rápido agotamiento, señaló. La alternativa: combinar combustibles fósiles con vegetales.

(Emitido a las 9.10)

EMILIANO COTELO:
¿Cómo reducir la dependencia del petróleo?
Una pregunta que nos golpea cada día cuando miramos la escalada permanente del precio internacional del crudo.

¿Cómo reducir la dependencia del petróleo?
Una pregunta muy acuciante para los uruguayos en estos días, a raíz del nuevo aumento en el precio de los combustibles.

¿Cómo reducir la dependencia del petróleo?
Todo un dilema, especialmente para países como el nuestro.

El debate en torno a esta cuestión es muy intenso en todo el planeta. Y se largan sobre la mesa diferentes alternativas. Pero la que parece estar más madura y accesible en nuestra región es la "agroenergía".

Así planteado aparece como un concepto nuevo.

Pero todos hemos oído hablar alguna vez del "biodiesel", de la "bioenergía", de los alcoholes de origen vegetal como el metanol...

Entonces, ¿qué es concretamente la "agroenergía"?

Justamente, para entender un poco mejor este camino, vamos a conversar hoy con el doctor Luiz Correa Carvalho, que es presidente de la Cámara de Azúcar y Alcohol de Brasil, un país donde estas experiencias están mucho más avanzadas que en el nuestro.

Correa Carvalho es ingeniero agrónomo, tiene postgrados en Gestión y Agricultura, y dirige la consultora privada CANAPLAN, especializada en el sector de caña de azúcar, azúcar y etanol.

Lo estamos llamando hoy porque a principios de este mes estuvo en Montevideo, invitado por el IICA, dictando una conferencia en la EXPOPRADO, que todos los asistentes consideran fue muy interesante.

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EC – Doctor Correa Carvalho, le propongo en primer lugar repasar brevemente los motivos por los cuales usted entiende que los países que hoy dependen de los carburantes con origen fósil, como el petróleo, deben insistir en la búsqueda de alternativas eficaces y eficientes para sustituirlos. Una razón es el factor "precio", es bien evidente, ¿pero qué otros factores se pueden señalar?

LUIS CORREA CARVALHO - Estamos por vivir un momento extremadamente importante, porque cuando miramos el pasado vemos que en los últimos años vivimos una economía que pasó por una verdadera unidad de recuperación intensiva, porque vivimos muchos años en un estado de no desarrollo en prácticamente todos los países. Y cuando la economía se ve más fuerte y se prepara para un nuevo período de desarrollo es prácticamente atropellada por los precios del petróleo, entonces la primera reacción ha sido que era algo coyuntural, pero todos los datos –hoy es un consenso mundial– señalan que no es más un momento de coyuntura, que es un momento de estructura claro, donde los campos actuales de petróleo están en un claro declive de producción.

EC – Estamos iniciando el agotamiento de las reservas petroleras.

LCC – Exactamente, tenemos un descenso de 4 a 6 por ciento al año, incluso con todas las inversiones que se están haciendo. Vivimos claramente el agotamiento por un lado, y por otro lado vivimos una dependencia total del petróleo, como si fuera una trampa, con una demanda crecida de varios países, agotamiento por otro lado, inseguridad por factores geopolíticos claros de Oriente Medio, y pocas inversiones en nuevas refinerías. Vivimos claramente un momento muy problemático.

EC – Hasta allí usted ha mencionado argumentos por la negativa, argumentos que se basan en la situación actual en cuanto a dependencia del petróleo y sus derivados y la decadencia de la capacidad de producción, de extracción de petróleo, la conveniencia de ir en busca de alternativas. ¿Pero hay argumentos por la positiva para ir en busca, por ejemplo, de fuentes de energía con origen agrícola?

LCC – Claro, su pregunta es perfecta porque la moneda siempre tiene dos caras. A partir de que todos pasan a entender los peligros que vivimos en esta dependencia, aún las empresas petroleras, las que eran anteriormente empresas petroleras, hoy se llaman "empresas de energía". Hay una clara posición de los gobiernos en todo el mundo, incluso de Arabia Saudita, por ejemplo, y de las empresas de petróleo, a diversificar las fuentes de energía, por un lado.

Por otro lado hay una posición completamente diferente de la del pasado, hoy las empresas de energía entienden que hay que hacer una transición de un modelo totalmente dependiente del petróleo a un modelo en el que haya una sinergia entre los fósiles, por ejemplo gasolina y diesel, con los renovables, por ejemplo la agroenergía representada por el etanol y el biodiesel.

