Luces y sombras para la política cambiaria argentina: ¿como se mantiene el dólar alto en Argentina? ¿Se trata de una política a seguir en Uruguay?
Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Tea Deloitte & Touche.
(Emitido a las 8:20)
EMILIANO COTELO (EC):
La política cambiaria es un tema que siempre concita una parte importante del debate público. Con frecuencia se escuchan advertencias sobre la evolución del tipo de cambio y sobre los riesgos de que el país vuelva a situaciones llamadas de atraso cambiario, como se dieron en la década pasada.
En medio de esas preocupaciones, casi siempre surge como comparación inevitable la política cambiaria argentina, que procura mantener un tipo de cambio alto. Entonces, la pregunta obvia es si nuestro país no debería seguir un camino similar al argentino. Cada tanto surge esa pregunta y por eso les proponemos para nuestro espacio económico de hoy examinar en profundidad la política cambiaria argentina. ¿Cómo se comporta el tipo de cambio real en el país vecino? ¿Cómo y a qué costo el gobierno argentino mantiene un dólar alto? ¿Cuáles son las perspectivas para los próximos meses? ¿Qué consecuencias debemos esperar para nuestro país?
El diálogo es con el economista Pablo Rosselli, de Tea Deloitte & Touche. Comencemos entonces repasando qué ha pasado con el dólar en Argentina...
PABLO ROSELLI (PR): - Más allá de ciertas fluctuaciones puntuales, el tipo de cambio ha permanecido en torno de 3 pesos por dólar desde el comienzo del gobierno de Kirchner. Pero si miramos un período más reciente, por ejemplo en lo que va de 2006, el tipo de cambio ha fluctuado entre $ 3,05 y $ 3,11. Esto muestra una situación de marcada estabilidad cambiaria, que en realidad es consecuencia de una política monetaria-cambiaria que en los hechos fija el tipo de cambio nominal en un nivel alto.
EC: - ¿Y cómo se ha comportado la inflación, que es el otro determinante del tipo de cambio real o de la competitividad, como se le llama a veces en forma simplificada?
PR: - En 2003, los precios al consumo subieron poco, un 3,7%. Pero la inflación en 2004 subió hasta 6,1% y llegó a un máximo pos-crisis de 12,3% en 2005. Es decir, estamos observando guarismos crecientes en los registros inflacionarios, que se han revertido levemente en los primeros meses de 2006. Por ejemplo, el último registro disponible, que llega a junio, muestra que la inflación anual cayó a 11%, pero sigue siendo alta.
EC: - Entonces, Pablo, con un dólar prácticamente estable y una inflación mayor a 10% anual, Argentina se estaría encareciendo con respecto al resto del mundo...¿Es esto así?
PR: - Es cierto. En concreto, en 2004 y 2005 Argentina tuvo una inflación en dólares de 5% y 10% respectivamente.
De todas maneras, se debe admitir que el ritmo de apreciación real de la moneda argentina es bastante lento. O, dicho de otra manera, que la inflación en dólares en Argentina ha sido menor a la que se podía esperar hace uno o dos años.
Por esa razón, se debe admitir que el gobierno ha tenido cierto éxito en el "mantenimiento" de un tipo de cambio real alto. "Mantenimiento" entre comillas porque en rigor el tipo de cambio real está cayendo, a partir de un nivel muy superior a lo que podría considerarse un equilibrio de largo plazo.
EC: - ¿Qué sería en Argentina un tipo de cambio de equilibrio a juicio de ustedes?
PR: - El tipo de cambio real de equilibrio puede definirse de varias formas. Una de las más sencillas es tomar el promedio del tipo de cambio bilateral de Argentina con Estados Unidos para los últimos 40 o 50 años. En esa comparación, y con el dólar cerca de $ 3,10, nos da que el tipo de cambio real está un 25% a 30% por encima del nivel de equilibrio. Esto implica que el dólar debería cotizar en torno de $ 2,30 actualmente para que el tipo de cambio real se encontrase en un equilibrio de largo plazo.
Por lo tanto, con un dólar cercano a $ 3,10, el tipo de cambio real está muy por encima de su nivel de equilibrio, aunque esa medición no contempla en forma correcta las consecuencias que tienen las detracciones.
EC: - Sí, Ese es un punto que se menciona con frecuencia. Expliquemos a qué estás haciendo referencia con eso.
