Análisis Económico

El balance económico de la gestión de Lula

Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Tea Deloitte & Touche.

(Emitido a las 8.29)

ANDRÉS GIL:
Como ustedes saben, Brasil se aproxima a las elecciones presidenciales, que se realizarán en 15 días. A pesar de los escándalos de corrupción que han surgido en varios momentos de la administración de Luiz Inácio "Lula" Da Silva y que han cobrado nuevo vigor en estos días, las encuestas de opinión marcan como favorito al actual presidente, que inclusive podría ganar en primera vuelta.

En ese contexto, nos pareció oportuno detenernos en la economía brasileña. ¿Cuál es la evolución reciente de la economía vecina? ¿Cuál es el balance de la gestión de Lula? ¿En qué medida el desempeño de la economía juega un papel relevante en la determinación de las preferencias de los votantes?

El diálogo es con el economista Pablo Rosselli, de Tea Deolitte & Touche.

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Pablo, la campaña electoral en Brasil transcurre en medio de nuevas denuncias de corrupción que, sin embargo, no parecen afectar a Lula. Y muchos apuntan a que la solidez del presidente en las encuestas tiene que ver con la marcha de la economía. Pregunto, entonces, ¿tan bien está la economía de Brasil?

PABLO ROSSELLI:
La marcha de la economía es una de las razones que en general marcan los analistas políticos para explicar por qué los escándalos de corrupción no parecen afectar las chances electorales del presidente Lula. Mencionan otras cosas, como el hecho de que los candidatos alternativos no son particularmente carismáticos o como el hecho de que una parte importante de la población entiende que la corrupción no es un problema exclusivo de los dirigentes del partido de gobierno.

De todas maneras, es cierto que la marcha de la economía luce bastante favorable, tanto en una perspectiva de corto plazo como en una perspectiva de comparación con la gestión del ex presidente Fernando Henrique Cardoso.

AG - Comencemos, entonces, con esa mirada de corto plazo que sugerías. ¿Cuáles son los hechos más destacables?

PR - Tres cosas, Andrés. En primer lugar, la actividad económica está mostrando un desempeño bueno este año. En concreto, se prevé que el Producto Bruto Interno (PBI) suba un 3,3% este año, después de un desempeño pobre el año pasado (cuando el PBI subió solamente un 2,5%). En segundo lugar, este año se está observando un crecimiento importante del consumo privado (de 3,8% en la comparación enero-junio de 2006 frente al mismo período del año pasado).

Por último, el mayor dinamismo de la producción y el aumento del consumo privado están ocurriendo en un contexto de baja inflación. Para este año se prevé una inflación de solamente 3,5%, el menor aumento de precios desde 1998 y el segundo más bajo en varias décadas.

AG - Quiere decir que este año la economía está mejor que en 2005. Pero además adelantabas que la economía estaba bien en una perspectiva comparativa con la gestión del ex presidente Cardoso. ¿Cuáles son las variables que estabas considerando?

PR - Si tomamos, por ejemplo, el crecimiento económico. Contemplando las proyecciones de los analistas para este año, tendremos que en los cuatro años de gestión de Lula el PBI habrá crecido a un promedio anual de 2,8%. Ese crecimiento resulta levemente mayor que el crecimiento de 2,6% anual que se observó durante la primera administración de Cardoso que coincidió con el Plan Real. Pero sobre todo difiere en una magnitud relativamente apreciable en la comparación con la segunda administración de Cardoso, cuando el PBI creció a un promedio anual de 2,1%. Esa diferencia entre 2,8% y 2,1% anual determina que en la gestión Lula el PBI estaría acumulando una suba de 11,5%, frente a un 8,6% en la segunda administración de Cardoso.

AG - ¿En qué medida el mayor crecimiento económico se traduce en mayor bienestar de la población?

PR - Si tomamos un indicador relevante, como el consumo privado, vemos que durante los últimos años se observó un crecimiento sostenido del consumo privado, acumulando una suba de 11% en lo que va de esta administración. En la primera administración de Cardoso el consumo privado había registrado una suba extraordinaria de casi 30% pero luego permaneció estancado durante su segundo mandato.

AG - ¿Qué sucedió con la distribución del ingreso, Pablo? ¿Ese mayor consumo fue generalizado o estuvo concentrado en unos pocos?