EC – Usted está señalando que los argumentos a favor de los combustibles de origen agrícola ya no son una campaña de sectores idealistas o utópicos, que incluso quienes están al frente del negocio en materia de energía a nivel mundial, las multinacionales, se han volcado también en esa dirección.

LCC – Exactamente, es un cambio extremadamente importante porque significa que cada año vamos a tener nuevos mercados para la agroenergía, lo que permite solucionar dos de los principales problemas: por un lado la dependencia del petróleo; y por otro lado la posibilidad de hacer que la agricultura de una forma general tenga precios y movimientos muy positivos, porque con la misma materia prima podemos producir energía o alimento.

EC – Supongo que se pueden seguir agregando elementos por la positiva, por lo menos algunos que yo he escuchado: los biocombustibles promueven el desarrollo rural y la mejora de la calidad de vida en las zonas de la campaña.

LCC – Ése es el punto más importante. Hay algo que hoy es básicamente de conocimiento de todos, que es la importancia de reducir las emisiones de carbono por los cambios climáticos, que son terribles. Por otro lado hay conciencia de que hay una correlación clara entre la pobreza, la agricultura y la baja renta de los productos agrícolas por los excedentes productivos de países ricos y pobres. Entonces ésta es una forma inteligente de posibilitar por otro lado la mejora de la renta en el medio rural.

EC – Fomenta la actividad agropecuaria, otorga nuevas posibilidades de empleo en el medio rural, es una energía menos contaminante, se reduciría la emisión de gases que provocan el efecto invernadero; y también este otro argumento: cambiaría las relaciones de poder. ¿Le parece importante?

LCC – Sí.

EC - ¿Efectivamente esto tiene que ver con este tema?

LCC – Perfecto, es mi opinión, es una oportunidad que tenemos. En verdad hoy la dependencia de energía del mundo occidental del Oriente Medio en términos generales es algo terrible. Permítame dar una explicación clara: para poder mantener la calidad de vida que tenemos hay necesidad de descubrir diez nuevas Arabias Sauditas en el mundo, lo que es absolutamente imposible. Estamos caminando hacia un cambio que puede ser inteligente, tranquilo, o que puede ser terrible. Entonces los países que están en el área del trópico, que tienen mucho sol, que tienen temperaturas altas, que tienen un potencial tremendo de producción de agroenergía, tendrán seguramente un papel muy diferente del que tienen hoy en términos de energía. O sea, buena parte de la producción de energía del mundo vendrá de la agroenergía, de países como los de América Latina, los del Caribe, los de África y aun de Indonesia, que están hoy un poco al margen del desarrollo en todas las áreas. Es una oportunidad tremenda de contribución al desarrollo.

EC – Paralelamente se va a producir un reposicionamiento, una reducción del protagonismo del Medio Oriente.

LCC – Esto es algo muy importante, porque los análisis de las principales empresas de energía y los think-tanks señalan que vamos a vivir por un período hasta 2050, por ejemplo –es un número interesante, un año posible–, con desarrollo de nuevas fuentes alternativas, como la agroenergía y cosas nuevas como tecnologías que permitan los fotovoltaicos, incluso algo de fisión nuclear, o sea un desarrollo del área nuclear, pero por lo menos un tercio de la energía vendrá seguramente de los países en desarrollo y de los trópicos. Es un cambio tremendo desde el punto de vista geopolítico.

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EC - Tengo aquí un informe suyo que lleva por título "Potencial de la agricultura como fuente de energía de las Américas", que presentó en la 25ª Reunión Ordinaria del Comité Ejecutivo del IICA. Obviamente, contiene una apuesta fuerte a la "agroenergía". ¿Podemos explicar qué engloba este concepto? Ya hemos mencionado al pasar, por ejemplo, el biodiesel, el alcohol carburante de larga experiencia en Brasil. ¿Qué es la agroenergía? ¿Es la suma de estos y otros instrumentos?

LCC – Si analizamos la historia vamos a constatar que desde comienzos del Siglo XIX hasta el Siglo XX ha habido un cambio muy grande, pasamos por una agroenergía, pero que no era una agroenergía de tecnología, sino una agroenergía básicamente extractiva para el uso de petróleo, gas natural y carbón mineral, que obviamente ha traído los problemas que estamos discutiendo ahora.

