Tras el pasaje de Calnu al Estado, el gobierno espera plantar 10.000 hectáreas de caña para asegurar la producción de azúcar y alcohol.

Con Calnu comienza el plan para reconvertir la matriz energética

Tras el pasaje de Calnu al Estado, el gobierno espera plantar 10.000 hectáreas de caña para asegurar la producción de azúcar y desarrollar la de alcohol para mezclar en los combustibles. El presidente de Ancap, Daniel Martínez, dijo que es el primer paso para cambiar la matriz energética. El nuevo emprendimiento se apoya "sobre la base de la rentabilidad, la eficiencia y la austeridad", afirmó.

(Emitido a las 8.38)

JOSÉ IRAZÁBAL:
Vamos a ocuparnos de un tema del que ya hemos venido hablando: el pasaje de Calnu al Estado. La ceremonia va a tener lugar hoy con la firma que se hará esta tarde. En las últimas horas surgió algún nubarrón en el horizonte de esta negociación, el traspaso de la cooperativa azucarera a la órbita del Estado estuvo a punto de fracasar pero finalmente hubo humo blanco.

ANDRÉS GIL:
Seguramente fue decisivo el fax que envió el ministro de Ganadería, José Mujica, bastante duro contra quienes se oponían a esta operación, que se sumó a la presión ejercida por el propio PIT-CNT que entendía que la solución era positiva, era buena, que los planteos que estaban realizando los cooperativistas no eran de recibo y se debía avanzar en la solución propuesta por el Ejecutivo.

JI – Antes de hablar de qué va a hacer concretamente el Estado uruguayo en Bella Unión, qué planes tiene para el futuro de Calnu, les comentamos de qué se trató el planteo de último momento realizado por cooperativistas de Calnu de Bella Unión. Concretamente pedían que se creara un fondo que les adelantara 500.000 dólares como condición para firmar el acuerdo esta tarde por el cual el ingenio pasará a ser gestionado por el Estado a través de Alcoholes del Uruguay (ALUR). La Asociación de Plantadores de Caña de Azúcar exigió que ALUR se hiciera cargo de deudas de Calnu anteriores al año 2005 y de otras que los cañeros tienen con bancos privados provenientes de la época en que se impulsaron planes de reconversión para la caña de azúcar.

"Enterado –dice el diario El Observador– de esas exigencias, poco después del mediodía de ayer, Mujica expresó en una nota que les envió a los cañeros, a los plantadores, que si no firmaban el acuerdo le iba a aconsejar al Poder Ejecutivo directamente irse, retirarse de la negociación, y le iba a encomendar además al Banco República (BROU) que de inmediato ejecutara las deudas pendientes de Calnu y su entorno, que andan por los 30.000.000 de dólares".

AG – Mujica calificó como inaceptables las exigencias y condiciones que establecían los cooperativistas que, agregó, "no corresponden ni ética ni moralmente".

JI – Vamos a meternos de lleno en qué implica que el Estado uruguayo vuelva a Bella Unión y se haga cargo del ingenio de Calnu.

El diálogo va a ser con el presidente de Ancap, el ingeniero Daniel Martínez.

***

Martínez, lo agarramos en pleno viaje.

DANIEL MARTÍNEZ:
Sí, estoy manejando pero con "manos libres", no estoy haciendo infracción de ningún tipo.

JI – Es bueno aclarar, por las dudas. Concretamente, ¿qué implica la vuelta del Estado uruguayo a la plantación de caña de azúcar, la vuelta a Bella Unión, además a un polo tan significativo como es el ingenio de Calnu?

DM – Tiene más de una faceta, primero es un paso muy importante hacia el país productivo porque veamos la génesis, cómo llegamos a esta solución. Ancap quería –planteo similar al que tiene respecto del biodiesel– empezar a cambiar la matriz energética del país a los biocarburantes, o sea alcohol para mezclar con las naftas y biodiesel para mezclar con el gasoil. Era un objetivo estratégico marcado por este directorio, entre varios, y queríamos trabajar en ese sentido.

