La Audiencia Opina

Sobre los subsidios agrícolas

Nada más a la mano de los gobernantes de los países menos desarrollados que atribuir parte de la culpa del subdesarrollo a los subsidios agrícolas de los países más desarrollados.

Sin embargo, debemos hacer algunas observaciones:

1) cuando un gobierno subsidia un sector de la economía, lo hace a costa de cobrarle más impuestos al resto de la economía, haciéndolo menos competitivo.

2) Al mismo tiempo, al incentivar por medio de los subsidios cierto sector de la economía, el desvío de recursos (mano de obra, bienes de producción, insumos) hacia ese sector afecta también al alza los costos de producción del resto de la economía.

3) Uno de los caracteres principales de las economías subdesarrolladas es el alto nivel de impuestos en relación al nivel de impuestos de las economías más desarrolladas.

4) Otro carácter principal de las economías subdesarrolladas es la obstaculización al ingreso de los capitales extranjeros.

Sería muy largo de argumentar profundamente, pero a partir de estas observaciones, intuitivamente se debe entender que el problema de los subsidios agrícolas en los países desarrollados afecta a sus propias economías, y no a las economías subdesarrolladas. Y que el problema del subdesarrollo de nuestras economías no se debe a la aplicación estos subsidios sino a las malas políticas económicas de los nuestros. Bajo un nivel de impuestos menor (incluso sugiero que sea nulo para los sectores agrícolas) y sin la obstaculización al ingreso de capitales extranjeros:

1) los sectores económicos agrícolas en los países subdesarrollados tendrían mayor competitividad frente a la contraparte subsidiada en los países desarrollados.

2) los capitales extranjeros encuentran menores costos de producción en los países subdesarrollados

3) El flujo de capitales desde los países subdesarrollados a los países desarrollados no sólo empareja los salarios (tendencia a un aumento del nivel de salarios en los países subdesarrollados, tendencia contraria en los países desarrollados), sino que recorta en los países desarrollados la posibilidad de aplicar impuestos para subsidiar al sector agrícola, con lo que los sectores agrícolas de nuestras economías ganan aún más en competitividad. También permite una mayor recaudación de impuestos en nuestros países, de manera que la reducción de impuestos del sector agrícola se vería compensada incluso con ganancias para el estado.