Ahora vamos a hablar de un nuevo concepto que se caracteriza por la agroenergía, pero en condiciones tecnológicas de desarrollo muy interesantes. Sea el etanol, sea el biodiesel, el concepto es que hay que hacer un cambio de la utilización del medio ambiente en forma negativa a su utilización en forma positiva, o sea que tenga sustentabilidad. Esta es la palabra clave de la discusión, cómo hacer para tener sustentabilidad en un mundo que crece de forma dramática en población, que necesita rentas y cambiar su forma de producir y utilizar la energía. Agroenergía significa en primer lugar sustentabilidad con tecnología; en segundo lugar significa producción descentralizada de energía en los países pobres y ricos de una forma muy positiva. De otra forma significa la generación de empleos y cosas extremadamente importantes como por ejemplo la reducción de la vulnerabilidad que tenemos hoy en un área tremendamente complicada y que tiene más de dos tercios de toda la energía que tenemos en el planeta desde el punto de vista fósil. Agroenergía significa utilizar la luz del sol en forma positiva con inversiones en tecnología para producir más en la misma área que tenemos, reducir las emisiones y mantener la sustentabilidad.

EC – Para ejemplificar, el biodiesel se produce a partir de un cultivo como el girasol, por mencionar un caso; y el alcohol, el metanol, se produce a partir de la caña de azúcar. Son dos ejemplos. ¿La idea es construir una alternativa llamada a convivir con los derivados del petróleo, o directamente se concibe a la agroenergía como un cambio de paradigma, como en su momento lo fue el pasaje al vapor, después al carbón y al propio petróleo más adelante?

LCC – No hay duda de que vamos a vivir un cambio de paradigma. El paradigma más importante es que en el Siglo XX vivimos básicamente la etapa de los materiales sintéticos basados en el desarrollo de una forma hasta cierto punto irresponsable, que ha sido la sustitución de la agricultura por derivados de petróleo o de carbón. Pero a finales del Siglo XX la clara evidencia de que son necesarios productos renovables y sustentables, o sea la búsqueda de materiales ambientalmente favorables, ha sido el principal punto de este cambio de paradigma. Pero es mucho más que etanol y biodiesel todo lo que se puede hacer si analizamos los sectores de la economía, desde transporte, que es un punto importante, pero en todos los otros. La posibilidad de producir energía derivada de la agricultura es tremenda y es una verdad que tenemos hoy. Nuestros países, Uruguay y Brasil, obviamente en porcentajes diferentes, tienen que invertir más en la producción y en el uso de lo que conocemos y desarrollar tecnologías de modo que en pocos años tengamos un potencial enorme de producción y exportación de biocombustibles.

EC – Se lo pregunto porque a primera vista no parece fácil que exista un cambio radical de corto plazo en la matriz energética. Estoy pensando tanto en la infraestructura más general como, por ejemplo, en el auto de cada uno. ¿Es factible el cambio de modelo? ¿En qué está pensando usted? ¿Va a haber una transición?

LCC – Exactamente, porque la dependencia que tenemos de petróleo y de agricultura es total. Hay un estudio hecho por unos norteamericanos que se dirigieron a una casa de clase media y sacaron para afuera, para el jardín, todos los productos derivados del petróleo, y descubrieron que lo que quedó en la casa eran productos derivados de la agricultura. Hay que hacer un cambio en el modo de pensar, hay que trabajar para que haya una sinergia entre fósiles y renovables, de forma de permitir que los fósiles, que son tan importantes para nosotros, permanezcan más tiempo, porque con el modo de vivir que tenemos hoy el agotamiento será mucho más rápido de lo que pensamos.

EC – Llega el momento de preguntarle a propósito de la rentabilidad de estos negocios. ¿Usted cree que están dadas las condiciones para que se canalice un flujo de inversión destinado a conformar la base de este nuevo modelo? Cada vez que se habla de energías alternativas aparece el cuestionamiento a la rentabilidad, algo que obviamente es decisivo en cualquier inversión de carácter privado. ¿Hoy estas energías son rentables?

