Más allá de elogiar el manejo económico del gobierno, Orlando Dovat señaló muchos debes para la captación de capitales productivos.

Debes en la promoción de inversiones

Más allá de reconocer el "excelente" manejo de las políticas económicas que hace el gobierno, el presidente de Zonamérica, Orlando Dovat, señaló muchos debes en la promoción de las inversiones. Desde la educación al fomento de la innovación, pasando por la legislación laboral y la falta de diálogo productivo entre gobierno y empresarios, muchos son los aportes a un debate impostergable.

(Emitido a las  9.09)

EMILIANO COTELO: 
Todo un tema para el futuro del Uruguay. ¿Somos un país "amigable" para las inversiones?

La discusión no es nueva pero conviene retomarla porque, si bien la economía sigue recuperándose, ahora el desafío es afirmar esa mejora de manera sostenible. Y, en particular, por supuesto, resulta vital continuar generando puestos de trabajo.

Por eso les proponemos abrir hoy una serie de entrevistas para discutir: a la hora de captar inversiones... ¿qué desafíos enfrenta el país? ¿Qué trabas mantiene? ¿Cómo funcionan los mecanismos de incentivos?

En definitiva, si miramos hacia delante, ¿qué rol queremos asignarle a la inversión, a la nacional, pero también, y especialmente, a la extranjera?

Inauguramos este ciclo con un empresario que está muy entrenado en esto de salir a buscar inversores, alguien que ha acumulado miles de "millas" recorriendo el mundo en busca de capitales extranjeros.

Se trata del contador Orlando Dovat, fundador y presidente de Zonamérica, un parque tecnológico y de servicios que funciona en régimen de zona franca, que tiene ya 16 años, que acumula una inversión de más de 100 millones de dólares y que da empleo hoy a 5.200 personas.

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Contador Dovat, para empezar, ¿por qué es importante generar inversión, más allá de las razones ya obvias, generación de puestos de trabajo, dinamización de la economía?

ORLANDO DOVAT:
Estamos en un mundo competitivo, en un mundo en el cual, como dice Tomas Friedman en su libro "El mundo es plano", o en el libro que ha estado muy en boga últimamente, "Cuentos chinos", de Oppenheimer, vemos continuamente países que se despegan, salen de la línea, que uno nunca habría pensado, que están compitiendo en forma muy eficiente, atrayendo inversiones. Hoy estamos en un partido en el cual todo el tiempo tenemos que estar mostrando nuestras ventajas, nuestros atributos, para poder atraer esas inversiones.

La inversión propiamente es una forma de mostrar al mundo si somos atractivos o no para el resto. Y a su vez es una metodología para medir esas capacidades. La inversión es quizás lo más importante, pero hay que dividirlas en buenas, malas, de más calidad, de menos calidad, directas del exterior y las de los uruguayos. Y ahí también tenemos que analizar si hoy Uruguay sólo se orienta a la inversión internacional y qué tipo de inversiones está capacitado para traer.

EC - ¿Es indistinto si son inversiones externas o nacionales?

OD - No desde el punto de vista del tratamiento, de ninguna manera, siempre hemos hablado, publicado y promovido que Uruguay es un país que trata por igual al inversor extranjero que al nacional. No es lo mismo desde el punto de vista de la velocidad de crecimiento, en una economía pequeña como la uruguaya, que en lo que hace a la gran población vive básicamente de su mercado interno, por más que son muy importantes las exportaciones Uruguay da oportunidades de trabajo a la gente con su crecimiento interno, es muy importante que la inversión venga y genere una situación de oportunidad para la gente.

EC - ¿Cuáles son subproductos, quizás menos visibles que los obvios, de la inversión extranjera?

OD - Para empezar, el empleo, y un empleo de calidad. En general –sigo diciendo en general porque sabemos que hay excepciones–, cuando llega el capital extranjero son compañías de cierto nivel, con una organización detrás, con reglas, normas, muchas veces normas de ética, normas de trabajo que incluso por su poderío si les va mal en Uruguay levantan las cacharpas y se van. Por lo tanto pueden tener normas de ética en el sentido de que tratan todo su personal en planilla, pagan todo lo que se tiene que pagar e incluso todos los impuestos. Son muy sensibles a todas las reglamentaciones y normativas de Uruguay.

El uruguayo –todos lo sabemos, se puede decir en una radio–, con todas las excepciones del caso, y eso lo saben fundamentalmente nuestro amigo Zaidensztat y la DGI, cuando sucede una crisis o se produce una situación de caso extremo, como no tiene otra solución de alternativa y no puede cumplir económicamente, comienza a no comportarse sobre la base de esos mismos criterios de ética. En eso se diferencia la inversión extranjera de la nacional.

EC - ¿Qué otras diferencias hay, o qué otras ventajas?

OD - Transferencia de know how. Cuando viajamos al exterior nos damos cuenta de muchas cosas del avance del mundo desarrollado, y cuando una empresa extranjera llega a un país como Uruguay no va a incorporar las metodologías que Uruguay utiliza, sino que normalmente importa sus propias tecnologías y generalmente enseña a sus trabajadores, a sus empleados, que van a quedar y las van a trasmitir al mercado, esas nuevas tecnologías, esas nuevas formas de trabajo.

Y también las exigencias, generan cultura y exigencias de estudio y de preparación. Por ejemplo, una empresa internacional hoy no emplea ningún trabajador que no sepa inglés. Entonces, ¿Uruguay está preparando la gente que requiere ese mundo plano de Friedman, ese mundo en el que tenemos que competir, en el que sin mirarnos el ombligo tenemos que mirar hacia fuera y pensar si hoy competimos? Lo vemos perfectamente en el caso del fútbol.

EC - Usted está entrando en la pregunta siguiente, que es cómo estamos para captar ese tipo de inversiones.

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EC - Usted se dedica a captar inversores del exterior, sale al mundo a buscar empresas interesadas en instalarse en Zonamérica. Es interesante saber con qué se encuentra. ¿Cómo le va cuando ofrece a Uruguay como destino para una inversión de estas que usted busca? ¿Estamos cada vez más en el mapa o cada vez menos en el mapa?

OD - No podemos decir que somos el primer pensamiento que va a tener presente un inversionista internacional, que Uruguay es el país que está en el mapa. Al país lo ponemos en el mapa con un enorme esfuerzo y muchas veces tenemos que hacer un trabajo muy fino tratando de cambiarle una línea de pensamiento, una idea que trae un empresario, para mostrarle que es una posibilidad. En general lo primero que hay es una sorpresa, o sea que, primera conclusión, Uruguay no está bien promovido. Yo entiendo lo que para cualquiera de nosotros significa cada vez que nos damos cuenta de la cantidad de dinero que tendría que gastar el Estado en materia de promoción de la inversión en el mundo para hacerse conocer, pero somos realmente desconocidos. A veces uno usa eso jocosamente como una ventaja, cuando le dicen: "pero yo no sabía nada", uno le dice: "ahí está el tema, esa es la gran ventaja de Uruguay, que usted no sabía nada y puede tener la oportunidad de invertir y ser competitivo desde un país que es su arma secreta", pero eso es más jocoso que otra cosa, es una manera de ir entrando, no es un razonamiento ni una cuestión seria. En definitiva, hay que promover a Uruguay permanentemente en el uno a uno, hay que ir, hay que mostrarlo, hay que presentar primero al país y después lo que nosotros hacemos, después de presentar a Uruguay y sus características presentamos Zonamérica.

EC - ¿Cuáles son los puntos débiles más notorios de la oferta Uruguay en comparación con los países que compiten con nosotros por la captación de esas mismas inversiones?

OD - Obviamente no le vamos a decir al inversor cuáles son nuestras debilidades.

EC - ¿Por lo tanto no lo va a decir acá tampoco?

OD - Los uruguayos todos sabemos qué se discute a nivel público, ya sea por políticos, técnicos, economistas, etcétera: 1) seguridad jurídica; 2) respeto al derecho de propiedad; 3) derecho al trabajo; y 4) respeto al derecho de sindicalización y no sindicalización –ese último es el problema–. Hay cosas que sí preocupan y el empresario investiga, lee los diarios y sabe de los problemas y debilidades que tiene el país.

Tenemos problemas en materia de telecomunicaciones, nosotros vendemos Zonamérica como un lugar excepcional en materia de telecomunicaciones, pero dependemos de Antel. Hoy hay empresas internacionales que quieren hacer inversiones en telecomunicaciones en Uruguay pero diversas razones, que van desde la Ursec a la Intendencia de Montevideo pasando por Antel, impiden ingresar al departamento de Montevideo con una línea de fibra óptica. ¿Qué hay detrás? Muchos intereses de empresas nacionales, como Antel, que se tienen que defender, porque usted sabe lo que significa el wiremax, que es una metodología de wireless, de transmisión de información por aire, con gran capacidad, con gran ancho de banda y con posibilidades de poner en el centro una gran antena. ¿Y qué pasa con Skype? Podemos hablar por teléfono libremente. Antel frente a eso, ¿se defiende cerrando puertas o se moderniza?

Ese tipo de cosas son las que nos ponen fuera del mapa, porque sabemos que una empresa hoy quiere crecer. En este momento tenemos, y se mira como un gran éxito, 5.200 personas, pero queremos tener más. ¿Y cómo se hace? ¿Dónde está el mayor crecimiento de Zonamérica? ¿En la cantidad de nuevas empresas que trae o en el crecimiento de las que están? Es el crecimiento de las empresas que están, y las que están quieren crecer y no pueden.

EC - ¿Por qué no pueden crecer las empresas que ya están instaladas en Zonamérica?

OD - Porque no disponen de personal capacitado en Uruguay, entonces encontramos colas con 130.000 o 150.000 personas esperando turno para entrar en la Intendencia de Montevideo, pero no para entrar en un lugar en el cual se requiere una preparación un poco superior, porque tampoco son profesionales universitarios los 5.200, pero tienen que saber inglés y teclear una computadora, y lamentablemente nuestra enseñanza no está acorde con eso.

A Uruguay hay que ponerlo en el mapa, pero no para los inversores, hay que ponerlo en el mapa en el nivel de educación que nuestra gente tiene que recibir, acorde con la competitividad que tiene que tener y con los institutos de enseñanza de Chile, incluso de Argentina o de Estados Unidos, cuyos planes de estudio tendríamos que incorporar.

EC - Usted mencionaba tres debilidades que tiene Uruguay a la hora de captar inversores en el exterior: problemas en relaciones laborales, en comunicaciones y en formación, educación del personal que requieren varias de las empresas que están instaladas o pueden instalarse en Zonamérica.

Pero veamos el tema en otro nivel, en una entrevista que le realizaron a usted en la Revista Portolio en el mes de febrero usted elogiaba la gestión del ministro de Economía, Danilo Astori, destacaba que sus políticas dan seguridad a los inversores, pero hacía una salvedad referida al tema del que estamos conversando esta mañana, dijo: "Astori no está siendo coherente entre el discurso y la aplicación de incentivos". ¿A qué aludía concretamente?

OD - Hace aproximadamente un año, en el mes de noviembre del año pasado, hicimos un foro sobre promoción de inversiones. Nos instalamos a estudiar con mucha seriedad los problemas de las inversiones. Trabajamos muchos empresarios y gente valiosa para analizar en forma seria qué era lo que pasaba con las inversiones, y eso terminó en un foro y en un documento que se le entregó al gobierno en carácter de recomendaciones. Por supuesto, no somos nadie para decir lo que hay que hacer, sino simplemente recomendar lo que vemos como conveniente desde nuestro punto de vista.

Capaz que no fui feliz en la expresión "no hay coherencia entre lo que dice o promete y lo que hace", quizás ahí estoy haciendo una crítica demasiado ácida, para ninguno de nosotros sería fácil sentarse en el Ministerio de Economía (MEF) ni llevar a cabo todas las reformas que hay que hacer. Por lo tanto quiero salvar esa manera de introducirme al tema.
 
EC - ¿Qué tipo de incentivos están faltando?

OD - En ese momento hicimos prácticamente diez recomendaciones y una se refería a consensuar una estrategia de fomento de las inversiones en el país que procurara, bajo cualquier circunstancia del comercio internacional y del progreso de la tecnología, favorecer el desarrollo de las actividades productivas más adecuadas para cada oportunidad. Eso quería decir educación. ¿Qué se ha hecho en materia de educación en este tiempo y cuáles son los planes de cambio de educación por parte de esta nueva administración? Pero ojo, viene de muchas administraciones anteriores, no hay que cargarle a esta administración que ahora tenemos problemas para colocar el personal. Estoy planteando un tema de futuro.

EC - ¿Qué tipo de incentivos está faltando desde el MEF?

OD - El MEF es el que maneja el dinero y el que tiene que aprobar fondos y programas para que todas estas cosas se puedan hacer. En lo que hace a la independencia judicial, a la eficiencia del marco legal, a la extensión del sistema informal que tenemos en Uruguay, ¿significa que hay un tratamiento igualitario en materia jurídica para todos los actores? ¿O algunos tienen excepciones y pueden funcionar como dos mercados, uno informal y uno formal? Por otro lado, habíamos convocado al MEF sobre la base de impulsar estrategias de vínculos entre los sectores público y privado, asociaciones orientadas a una mejor articulación de la cooperación público-privado, reduciendo controles burocráticos, haciendo más eficaces las sanciones para quienes se aparten de las normas.

En la actualidad seguimos con el mismo sistema de primero preguntar y después dejar hacer, en vez de dejar hacer y después sancionar. Eso le va a dar mucho más agilidad, si yo quiero hacer un contrato con usted no le debería estar preguntando nada a nadie ni registrar nada en ningún lado, eso tendría que venir después, para eso están las unidades de contralor de la DGI o quien corresponda para ver si hemos actuado de acuerdo con la ley y la normativa.

Por otro lado tenemos que construir capacidades y cultura de innovación. Eso significa que hay que crear incentivos fiscales para las empresas para ejecutar programas de innovación y desarrollo de tecnologías. Hoy es imprescindible para su independencia económica que Uruguay sea dueño de sus tecnologías. No podemos estar pagando al exterior por cada cosa que hoy consumimos en el mercado interno, y para eso tenemos que lograr nuestro propio desarrollo, si no, vamos a ser cada vez más dependientes del mundo internacional.

Veamos qué pasó con Japón, en los años cincuenta todo lo japonés era ordinario, de mala calidad, y hoy sabemos lo que significa lo japonés. En China está pasando lo mismo, lo chino era lo ordinario y hoy vemos una pantalla plana en una empresa de electrodomésticos y preguntamos si es seguro que es igualmente buena. Esos lugares fueron comprando tecnología, desarrollando capacidades, son países que luego se transforman en grandes exportadores e imponen una calidad. Y para eso hay que hacer un programa nacional que no tiene color político, esa es una de las cosas en la que tenemos un debe.

Tiene que haber una ley de fundaciones con incentivos a las empresas para formarlas y que se puedan descontar de impuestos las aportaciones a esas fundaciones que van a hacer innovación, investigación. Tienen que desarrollarse políticas para desarrollar el multilingüismo, o al menos el bilingüismo, no se ha hecho nada en esa materia. Desarrollar políticas de generalización de conocimiento en materia de tecnología de la información, lo que quiere decir aprender computación. Esto lo hacen institutos con gran esfuerzo y, si no, a un altísimo nivel, la Facultad de Ingeniería, que saca ingenieros extraordinarios, pero en el medio, ¿qué hay en todo eso?, en las escuelas y en los liceos, ¿qué hay de todo esto? Sólo esfuerzos de privados.

EC - Usted menciona esta serie de pendientes, de debes en cuanto a la generación de condiciones para la captación de inversiones. Pero también se ha avanzado, por ejemplo la política macroeconómica es estable y responsable, así la han caracterizado desde distintos sectores de la actividad nacional y desde distintos ámbitos políticos. En el manejo del conflicto con Argentina por la planta de celulosa de Botnia hay sectores de izquierda que llegan a entender que el gobierno se puso demasiado al hombro la defensa de una empresa, en este caso extranjera. ¿Estas no son señales positivas para la inversión?

OD - Muy positivas. Sin dudas este es el marco sobre el que tienen que moverse las otras reformas, es la condición necesaria pero no suficiente. Es necesaria porque sin eso se nos cae todo, el MEF está haciendo las cosas en forma excelente, el Banco Central lo mismo en esa materia –por más que se le critica el tema del dólar y que muchos exportadores estén presionando–, hay una coherencia en la política, hay una gran seriedad en el manejo de toda la política económica.

Son medidas complementarias para sobre esa base hacer un nuevo país y darle oportunidad de trabajo a la gente porque sólo manteniendo esos índices generales macro que la gente no los entiende, se tienen que traducir al final en empleo cualificado. El empleo cualificado es un empleo bien remunerado, que se remunera no por huelgas o por protestas sino porque el empleado se lo merece por su calificación, por su preparación. Y esa preparación tiene que responder a políticas.

EC - Usted recordaba recomendaciones surgidas de un seminario que tuvo lugar hace un año. ¿Dónde se están discutiendo estas cosas hoy entre el sector privado y el Estado? Y cuando digo Estado utilizo la palabra con cuidado, no me estoy refiriendo sólo al Poder Ejecutivo o al gobierno nacional, parece bastante claro que los gobiernos departamentales también juegan en este partido.

OD - Le voy a dar un ejemplo de cosas que suceden hoy. Hace poco hubo un gran foro empresarial en Argentina al que fueron los grandes gurús empresariales, entre lo que estaban Giuliani y Jack Welch, quien durante 12 años fue CEO de la General Electric. Cuando Welch dijo qué era lo que le preocupaba de Argentina, pensé que eso nos debería preocupar también a nosotros los uruguayos. Dijo: "En tres días que he tenido en Argentina me tuve que poner a estudiar qué era lo que estaba pasando porque sabía que me iban a preguntar algo. ¿Ustedes no se han dado cuenta de que no hay un diálogo eficiente y bueno entre el Estado y el empresariado, porque este tipo de gobierno, por razones de compromisos políticos, se vuelca más a un relacionamiento con los sindicatos que con los empresarios? ¿Existen mesas de trabajo donde se estén discutiendo las inquietudes de los empresarios? ¿Existen puertas abiertas para los empresarios, aparte de los ministros?

EC - Desde el gobierno en nuestro país se han lanzado varios ámbitos de diálogo. ¿Qué ha pasado con ellos?

OD - Los ámbitos de diálogo a veces son nada más que discursos, tienen que ser mesas de trabajo, tenemos que arremangarnos y decir: "vamos a trabajar y a sacar algo". No se trata de un foro al cual va una serie de gente que habla en una mesa, todo el mundo la mira, le hace cuatro o cinco preguntas, terminó todo y de allí no salió nada. Tiene que haber seguimiento, tiene que haber grupos de trabajo que se pongan al hombro el tema, digan cómo se tiene que hacer y pongan plazos objetivos. Eso, con todo respeto, no sé dónde está.

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Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: Alexandra Hahn