Entrevistas

Anillo Energético: 1.500 kilómetros de caños para la integración

Anillo Energético: 1.500 kilómetros de caños para la integración

La energía rige la integración. Bajo esa premisa, nace el "Anillo Energético" que unirá a siete países. Permitirá, por ejemplo, una compraventa de gas entre un productor de Camisea y un consumidor uruguayo, aunque las moléculas de gas pueden no tener que hacer el viaje, dijo el economista Juan Miguel Cayo.

Emitido a la hora 8.50.

EMILIANO COTELO:

"Anillo energético" o "Gasoducto del Sur". Cerca de 1.500 kilómetros de cañerías que unirán a seis países: Argentina, Brasil, Chile, Perú, Paraguay y Uruguay.

El objetivo: habilitar la llegada al sur del continente de gas natural proveniente del yacimiento peruano de Camisea. Es un proyecto ambicioso que se perfila como un paso clave hacia una integración plena de la matriz energética sudamericana. No en vano el ex presidente del BID, Enrique Iglesias, lo calificó como un "hito en la historia de la integración latinoamericana".

Después de la reunión que las autoridades energéticas de estos países celebraron ayer en Montevideo, parece que el "anillo" ya tiene incluso fecha de nacimiento: 8 de diciembre de 2005.

Para conocer detalles de esta reunión y profundizar en la idea de este anillo energético, el diálogo es con el viceministro de Energía de Perú, economista Juan Miguel Cayo.

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EC - Recordemos, en primer lugar, cómo surgió esta iniciativa. ¿Qué es, concretamente, lo que se pretende hacer?

JUAN MIGUEL CAYO: La idea parte de una vieja idea de integración. La integración en América partió hace unas décadas, de la idea de que para integrarse era necesario reducir las barreras comerciales. Hace una década, o más, la idea de integración migró hacia que, para integrarse, era necesario hacer carreteras que unieran los países. Y hoy día el paradigma de la integración parte de la integración energética. De manera que la energía se ha convertido en el centro o el eje focal de las ideas de integración en esta región. Hace no más de cuatro o cinco meses, una delegación de varios países fue a Lima a proponer esta idea de crear una red de gasoductos que uniera estos siete países, sumando Bolivia a los seis que mencionó, y de esa manera permitir un flujo libre de gas entre los países productores; básicamente Perú, Bolivia y Argentina, y los países consumidores e importadores, como Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil.

EC – Hoy ya existen conexiones entre algunos de esos países.

JMC – De acuerdo. Hoy día tenemos ya una red parcial de gasoductos que se ha establecido sobre la base de contratos bilaterales. Pero no existe (o no ha existido hasta este momento) ninguna iniciativa multilateral de la envergadura de ésta en la que estamos trabajando ahora, que va a permitir tener una red física integrada de gasoductos y que va a permitir cosas que hoy día son inimaginables. Por ejemplo tener una serie de contratos tipo swap, por lo cual haya contratos financieros distintos de los flujos físicos de gas, de manera que por medio de estos intercambios un país pueda llegar a cualquier otro punto de la región sin que eso implique necesariamente tener ductos hasta ese punto.

EC - ¿Cómo es eso?

JMC – Por ejemplo, Bolivia podría exportar su gas vía una planta en el Pacífico de Perú sin que exista físicamente un ducto que conecte el yacimiento de Bolivia con el Pacífico peruano. Bastaría con que, una vez que Perú, Chile y Argentina estuvieran conectados, por ejemplo Bolivia entregara gas boliviano en el norte argentino o en el norte de Chile por cuenta peruana, y Perú a cambio le pusiera a Bolivia gas peruano por cuenta de Bolivia en México. Hacemos intercambios financieros que no implican necesariamente un intercambio físico.

EC – Hoy, lo que existe como conexiones es Bolivia con Brasil y Argentina, así como Argentina con Uruguay y Chile. Falta sumar al circuito a Perú y Paraguay.

JMC – Y falta reforzar algunos tramos. Sobre todo en Argentina, llegar a Porto Alegre por el sur –porque actualmente Porto Alegre accede a gas por el norte– y de esa manera cerrar el círculo en la parte sur. Esto va a permitir un rico intercambio de gas.

EC – ¿Bolivia está participando plenamente en estas negociaciones?

JMC – Bolivia participa en calidad de observador.

EC – No la incluí en la lista inicial de países que manejé porque, según recuerdo, una de las inquietudes que estaban detrás de este proyecto era la inestabilidad que había tenido últimamente el flujo de Bolivia hacia fuera, debida a los problemas políticos internos de ese país.

JMC – Creemos –y lo hemos discutido bastante al interior del grupo de trabajo, los presidentes mismos han estado discutiéndolo– que Bolivia es parte fundamental de esta iniciativa. Bolivia tiene que ser incorporada, tarde o temprano, una vez que arregle sus problemas internos. Porque por el peso específico que tiene, por su ubicación geográfica en el corazón del continente, es un jugador fundamental, imprescindible en este concierto de países. De manera que, aún cuando Bolivia está en calidad de observador temporal, todos confiamos en que se va a integrar en forma plena a la brevedad.

