Artistas argentinos y uruguayos llevan circo contemporáneo al Castillo Piria
Un grupo de artistas uruguayos y argentinos llevan el circo contemporáneo, sin animales y con un bagaje teatral más alto que en el tradicional, al Castillo de Piria, a las afueras de la ciudad costera de Piriápolis, en el sureste del país, durante el estival mes de enero.
La carpa está en un "marco escenográfico imponente", según dijo a Efe Iván Corral, uno de los fundadores de la compañía Tranzat, pues el circo se encuentra entre el icónico Castillo de Piria, que se inauguró en 1897 y fue casa del empresario uruguayo y creador de la ciudad costera, Francisco Piria, y "el Cerro Pan de Azúcar, muy característico porque tiene una cruz enorme arriba".
El también productor, señaló que "el circo contemporáneo está despegado del tradicional en cuanto al no uso de animales en escena y en que tampoco se repiten el formato de números tradicionales como el globo de la muerte u otros similares".
Asimismo, destacó que este tipo de arte "es de la línea del trabajo teatral", ya que "los personajes participan en la construcción de una historia y no solo en la presentación de su número".
Además, a veces cuenta con otras características como el acompañamiento de la función con música en directo y danza.
A pesar de que Tranzat sea el único circo contemporáneo con carpa de Uruguay, Corral relató que con la entrada del siglo XXI hubo un "resurgir" en este tipo de espectáculos.
"Ahora (el circo) tiene un momento de bastante buena salud en cuanto a gente interesada y gente que lo está practicando y buscando espacio de generación de nuevos espectáculos (en Uruguay)", explicó el experto.
Este verano austral Tranzat propone dos propuestas: Antiq, los sábados, domingos y lunes a las 21.30 hora local (00.30 GMT) y un "espacio variété de circo" o galas con artistas invitados, los martes, jueves y viernes a la misma hora.
Para ambas funciones, la entrada es la donación que el espectador quiera dejar, pues eso permite que "la gente que no tiene pueda ir igual, porque hay otro montón de gente que sí tiene conciencia de lo que vale el show, del trabajo artístico, de los costos que tiene mover la estructura de la carpa y que tiene a tanta gente actuando."
En ese sentido, Corral apuntó que en Piriápolis la gente es muy bondadosa con sus propinas.
"(Los asistentes) se dan cuenta de que no estamos haciendo la gorra porque la calidad artística no valga la pena, sino porque es un reflejo de la visión que tenemos para generar el mayor acceso posible a esta nueva corriente artística", añadió.
Por último, el uruguayo destacó que, a diferencia de otras ediciones, "el espectáculo de este año, está en una línea sutil entre lo que es el circo contemporáneo y el circo tradicional", ya que presenta algunos elementos como el lanzamiento de cuchillos o los malabares. EFE