Entrevistas

Stora Enso confirmó interés en invertir en Uruguay

Stora Enso confirmó interés en invertir en Uruguay

Stora Enso emplea a 45.000 personas y factura 15.000 millones de dólares anuales. Ahora piensa en Uruguay. El presidente regional, Nils Grafström, confirmó que comprarán 50.000 hectáreas con miras a completar 100.000. Habló de instalar una planta de celulosa y no descartó el papel. La tecnología sería la de Europa, con un impacto ambiental "muy limitado".

(Emitido a las 9.11)

EMILIANO COTELO:
La expectativa y la polémica sobre la instalación de las plantas de celulosa de la finlandesa Botnia y la española Ence en el departamento de Río Negro venían ya muy movidas.

Y cuando creíamos que el tema no podía agitarse más, sorpresivamente se coló en la agenda un tercer actor: el lunes aterrizó en Uruguay la empresa sueco-finlandesa Stora Enso y anunció su intención de construir su propia planta de celulosa. En este caso no sobre el Río Uruguay sino sobre el Río Negro.

Si bien la planta en sí demorará unos años, ya se sabe que el proyecto implica otra megainversión de 1.000 millones de dólares y que la primera etapa se encuentra en marcha ya mismo con la compra de tierras para los montes de eucalipto. Entre 2005 y 2006 Stora Enso planea adquirir 100.000 hectáreas, toda una revolución para el campo uruguayo.

El tema dio mucho que hablar en estos días, hemos escuchado varios puntos de vista al respecto, pero no queríamos terminar la semana sin conocer un poco mejor a esta compañía y sus planes para nuestro país.

Para ello estamos en diálogo con Nils Grafström, presidente de Stora Enso para América Latina.

***

Grafström, ¿dónde lo hemos ubicado hoy?

NILS GRAFSTRÖM:
Estoy en San Pablo.

EC – Claro, porque Stora Enso ha hecho pie en Brasil; ¿hace cuántos años ya?

NG – Hace siete años que estamos aquí.

EC - Algunos datos a propósito de Stora Enso, a ver si usted los confirma. Es el principal productor de papel y productos forestales del mundo; de capitales suecos y finlandeses, sus acciones cotizan actualmente en las bolsas de Helsinski, Estocolmo y Nueva York. En cuanto a la magnitud del grupo, en 2004 facturó 12.400 millones de euros (unos 15.000 millones de dólares) y emplea a más de 45.000 personas localizadas en 40 países en cinco continentes.

NG – Así es.

EC - Seguramente como todo conglomerado de este tamaño, su producción está altamente diversificada, siempre partiendo de un origen común, que es la producción forestal. ¿Cuáles son los productos insignia del grupo?

NG – Son todo tipo de papeles, papeles para diarios, para revistas, para escribir, todo tipo de papel de prensa, cartulina para cajas de leche; el único producto que no tenemos es papel higiénico, que está fuera de nuestra línea.

EC - ¿Quiénes son los clientes de Stora Enso?

NG – Cualquier persona que use papel puede ser un cliente potencial para nosotros.

EC – Pero básicamente editoriales, por ejemplo.

NG – Editoriales es típico, el tetrapacking es bien conocido, es muy grande; todo ese tipo.

EC - ¿Y dónde se encuentran esos clientes?

NG – En todo el mundo. Tenemos oficinas de venta en 35 países, en muchos lugares, tenemos en América Latina, en Buenos Aires, en Santiago de Chile, en México y en San Pablo.

EC – Además en Europa, América del Norte y Asia.

NG – Sí, claro; todavía estamos muy concentrados en Europa y América del Norte; tenemos una planta en China también.

EC – Hablemos de nuestro continente. ¿Cuál es la presencia del grupo Stora Enso en América Latina?

NG – Tenemos oficinas de venta aquí, donde vendemos unas 300.000 toneladas de nuestros productos. Pero la única producción que tenemos hasta ahora es la fábrica de pulpa inaugurada este miércoles en Bahia, Brasil.

EC – La fábrica Veraces.

NG – Exactamente.

EC - Es la primera fábrica de celulosa y acaba de estrenarse.

NG – Sí.

EC – En esa presencia de Stora Enso en América Latina, ¿cómo se ubica este plan que ustedes han anunciado para Uruguay?

