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Cómo estudiar en la capital y no morir en el intento

Estudiar en la capital es la única opción que tienen los miles de jóvenes que año tras año llegan a Montevideo provenientes del interior del país. Para algunos es una experiencia increíble, para otros una cruda realidad. En una ciudad donde los costos de vida son altos, muchos estudiantes no tienen otra posibilidad que formar "cooperativas de vida", para acceder al tan ansiado título universitario. Informe de Federico Dalmaud

En este caso la propuesta es descubrir cómo es la vida de un estudiante lejos de casa. Son chicos de diferentes puntos del interior del país que tienen un objetivo en común: estudiar en la capital y acceder a un título universitario.

Muchos de los estudiantes no tienen trabajo, por lo que sus ingresos dependen de sus padres, quienes, mes a mes, les hacen llegar dinero desde el interior.

Cabe destacar que en Montevideo existen diferentes lugares donde los estudiantes pueden vivir: pensiones y residencias municipales, privadas y religiosas.

No obstante, muchos de estos estudiantes optaron por alquilar apartamentos privados, o tal vez, es la única opción que tienen.

Muchos de los estudiantes vienen a la capital por varios motivos. El principal es porque aquí se encuentran las únicas universidades públicas del país. Derecho, Medicina, Psicología y cientos de carreras profesionales más.

Es claro que vivimos en un país donde la enseñanza terciaria está centralizada en la capital. No obstante, se están haciendo cosas para que esto no sea así. Hace unas semanas, El País publicó una nota en la que decía que las oficinas de juventud de las intendencias de Soriano, Río Negro, San José y Flores lanzaron una campaña para concientizar a las autoridades de la enseñanza para instalar un centro universitario en Colonia, denominado Regional Sur.

La idea, obviamente, es descentralizar la educación y lograr de esta forma que miles de estudiantes de bajos recursos accedan a una educación terciaria sin la necesidad de venir a Montevideo.

Respecto a cómo viven esos estudiantes del interior en Montevideo, es muy común transitar por 18 de julio y ver la cartelería de las diferentes inmobiliarias. Donde se puede apreciar el famoso "se alquila", dado que estamos hablando de que ésta es una de las zonas más buscada por los estudiantes.

Según datos aportados por algunas inmobiliarias, Centro, Palermo, Ciudad Vieja y Cordón son los lugares más buscados por quienes quieren acceder a un departamento debido a la cercanía que tienen con los lugares de enseñanza.

Si bien en nuestro país no existen datos estadísticos sobre lo que buscan los estudiantes a la hora de alquilar. Por citar algunos ejemplos, el alquiler de un monoambiente en la zona del Cordón –de 25 metros cuadrados- ronda los 4.500 pesos. En algunos casos, alquilado hasta por tres personas.

Según indicaron las inmobiliarias de la zona, la preferencia es monoambientes o apartamentos de una habitación entre 3.500 y 5.000 pesos, con poco gastos comunes.

Alquilar un apartamento en la zona de Tres Cruces de un dormitorio ronda los 5.000 pesos. Y un apartamento de dos habitaciones en el Cordón puede llegar a los 7.000. Todos estos datos, sin contar gastos comunes, luz, comida...

Es por éste motivo que muchos de los estudiantes, deciden dar uno de los pasos más difíciles al compartir apartamento con extraños. Más de uno habrá observado en las carteleras de las diferentes universidades, mensajes como:

"Busco habitación de apartamento compartido, para alquilar, pago hasta 2.000 pesos por mes". "Comparto apartamento en zona Centro, preferentemente del sexo femenino, que estudie y que sea ordenada".

Alison, es de Canelones y estudia actuación hace unos años, y es una de las personas que se animó a publicar uno de estos mensajes, buscando en este caso, a una chica del interior. "Yo en el mensaje, en el aviso que pongo, en realidad dice que preferentemente sea estudiante porque como que así estamos todos en la misma. Viste que por lo general la gente del interior es distinta a la de Montevideo –por eso pongo que sea del interior-. Y si viene a Montevideo a estudiar es que no está para la joda, por lo general... La gente del interior que busca (apartamento) es para establecerse un poco y no tener que viajar o porque hay apartamentos que están muy caros y para uno solo, un monoambiente por menos de 5.000 pesos no hay. Yo creo que es mejor compartir para manejarse un poco mejor con la plata", aseguró.

Además, Alison explicó por qué compartir apartamento con un extraño: "Por un tema económico. Llegué a ponerlo en un aviso porque preguntando a gente de Canelones no le interesaba mucho moverse en Montevideo. Pero, por ejemplo, gente que vive en Maldonado o lugares así les interesa y fue como la única manera que encontré de buscar gente".

Agustina, que es de Florida y estudia Comunicación en una universidad privada, comparte un apartamento de cuatro habitaciones en la zona del Centro junto a nueve personas más. "Somos diez, es mixto, estamos repartidos en cuatro cuartos y nos llevamos bastante bien. Hay gente de Rivera, Paysandú, Florida, Las Piedras y Durazno".

Obviamente, esa es una opción económica. En muchos casos se trata de sumar gente para reducir los gastos. Es por eso que Agustina contó como se hace para convivir con tanta gente: "El sistema es que tu pagás un monto fijo y vivís en un apartamento que es distinto a vivir en una residencia... Tenemos todo, estamos super cómodos. Obviamente, no es lo mismo vivir en un apartamento con diez que con cuatro. Tenemos un lindo grupo, incluso hasta para el baño no tenemos problemas", comentó.

Melisa, es del Departamento de Flores y estudia Trabajo Social en la Facultad de Ciencias Sociales, ella es un ejemplo claro de que vivir con extraños, a veces, puede ser una mala experiencia: "Mi hermana ya estaba acá y en realidad yo me viene a vivir con ella al apartamento y eran tres más. Vivía una amiga de mi hermana, la hermana de ella y otra que era amiga... pero terminó medio raro eso".

Como la de Melisa, hay cientos de  historias de lo difícil que es vivir con gente que uno no conoce, sólo por el simple hecho de poder costear los gastos de estudio.

Francisco, es otro estudiante de Comunicación, él es de Minas, departamento de Lavalleja y en su caso, optó por la amistad como la base de su nuevo hogar. "Estamos hace cinco años dividimos entre tres el alquiler. Somos amigos desde la infancia. Nos conocemos de toda la vida y los problemas de convivencia son los clásicos... Más de eso nunca, al contrario", comentó.

Parece claro que si hay un conocimiento previo todo es mucho más fácil. Pero la amistad no es sinónimo de buena convivencia. En muchos de los casos grandes amigos han terminado enemistados por tratar de vivir juntos.

Damián es de Florida y es un estudiante avanzado de Veterinaria, hace ya algunos años que comparte apartamento con tres amigos. Él es quien tiene la responsabilidad de cobrarle a sus compañeros de hogar la cuota del alquiler, debido a que la misma es debitada del sueldo de su padre, que es garantía por contaduría, por ser empleado público.

Damián es uno de los ejemplos de "amistad-convivencia" por llamarlo de alguna forma. Por eso le preguntamos cómo es la convivencia entre amigos y si el hecho de que el alquiler sea debitado del sueldo de su padre puede llegar a traer algún problema. "Eso siempre pasa son amigos, pero al momento de estar viviendo en una casa vos tenés tus costumbres... Y no es fácil, pero tampoco es difícil. Yo con estos amigos no tuve ningún problema, parte porque éramos parecidos. Yo por el pago de alquiler nunca tuve ningún problema con ninguno de ellos", señaló.

En cuanto a las medidas que hay que tomar a la hora de elegir con quién se va a compartir apartamento, Alison comentó: "Si, más o menos es ver en qué andan, que estudian... Ir viendo y seleccionando... Porque hay gente que de una te das cuenta que no te vas a llevar, porque ves que tiene un carácter especial... Es ver más o menos con la gente que vas a poder convivir".

Sin embargo, Alison, oriunda del departamento de Canelones, tuvo algunos conflictos por el tema económico.

Respecto a las "cooperativas de vida", nombre que le dimos a estas sociedades de amigos extraños, que se juntan para "abaratar costos", que comparten el alquiler, luz, gastos comunes, teléfono y tienen reglas de convivencia bastante particulares. Obviamente que estas cooperativas no en todos los casos funciona.

