Primeras impresiones desde Nueva Zelandia
El director de En Perspectiva, Emiliano Cotelo, está visitando Nueva Zelandia, invitado por el gobierno de ese país. Se trata de una economía que es señalada como modelo para la uruguaya y que se irá presentando en sucesivas notas. En el siguiente contacto, Cotelo cuenta sus primeras impresiones, a pocas horas de su arribo.
(Emitido a las 8.27)
ANDRÉS GIL:
Niebla el jueves, niebla el viernes, pero la tercera fue la vencida: el domingo, a las 17.20 horas de Uruguay, partió rumbo a Nueva Zelandia Emiliano Cotelo. Llegó a Auckland hoy a las 3.30, ya estuvo trabajando y estamos en contacto con él.
***
EMILIANO COTELO:
Aquí estamos en las 23.27, en Wellington.
AG - ¿Qué podés decir de tus primeras impresiones? Te comento que hubo una polémica muy fuerte con la audiencia a propósito de Nueva Zelandia o Nueva Zelanda, y lo vamos usar indistintamente.
EC - Con Rosario discutimos eso hace unos días. Para dar un dato, la embajada, que está asentada en Buenos Aires y que es concurrente con Montevideo, se presenta a sí misma como "Embajada de Nueva Zelandia", así que parecería que va por ahí la cosa.
AG - Recordemos el motivo de tu viaje a aquel país.
EC - Es una invitación del gobierno de Nueva Zelandia, de la primera ministra, Hellen Clark, en el marco de un programa que se llama "Prime Minister Fellow", y que consiste en visitar y conocer este país a lo largo de una semana y algún día más, con una agenda que se ha confeccionado en función de mis intereses, que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nueva Zelandia gestionó y para la cual se nos dan todas las facilidades.
Una invitación que recibí con satisfacción, porque Nueva Zelandia es una referencia que siempre hemos tenido en Uruguay, durante añares fue una especie de modelo en cuanto a determinados sectores de la producción en la agricultura, y sobre todo en la ganadería, por ejemplo en la cría de ganado ovino. Pero después, desde los años noventa, pasó a tener otro interés para nosotros: la experiencia de las reformas que Nueva Zelandia encaró en cuanto a apertura de su economía, de regulación, reforma del Estado, con pasos hacia privatizaciones, modernización de las relaciones laborales, leyes y políticas destinadas a fomentar la competencia y defender al consumidor. Se habló mucho de esas reformas a mediados de los noventa en Uruguay, recuerdo cuando nos visitó la ministra de Hacienda de la época, Ruth Richardson, que dio más de una conferencia.
Nos pareció que valía la pena, en función de todos esos antecedentes y teniendo en cuenta los parecidos que hay entre Uruguay y Nueva Zelandia en materia de población y de superficie. Nosotros tenemos poco más de tres millones de habitantes y Nueva Zelandia tiene cuatro millones, la extensión de Nueva Zelandia es un poco mayor. Pero se dan contrastes muy grandes a la hora de comparar números económicos, nuestro Producto Bruto Interno (PBI) está llegando a los 20.000 millones de dólares, y el de Nueva Zelandia está arriba de los 80.000 millones. Y si pasamos al PBI per cápita hay un gran contraste, nosotros estamos en el orden de los 5.000 dólares y Nueva Zelandia está en los 20.000 dólares anuales.
AG - Todo esto en materia de antecedentes, todo lo que tenía que ver con la previa y tus expectativas. ¿Cuáles son primeras sensaciones una vez que llegaste? ¿Cómo se vive un país con un PBI cuatro veces más grande que el nuestro?
EC - A propósito de eso, de dónde están las claves, de cuáles son los secretos, por dónde tenemos que aprender de Nueva Zelandia, va a haber tiempo para estas recorridas, para estas reuniones y después charlarlo en Montevideo. Hoy he tenido una actividad bastante reducida. Llegué de madrugada a Auckland y habiendo viajado ya después del mediodía a Wellington, tuve solamente la primera de las reuniones, que se desarrolló en el Ministerio de Agricultura y Forestación, ya hablaremos de los resultados de la conversación con su director general.