EC – Suena extraño que, por ejemplo, un país como Uruguay esté pensando en reservas gasíferas tan lejanas como las de Perú. ¿Por qué se elige el yacimiento de Camisea como punto de partida de este emprendimiento?

JMC – Tiene que ver con lo que le mencioné hace un momento: el hecho de que eventualmente pudiera firmarse un contrato de compraventa de gas entre un productor en Camisea y un consumidor en Uruguay no implica necesariamente que las moléculas de gas viajen todo ese camino. Bastaría con que el gas de Camisea llegara a Argentina y Argentina pudiera sustituir gas que actualmente envía a otras zonas o consume internamente, generando el excedente para que gas argentino vaya a Uruguay. Podría ser que aún cuando el contrato financieramente fuera entre Camisea y Uruguay, el gas físico surgiera de otro lugar, de Bolivia o Argentina.

EC – Según el diario El País, el anillo ha tenido como uno de sus grandes impulsores a Chile, que básicamente pretende acceder a gas peruano, dado que Bolivia, por enemistades históricas, no se lo facilita de la manera que lo requiere. Uruguay, por su parte, quiere que el anillo libere a Argentina de parte de sus compromisos de exportación hacia Chile para que pueda proveer mejor al mercado local. Sobre este tema, el director de Energía del Ministerio de Industria y Energía de Uruguay, ingeniero Gerardo Triunfo, decía ayer aquí en El Espectador: "Nosotros necesitamos un abastecimiento seguro de gas natural para desarrollar el mercado residencial, para desarrollar la industria y para las centrales termoeléctricas que vamos implementar en Uruguay que funcionan a gas o gasoil. Y estamos muy interesados en que funcionen a gas natural, porque es un combustible mucho más barato que el gasoil".

JMC – De acuerdo con lo que menciona el ingeniero Triunfo, la idea es liberar a Argentina de sus compromisos para que pueda atender de mejor manera a Uruguay. En el fondo, estamos tratando de integrar a los productores con los consumidores de manera más fluida y generar un mercado ahí donde hoy día sólo hay algunos contactos bilaterales.

EC – ¿El yacimiento de Camisea es especialmente productivo?

JMC – Actualmente está en producción. Es un proyecto relativamente nuevo. Se puso en operación el año pasado y durante el 2006 va a tener una importante actividad de perforación de nuevos pozos, con lo cual estamos confiados en que vamos a ser capaces de elevar el volumen de reservas probadas de Camisea y con esto darles más seguridad a los potenciales consumidores.

EC – Pero se trata de un yacimiento privado, por lo menos explotado por capitales privados.

JMC – Sí. En Perú, toda la actividad de (...) de producción petrolera y gasífera está en manos privadas.

EC – En su momento, las autoridades peruanas adelantaron a sus pares de la región que la producción actual de gas (que es de unos 440 millones de pies cúbicos por día) está destinada por completo al consumo interno y a la exportación a México. Incluso trascendió que la prioridad para Perú era la posibilidad de exportar gas natural a Estados Unidos. ¿Cómo se encuentran hoy esas prioridades y cómo inciden en todo este proyecto?

JMC – La prioridad sigue estando ahí. Con México hay una conversación muy avanzada. La exportación hacia ese país sería a través de una planta de licuefacción que se estaría comenzando a construir a fines de este año al sur de Lima. Para nosotros, los dos proyectos, el de licuefacción hacia México y el "anillo energético", son complementarios. Creemos que debemos avanzar en ambos frentes y, por supuesto, esto tiene que ser acompañado de mayor actividad exploratoria, porque es imprescindible incrementar el número de reservas que tenemos en la zona.

EC – "El gobierno peruano tendrá que decidir entre abastecer al Cono Sur o a otros países", dijo el experto Aurelio Ochoa hablando con el diario La República, de Lima. Por su parte, el ex ministro de Energía, Carlos Herrera de Descalzi, advirtió el riesgo de que por priorizar el mercado externo se sacrifique el interno. Entonces, ¿no hay un problema allí?

JMC – Eso parte de asumir que el monto de reservas que tenemos hoy día no va a crecer. Y la experiencia muestra que cuando un país anuncia que hay un mercado de exportación potencial, ello genera un interés exploratorio y un incremento de reservas muy rápido. Eso sucedió con Bolivia, por ejemplo. Cuando Bolivia firmó su primera acuerdo de exportación con Brasil tenía seis tss, la mitad de lo que tenemos hoy día en Camisea, y en cinco años multiplicó por nueve esas reservas, porque al haber un mercado de exportación hay un incentivo por explorar y descubrir gas. Si tuviéramos que decidir hoy día, si hoy día tuviéramos que comenzar la exportación, probablemente tendríamos algunas restricciones de volumen. Sin embargo, creemos que el hecho de firmar acuerdos de exportación y abrir el campo hacia potenciales mercados externos va a dar el incentivo correcto para que haya nueva y más exploración gasífera en la zona, una zona que ha demostrado ser particularmente rica en gas.

EC – Los accionistas de Camisea han advertido que su prioridad es exportar a Estados Unidos y solamente si se descubre más gas natural abastecerían el sur del continente.

