Entrevistas

Política económica y el reto de la productividad - III

Política económica y el reto de la productividad - III

Intervención del economista y director de la Asesoría Macroeconómica del MEF, Andrés Masoller, en el Foro Económico ACDE 2011.


ANDRÉS MASOLLER:
El MEF ha priorizado el ámbito de ACDE como una instancia fundamental para poner encima de la mesa temas muy importantes para todos los uruguayos. Hoy nos toca el tema de la productividad. Tengo pensado motivar el tema, por qué discutir la productividad en este momento, y luego hablar de cuáles han sido las fuentes de crecimiento de la economía uruguaya en los últimos años.

Luego, Fernando va a centrar su argumentación en la política económica y en cuál es el rol que tiene asignada esa política económica para incentivar la productividad.

Finalmente, Luis va a concentrarse en un proyecto clave para incentivar las infraestructuras mediante la Ley de Asociación Público-Privado.

Es conocido que Uruguay en los últimos ocho años ha registrado un crecimiento notable, del orden de 6,4%, muy superior a la tendencia histórica. Tendríamos que ir a la década del 1920 para encontrar un crecimiento de esa magnitud.

Otro aspecto muy importante de los últimos años es que se ha empezado a achicar la brecha de ingresos con los países desarrollados. Ha sido una tendencia sistemática de los últimos 10 años. Supimos tener el 20% del PBI per cápita de Estados Unidos, y ahora ya estamos en el 35%. Algo parecido pasa con Europa.

Uruguay está creciendo tendencialmente entre 1,5 y 2 puntos del PBI promedio al año por encima de América Latina, pero tenemos que mirar a otras zonas del mundo y ver que otros países, particularmente los asiáticos, están creciendo a ritmos más elevados, sin considerar China y la India. Pero si consideramos países como Indonesia, Filipinas, Tailandia, etcétera, que están creciendo más, son como para tener en perspectiva de lo que es el crecimiento de Uruguay.

Si uno mira las tendencias de los últimos años, hay un contraste notorio. Uruguay está creciendo al 6%, más del 6%, casi igual que los países más dinámicos, los países desarrollados, y prácticamente tres veces el ritmo de crecimiento de los países desarrollados. Esto contrasta fuertemente con la tendencia de los últimos 25 años, considerando el período 1970-2004, cuando el crecimiento fue de 1,8%, bastante menor del actual.

¿Por qué el tema de la productividad? En la conferencia del año pasado centramos la temática en las políticas económicas, las políticas públicas y cómo se traducen, cómo impactan en la distribución del ingreso y en la mejora en la reducción de la pobreza y en la distribución del ingreso. Y a los efectos de consolidar una tendencia fuerte de mejora de los indicadores sociales, obsérvese que el índice de Gini ha caído más de cuatro puntos en un período muy breve de tiempo, con una reducción muy significativa de la pobreza. En esta presentación de hoy introducimos un tema que es fundamental para el crecimiento, para las condiciones de vida, que son las políticas que favorecen el crecimiento económico, y que, vía el crecimiento económico, mejoran las condiciones de vida de la población. El tema del crecimiento y el tema de los aumentos de la productividad son centrales para asegurar que las mejoras de las condiciones de vida de la población sean sostenibles en el tiempo. Para ello se requiere una política económica que incentive los aumentos de productividad. Obviamente, estas políticas tienen efecto sobre las condiciones de vida, que también deben ser analizadas; así como las políticas para reducir la pobreza tienen efecto sobre el crecimiento, también hay que ser cuidadosos a los efectos de que las políticas para incentivar la productividad no afecten negativamente las condiciones de vida de los uruguayos.