NG – Primero quiero decir que esta inversión que hemos hecho en Brasil, por lo que hemos podido ver hasta ahora, ha sido muy buena y antes de terminar esta fábrica ya estábamos pensando qué más podíamos hacer en América Latina. Hemos hecho un estudio con mucha profundidad durante dos años sobre dónde podíamos colocar otra fábrica de pulpa. Cuando hacemos ese tipo de estudios hay muchas variables que tenemos que pensar, como dónde hay mucha tierra, qué tipo de estabilidad existe en el país, etcétera, y la productividad de los bosques, que es muy importante para nosotros. El resultado de ese estudio mostró que para nosotros existen dos lugares muy buenos: primero Uruguay y segundo el sur de Brasil, en Rio Grande do Sul, y así fue tomada la decisión.

EC – Concretamente, ¿qué es lo que ustedes tienen planificado para Uruguay? ¿Qué es lo que ya está seguro, resuelto?

NG – Se podría preguntar por qué Uruguay para nosotros. Uruguay tiene mucha tierra que sirve para este tipo de plantaciones, al mismo tiempo tiene que saber que para una fábrica del tamaño que estamos pensando, de un millón de toneladas, necesitamos unas 100.000 hectáreas de plantaciones. 100 mil es mucho de una manera, pero de otra manera es poco; si se compara con los países nórdicos, para abastecer una fábrica del mismo tamaño se necesita un millón de hectáreas, porque (los árboles) crecen muy despacio.

EC – Usted está destacando implícitamente la productividad de las plantaciones de madera en esta zona de América Latina.

NG – Exactamente, así es.

EC – Usted resaltaba la calidad de la tierra, la productividad de la actividad forestal; ¿qué otros factores?

NG – Naturalmente es importante para nosotros tener confianza en un país cuando hacemos ese tipo de inversiones, porque es una inversión muy grande y una vez que se hace no se puede sacar, no se puede llevar las plantas a otro lugar. Se tiene que tener confianza en un plazo muy largo.

EC – La decisión de Stora Enso de invertir en Uruguay fue una sorpresa para la mayor parte de la población de Uruguay, nos enteramos de eso el lunes pasado. En el ambiente, dicen quienes lo conocen, había ya rumores o versiones, pero oficialmente esto apareció a comienzos de la semana. Y se ha generado una cantidad de preguntas, incluso a propósito de las declaraciones que usted mismo hizo. Por eso le estaba consultando: efectivamente definido para el proyecto uruguayo, ¿qué es lo que ustedes tienen?

NG – Lo que está definido es comprar tierras. Estimamos que este año podríamos comprar 50.000 hectáreas, luego caminando para tener las 100.000 de plantaciones de aquí a tres o cuatro años, incluyendo en esas 100.000 hectáreas, si podemos, plantaciones que ya existen en Uruguay, porque no tenemos necesariamente que tener nuestros libros, podrían ser abastecidas por otras personas, otras empresas que ya tienen el bosque en Uruguay.

EC – O sea que no necesariamente van a comprar 100.000 hectáreas de tierra.

NG – Creo que tenemos que comprar un poco más de 100.000 hectáreas, porque estoy hablando de 100.000 hectáreas plantadas.

EC – Pero en algunos casos podrán comprar simplemente la producción de madera.

NG – Claro, también lo podemos hacer, un 20 por ciento podría ser abastecido por otros.

EC - ¿Ustedes ya han empezado a comprar tierras?

NG – Sí, pero poco hasta ahora.

EC - ¿Cuál es la cantidad?

NG – Es un proceso siempre, por eso quería decir que para fin de año serían unas 50.000 hectáreas, algo así.

EC – Porque llamó la atención que ustedes anunciaran semejante cantidad de hectáreas a adquirir si todavía no han empezado ese proceso, como que se exponen a que el precio les suba, ¿no?

NG – No estoy muy preocupado por eso porque existen en Uruguay varios lugares donde podría comprar, hay mucha tierra, y naturalmente si alguien pide un precio muy alto no podemos comprar porque el mercado tiene un nivel de precios.

EC - ¿Van a plantar sólo eucaliptos o también pinos?

NG – Estamos pensando plantar las dos cosas.

EC – Y a propósito del capítulo más polémico de esta inversión, la planta de celulosa que proyectan, ¿efectivamente es una decisión tomada?