A su vez es sabida la situación caótica a la cual han llegado la cooperativa Calnu y la explotación de la caña de azúcar para producción azucarera en la zona de Bella Unión, el drama de un pueblo que ha caído en la pobreza, con emigración y abandono del pueblo por parte de la gente por falta de puestos de trabajo. Yo siempre recuerdo que cuando Tabaré Vázquez presentó el grupo de directores y los medios de prensa me entrevistaron, lo primero que dije fue que Ancap no iba a ser una isla, que era parte de un proyecto de país, está comprometido con el proyecto de país productivo y con soluciones a los problemas sociales. Por eso en cierta forma en lo personal siento –como sé que lo sienten, ni que hablar, Raúl (Sendic) y Germán Riet, los otros dos directores– que en este caso hemos logrado avanzar hacia el proyecto de país productivo, hacia un concepto estratégico de empezar a sustituir la matriz energética de nuestro país con la inclusión de los biocarburantes, que dependen sólo de nosotros, y a su vez respondiendo a un problema social, productivo, de trabajo angustiante en una zona muy importante para el país.

JI – Hablemos de la fórmula. Primero hay que armar una planta que pueda producir el alcohol que luego se les agregará a las naftas.

DM – Claro, ya hace más de tres meses que venimos trabajando con el equipo de transición, en el que hay un grupo de técnicos, contadores e ingenieros de Ancap, más gente del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), más gente de la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND), para que concretada la eventualidad que hoy de tarde se firma, poder empezar y tener todo preparado.

Lo primero que hicimos fue hacer un estudio de factibilidad para tener la certeza de que Ancap, o sea el Estado, no se volvía a meter en un pozo negro donde poner dinero sin retorno, sino que fuera algo rentable, que tuviera un proyecto de factibilidad y viabilidad que lo respaldara. Fue lo primero que hicimos y los números dieron. No estamos diciendo que este emprendimiento genere gigantescas ganancias, pero tampoco tiene que generarlas, lo importante es que aporte a la matriz energética, que aporte a cumplir con la cuota de azúcar, dando un margen de ganancia básico que permita el retorno y la reinversión.

Luego se comprobó que eso sólo era viable en la medida que eliminemos el pasado, lo que implicaba no heredar ninguna deuda, ningún pasivo financiero ni nada de la vieja estructura. Queríamos crear una nueva estructura controlada por ALUR que pudiera solucionar los problemas o los vicios del pasado y construir una alternativa sobre bases diferentes, sobre la base de la rentabilidad, la eficiencia, la austeridad, el compromiso de quienes dirigieran este emprendimiento industrial con el progreso del país.

Después del estudio de factibilidad ese grupo estuvo trabajando en todo este período en el conocimiento de la planta, en problemas tecnológicos, problemas de ingeniería, problemas de mantenimiento, problemas económicos, etcétera. Sería demasiado pretencioso decir que el grupo de trabajo ha hecho el 100 por ciento, pero hay un conocimiento bastante cabal de la empresa, del ingenio, un conocimiento bastante cabal de qué inversiones hay que hacer en el actual ingenio para hacerlo más eficiente. Estamos también en el llamado para la compra de la unidad de destilación que permita procesar la melaza para sacar alcohol.

JI - ¿De qué plazos estamos hablando? ¿En qué plazos están pensando ustedes? Hoy firman y ya se comienza con el proceso de la plantación de caña.

DM – Exactamente, hay dos procesos, uno es hacer algunas inversiones en mantenimiento y en algún equipo en el propio ingenio azucarero, paralelamente la compra y la instalación de la destilería y simultáneamente también la parte agrícola. Por eso ha estado trabajando mucho con nosotros la gente del MGAP, para comenzar a asegurarnos la plantación de las 3.500 hectáreas existentes y ya empezar a crecer en el área sembrada hasta llegar a las 10.000 hectáreas planificadas, que implicarían un impacto muy importante en la mano de obra, en el trabajo, en la producción de Bella Unión.

El objetivo es paso a paso –ojalá que sean tres años, si no en cuatro– alcanzar las 10.000 hectáreas de caña de azúcar sembradas, parte de las cuales irá destinada a cubrir la cuota de azúcar que le corresponde a lo que era Calnu, y el resto irá a la producción de alcohol para ser mezclado como biocarburante con las naftas.

AG – ALUR SA es una empresa propiedad 100 por ciento de Ancap.

DM – 90 por ciento, el 10 por ciento restante es de la CND.

AG – Ingresa al negocio con un contrato de arrendamiento de las instalaciones de Calnu.

DM – Claro. El BROU tiene que ejecutar, dada la deuda de 30.000.000 de dólares, la deuda, pero mientras eso pasa a manos del BROU y automáticamente procede ALUR –es algo que ya está predeterminado–, los cooperativistas tuvieron que decidir en asamblea "arrendar" a ALUR el ingenio en ese período porque si no este año no había producción de azúcar ni de alcohol.

JI – Es una fórmula que se encontró para saltear ese escollo.

DM – Exactamente, para evitar estar un año parados. Ancap quería empezar a producir alcohol lo antes posible. El gobierno y Ancap querían darle continuidad al trabajo, porque sin duda, con los problemas que tiene la vida de Bella Unión, los productores querían seguir plantando porque era su forma de tener trabajo seguro, de tener mercado. De esa forma logramos esa solución, que tuvo mil historias, mil idas y venidas, mil "tira y aflojes", pero de todas formas había un objetivo, el del gobierno y en particular Ancap, que era borrar el pasado, construir una unidad productiva nueva sobre la base de la rentabilidad, la austeridad, la eficiencia, que asegurara que esto no fuera una aventura sino que realmente tuviera permanencia en el tiempo y fuera una solución de fondo para el problema productivo y social de Bella Unión.

JI – Antes de entrar en la importancia que va a tener esa producción de alcohol para el propio funcionamiento de Ancap, ¿ustedes le van a pagar al BROU por ese negocio, van a poner dinero por el ingenio?

DM – Algo simbólico, que no tiene nada que ver con los 30.000.000 de dólares de deuda. Le vamos a pagar al BROU algo simbólico sobre la base de los aforos y las tasaciones correspondientes de acuerdo con lo que se requiere como valor de tasación.

JI – Concretamente, ¿qué peso va a tener la producción de alcohol en la producción de combustibles de Ancap? ¿Cómo va a incidir? ¿Qué va a pasar con los precios?

DM – La primera etapa es empezar a mezclar un 2 por ciento y seguramente establecer regiones del país, porque hoy son 3.500 hectáreas que dan para muy poco, dan para cubrir la cuota azucarera y un poco más. Hay que avanzar hacia aumentar el área sembrada en las situaciones correspondientes y de esa forma empezar a tener excedentes para volcar hacia el alcohol. La complementación sucroalcoholera tiene la belleza de que también permite, sobre la base de los precios internacionales, definir qué segmento conviene jerarquizar. La idea sería ir aumentando el área sembrada para tener mayores volúmenes de melaza, una parte destinada a azúcar y otra destinada a alcohol, de forma de ir mezclando gradualmente, tal vez empezando por zonas –de repente empezamos por el litoral, obviamente por Paysandú–, mezclar primero 2 por ciento y luego ir aumentando.

JI - ¿Hasta cuánto se puede llegar con la mezcla?

DM – Al 10 por ciento se puede llegar perfectamente.

JI – Y cuando tengan las 10.000 hectáreas plantadas, ¿cómo va a ser la relación? ¿Qué escenario va a estar planteado?

DM – Con 10.000 hectáreas plantadas se puede mezclar de un 2 a un 4 por ciento en todo el país; también va a depender de cuánto aumente el consumo de nafta, porque estamos en un plan de desmotivar el gasoil en beneficio de la nafta. De todas formas hay otras alternativas, hay proyectos de sorgo azucarado, de cáscara y de paja de arroz para hacer alcohol. Iremos avanzando en diferentes alternativas y ayudando a generar polos productivos en diferentes zonas del país.

JI - ¿A cuánto asciende la inversión total que se plantea Ancap para llevar adelante este proyecto de producción de alcohol en Bella Unión?

DM – Cuando se llegue a las 10.000 hectáreas calculo que habrá entre 7 y 10.000.000 (de dólares) de inversión, buena parte de los cuales tiene un rápido retorno. Luego habrá una tasa de retorno que no es demasiado grande, pero en un período de 10 a 15 años podemos llegar y tener alcohol dentro de la matriz energética del país.

JI - ¿Cuánta gente va a trabajar en la planta de ALUR? ¿Es gente que van a contratar?

DM – Va a ser la gente que está trabajando con Calnu, unas 400 y pocas personas que hoy están trabajando en el ingenio azucarero.

JI – O sea que se va a trabajar con esa misma gente.

DM – Exactamente.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe