El director Danny Boyle y todo el reparto de la célebre película 'Trainspotting' han vuelto a reunirse ante las cámaras 20 años más tarde para presentar en sociedad la esperada secuela de la cinta, 'T2: Trainspotting', un filme del que el cineasta asegura ahora que podría haberse estrenado hace exactamente una década si los actores hubieran envejecido lo suficiente como para proyectar con realismo la notable transformación física que experimentan los protagonistas.

"Tengo que decir que tanto retraso no ha sido algo deliberado. Llevábamos muchos años hablando sobre la posibilidad de hacer otra película sobre este tema. Pero es verdad que estos 20 años le dan al filme su razón de ser. Cuando comparas el aspecto físico de los protagonistas con el que tenían hace dos décadas, la diferencia es brutal", explicó el realizador al diario británico Metro. "Nos reunimos hace 10 años para estudiar el proyecto, pero los actores no habían cambiado tanto. Recuerdo decirles, en broma, que se habían pasado con la crema hidratante", indicó en tono jocoso.

El ganador de un premio Óscar por 'Slumdog Millionaire' insiste en la idea de que los inevitables estragos del paso del tiempo constituyen un elemento clave sobre el que gira toda la trama de la secuela, aunque el deterioro físico que presentan los personajes -gracias al maquillaje- no se corresponde del todo con el más que decente aspecto que todavía exhiben los intérpretes en la vida real.

"Esa diferencia de 20 años ha resultado ser perfecta, porque esa disparidad se aprecia mucho mejor. Los chicos han lidiado muy bien con las comparaciones que, evidentemente, iban a hacerse entre su apariencia actual y la que tenían en esa época. Pero eso revela al mismo tiempo honestidad y realismo, ya que no ocultan que los años han pasado irremediablemente y esa es precisamente la historia que narra esta película", reflexionó.