Para Melisa el tema de la limpieza fue un gran problema para la convivencia. "Es un dilema porque nadie hace nada yo y mi hermana somos las que hacemos las cosas. (Hable de esto) más de una vez, pero como es lo mismo como que ahora no digo nada. Cuando estaba la otra que se fue, que fue otro problema, media rara era, hablábamos, pero no se respetaban las cosas y ta"

Melisa, decía "era media rara", obviamente se refería a una historia de convivencia que no tuvo un final feliz. "Le comieron un pan y por eso armó lío" decía Melisa. Prueba fehaciente de que hay que elegir bien con quien se comparte.

En muchos casos los estudiantes decían que es porque no les queda otra y no tienen lugares más baratos a donde ir, o en muchos casos no quieren caer en pensiones.

Mónica, es de Salto y ya hace unos años que reside en Montevideo, estudia Bibliotecología y viven en una pensión.  El único dinero que recibe es el que la madre le envía por mes desde Salto. "No trabajo y (mi madre) me manda una plata por mes y ahí me mantengo... Me compró yo, me cocino yo... En algún momento ella me mandaba alguna encomienda. Ahora se le complica pero, yo que sé, es complicado", comentó

La comida debe ser todo un tema, en el caso de estos estudiantes es muy común recibir encomiendas de parte de los familiares que están en el interior. De hecho, muchas de las empresas disponen de un día a la semana, para el envío de encomiendas en forma gratuita a los estudiantes que residen en Montevideo.

Es el caso de la empresa Turil, que dispone de un día a la semana, para el envío libre de encomiendas con comestibles de hasta 10 kilos. Además de permitir giros sin costo de hasta 1.000 pesos semanales.

Sobre el tema de la comida Agustina comentó: "Cada uno tiene lo suyo. El tema es que alguna vez pasa que a veces te desaparece... Pero bueno, ta..."

Damián, estudiante de veterinaria es otro de los que recibe por parte de sus padres una encomienda semanal con comestibles. "Por ejemplo, a mí me mandan comida, a los otros chicos también. Y algún día que queremos hacer algo nos cocinamos nosotros... A veces de noche se cocina algo entre todos, pero a su vez nos mandan comida, sí".

En la casa de Francisco es todo mucho más organizado y libre: "Y nada, traemos cada uno sus cosas de Minas, lo que tenga ganas. Por lo general son milanesas congeladas y las compartimos acá y hacemos un surtido de vez en cuando. Si uno tiene ganas de comer, va y come sin problema".
 
Nelida, es de Flores y estudia Enfermería, ella nos da otro claro ejemplo de lo malo que puede ser convivir con extraños:"Aparte de estudiar, yo trabajaba y tenía mis ahorros y me empezó a faltar ese dinero y también la comida... Si abrís la heladera y no tenés lo que compraste... Después tenés las cosas en tu cuarto para que no te las toquen, o te falta plata como a mí me faltó... Compartir un apartamento con gente no lo volvería a hacer".

Según Nelida, es una experiencia que no le gustaría volver a repetir jamás.

Es bueno aclarar que estas historias no son representativas de todos los estudiantes, sino que son casos aislados, de diferentes realidades que viven los estudiantes del interior en la capital.

Cuando uno se encuentra ante esta realidad se pregunta, si vale la pena tanto esfuerzo. Por eso planteábamos más arriba el debate de la descentralización de la enseñanza terciaria. Por ejemplo, según datos publicados en la nota de  El País, una encuesta de la Secretaría de Juventud de la Intendencia de Colonia, indica que el 55% de los jóvenes que quieren venir a estudiar a Montevideo no está en condiciones económicas de poder hacerlo. Y los costos que debe asumir cada comuna que tiene un hogar estudiantil en Montevideo son muy altos.

Por ejemplo, la Intendencia de Colonia, debe abonar mensualmente unos 145.000 pesos mensuales por el alquiler de la casa y del sueldo de los funcionarios para el cuidado de los alumnos. Además del costo fijo por estudiante que debe de pagar cada comuna.