NG – No, funciona así: cuando tengamos la base forestal se tomará la decisión de construir la planta. No vamos a hacer plantaciones para exportar madera, la queremos usar en Uruguay, así que lo hacemos para construir una fábrica de pulpa en Uruguay.

EC – Cuya instalación estaría empezando, ¿en qué año?

NG – Si fuera eucalipto necesitamos unos siete años para tener esa área forestal, así que se podría empezar a construir la fábrica dentro de unos cinco años, durante dos años, para que esté en siete años. Al inicio del próximo año tenemos que saber qué plantar. Si es pino toma un poco más tiempo porque el pino crece un poco más lentamente, diez años.

EC - ¿Es correcta la cifra en cuanto a que la inversión total, incluyendo las compras de tierras y la planta, oscilaría en los 1.000 millones de dólares?

NG – Sería más, porque una planta es 1.000 millones de dólares, tal vez un poco menos. Se puede comparar con esta fábrica en Brasil, Veracel, donde el costo de la base forestal anda en los 200 millones de dólares; así que es un poco más de 1.000 millones.

EC - ¿Dónde va a estar localizada la planta de celulosa?

NG – No lo sabemos todavía. Naturalmente que estamos hablando del centro de Uruguay, y la planta tiene que estar cerca de los bosques. Pero exactamente dónde es un estudio que vamos a empezar a hacer ahora.

EC – Llama la atención que ustedes elijan el centro del país; está claro que si utilizan las costas del río Negro van a poder disponer del agua, que es esencial para el trabajo de una planta de celulosa, pero queda por saber por dónde van a sacar después la celulosa ya procesada, por dónde la van a trasladar al puerto y a qué puerto.

NG – A Montevideo.

EC – La salida sería por Montevideo.

NG – Sí, lo hemos estudiado y es lo que vamos a hacer.

EC – Se imaginará que una de las principales preocupaciones en la sociedad uruguaya está por el lado no estrictamente Stora Enso, sino con toda la industria papelera en general, me refiero a los riesgos que esa operativa significa para el ecosistema. ¿Qué tienen para decir en este sentido?

NG – En primer lugar yo entiendo esa preocupación, pero mucho de eso viene de fábricas viejas, teníamos el mismo debate antes en los países nórdicos, como Suecia y Finlandia, pero no se puede comparar una fábrica de hoy con una fábrica que ya tiene unos 25 años.

EC – Usted reconoce que efectivamente las plantas de tecnología antigua eran muy contaminantes.

NG – Sin duda, pero la estrategia no es nada de lo que era antes, hoy una fábrica de celulosa está casi sellada, así que lo que entra sale, pero el impacto ambiental es muy limitado. Nosotros tenemos varias fábricas donde naturalmente usamos agua y el agua que sale es más limpia que la que entra, así que no es lo que era antes una fábrica de celulosa.

***

EC – En definitiva, ¿cuáles son las garantías que usted puede dar en cuanto a la preservación del medio ambiente?

NG – Puedo dar la garantía de que el impacto de una fábrica moderna es muy limitado. También para nosotros es muy importante tener una conversación con toda la gente que se preocupa, que vive en las regiones donde vamos a operar para que ellos también sepan lo que es una fábrica de ese tamaño y cuál es el impacto. Muchas veces yo creo que existe una falta de diálogo y de informaciones de nuestra parte y es por eso que muchas veces existen problemas que no deberían necesariamente existir.

EC – A propósito de la expansión al mundo de las papeleras escandinavas hay algunos otros temores. El Semanario Brecha, de Montevideo, reprodujo hace algunos meses declaraciones que el director general de Stora Enso, Jukka Härmäla, realizó al diario sueco Dagens Nyether. Allí decía que "el futuro de las plantas de celulosa está en Asia, Sudamérica y probablemente Rusia". Esto decía al comentar los planes de expansión de esta firma a partir de plantaciones de eucaliptus de crecimiento rápido. ¿Qué responde usted a quienes entienden que en realidad estas empresas eligen estas zonas porque van buscando mano de obra barata, exoneraciones fiscales o reglas medioambientales más bien laxas?

NG – Nada de eso. Es solamente el costo de fibra. Lo que es más importante cuando hacemos pulpa es el costo de la madera. El costo de madera en América Latina, en Brasil, en Uruguay, Argentina y Chile, es más o menos la mitad de lo que tenemos en los países nórdicos. Así, la pulpa sale un 50% más bajo en estos países. Es solamente por eso que estamos mirando en otros lugares para nuestras inversiones.

EC – En ese costo más bajo, ¿incide la mano de obra, las exoneraciones tributaria?

NG – No, nada de eso, solamente la fibra. Es muy importante saber para nosotros que somos una empresa que tenemos operaciones en muchos lugares... Nosotros en cualquier lugar en el que estemos usamos las mismas medidas ambientales porque no podemos tener un tipo de política en los países nórdicos, en Europa, y otra aquí. Tiene que ser la misma. Así es donde operamos y eso se puede ver en Brasil donde hay una inversión que tiene las mismas características que si fuera hecha en un país nórdico.

EC – Otra de las críticas tiene que ver con la decisión de no avanzar más allá de la pasta de celulosa. Es decir, no ir hacia productos de mayor valor agregado que obviamente generan más  puestos de trabajo. Por ejemplo, no ir a la elaboración directa de papel en estos países. ¿Por qué en este modelo de transnacionalización de esta industria la instalación en esta zona del mundo solo llega a la plantación de celulosa?

NG – Es una buena pregunta. Nosotros en lo que hemos comunicado hemos dicho que estamos interesados en hacer pulpa y tal vez también papel. Pero esa decisión tenemos que tomarla un poco más adelante cuando sepamos cómo es el mercado de papel mundial. Hoy existe mucha capacidad de papel pero nosotros no queremos decir que no vamos a hacer papel en Uruguay. Eso puede ser una probabilidad de futuro.

EC – Esta semana en El Espectador habló a propósito de estos emprendimientos el intendente de Durazno, Carmelo Vidalín. Durazno podría ser uno de los departamentos donde se albergaran las inversiones de Stora Enso. Él realizó el siguiente comentario.

(Audio)

"CARMELO VIDALÍN:
Si es para realizar plantaciones no me interesa. Si es para generar industria y mano de obra, bienvenido sea... Para realizar plantaciones en absoluto porque lamentablemente, y lo digo con mucho dolor, la forestación en lugar de haberme traído riqueza a mi departamento me trajo determinados perjuicios ya que han estado exonerados del pago de contribución durante muchos años, generan escasa o poca mano de obra, muchas veces traen trabajadores de otros lados, pagan mal y a veces en régimen casi de esclavitud. No quiero eso para mi departamento y menos para mi gente".

(Fin del audio)

EC – ¿Qué responde usted?

NG – Lo podemos comparar con nuestra fábrica aquí en Brasil que es nueva. En esa fábrica tenemos 2.000 personas trabajando directamente allí y en los bosques. Son 2.000 trabajos que no existían antes.

EC - ¿2.000 trabajos sumando la planta y las plantaciones?

NG – Sí, y antes en la construcción era mucho más. Indirectamente estamos calculando entre 8.000 y 10.000 empleos. Es decir que creo que es un número más grande.

EC – Por la plantilla de lo que usted está anunciando se trata de una planta de características diferentes a la de Botnia. Allí no se habla de 2.000 empleos directos.

NG – Esa es la experiencia que tenemos en Bahía. No creo que vaya a ser muy diferente en Uruguay.

EC – Usted dice 2.000 personas sumando la fábrica y las plantaciones. ¿En la fábrica en sí cuántos?

NG – Unos 300 o 400.

EC – Ahora se acerca más a los números que conocíamos de esa compañía de origen finlandés.

NG – Y si se hace papel no va a cambiar mucho porque una fábrica moderna yo diría que no va a dar mucho más trabajo pero si aumenta, o se hace el cálculo, de las personas que trabajan en la fábrica y en los bosques directamente... es bastante.

EC - ¿Cómo siguen ahora las gestiones de ustedes en Uruguay?

NG – Diría que de dos maneras. Primero queremos conversar con las personas que viven y que quieren saber más sobre lo que queremos hacer. Es muy importante que tengamos ese diálogo con las personas y lo vamos a empezar enseguida. Segundo, vamos a comprar las tierras para poder tener esa base forestal para el futuro.

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Transcripción: María Lila Ltaif
Edición: Mauricio Erramuspe
Foto: Stora Enso