Las primeras sensaciones estuvieron más bien por el lado del entorno, de las ciudades, de las características de los lugares donde hemos estado entre la madrugada y este largo día de hoy.
Por ejemplo, me llamó la atención, en el avión mismo y en la llegada al aeropuerto, el control sanitario muy estricto a que son sometidos los pasajeros que llegan a Nueva Zelandia. Es que la bioseguridad es una de las principales preocupaciones en este país, Nueva Zelandia tiene que preservar de manera férrea el estatus sanitario de su producción agrícolo-ganadera.
AG - Me suena eso.
EC - Pero ellos lo hacen de una manera mucho más firme que nosotros. Antes de bajar el avión tenés que llenar un cuestionario muy detallado, muy preciso, a propósito de productos de origen animal o vegetal que eventualmente puedas traer. Y las instrucciones sobre cómo llenar ese formulario vienen en un video que se pasa en las pantallas del avión y advierte de sanciones muy severas para quienes falten a la verdad en ese documento que es una declaración jurada. Podríamos agregar que, según nos decía en la tarde después el director general del Ministerio de Agricultura, más de 80% del personal de ese ministerio está dedicado a la bioseguridad. No solo a las inspecciones, a los controles en aeropuertos y puertos, también hay que trabajar en otras áreas, pero la bioseguridad es la gran obsesión.
AG - Seguramente ese cuidado tan meticuloso tiene que ver con la cultura, con la incidencia cultural británica muy fuerte.
EC - Probablemente, pero también la convicción de que en ese estatus sanitario les va la vida. Por otro lado, tienen alguna ventaja con respecto a nosotros: son una isla, un conjunto de islas, no tienen vecinos, no tienen frontera terrestre con vecinos que puedan manejar de manera menos seria su estatus sanitario, cosa que nos ha pasado a nosotros. Dependen estrictamente de sí mismos y de lo que hagan en los puertos y los aeropuertos.
En cuanto a la cultura británica, es una de las primeras sensaciones. Tiene algo de extraño encontrar esa cultura británica tan notoria aquí en el Hemisferio Sur, tan lejos de Londres. Una cultura que se nota en el idioma, en su entonación, en algunos de los espectáculos de teatro que se anuncian y que están a cargo de compañías británicas (espero ver uno de ellos el próximo fin de semana), se nota en la arquitectura de los edificios más antiguos. Pero al mismo tiempo esa cultura no aparece pura, está presente también la cultura aborigen de estas tierras, la cultura maorí, la lengua maorí es la segunda lengua oficial en Nueva Zelandia.
AG - Varios oyentes nos hicieron notar ayer que para zanjar la discusión a propósito de si "Nueva Zelanda" o "Nueva Zelandia", mejor nos refiriéramos al nombre en maorí.
EC - Y a los habitantes de este lugar les podemos decir "kiwis", así se mencionan a sí mismos. Pero además de la presencia de la cultura maorí hay otra, la de los vecinos de las islas del Pacífico que eligen Nueva Zelandia para migrar, por ejemplo se habla mucho de que Auckland, la principal ciudad del país, con un millón y medio de habitantes, tiene la población polinesia más grande del mundo, la mitad de ese millón y medio de habitantes es inmigración de la zona cercana.
AG - Es un país muy abierto en ese sentido, en el tema inmigración.
EC - Absolutamente. Auckland fue la capital de Nueva Zelandia hasta 1865, cuando se aprobó el traslado a Wellington, ubicada más al sur, al sur de la isla norte, por lo tanto más centrada en el territorio del país. Y aquí está la capital y la sede de las instituciones de gobierno, Wellington, una ciudad más chica, con 450.000 habitantes.
Dos ciudades con infraestructura en muy buen estado, esa es otra de las primeras impresiones, con nuevas obras viales desarrollándose por nuevas partes, con una construcción inmobiliaria muy dinámica, ciudades limpias, ordenadas, relativamente tranquilas, no son ruidosas, por lo menos eso es lo que he podido experimentar en estas primeras horas.
