Entrevistas

Parlamento del Mercosur "no agregaría nada" en lo comercial

Parlamento del Mercosur "no agregaría nada" en lo comercial

"Lo más importante de una asociación es las ganas de los miembros de ser socios", definió el especialista en comercio exterior, Isidoro Hodara. En el Mercosur eso no parece tan claro. Los constantes problemas comerciales entre los miembros podrían desgastar irremediablemente el vínculo porque "algún día alguno puede llegar a decir ‘esta no es la sociedad que yo quería’".

(Emitido a las 9.10)

EMILIANO COTELO:
En 1985, hace 20 años, se firmó la Declaración de Iguazú, una declaración que impulsaron Argentina y Brasil y que fue el puntapié inicial del Mercosur.

Hace muy pocos días, la semana pasada, los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, y Lula, de Brasil, conmemoraron los 20 años de aquel acontecimiento.

Esta semana los presidentes de los cuatro países del bloque, más los invitados de los países asociados, se reúnen en la 29ª Cumbre del Mercosur.

¿Cómo está el Mercosur 20 años después de aquella puesta en marcha? ¿Cómo encuentra al Mercosur la incorporación de Venezuela, de la que hablábamos hace unos ministos con el doctor Carlos Amorín, director de Integración y Mercosur de Cancillería?

Vamos a conversar con el economista Isidoro Hodara, ex director general de Comercio Exterior en el Ministerio de Economía entre 1985 y 1990, hoy desempeñándose en el sector privado. Es vicepresidente de Zonamérica y catedrático de Comercio Internacional en la Universidad ORT.

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Economista Hodara, en pocas palabras, ¿cómo diagnostica hoy el estado del Mercosur?

ISIDORO HODARA:
En los años transcurridos desde el puntapié inicial que usted mencionó y desde que finalmente se echó a andar hasta ahora ha tenido logros increíbles y un estancamiento preocupante.

EC – Entre los logros, ¿cuáles menciona?

IH – El hecho de haber eliminado en lo esencial o casi en lo esencial los aranceles entre estos cuatro países consiguió algo que ningún intento de integración previo había conseguido en esta comarca ni en toda América del Sur y diría ni en toda América Latina. Es un elemento importante; es cierto que no es total, es cierto que puede haber aquí y allá excepciones, y es cierto también que todavía hoy se lucha para reimponer algún tipo de medida arancelaria, pero es un logro que nadie le va a poder quitar fácilmente a este emprendimiento de integración.

EC - Por el lado de sus sombras, ¿cuáles mencionaría?

IH – Tiene todavía pendiente el asegurar la continuidad del acceso al mercado.

EC - ¿Qué quiere decir esto?

IH – Quiere decir que las exportaciones uruguayas, por ejemplo, no estén sujetas a interrupciones intempestivas, inesperadas en la frontera de uno u otro vecino. Nos ha ocurrido con el arroz o las bicicletas, no hay que hacer el inventario de los productos, nos ha ocurrido más de una vez. El problema de no tener certeza de acceso es que eso, además de afectar el comercio que claro que lo afecta, está afectando las inversiones, está haciendo que sistemáticamente cualquier inversión nueva vaya del lado brasileño o argentino antes que del lado uruguayo, porque allá tiene el acceso a un mercado grande asegurado, mientras que su localización en Uruguay sólo le puede asegurar, en el estado actual del Mercosur, el acceso a un mercado que es del orden del 2 por ciento del Mercosur. Nadie quiere poner una fábrica tamaño 100 para después tener un mercado tamaño 2.

EC – Y en cuanto a la distribución del poder, ¿cómo ve al Mercosur hoy? Por un lado Argentina y Brasil se han trenzado en conflictos comerciales muy duros, por ejemplo hace muy poco tiempo Argentina intentando frenar la invasión de electrodomésticos que se producía en su mercado con productos que venían de Brasil. Eso para mencionar nada más que un caso. Pero paralelamente son ellos, Argentina y Brasil, quienes toman las decisiones y los socios menores terminamos mirando de lejos. ¿Cómo observa esta dualidad o aparente dualidad?

IH – Es una dualidad que describe muy bien la realidad. Los mayores conflictos comerciales en el seno de este grupo de cuatro están destinados a emerger entre los dos más grandes. Uruguay carece de la capacidad ofensiva como para provocar un gran conflicto comercial, en cambio la industria brasileña tiene el potencial para provocarlo en Argentina y viceversa, sobre todo con la agroindustria, en el caso brasileño. Así, no es de extrañar que la mayoría de los conflictos que llegan a los titulares ocurra entre estos dos más grandes. Además porque la mayor corriente de comercio ocurre entre ellos dos. Entre ellos dos representan algo así como el 97 por ciento de la economía del Mercosur –sáquele o póngale un 1 por ciento por algún error de redondeo–, entonces estadísticamente deberían ocurrir sobre todo allí los mayores conflictos comerciales.

