Cuentas públicas: el cierre de 2006 y las perspectivas para 2007
Análisis del economista Pablo Rosselli, de Tea Deloitte & Touche.
(Emitido a las 8.32)
EMILIANO COTELO:
Ayer se divulgaron las cifras fiscales de cierre de 2006. Según esas cifras, el Estado tuvo un resultado primario, antes del pago de intereses de deuda, equivalente a un 3,7% del PIB.
Aprovechando estos datos, nos pareció oportuno dedicar nuestro análisis económico hoy a examinar en detalle la situación fiscal. ¿Cuáles fueron las claves del desempeño fiscal en 2006? ¿Hubo un aumento importante del gasto público? ¿Qué sucedió con los ingresos del Estado? En un marco de crecimiento económico fuerte como el que estamos disfrutando, ¿no se debía tener un superávit primario más importante?
Sobre estas y otras preguntas dialogaremos, enseguida, con el economista Pablo Rosselli, de Tea Deloitte & Touche.
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Pablo, comencemos con las principales cifras, si te parece bien.
PABLO ROSSELLI:
Me parece bien, Emiliano. Según las cifras de ayer el gobierno cerró el 2006 con un superávit primario de 17.024 millones de pesos uruguayos (algo más de 700 millones de dólares). Considerando un nivel de Producto Bruto Interno (PBI) del orden de los 19.200 millones de dólares, ese superávit representa como tú adelantabas un 3,7% del PBI.
A su vez, como el Estado debió pagar intereses por un monto equivalente a un 4,4% del PBI, el resultado fiscal consolidado (luego de intereses) fue negativo en una cifra equivalente a 0,7%.
EC - ¿Y cómo se comparan esas cifras con las que tuvimos en 2005?
PR - El resultado primario de 2006 fue levemente menor al de 2005, cuando tuvimos un superávit de 3,9%. A su vez, como los intereses representaron en 2006 una menor proporción del producto, el déficit fiscal luego de intereses el año pasado fue una décima menor que en 2005 (0,7% en 2006 frente a 0,8% en 2005).
EC - Pablo, considerando que la economía siguió creciendo a buen ritmo en 2006, ¿cómo se explica que el resultado primario haya bajado? ¿No deberíamos haber tenido un resultado primario mayor en 2006?
PR - A nuestro juicio, tu planteo o tu pregunta es por demás razonable. En reiteradas ocasiones mencionamos la importancia de que las políticas macroeconómicas (en este caso la fiscal) sean empleadas en forma contracíclica. En 2006 la economía uruguaya entró de lleno en lo que se denomina la fase alcista del ciclo económico y desde esa perspectiva resulta lógico pensar en que se realice algún ahorro fiscal mayor, que nos deje mejor preparados para enfrentar una fase negativa del ciclo económico en el futuro.
De todas maneras, el gobierno enfrentaba restricciones importantes para emplear una política anticíclica, porque las inversiones se encontraban en niveles muy reducidos, porque los salarios en el país, tanto para los trabajadores públicos como para los privados, se están recuperando luego de la caída muy fuerte que experimentaron durante la crisis del 2002 y porque, para peor, tuvimos una crisis energética bastante severa. Teniendo en cuenta esas restricciones, a nuestro juicio es necesario mirar más en detalle la evolución de las cuentas públicas para evaluar correctamente el signo expansivo o contractivo que tuvo la política fiscal.
EC - Entremos entonces en los detalles. ¿Cuáles son las claves a considerar?
PR - Un primer aspecto tiene que ver con el impacto de la crisis energética. El aumento del petróleo y la falta de lluvias tuvieron consecuencias fiscales muy significativas porque el gobierno decidió no traspasar la totalidad de los mayores costos a las tarifas. Eso hizo que la contribución al superávit primario de UTE y de ANCAP bajara en un 1% del PBI. En concreto, UTE pasó de tener un superávit primario de 0,8% del PBI en 2005 a tener un resultado primario nulo, mientras que ANCAP pasó de tener un leve superávit, de 0,1% del PBI, a un déficit de 0,1% del PBI.
EC - ¿Y no debió el gobierno pasar la totalidad del costo a las tarifas para obtener un mejor resultado primario?
PR - Era una opción posible pero que habría tenido como consecuencia algún impacto negativo en la actividad. Seguramente en el gobierno primó la idea de que al menos una parte de ese mayor costo energético era transitorio y como los ingresos del gobierno permitían cumplir la meta de superávit primario (que recordemos era de 3,7% del PBI), el gobierno decidió absorber una parte del costo. Desde nuestro punto de vista esa era una opción razonable.
EC - ¿Qué otros factores del desempeño fiscal son relevantes, Pablo?
PR - Hay aspectos importantes a marcar tanto en lo que hace a la composición del gasto como en lo relativo a la evolución de los ingresos.
Si miramos la evolución de los gastos del gobierno central, vemos en primer lugar, que el gasto primario (antes de intereses) mostró una suba de 5,3% en términos reales. Se trata de una cifra importante pero que de cualquier manera es inferior al crecimiento del PBI (que nosotros estimamos en torno de 7%). A su vez, ese aumento del gasto primario se vio influido positivamente por las inversiones, que aumentaron un 12% en términos reales, a partir de niveles extremadamente bajos en 2005. En cambio, el gasto primario corriente (es decir, excluyendo las inversiones) subió algo menos. En concreto aumentó un 4,8% en términos reales.
EC - ¿Y cómo se explica esa suba? Por ejemplo, ¿cuánto aumentaron los gastos en salarios y las transferencias a la seguridad social?
PR - Las remuneraciones aumentaron un 6,4% en términos reales mientras que las transferencias a la seguridad social subieron muy poco (1,5%), en parte por el buen desempeño que tuvieron los ingresos del BPS.
EC - ¿Y qué sucedió con los gastos de funcionamiento?
PR - Subieron un 11,9% en términos reales, pero eso se explica casi exclusivamente por el Plan de Emergencia, que en 2005 empezó en marzo y que además se había sub-ejecutado por problemas iniciales de implementación. Dejando de lado el Plan de Emergencia, el resto de los gastos de funcionamiento aumentó muy poco: un 2% en términos reales.
EC - Pablo, decías que también había algunos aspectos importantes para comentar en relación a los ingresos. ¿Cuáles son esos aspectos?
PR - Los ingresos del gobierno siguieron mostrando un desempeño muy favorable. De hecho, los ingresos tributarios aumentaron un 10,8% en términos reales, superando con holgura el aumento estimado para el PBI, lo cual seguramente refleja alguna mejora de eficiencia en esos organismos.
Si miramos los últimos dos años, se observa que la recaudación de la DGI y del BPS aumentó sensiblemente en relación al PBI. En 2006 hubo una mejora de 0,9% del PBI, que se sumó a una mejora de 1,1% en 2005.
EC - En síntesis, Pablo, ¿cuál es el balance que hacen ustedes de la política fiscal el año pasado?
PR - Como decíamos recién, las decisiones de política fiscal adoptadas el año pasado son a nuestro juicio razonables.
En primer lugar, el gobierno optó por absorber una parte del mayor costo de la energía, porque contaba con ingresos para eso y porque seguramente contemplaba que una parte de esos costos serían transitorios. Si más adelante se constataba que esos costos se volvían permanentes, habría tiempo para ajustar las tarifas al alza. Y en segundo lugar, cuando se mira la evolución del gasto del gobierno central, se observa que hubo un foco en las inversiones, que en 2005 estaban en mínimos históricos, mientras que el gasto primario corriente subió menos y los gastos de funcionamiento (excluyendo el Plan de Emergencia) se mantuvieron muy apretados.
De todas maneras, no deberíamos perder de vista que la economía está creciendo a un ritmo fuerte y que estamos en la fase alcista del ciclo económico. Por esa razón, debemos pensar en ir generando un mayor ahorro primario que nos deje mejor cubiertos ante un eventual shock externo negativo. Si eso no fue en 2006 debería ser entonces este año.