AG - Algún otro detalle sobre las ciudades que has conocido.
EC - En materia de gustos, por ahora me va gustando más Wellington, es más chica que Auckland, pero tiene un encanto particular sobre todo en la zona residencial que está ubicada sobre la bahía, con casas muy coquetas colgadas de los cerros, se les llama "hillside village", muchas de ellas de madera, de colores vivos, muchas con origen en la época colonial pero que han sido restauradas. Es un paisaje que en algún momento hace recordar algunas zonas de Brasil, particularmente de Río de Janeiro, aunque esas casas que estamos viendo no son casas de las favelas brasileñas, son de una población en una situación socioeconómica mucho mejor. Ese es otro tema, la pobreza como tal en Nueva Zelandia no se da.
AG - Otra referencia que nos hacían los oyentes ayer era "vamos a hablar del país de los All Black". ¿Te encontraste con alguno de ellos?
EC - Sí, con varios, de pura casualidad, en el hotel donde me estoy alojando está la delegación.
JOSÉ IRAZÁBAL:
Queremos camisetas.
AG - Fue Pepe, siempre tirando el garrón.
(Risas)
JI - ¡Si los tenemos ahí al lado hay que aprovechar!
AG - En una de ella entramos todos nosotros, porque están grandes, ¿no?
EC - Son un tesoro muy preciado, además no son nada baratas. Efectivamente, están por acá, alojados en este hotel como parte de una gira que están haciendo por distintas ciudades de Nueva Zelandia donde van jugando partidos en estos días. Un detalle curioso: tanto al personal que nos acompaña del Ministerio de Relaciones Exteriores como al personal del hotel cuando les preguntamos algo a propósito de los All Black no nos dan respuesta, se cierran, nos dicen: "hay que preservarles la privacidad, están pero no hay que molestarlos". Interesante el valor que le dan a la selección, cómo la cuidan.
***
AG - Vamos a repasar tu primera escala en esta agenda muy intensa que vas a tener por Nueva Zelandia, la reunión con el director general del Ministerio de Agricultura y Forestación, Murray Sherwin. ¿Qué conclusiones sacaste?
EC - El agro de Nueva Zelandia sigue moviéndose sobre la base de sus producciones tradicionales, la ganadería ovina, producción de lana y de carne, la ganadería vacuna, carne y leche, y la horticultura, con la producción de kiwis. De todos modos, según el director general del ministerio la gran vedette es la lechería y sus industrias conexas. Hay una altísima eficiencia en Nueva Zelandia en la producción lechera, hay luego una gran potencia en la industrialización y comercialización, con gigantes como Fonterra, la cooperativa más fuerte, con un desarrollo exportador que alcanza los mercados más exigentes. Voy a visitar Fonterra en los próximos días.
Otro dato, la tierra ya no abunda en Nueva Zelandia y se está dando (eso también suena conocido) una puja por la tierra entre los distintos sectores vinculados con la agropecuaria. ¿Cómo se resuelve esa puja? Gana el que es más eficiente en el uso de cierto tipo de suelo.
AG - ¿Eficiente en qué sentido?
EC - El que puede enfrentar la compra de esa tierra al valor que va alcanzando para desarrollar en ella una producción que tenga buena rentabilidad y buenas posibilidades de colocación.
AG - Termina siendo una solución de mercado.
EC - Así de sencillo, una solución de mercado. Es por eso que la forestación se encuentra en una etapa de revisión y reformulación porque algunas actividades vinculadas con lo forestal se habrían comprobado no del todo competitivas. Y este fenómeno que se discute tanto últimamente, los biocombustibles, la producción propia no aparece como una perspectiva cercana, se está estudiando mucho pero en principio los neozelandeses consideran que ahí no estaría un fuerte de ellos, que en todo caso, si hay que pasar a ese tipo de gasoil o de naftas, biodiesel o las alconaftas, habrá que hacerlo importando.
-----------------
Edición; Mauricio Erramuspe