LCC – Es la pregunta básica que hace que hoy los países en desarrollo traten de proteger su producción porque tienen miedo de que países como Brasil, por ejemplo, porque tiene alta productividad, puedan atacar su mercado con volúmenes muy alto de etanol. Entonces es una pregunta básica, clave, la que usted ha hecho. Básicamente hay una discusión muy interesante sobre esto, hay que hacer una cosa que la literatura llama curva de aprendizaje, en inglés learning curve, que ha sido hecha en Brasil, por ejemplo. Si miramos al empezar los años ochenta los costos del etanol eran mucho más altos que los de la gasolina, pero hoy en Brasil el etanol cuando se mezcla con la gasolina baja los precios de la gasolina. Es un resultado extraordinario. Lo mismo va a ocurrir con el biodiesel y con la producción de energía eléctrica a través de la utilización de los tipos de celulosa vegetal que tenemos. Cuando pensamos en esto, pensamos inmediatamente en las dificultades, pero es tremendamente importante tener los bioproductos, la agroenergía como commodities, porque si miramos el mercado de petróleo hoy, si se va a Oriente Medio, por ejemplo a Arabia Saudita, los costos de producción están entre 3 y 4 dólares por barril, si vamos a Brasil Petrobras, que es la petrolera brasileña, dice que es necesario tener un precio al menos de 17 dólares por barril, y si se va al Mar del Norte, en Europa, hay necesidad de 18 o 19 dólares por barril, pero el precio del petróleo en el mercado está en los 65 dólares por barril. O sea que el mercado es el que define los precios. Que en Uruguay los costos de producción de biodiesel, de etanol o de otra agroenergía sean hoy más altos que los que tenemos en Brasil, por ejemplo, no significa que no sean viables desde el punto de vista del mercado.

EC – Sí, porque Brasil lleva 30 años experimentando en el caso del etanol. No es el caso de Uruguay, que recién está por empezar a recorrer ese camino.

LCC – Lo que ocurre es que el potencial de Uruguay, así como el de Argentina, como el de Brasil para producir agricultura con costos más bajos, es el camino que claramente define que en pocos años Uruguay será muy competitivo contra Estados Unidos y Europa. El potencial que tenemos en nuestra área de producir para cubrir nuestros requerimientos y para exportar es muy alto.

EC - ¿Es un emprendimiento que puede llegar a desarrollarse con inversores privados, o que va a requerir un papel importante del Estado en una etapa inicial?

LCC – Fundamental su pregunta, es algo que necesita coordinación. Toda cosa que significa energía necesita del Estado y necesita coordinación. Si hablamos de gas natural, sabemos que necesita del Estado, si hablamos de petróleo o de carbón, necesitan del Estado desde el punto de vista de las políticas públicas.

EC – Pero yo no estoy hablando de coordinación solamente, estoy hablando de si el Estado tiene que meterse e invertir en las etapas iniciales en las que puede no ser tan rentable una producción de este estilo.

LCC – No se trata de invertir directamente sino de tener políticas públicas razonables, por ejemplo políticas tributarias. Si usted tiene un impuesto, una tasa que incide sobre el petróleo en un porcentaje equis, eso no significa que haya que hacer lo mismo con el etanol o el biodiesel, hay que trabajar con tarifas menores, no solamente para dar un soporte al desarrollo, también porque este producto genera mucho menos polución que los derivados del petróleo, entonces hay que tener una política pública clara. Esto va a ocurrir en países como Alemania, Japón, Estados Unidos y Brasil.

EC – Para terminar, ¿cómo está hoy el consumo de etanol en la experiencia brasileña? ¿Cómo funcionan los automóviles en Brasil?

LCC – Hoy tenemos una característica muy importante: como Suecia, Brasil no tiene gasolina, solamente lo que llamamos gasohol, o sea cada litro de gasolina tiene 25 por ciento de etanol; en Suecia de 5 a 10 por ciento y en Estados Unidos 10 por ciento. En el caso de Brasil el ciclo otto, que son los coches que utilizan gasolina, gas natural o etanol, el 40 por ciento del consumo es de etanol, es muy importante. En nuestra matriz energética de renovables la caña de azúcar tiene un espacio por encima del 15 por ciento del total de energía consumida, las ventas de vehículos livianos y comerciales indican que arriba del 60 por ciento por mes corresponde a motores flexibles, o sea que pueden utilizar 100 por ciento etanol, 100 por ciento gasolina o la mezcla que se quiera. Hay un desarrollo claro en Brasil, en Estados Unidos y en Europa, y ahora hay que pensar en Japón y China, de flexibilidad en los motores de modo que puedan utilizar fósiles o renovables. Es algo que vamos a ver con mucha mayor velocidad en los próximos años.

Documento relacionado:
Potencial de la agricultura como fuente de energía en las Américas. Conferencia de Luiz Corrêa Carbalho.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe