En tiempos de Rendición de Cuentas, ¿qué margen hay para más gastos?
Análisis del economista Pablo Rosselli, de Tea Deloitte & Touche.
(Emitido a las 8.25)
EMILIANO COTELO:
Como ustedes saben, estamos entrando en tiempo de Rendición de Cuentas y de manera inevitable comienzan a surgir reclamos de mayores gastos. Justamente, ayer en la Tertulia de economistas comenzamos a examinar la temática fiscal, que de hecho había estado bastante relegada en el debate público, probablemente porque las cifras son bastante buenas.
Hoy les planteamos retomar el tema, para analizar en detalle la marcha de las cuentas públicas. ¿Qué está sucediendo con el gasto público? ¿Ha sido austera la política fiscal del nuevo gobierno? ¿Hay margen para gastar más o acaso se deberían extremar los ahorros? ¿Qué hacen otros países considerados exitosos, como Chile? Enseguida, el diálogo es con el economista Pablo Rosselli, de Tea Deloitte & Touche.
***
Pablo, repasemos brevemente las cifras centrales en materia de resultados fiscales. Ya comentamos alguna de esas cifras en la Tertulia de ayer, pero igualmente me parece necesario para situar a los oyentes en el contexto.
PABLO ROSSELLI:
Está bien, Emiliano. En los últimos doce meses a abril, el gobierno obtuvo un superávit primario equivalente a un 4% del Producto Bruto Interno. Ese es el resultado antes del pago de intereses. Como el gobierno pagó intereses por una cifra equivalente a un 4,4% del PBI, el resultado fiscal después de intereses marcó un déficit de 0,4% del PIB. Estas cifras corresponden a la medición preliminar que publica mensualmente el Ministerio de Economía y Finanzas y que son las más actualizadas. Pero las cifras fiscales definitivas (medidas según lo que se llama "fuentes de financiamiento") surgen con algún mes de retraso. El año pasado, entre las cifras del Ministerio y las cifras definitivas hubo una diferencia de aproximadamente medio punto del PBI, con un resultado mejor en las cifras definitivas. Eso quiere decir que si esa diferencia se mantiene, las cifras definitivas estarían mostrando un superávit mayor (de aproximadamente 4,5% del PIB) y un equilibrio fiscal después de intereses.
Como se dijo ayer en la Tertulia, estamos entonces ante los mejores resultados fiscales desde 1992, cuando en forma muy excepcional tuvimos un superávit fiscal de 0,4% del PBI.
EC - ¿Y cómo evalúan ustedes la política fiscal del gobierno? En otras palabras, ¿estos buenos resultados se explican solamente por la suba de los ingresos o los gastos también han estado contenidos?
PR - Las cifras que tenemos llegan a abril. La comparación del período enero-abril de 2006 contra enero-abril de 2005 es relevante porque estamos comparando las cifras que encontraba el nuevo gobierno con las cifras actuales, un año después.
EC - ¿Qué muestran esas cifras, Pablo?
PR - Los ingresos del gobierno central muestran un aumento en términos reales de 8%. Y en particular los ingresos tributarios subieron un 9%. Todavía no tenemos las cifras de actividad económica del primer trimestre de 2006, pero asumiendo un crecimiento del orden de 7% en la comparación interanual, la primera conclusión que debemos sacar es que los ingresos están mostrando un muy buen desempeño, creciendo más que el PBI. Y en eso seguramente inciden los mayores controles que está haciendo la DGI.
EC - ¿Y qué pasa con los gastos?
PR - Los egresos del gobierno central están subiendo en términos reales, aunque a un ritmo muy lento (0,5% en la comparación enero-abril 2006 contra igual período de 2005). Sin embargo, corresponde distinguir entre la evolución de los intereses (que caen en términos reales un 7,5% debido al descenso del tipo de cambio real) y los gastos primarios (sin intereses). El gasto primario subió un 2,6% en términos reales, como consecuencia de una recuperación apreciable de las inversiones (de 9%) y de un aumento muy bajo del llamado gasto primario corriente (que justamente excluye las inversiones y que subió solamente un 2% real).
EC - Quiere decir, Pablo, que dejando de lado los intereses, el gasto subió poco y el mayor incremento porcentual se dio en las inversiones.
PR - Es así. Y eso es un aspecto positivo. En un marco de fuerte restricciones fiscales, hay cierta prioridad en las inversiones, que de todas maneras siguen siendo extremadamente bajas.
EC - Luego de ese análisis a fondo de las cifras fiscales, ¿qué espacio tiene el gobierno para aumentar los gastos o para bajar impuestos?
PR - Sin dudas, en esa decisión siempre juegan aspectos que son de índole política. Por lo tanto no estamos ante una pregunta que se pueda responder categóricamente desde una posición estrictamente técnica. De todas maneras, desde nuestra posición podemos marcar algunos aspectos a considerar.
EC - ¿Cuáles son esos aspectos, Pablo?
PR - En primer lugar, debemos tener presente que la economía está atravesando una fase de fuerte crecimiento, gracias a un contexto internacional muy favorable. Luego de tres años de recuperación, a partir de 2006 parece razonable asumir que al menos una parte de la recaudación puede tener un componente transitorio. ¿Qué quiere decir esto? En buen romance quiere decir que parece razonable comenzar a pensar que el contexto internacional no va a ser favorable de forma indefinida y que en algún momento futuro podríamos ver un deterioro. Si es así, este momento empieza a ser propicio para ahorrar al menos una parte de los ingresos tributarios, que crecen fuertemente gracias a la expansión de la economía.
EC - Justamente, sobre este punto, en la Tertulia de ayer salió el caso de Chile.
PR - Es cierto. En estos días, el clima político chileno se ha visto muy conmocionado por las protestas de los sectores estudiantiles, que reclaman mayores gastos (entre otras cosas). No es nuestra intención entrar en ese debate, por supuesto, pero cualquiera sea el desenlace que tenga ese conflicto, parece importante poner la situación de Chile en perspectiva porque ese país ha llevado adelante políticas fiscales muy austeras, actuando con un sesgo claramente contracíclico.
EC - ¿Podemos ver algunas cifras, Pablo?
PR - En los años 90, la economía chilena creció a tasas muy fuertes. En ese período, el gobierno obtuvo de forma sistemática resultados fiscales superavitarios, con un mínimo de 1,4% del PBI y un máximo de 3,1% del PBI. Eran años buenos, en los cuales se aprovechó para ahorrar y la deuda pública bajó desde 80% del PBI en 1990 hasta 34% del PBI en 1998.
Luego, en 1999, vino toda la crisis internacional, la política fiscal fue expansiva, permitiendo que hubiera resultados negativos (de 2% del PBI en 1999 y de aproximadamente 0,5% del PIB entre 2001 y 2003, con fluctuaciones de un año a otro). En 2004 el contexto internacional fue muy favorable y las cuentas públicas volvieron a mostrar un superávit, de 2% del PBI, mientras que en 2005 mostraron un superávit de 4,7% del PBI.
EC - ¡4,7% del PIB! ¿Escuché bien?
PR - Sí, Emiliano. De todas maneras, ese resultado de 2005 tiene muchísimo que ver con el hecho de que el precio del cobre se encuentra en niveles muy altos y eso impacta directamente en los ingresos del sector público, que tiene bajo su control la explotación del cobre.
Quizás en Chile haya un espacio importante para flexibilizar la política fiscal a partir de estas cifras, pero lo relevante para nosotros es tener en cuenta el caso de un país que ha crecido mucho y que ha manejado la política fiscal en forma anti-cíclica. Para poder ser expansivos en la recesión hay que ahorrar algo en los auges.
EC - ¿Y Uruguay está en condiciones de llevar adelante una política anti-cíclica? Queda claro que es deseable, ¿pero es realista?
PR - De nuevo, acá hay un tema de prioridades que establece el sistema político. A nuestro juicio, no se le puede pedir mucho más a la política fiscal, que enfrenta muchas restricciones. Por un lado, es conveniente incrementar el superávit primario porque estamos creciendo mucho, pero también es necesario por ejemplo incrementar la inversión pública. Y los salarios, por su parte, se están recuperando tanto a nivel público como privado y es un hecho que esa tendencia seguirá en los próximos meses.
EC - Además de ese criterio contracíclico, que otros aspectos hay que tener en cuenta. Por ejemplo, uno de los temas que se plantea es que estamos actualmente con resultados mejores que las metas acordadas con el FMI.
PR - Es cierto, la meta para este año es de un superávit de 3,7% del PBI. Pero esas metas acordadas con el FMI se fijaron con proyecciones de crecimiento sensiblemente más bajas.
Además, este resultado primario de 4% del PBI en la medición del MEF o de 4,4% en las cifras por fuentes de financiamiento es similar al resultado primario que teníamos en setiembre de 2004. Desde setiembre de 2004 hasta mediados del año pasado, la tendencia del superávit primario era decreciente debido al efecto de rebaja del IRP y de otras reducciones de impuestos aprobadas en 2004. Ahora que la tendencia vuelve a ser creciente, se debería ser cuidadoso en las señales que se emitan al mercado porque no debemos perder de vista que el Estado uruguayo tiene un alto nivel de endeudamiento, que necesita renovar en forma sistemática. Por eso, se debe considerar que las decisiones que se adopten en materia de política fiscal terminan incidiendo en el ánimo de los inversores.
Por lo tanto, Emiliano, a nuestro juicio parece razonable que una parte de esta holgura fiscal se destine a un mayor ahorro fiscal. Con eso no estamos diciendo que no haya ningún margen para incrementos de gastos. Los aumentos de gastos que probablemente ocurrirán, deberían enfocarse en áreas claves para el crecimiento económico y para la equidad social. En concreto, se requiere más inversión pública y se requiere también más gasto en educación, sobre todo a nivel de educación primaria y secundaria. Y esto último está previsto en la ley de presupuesto aprobada el año pasado.
EC - Pablo, el tiempo se nos ha ido hoy, pero queda un aspecto de la situación fiscal que no hemos cubierto. ¿A qué me refiero? A la evolución de la deuda pública y a la posible implementación de una operación de canje voluntario de deuda que le permita al gobierno extender los plazos de la deuda que vence antes de 2011. Esa posibilidad fue advertida ayer en El Observador. Si te parece, retomamos el tema la semana que viene.