JMC – Estamos trabajando en tener más gas. Creemos que hacia fines de 2006 vamos a tener un volumen de reservas que va a permitir enfrentar los dos proyectos simultáneamente.

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EC - La obra de infraestructura del anillo energético costaría en total entre 2.500 y 3.000 millones de dólares. ¿Es correcto el dato?

JMC – Sí, son las estimaciones que estamos manejando.

EC - ¿En qué se invertirían concretamente esos montos?

JMC – Hay que hacer una serie de ductos nuevos para completar la red de gasoductos. Hay que hacer un ducto desde Camisea hasta el norte de Chile, hay que hacer el gasoducto que une la parte nororiental de Argentina, hay que completar a Uruguayana y Porto Alegre. En suma, hay que hacer una serie de infraestructura que se está presupuestando entre 2.500 y 3.000 millones de dólares.

EC – Son unos 1.500 kilómetros de cañerías.

JMC – Sí, por lo menos.

EC - ¿Existe acuerdo en cuanto a quién debería solventar esta inversión?

JMC – Creemos que debe ser solventada fundamentalmente por los agentes privados. Por eso es tan importante el trabajo que estamos realizando. Tenemos un mandato de los presidentes de enfocarnos en generar un marco jurídico e institucional que les dé seguridad a los agentes privados para poder invertir en tamaña obra.

EC - ¿Puede mencionar algún ejemplo? ¿cuánto depende este proyecto del marco jurídico?

JMC – Es fundamental. Los agentes privados ya nos han dicho de manera privada que si el marco jurídico no les da seguridad para invertir, difícilmente puedan hacerlo. Porque esto implica, en muchos casos, gasoductos que atraviesan más de una frontera. Entonces tiene que haber un acuerdo previo de cuál va a ser el tratamiento de temas como el acceso abierto a los ductos, el tratamiento del gas en tránsito, los temas tributarios...Tiene que haber un acuerdo de los siete países sobre cuál va a ser el régimen tributario, el régimen tarifario, cuál va a ser el mecanismo de solución de controversias cuando las hubiera, cómo se van a manejar las emergencias –por ejemplo la rotura de un tubo, que tiene después efecto sobre otros consumidores a lo largo de la red–, etcétera. Son temas que tienen que estar planteados de antemano de manera muy clara, consensuada y con compromiso de los siete países, porque difícilmente los privados van a arriesgar ingentes cantidades de dinero sin un marco normativo claro.

EC - ¿Se avanzó en ese "paraguas" jurídico? Ustedes han utilizado ese término en la jerga de estos días.

JMC – Sí, hemos avanzado bastante. Yo diría que estamos en un 85 por ciento de avance. Y en la próxima reunión, que tendrá lugar en Santiago los días 7, 8 y 9 de noviembre, esperamos terminar los puntos pendientes.

EC – Supongo que para esos agentes privados que van a llevar adelante la inversión, también resulta fundamental la certeza de que se vaya a aumentar la prospección y la explotación de gas natural, porque en principio decíamos que con la producción actual del yacimiento de Camisea no alcanza.

JMC – De acuerdo, todos ellos están esperando noticias sobre el tema reservas. Los operadores de Camisea ya han anunciado nuevas perforaciones a partir de febrero del año que viene y los lotes aledaños a Camisea, donde existe muy buena probabilidad de encontrar más gas, son uno de Petrobras, que es uno de los interesados en que esta red funcione, y el otro de Repsol, que también iniciaría actividad el próximo año.

EC - ¿Qué ocurrirá el 8 de diciembre, o sea apenas en dos meses, cuando, se anticipa, ya se puede estar firmando el tratado?

JMC – La idea nuestra es culminar el tratado antes del 8 de diciembre, para presentárselo a los presidentes en la cumbre y que ellos puedan firmarlo. Esto después va a tener que proseguir un trámite interno en cada país, en los congresos... va a ser un tratado internacional ratificado por los congresos, lo que puede demorar un tiempo, dependiendo de la dinámica política de cada país.

EC – Se había dicho que esta reunión de Montevideo era fundamental en la medida que se buscaba ir un poco más allá y terminar creando un acuerdo de complementación energética regional en el que no sólo estuviera incluido el gas natural sino todo tipo de energía. ¿Efectivamente se lograron avances en este terreno?

JMC – Sí. Hemos discutido un acuerdo de integración energética en general, incluyendo electricidad, fuentes renovables, y hemos acordado dos cosas: una es formar un grupo de trabajo ad hoc para empezar a trabajar ese proyecto más grande y más integral. Se acordado invitar a Ecuador, Venezuela y Colombia a integrarse a esa iniciativa. Pero también se ha acordado que ese proyecto más grande y más ambicioso vaya por cuerda separada, porque éste ya está en las etapas finales y ha cobrado una dinámica muy importante, y no queremos que el otro proyecto, que es más grande y más complejo, pueda retrasar o reducir la velocidad de base de éste. Entonces van a ir ambos por cuerdas separadas, por lo cual se va a nombrar un grupo de trabajo ad hoc para ese otro proyecto.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: María Eugenia Martínez