Lana uruguaya con sello "slow fashion", el reto de Ana Livni en China
La marca de ropa uruguaya Ana Livni, creada por esta diseñadora y su compañero Fernando Escuder, se ha propuesto introducir la lana del país latinoamericano en China con un sello muy personal: el de la "slow fashion" (o moda lenta), una filosofía basada en el conocido como movimiento por la calma.
La Embajada de Uruguay en Pekín se convirtió hoy por unas horas en un pequeño salón de exposición de moda de cuyas paredes colgaban prendas de lana de cortes rectos y geométricos combinadas con otras plisadas, de volantes o creadas a base de retales.
La proyección de su última gran puesta en escena en el Teatro Solís de Montevideo acompañada por la melodía de "La cumparsita" evidenciaba el homenaje que la firma ha querido rendir "al tango más famoso del mundo" en su centenario y a su creador, el uruguayo Gerardo Matos, con su colección 2017-2018.
El motivo de esta transformación del espacio era precisamente la presentación de dicha colección en la capital china, con la lana de oveja como su material fetiche, adonde ambos han viajado para proponer a la industria textil que empiece a importar esta materia prima "algo más elaborada y no solo en bruto".
Livni y Escuder relataron a Efe que llevan años pensando cómo otorgarle a la lana "otro valor" o convertir esta fibra en otro tipo de textil -que su vez "transformaría la experiencia comercial entre China y Uruguay"-, y que creen que ahora es el momento de intentarlo.
Desde que empezaron en el sector textil hace 15 años, quisieron marcar la diferencia con una producción "responsable, comprometida y sostenible".
Aplican lo que se conoce como movimiento por la calma -aplicable a cualquier disciplina- y que surgió de la corriente "slow food" (comida lenta), ideada por el italiano Carlo Petrini en los años 80 a favor de procesos equitativos en torno a la industria alimentaria.
Livni y Escuder han querido hacer lo mismo pero con la moda. "Nos identificamos con un movimiento 'slow' (lento), que es una forma de redescubrir la cercanía de los recursos, los materiales y los productores locales de los que disponemos en nuestro país", señaló el diseñador.
"También queremos generar conciencia en el producto (...) que este pueda ser heredable y no descartado" cada temporada, agregó Livni, quien expresó su deseo de "salir de las modas" e identificarse más con "la industria cultural".
Los diseñadores, que trabajan mano a mano desde que ambos estudiaban diseño en Montevideo, explicaron que China es desde hace más de tres décadas "el principal comprador de lana uruguaya de oveja", y se hace cada año con alrededor de un 50 % de la producción total de este material en bruto.
Asimismo, bromearon sobre el hecho de que en el país latinoamericano hay casi el triple de ovejas que de personas -Uruguay cuenta con 3,5 millones de habitantes- y destacaron que con la lana de uno solo de estos animales se puede vestir hasta a cuatro individuos.
Respecto a los procesos de elaboración con esta fibra natural, Livni explicó que, por ejemplo, la lana de oveja merina se teje, se filtra, se tiñe e incluso se imprime con diferentes diseños, y aquellas partes que en un principio se desechan son reutilizadas para generar nuevas prendas y evitar el desperdicio del producto.
La uruguaya también puso el acento en la trazabilidad del producto: el cliente podría incluso, si quisiera, conocer de qué oveja en particular procede la lana de su jersey o pantalón gracias a un control "exhaustivo" de cada paso del proceso productivo.
Con motivo de esta presentación, el embajador de Uruguay en China, Fernando Lugris, recordó en un encuentro con la prensa que en 2018 se cumplen 30 años de las relaciones diplomáticas entre los dos países, las cuales "han alcanzado un mayor nivel de madurez". EFE