PR: - Las detracciones son impuestos a las exportaciones. Para ponerlo en términos sencillos: a pesar de que el dólar está en torno de $ 3,10, algunos sectores exportadores (como la industria láctea) tienen detracciones de 15%. Por lo que en realidad terminan recibiendo unos $ 2,60 por dólar por sus ventas al exterior. Inclusive, las detracciones llegan a 20% en el caso de algunos productos agrícolas como la soja y el girasol. Eso significa para esos sectores un dólar de $ 2,50. Para el petróleo son incluso mayores, llegan a 25%; lo que implica un tipo de cambio efectivo de $ 2,30 por dólar. Esto quiere decir que en la práctica coexisten tipos de cambios múltiples, dependiendo del sector de actividad que estemos considerando. En general, cuanto mayor la capacidad de competencia en la exportación o la rentabilidad de una industria, mayores terminan siendo las detracciones y menor el tipo de cambio efectivamente percibido por los exportadores.
Además, este sistema premia a los sectores que producen para el mercado interno y que compiten con bienes importados. Porque los bienes importados deben pagar el dólar más alto, de $3,10, para entrar al país.
En síntesis, la política de dólar alto parece en primera instancia una política de estímulo a la exportación pero tiene un fuerte componente de estímulo a la sustitución de importaciones. A largo plazo, esas políticas suelen afectar negativamente el crecimiento económico, porque desalientan la inversión en los sectores más competitivos. Y aquí está uno de los problemas que tiene la actual política cambiaria argentina. Pero ese no es el único problema.
EC: - ¿Qué otros problemas tiene la política cambiaria argentina?
PR: - Como el tipo de cambio está en un nivel muy alto en términos reales (aún si contemplamos los efectos de las detracciones), el crecimiento económico que se observa en Argentina termina presionando en favor de una suba de los precios internos medidos en dólares. Como el tipo de cambio nominal no baja, esa suba de los precios medidos en dólares termina operando -inevitablemente- a través de mayores precios medidos en pesos argentinos (a través de más inflación).
Para combatir la inflación, el gobierno ha recurrido a políticas de control de precios más o menos explícitas. El caso más paradigmático está en las prohibiciones de las exportaciones de carne, que constituyen una medida que indudablemente distorsiona la actividad económica. Esta medida que en el corto plazo puede generar alguna caída de precios, en realidad termina siendo perjudicial en el mediano plazo, porque genera incertidumbre y retrae la inversión... Consecuencias similares pueden tener los controles de precios, que siembran incertidumbre entre los empresarios acerca de cómo podrán gestionar sus negocios.
EC: - ¿O sea que los controles de precios en realidad pueden generar resultados opuestos a los deseados?
PR: - A nuestro juicio, sí. En el caso de la carne deberán pasar varios meses o incluso algunos años para que se puedan observar los efectos sobre la producción. Aunque en realidad ya tenemos ejemplos de lo que pasa en los sectores en los que se aplica un férreo control de precios. Por ejemplo, en el caso de los servicios públicos, las tarifas están prácticamente congeladas desde la devaluación y esto ha provocado que las empresas no inviertan o inviertan muy poco; lo que a su vez ha motivado problemas en la ampliación de las instalaciones, particularmente en el sector energético. Tarde o temprano estos bienes y servicios serán más costosos o habrá desabastecimiento.
EC: - En síntesis, ¿cuál es la evaluación de la política cambiaria de Argentina?
PR: - Debemos reconocer que la política económica ha logrado que la inflación en dólares haya sido más baja que lo esperable, dado el contexto internacional. Desde ese punto de vista, el gobierno de Kirchner puede considerar que su política ha sido exitosa. Sin embargo, a nuestro juicio, ese "logro", ha sido a costa de la introducción de numerosas distorsiones microeconómicas que afectan negativamente la inversión y el crecimiento, con lo cual se trata de una política que nuestro país no debería imitar.
Además, la inflación ha presentado una trayectoria creciente para situarse en niveles altos, porque la política cambiaria no podrá evitar que Argentina siga encareciéndose en dólares a partir de precios actuales muy bajos en términos históricos. Prevemos que el proceso de inflación en dólares continuará en los próximos meses.
EC: - ¿Y eso cómo afectaría a nuestro país? Supongo que si hay más inflación en dólares en Argentina, nuestro país debería beneficiarse...Pienso por ejemplo en el turismo.
PR: - Sin dudas. Si no se repiten los cortes de puentes, pensamos que la próxima temporada mostrará un aumento considerable del número de visitantes argentinos, en parte como consecuencia de ese proceso de inflación en dólares que vive el país vecino.