Esto no impide que cuando ambos sienten una comunidad de intereses retornen mentalmente, aunque sólo fuera, a la etapa inicial, en la que esto era un emprendimiento de dos, entonces suponen que el acuerdo de dos es suficiente para formar la voluntad de cuatro. Esto ocurrió en el pasado, aun siendo nosotros un grupo de cuatro, y en algún momento hasta fue tolerado. Recuerde usted que cuando Argentina, apretada por los problemas de su convertibilidad, crea un arancel especial que llamó "Tasa de Estadística", el ministro argentino de Economía de la época viajó a Brasil a pedir permiso, y después que lo obtuvo lo aplicó para los cuatro, lo aplicó para el mundo pero también para los cuatro. Esto ha ocurrido en el pasado también, hay un hábito mental de hacer una especie de taquigrafía en la que Mercosur se escribe con dos nombres nada más.

Ciertamente no es así desde el punto de vista jurídico, ciertamente no puede ser así si uno quiere salvaguardar lo más importante de cualquier asociación, que son las ganas de los miembros de seguir siendo socios. Si los ignora consuetudinariamente algún día alguno puede llegar a decir "esta no es la sociedad que yo quería".

EC – Mercosur es una sigla que quiere decir Mercado Común del Sur, pero no es un mercado común.

IH – No, es del Sur, es casi lo único correcto del enunciado que usted puso. Efectivamente, no es un mercado común, para eso se necesita en el modelo ideal –que tampoco es en lo que hay que creer siempre– una serie de atributos que todavía no tenemos ni de lejos, ni siquiera tenemos los que caracterizarían a un emprendimiento menos ambicioso, por ejemplo la unión aduanera, y se puede decir que tampoco tenemos los que nos harían aun menos ambiciosos, una zona de libre comercio.

EC – Así que no somos ni mercado común ni unión aduanera, ni siquiera acuerdo de libre comercio.

IH – Ahí está. Y una cosa es contentarse con el eufemismo de decir que es cualquiera de estas cosas con algún grado de imperfección, y otra cosa es decir de qué tipo de imperfección estamos hablando. Imperfectos son todos los emprendimientos humanos, lo ideal sólo está en el mundo de los conceptos, pero cuando compara cualquier hecho real, ni siquiera humano, cualquier caballo con el ideal de un caballo, va a encontrar que en el caballo concreto hay algún elemento que se aparta de ese ideal.

EC - ¿Por qué no somos unión aduanera todavía?

IH – En primer lugar porque dentro de la unión aduanera debe regir la libre circulación de bienes, que quiere decir que los productos pueden ir y venir de un lado al otro de la frontera interna sin que nadie le pregunte absolutamente nada, es como ir de Canelones a Lavalleja –me refiero a los departamentos–, nadie le pregunta nada a la mercadería que va de Canelones a Lavalleja, vuelve de Lavalleja a Montevideo, de Montevideo va a Canelones, puede hacer todos los caminos que quiera, nadie le pone jamás un obstáculo, nadie la discrimina por venir de otro departamento, nadie le da un premio por ir a otro departamento. Acá tenemos todo lo contrario, tenemos impuestos a la exportación, reintegros a la exportación, trabas no arancelarias del color que usted elija, creo que hay de todos los colores, de toda la gama, y como consecuencia, si no tenemos libre circulación no nos podemos llamar unión aduanera.

EC - ¿Para ser mercado común qué más tendríamos que agregar?

IH – Además de la libre circulación de mercaderías tendría que haber algo parecido a la libre circulación de servicios y algo parecido a la libre circulación de capital y trabajo.

EC – Estamos muy lejos del objetivo mercado común del sur, ¿pero hay alguien que piensa que lo vamos a alcanzar relativamente cerca o ya quedó simplemente como un objetivo a largo plazo para alguna vez?

IH – Es un objetivo a largo plazo porque es un emprendimiento muy complejo. Para llegar al mercado común la Unión Europea debe haber estado tres décadas, y partió de una situación más homogénea que la nuestra, porque entre estos cuatro miembros hay disparidades grandes, y entre los seis iniciales de la Unión Europea –que, obviamente, no se llamaba Unión Europea en ese momento– las disparidades eran menores.

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EC – Está claro que el Mercosur ha andado a los tumbos en los últimos años, pero desde el punto de vista político, ¿ha habido avances en estos últimos meses?

¿Usted qué respuesta tiene para esa pregunta? Por ejemplo, la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, donde el Mercosur funcionó unido, impulsando una de las posturas, la negativa a reanudar las negociaciones del ALCA, ¿ayudó, fue un escalón a favor de la cohesión, un mojón en ese proceso?