PR - Tradicionalmente, Brasil ha sido un país con una muy mala distribución del ingreso. De todas maneras, en estos últimos cuatro años el crecimiento económico vino de la mano de cierta mejora de la distribución del ingreso.

Según un trabajo del IPEA (Instituto de Pesquisas de Economía Aplicada) publicado a fines de agosto, la distribución del ingreso mejoró en forma consecutiva entre 2002 y 2004, siendo el año 2004 el año de mejor distribución del ingreso de por lo menos 25 años.

AG - ¿Y qué ocurre en materia de inflación? Algo decías al pasar respecto de este año pero ¿qué sucede en una perspectiva de más largo plazo?

PR - En esta área, las cifras también muestran buenos resultados en los últimos años. Cuando Lula tomó el gobierno en enero de 2003, la inflación era creciente y había cerrado 2002 en 12,5%. A lo largo de los últimos cuatro años la inflación fue bajando hasta situarse en 3,5% según las previsiones para 2006. En el promedio de la gestión de Lula la inflación sería de 6,5% anual, dos puntos menos que el promedio del segundo mandato de Cardoso.

AG - En definitiva, Pablo, la macroeconomía le está andando bien a Lula.

PR - Es cierto, Andrés. Y los fundamentos del crecimiento económico actual lucen mucho más sólidos que antes.

AG - ¿A qué te estás refiriendo, Pablo?

PR - A varias cosas. Primero, ya decíamos que el crecimiento actual ocurre en un contexto de baja inflación. En segundo lugar, el contexto fiscal luce mucho mejor que durante el Plan Real. Durante el Plan Real el superávit fiscal primario era más o menos nulo. En la segunda administración de Cardoso se hizo un fuerte esfuerzo de ajuste que terminó permitiendo un superávit de 3,9% del PBI en el último año de esa administración y durante la gestión de Lula el resultado primario ha mejorado hasta llegar a 4,8% en 2005 (aunque se prevé una caída hasta 4,3% del PBI este año de elecciones).

En tercer lugar, el crecimiento actual ocurre en un contexto de superávit en la cuenta corriente de la balanza de pagos y de fuerte inversión extranjera directa. La suma de cuenta corriente y de inversión extranjera directa ha significado un ingreso de divisas al país del orden de 3% del PBI en los últimos años, lo cual contrasta con registros más bajos y a veces negativos en el período 1990-2002.

En síntesis, Andrés, la macroeconomía de Brasil luce bastante bien. Eso no quiere decir, por supuesto, que todo eso sea mérito de la gestión de Lula. La mejora fiscal, por ejemplo, ocurrió fundamentalmente en la segunda administración de Cardoso. Además, el contexto internacional ha sido especialmente favorable en los años de gestión de Lula y seguramente incidió mucho en el crecimiento del PBI.

De todas maneras, sí se debe reconocer a la gestión de Lula la decisión de perseverar en el mantenimiento de un fuerte superávit primario y también debe reconocérsele la firmeza del Banco Central en el combate a la inflación.

AG - Sin embargo, Pablo, muchos en Brasil critican la dureza de la política antiinflacionaria del Banco Central (que determina altas tasas de interés) porque justamente, alegan, frena el crecimiento.

PR - Es cierto. Ese ha sido un tema de debate en Brasil, como suele serlo en todo el mundo. Si bien podría argumentarse que a veces el Banco Central ha sido un tanto más duro de lo necesario con su política anti-inflacionaria, también se debe reconocer que la inflación era muy alta en Brasil cuando asumió Lula y ahora está en niveles comparables con los parámetros internacionales. Además, varios analistas reconocen que durante esta gestión se consolidó un marco de independencia del Banco Central, que debería conducir a una mayor credibilidad de los agentes en el compromiso anti-inflacionario de la política económica.

A largo plazo, eso permitiría tener menores niveles de inflación con menores esfuerzos en materia de tasas de interés.

En cualquier caso, Andrés, el bajo crecimiento que muestra Brasil en una perspectiva de mediano o largo plazo obedece, en lo sustancial, a malas políticas microeconómicas, que establecen numerosas distorsiones al funcionamiento de los mercados y niveles excesivos de protección a las industrias locales. Justamente, en el área de las reformas para el crecimiento están los mayores debes de la administración Lula, que no hizo mayores progresos (y que no aprovechó el contexto internacional favorable de los últimos años).