Entrevistas

Empresario clausuró su comercio en contra del "terrorismo" de la DGI

"Es terrorismo puro". Esa fue la definción del empresario Jorge Elíades sobre los procedimientos de la DGI en Punta del Este. "Acá ya no se trata de quererle cobrar a la gente, se trata de ejemplarizar mediante el terrorismo, que no se atrevan a no pagar porque les va a pasar esto y lo otro. Y a veces la gente tiene un poquito de vergüenza y una de las formas que encontré para ir contra eso fue pagando con la misma moneda" dijo el comerciante que "autoclausuró" su establecimiento.

(Emitido a las 7.57)

JOSÉ IRAZÁBAL:
Nos sorprendió esta mañana un caso que presenta el diario El País en su página 9, de economía.

ANDRÉS GIL:
Es pintoresco, por lo menos.

JI – Aparece una foto con una carta que alguien pegó en la vidriera, que es la muestra de un conflicto que atravesó un comerciante.

AG – Es un caso puntual pero que en alguna medida refleja un sentimiento generalizado que hay entre los empresarios de Punta del Este a propósito de las actuaciones que  ha tenido la Dirección General Impositiva (DGI) durante esta temporada para fiscalizar el pago de los impuestos.

JI – Dice El País: "Abrió su negocio el 10 de octubre de 2005 y lo cerró el viernes pasado. En todo ese tiempo facturó 15.000 pesos, pero Impositiva quiso cobrarle 23.160 como anticipo a cuenta de impuestos sobre las ventas que supuestamente generaría en la temporada. Además le anunciaron dos veces que su comercio sería clausurado. Antes de que eso ocurriera, Jorge Elíades le ganó de mano al organismo y decidió autoclausurarse como protesta contra lo que considera prácticas terroristas del organismo recaudador en el Este del país".

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Estamos en contacto con Jorge Elíades, propietario de Ñandú Leather, para que nos cuente concretamente por qué da este paso, por qué decide cerrar las puertas y hacerlo además públicamente con una protesta formal, con carta pegada en la vidriera de su comercio.

Elíades, ¿fue así como relata El País que se dio la situación?

JORGE ELÍADES:
Tal cual, textualmente como ustedes están diciendo, esto responde a lo que usted dice, a una actitud terrorista de la DGI. Entiendo que no son el medio ni la forma para que la gente pague, porque en definitiva si hay gente que no paga es merecedora de una sanción, pero no estamos en un país de los de antes, las formas de trabajo no son esas. Es terrorismo puro. No sé si usted tuvo oportunidad de ver en algún lado la clausura de un comercio. Es aberrante, lo tapan de carteles por todos lados. Acá ya no se trata de quererle cobrar a la gente, se trata de ejemplarizar mediante el terrorismo, que no se atrevan a no pagar porque les va a pasar esto y lo otro. Y a veces la gente tiene un poquito de vergüenza y una de las formas que encontré para ir contra eso fue pagando con la misma moneda, adelantándomeles.

AG – El terrorismo que usted señala, ¿se refiere únicamente al procedimiento de clausura o también a los métodos de fiscalización?

JE – Un poquito de las dos cosas. El aumento de la fiscalización puede ser en respuesta a alguna evasión que en algún momento todos sabemos que se pudo hacer, de eso no me cabe duda, pero se supone que estamos ante gente decente, que quiere hacer las cosas bien. El terrorismo en lo que a mí respecta refiere 90 por ciento a la forma de actuar de la DGI, ellos no tienen por qué actuar de esa manera, no es la manera más correcta, y menos cuando uno está al día, porque lo cómico del caso es que yo como pequeña empresa estoy totalmente al día, tengo los recibos, en otros medios de comunicación le he dicho a la gente que si quiere con mucho gusto aporto todo lo necesario, tengo los recibos de pago, tengo los recibos de BPS, de DGI, las facturas de compra, jamás en las inspecciones que me hicieron –que no fue una sola, fueron más– me agarraron con ningún tipo de situación anormal, siempre estuvo totalmente normal, todo pago.

JI - Usted siempre trabaja en el Este, ¿lo hace sólo en temporada o lo hace a lo largo de todo el año?

JE – Lamentablemente me ha ido bastante mal en el país y esto fue una especie de manotazo de ahogado, ya que se pretendía que esta iba a ser una temporada excepcionalmente buena, cosa que tampoco es real, aunque de eso no tienen la culpa ellos, por supuesto. Fue la forma de querer salir de una situación bastante compleja que estoy saliendo y me encuentro con la sorpresa de que no sólo la temporada fue mala sino que además la DGI se encargó muy bien de que las cosas no dieran resultado.

JI - Esto forma parte de un nuevo procedimiento que la DGI ha puesto en práctica que en su momento se anunció como un mecanismo para evitar que aquellas empresas que trabajan sólo por el verano, a las que muchas veces se identifica como empresas golondrina, cerraran sus puertas sin terminar de pagar sus tributos, por eso se les pedía una especie de adelanto a cuenta de las ganancias.

JE – Es totalmente cierto y me parece totalmente razonable, pero vamos a tener que poner un poquito de separación en las cosas. El hecho de que una empresa trabaje en forma temporal, o sea dos o tres meses en el año, no implica que cambie de rubro, como pequeña empresa tiene una cuota que pagar que está dispuesta por la DGI –no la pongo yo, la ponen ellos mismos– y no aporta, o sea que yo no puedo hacer una evasión de algo que no tengo que aportar. Si usted me dice que un supermercado de importancia, que una casa grande, que los hay, van, hacen un trabajo de tres meses y no pagan, lógicamente, podría ser. A pesar de que, repito, no es la forma, no es el medio civilizado, porque no todos somos malvados ni los malos de la película en esto. Se ha generalizado esa parte, somos todos malos, ninguno aporta y los únicos buenos de la película son ellos.

AG - ¿Eso se ha notado en el trato con los inspectores, por ejemplo?

JE - En las inspecciones que me hicieron –que no fue una sola, fueron más– en las primeras instancias, cuando recién comenzaba la temporada, el trato fue bastante más selecto, mejor, no puedo decir que hayan sido todas iguales. Pero en la última tuve que llegar al extremo de invitarlos a que salieran del negocio porque el trato fue totalmente diferente, totalmente agresivo, malo, muy malo.

JI – Ayer las agremiaciones, la Liga de Fomento de Punta del Este, la Asociación de Agentes de Viaje, Transporte y Turismo de Maldonado, la Asociación de Inmobiliarias de Punta del Este, la Cámara Inmobiliaria de Maldonado, la Corporación Gastronómica de Punta del Este y el Centro de Hoteles de Punta del Este sostuvieron que las clausuras llevadas a cabo por la DGI en Punta del Este atentan no sólo contra los establecimientos sancionados sino contra la imagen del balneario en su conjunto y contra los propios clientes y turistas. ¿Cómo se sintió usted cuando vio que de alguna forma no estaba solo en este planteo que está haciendo?

JE – Es cierto, están haciendo las cosas mal desde ese punto de vista, nos estamos olvidando de que Punta del Este es Punta del Este, que Punta del Este, a través de sus muchísimos años de su historia, es lo especial que tenemos en Uruguay. Esta gente no está tomando en cuenta esto, está haciendo las cosas mal, está atentando contra el bolsillo del empresario honesto, está atentando contra el país, contra el turismo, y si a esto le sumamos todo lo demás que lamentablemente está viviendo el país, no nos va a ir bien, no creo que nos vaya bien, no es el camino más indicado.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe