Análisis Económico

El paquete de aceleración del crecimiento del gobierno de "Lula": ¿en qué consiste? ¿Qué consecuencias tendrá sobre la economía del país vecino?

Análisis de Pablo Rosselli, de Tea Deloitte & Touche.

(Emitido a las 8:20 horas)


EMILIANO COTELO (EC):
Esta semana el gobierno brasileño anunció el llamado "Paquete de Aceleración del Crecimiento", que se llevará adelante durante el segundo período de gobierno del presidente Lula. El paquete de medidas, que entre otras cosas contempla mayores inversiones públicas y reformas, procura llevar el crecimiento económico brasileño a un 5% anual.

¿En qué consiste exactamente el paquete de medidas? ¿Tendrá los efectos deseados? ¿Cuál ha sido hasta ahora la opinión de los analistas y de los mercados en torno a estos anuncios?. Estas son algunas de las preguntas que buscaremos responder en diálogo con el economista Pablo Rosselli, de Tea Deloitte & Touche.

Comencemos con una explicación rápida de las principales medidas anunciadas.

PABLO ROSSELLI (PR):
En el documento preparado por el gobierno brasileño se presentan cinco grupos de medidas, que conforman el Paquete de Aceleración del Crecimiento.

En primer lugar se hace referencia a un plan de inversión en infraestructura, que ha sido el tema que más atención acaparó de todos los anuncios. En segundo lugar se anuncian algunas medidas relativas al crédito. Hay un tercer grupo de medidas relativas al clima de inversión. Un cuarto grupo tiene que ver la puesta en marcha de algunas exoneraciones tributarias y finalmente hay un grupo de medidas fiscales de largo plazo.

EC: - Entonces, veamos cada grupo de medidas. Hablabas en primer término de un plan de inversión en infraestructura. ¿En qué consiste ese plan? ¿Qué montos involucra?

PR: - El gobierno anunció un plan de inversiones por unos 230.000 millones de dólares para los próximos cuatro años. Si se divide ese monto en cuatro tramos iguales, uno para cada año, se trataría de un aumento de la inversión anual equivalente a 5,7% del PIB... una cifra muy significativa.

A su vez, el gobierno indicó que aproximadamente un 55% de la inversión iría a proyectos de infraestructura energética, 12% iría a proyectos relacionados con logística (carreteras, vías férreas, aeropuertos, puertos) y el resto iría a proyectos relacionados con la infraestructura social y urbana.

EC: - ¿De dónde saldrán los fondos para esas inversiones?. Mencionaste inversiones por un equivalente anual a más de 5% del PIB...


PR: - Es cierto. Y este es uno de los puntos que ha merecido más reparos o dudas entre los analistas. El gobierno señala que el programa de inversiones se hará en proyectos de asociación entre el sector público y el sector privado. Se trata de un enfoque razonable, cada vez más utilizado en los países emergentes de mayor crecimiento, porque en el mundo hay un auge de la inversión privada en proyectos de infraestructura. Y a su vez, si los gobiernos obtienen inversiones privadas para financiar la infraestructura pueden emplear más recursos para invertir en otras áreas clave como la salud y la educación. Sin embargo, la administración "Lula" señaló que de las arcas del gobierno federal sólo saldrían fondos por 13% del total del programa. Es decir que el gobierno federal contribuiría con una cifra promedio anual del orden de 0,7% del PIB y el resto de los fondos deberán provenir de las finanzas de los estados, de las finanzas de las empresas públicas y de los inversores privados. En definitiva, un monto muy importante del programa no tiene, al menos por ahora, una explicación clara acerca de cómo se financiará.

EC: - ¿Qué anuncios hay en relación al crédito y al clima de inversión?

PR: - En relación al crédito el gobierno procurará sobre todo impulsar los créditos hipotecarios y los créditos de largo plazo para obras de infraestructura, en línea con el objetivo de expandir la inversión. Para eso, se prevé que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y la Caja Económica Federal otorguen financiamiento en condiciones más favorables.

Y en lo relativo al clima de inversión, el gobierno maneja la aprobación de algunas reformas en el Congreso, como el fortalecimiento del marco de defensa de la competencia, el fortalecimiento de algunas agencias reguladoras, sobre todo de las vinculadas a la regulación de la infraestructura (energía, puertos), la aprobación de algunos marcos regulatorios para promover la inversión en saneamiento y para expandir la oferta de gas natural, con vistas a tener una mayor generación de energía eléctrica en base al gas.

EC: - ¿Y qué se haría en materia de exoneraciones tributarias y de medidas fiscales de largo plazo?

PR: - En el primer caso, se prevén exoneraciones tributarias para alentar la inversión en construcción, en el desarrollo de los sectores de TV digital y en la industria de semiconductores.

Y en cuanto a lo que el gobierno llama medidas fiscales de largo plazo, básicamente se prevé un tope de crecimiento real de los salarios públicos de la Unión, de 1,5% anual, y establece una regla de reajuste del salario mínimo para buscar contener el déficit creciente de la seguridad social.

EC: - ¿Cuáles han sido las reacciones de los analistas y de los mercados a estos anuncios?

PR: - A juzgar por la estabilidad de los principales indicadores financieros (riesgo país y tipo de cambio), los mercados se mostraron relativamente indiferentes. Hasta ahora, al menos, no hubo reacciones importantes en las variables financieras.

Los analistas, sin embargo, se han mostrado mayoritariamente escépticos o cautelosos sobre los anuncios. Ya mencionamos que no es claro cómo se financiará el programa de inversiones. Por otra parte, el gobierno prevé que se mantendrá el resultado primario en torno de 4,25% del PIB, porque si bien aumentará el gasto también aumentará más el producto y la recaudación.
Sin embargo, varios analistas entienden que las medidas anunciadas podrían provocar una disminución del superávit primario hasta un 3,75% del PIB y que eso, a su vez, podría limitar el proceso de reducción de las tasas de interés en Brasil, algo que a su vez es necesario para alentar la inversión.

EC: - ¿Y qué evaluación se hace de las otras medidas?

PR: - Allí encontramos focos diferentes según el analista que consideremos, pero cómo tónica general se marca que las reformas no son suficientes en el ámbito de clima de inversión y que las medidas fiscales de largo plazo no aseguran que se detendrá el aumento permanente del déficit de la seguridad social.

EC: - En definitiva, parece difícil que el gobierno logre su objetivo de un crecimiento de la economía de 5% anual. ¿Es así?


PR: - Sin dudas se trata de un objetivo de por sí muy ambicioso y muchos analistas entienden, a nuestro juicio correctamente, que es francamente muy difícil que se alcance ese objetivo a partir de las medidas anunciadas.

El gobierno prevé un crecimiento del PIB de 4,5% este año y de 5% desde el 2008 y el 2010. Ese crecimiento, reiterado de 4,5% y 5% anual por cuatro años, no se observa desde la década del 70 en Brasil. En los últimos 20 años, Brasil creció a una tasa promedio anual de 2,5% y sólo en cinco ocasiones se tuvieron tasas cercanas al 5% anual. Tres de esas cinco ocasiones fueron inmediatamente después del lanzamiento del Plan Real, que permitió una fuerte expansión de la demanda interna gracias a la caída abrupta de la inflación en un marco internacional muy propicio.

EC: - En síntesis, ¿cuál es el balance de los anuncios?

PR: - A nuestro juicio, el balance debe ser de cautela, sin caer en pesimismos u optimismos exagerados. El gobierno trata de aprovechar un contexto muy favorable para la economía de Brasil, reconociendo que el crecimiento de los últimos años ha sido pobre pero marcando, a nuestro juicio acertadamente, que los fundamentos de la economía brasileña han mejorado mucho. Hoy Brasil se encuentra con una inflación baja (de hecho, menor al objetivo) lo cual deja espacio para bajar las tasas de interés. Las exportaciones han crecido sustancialmente y eso ha permitido al país contar con un superávit en su cuenta corriente (lo que quiere decir que no tiene problemas de financiamiento externo). El país está recibiendo cuantiosas inversiones extranjeras y la situación fiscal luce claramente mejor que en la década del 90, aunque es cierto que Brasil sigue pagando muchos intereses por su deuda pública.

Y en ese marco hay algunos aspectos positivos del conjunto de medidas anunciadas. El gobierno comprende la importancia de la inversión en infraestructura. Intenta, a su vez, convocar al sector privado para esa tarea. Tiene un conjunto de reformas para mejorar el clima de negocios que apuntan a un fortalecimiento institucional, que hoy se entiende clave en la ciencia económica para promover el crecimiento económico.

EC: - Pero, de todas maneras, no alcanzaría para duplicar la tasa de crecimiento. ¿Es cierto?

PR: - A nuestro juicio es así. Algunas medidas apuntan en la dirección correcta. Tendremos que ver con qué éxito consigue el gobierno implementar esas inversiones. Tendremos que ver también cómo responden las cuentas públicas a los mayores gastos.

Pero probablemente faltan medidas más audaces. En este plan no hay mención alguna a la inserción comercial de Brasil, que sigue siendo una economía muy cerrada en la comparación internacional. No se prevé una reforma tributaria que racionalice y dé más eficiencia al sistema impositivo. Y se persiste en la dirección de establecer múltiples incentivos puntuales, sectoriales, con efectos bastante discutibles sobre el crecimiento económico por los efectos distorsivos que suelen tener en la asignación de recursos. En vistas de esas luces y sombras de los anuncios, decíamos que debemos ser cautelosos.