A la estrella televisiva Kim Kardashian no le habría sentado nada bien la última ocurrencia de su marido Kanye West, que desembolsó la impresionante cifra de 30.000 dólares en un sofá de diseño por recomendación de su diseñador de interiores, Sandy Gallin, para dejarlo aparcado indefinidamente en un almacén tras afirmar que no encajaba con el estilo que tiene en mente para su nueva mansión de Calabasas, California.

"Cuando Kanye entró en casa, decidió que no le gustaba ninguno de los muebles que Gallin le había llevado, y exigió que los devolviera todos. El problema es que los vendedores no se hicieron cargo de ellos, así que Kanye los sacó de casa y los guardó en un almacén. Después se gastó una fortuna en más muebles", asegura una fuente al periódico New York Post, revelando además que el intérprete ha recurrido ahora a los servicios de Axel Vervoordt para empezar desde cero la decoración de su vivienda, para desesperación de su famosa mujer, que no vería el momento de concluir las faraónicas obras de su futuro hogar.

"Kanye derrocha demasiado el dinero y está retrasando todo el proyecto. La casa aún no está lista. Lo único que quiere Kim es tener un sitio donde poder establecerse, especialmente después de lo que sucedió con el robo de París".

Este tipo de excentricidades del rapero serían las culpables de haberle convertido en persona "non grata"; en el mundo de la moda, donde se ha atrevido a probar suerte como diseñador para cumplir su sueño de conquistar las pasarelas además de los escenarios.

"Todos en la industria de la moda piensan que está loco. Se pone a hablar con alguien muy famoso para pedirle consejo sobre lo que sea, y a los 15 minutos deja de escucharle y se marcha para pasar a la siguiente persona. Discute constantemente con los demás, ha conseguido enfurecer incluso a Adidas", apunto otro informante al mismo medio.

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