IH – Probablemente se lo conteste mejor un politólogo que un economista, especializado en comercio, además, con una especialización aun más estrecha. Pero el Mercosur en el pasado también coincidió en negociaciones y en negociaciones comerciales, como un solo país, como un bloque negoció el acuerdo de libre comercio con Chile, allá por 1996, y otro con Bolivia en 1995-1996, así que efectivamente ya había tenido oportunidad de negociar en conjunto. El problema puede surgir si se perciben diferencias de intereses entre los países miembros y hay que arbitrarlas, hay la posibilidad de negarlas –pero eso se llama de un lado rendición incondicional o del otro imposición–, porque si efectivamente tienen intereses distintos, no se arbitran y se niegan, eso que parece una victoria a corto plazo podría llegar a ser un elemento más que socave las ganas de ser socio, que es lo esencial de cualquier asociación, entre países, entre personas, entre instituciones.

Tan importante es eso de preocuparse por las ganas de continuar siendo socios, que la Unión Europea, que empezó sin preocuparse por eso, igual que nosotros, igual que el Tratado de Asunción, fue evolucionando y en 1992, cuando adopta un tratado muy importante en la historia de los europeos, que es el Tratado de Maastritch, larga la siguiente definición: esta unión tiene tres pilares: pilar uno, la unión monetaria, cosa que ya casi lograron; pilar dos, la política exterior y de seguridad común, ambos temas importantísimos; pilar tres, salvaguardar la cohesión entre los países miembros. Nosotros no tenemos nada de este último pilar y lo menos que tenemos que hacer es tratar de no desgastarlo mucho.

EC – En ese sentido y en este contexto, ¿cómo observa la incorporación de Venezuela?

IH – En realidad es la intención de incorporación de Venezuela, no se ha producido la incorporación definitiva todavía porque hay que procesar todos los elementos concretos que lo hacen posible.

EC – En un Mercosur que desde el punto de vista comercial tiene los problemas de los que veníamos hablando, y desde el punto de vista político estas otras particularidades, ¿cómo resulta la integración de un nuevo socio?

IH – Per se no tiene por qué plantear dificultades mayores que las que existían. El tema que hace un poco compleja la incorporación de Venezuela es la cantidad de disciplinas que el Mercosur fue desarrollando y que Venezuela tendría que tener que adoptar para ser un socio pleno, para evitar desigualdades entre socios plenos. Si un socio pleno, por imperio del Arancel Externo Común, les tiene que cobrar muy caro el arancel a los camiones y Venezuela, socio pleno, no se lo tiene que cobrar, es una imperfección, pero si es a los camiones, las computadoras, las centrales digitales, los insumos industriales, el alambre para los agropecuarios y el fertilizante... ya estaríamos hablando de socios plenos diferentes, clase A y clase B, o sea no del todo plenos.

EC - ¿Qué ventajas tiene la incorporación de Venezuela? ¿Qué puntos a favor observa usted?

IH – Un punto a favor es que aumenta el tamaño de este mercado para los que ya son miembros y también aumentará el tamaño de este mismo mercado para los que quieran negociar con el Mercosur, en los dos sentidos lo hace atractivo.

EC - ¿Y desde el punto de vista político interno?

IH - ¿Interno de Uruguay o interno del Mercosur?

EC – Interno del Mercosur.

IH – De nuevo, la pregunta hubiera sido mejor para un politólogo, pero uno nota que hay una adhesión fortísima a esta iniciativa por parte de Argentina y que ha habido en algunos momentos un poco de reticencia por parte de Brasil.

EC - ¿Cuál es su interpretación?

IH – No tengo los instrumentos para interpretarlo plenamente; creo que Brasil se sentía más cómodo manejando su relación con Venezuela bilateralmente, que es como se sintió tradicionalmente cómodo Brasil respecto de toda América del Sur.

EC – Porque una de las lecturas de la incorporación de Venezuela es que atenúa el poder muy fuerte, muy contundente que Brasil tiene dentro del bloque, y que puede ser de interés, por ejemplo para Argentina, por un lado, y por otro también para los países chicos, porque licua la bipolaridad Argentina-Brasil. Hay distintos intereses en juego, por lo visto.

IH – Es posible, pero para eso hay que esperar a que se convierta efectivamente en miembro pleno y eso puede llevar un tiempo.

EC – La creación del Parlamento del Mercosur, desde su óptica, que no es la del politólogo sino la del experto en temas comerciales, ¿cómo juega en todo esto?

IH – Creo que no agregaría nada desde el punto de vista comercial, reforzaría la superestructura política del bloque, pero no agregaría absolutamente nada. Ni quitaría a los logros que Mercosur ya tiene ni agregaría al cumplimiento de las materias pendientes que también tenemos.

EC – ¿Por dónde viene la relevancia, entonces?

IH – Es política exclusivamente; desde el punto de vista comercial no tendría ningún otro elemento.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
Foto: cadal.org