¿Por qué productividad? Si miramos el mercado laboral, vemos que la tasa de desempleo está en niveles históricamente bajos, y la tasa de actividad, es decir, el número de personas que se incorporan al mercado de trabajo, está en el récord histórico. Esto quiere decir que las posibilidades de crecer mediante la acumulación de capital humano, de trabajadores, son muy limitadas. Y por otra parte, si uno analiza las características de los desempleados, observa que el nivel de capacitación es bastante bajo: el 75% de los desocupados tiene un nivel de capacitación que no alcanza la secundaria completa. Otra forma de ver lo mismo es mirar cuáles son las condiciones que requieren los desocupados para solicitar empleo. Y ahí tenemos que la mitad de esos desocupados no requiere condiciones para trabajar, eso hace pensar que las condiciones de conocimiento o experiencia son bajas; solo uno de cada cinco desocupados requiere condiciones salariales que sean acordes con sus conocimientos o experiencia. Este indicador muestra el escaso nivel de capacitación o la valoración del capital humano de esos desocupados, que es relativamente baja. La existencia de un nivel de desocupación con esos niveles de formación de capital humano no es una fuente de crecimiento.

Si uno analiza el desempleo por sectores, observa que los más dinámicos, por ejemplo las comunicaciones, la informática, el transporte, el propio agro, tienen tasas de desocupación incluso menores que el promedio de la economía. Es decir que en esos sectores más dinámicos, que se puede pensar que pueden contribuir más a un crecimiento de largo plazo sobre la base de esos factores tecnológicos, se encuentran las mayores ausencias de capital humano.

Uruguay ha estado creciendo por encima del producto potencial. En los últimos dos años las estimaciones del MEF indican que hay un crecimiento que supera el producto de tendencia, debido a la utilización muy intensiva de los factores productivos. Una estimación de una brecha de producto, es decir la distancia entre el producto real, observable, y ese producto tendencial de largo plazo, puede ubicarse en un 3%, que es un nivel relativamente alto, si bien, dado que la economía se va a desacelerar debido a la crisis internacional, es esperable que tienda a reducirse.

Uruguay enfrenta presiones inflacionarias derivadas de ese crecimiento de la demanda que supera el crecimiento del producto de la oferta, y esas presiones inflacionarias no son propias de Uruguay, sino que es un fenómeno común de toda la región. Sin aumentos en la productividad las presiones inflacionarias van a coexistir, porque en la medida en que haya un mayor crecimiento de la demanda de consumo no acompañado por la oferta, eso va a generar presiones inflacionarias. Entonces es necesario, desde un punto de vista macro, un aumento de productividad para evitar presiones inflacionarias. Y también es necesario el aumento de productividad, como bien se planteaba en la introducción. Por el hecho de estar enfrentando un escenario internacional muy adverso, cada vez más adverso, con perspectivas bastante desfavorables en Europa y en el propio Estados Unidos, el desafío de la productividad en Uruguay es particularmente relevante. Ahora no tenemos un escenario donde la demanda mundial tire la producción de Uruguay, sino que más bien tenemos el desafío de la reducción de costos para mantener los niveles de competitividad del Uruguay.

Estos son los grandes titulares de por qué entendemos que este tema es particularmente relevante en la actual situación de Uruguay.

¿Cuáles fueron las fuentes de crecimiento del país? Para decir cómo creció el país en los últimos años, un marco conceptual es pensar en una función de producción agregada en la cual hay dos factores de producción, el trabajo y el capital, complementarios. Cuanto más capital hay, más necesidad de trabajadores calificados, y lo que determina el resultado final del valor agregado de la economía es la productividad. Es decir, un conjunto de factores vinculados a la mejora de proceso, la innovación, la eficiencia en el uso de los recursos, las economías de escala, todos esos fenómenos componen la productividad de la economía.

Hay varias definiciones de productividad. Productividad es la medida de eficiencia, de cómo se están usando los recursos. Generalmente se mira la productividad en términos parciales, con indicadores parciales, por ejemplo en toneladas por áreas, en ventas por ocupado, en índice de volumen físico por horas trabajadas. Pero es una medida incompleta. Hay una medida más completa que trata de medir la totalidad de valor agregado generado por la totalidad de los insumos incorporados a la producción, que se llama productividad total de los factores.

Acá presentamos una estimación que hicimos en el MEF respecto de cómo ha evolucionado el producto y cuáles es la contribución que hacen el trabajo, el capital y la productividad a ese crecimiento del producto año a año. Obsérvese que en los últimos años el comportamiento de la productividad ha sido relevante, significativo, para explicar buena parte del crecimiento del producto uruguayo.

Los cálculos de productividad están sujetos a un conjunto de críticas, porque hay errores de medición en las variables. Más que errores hay dificultades de medición. Hay rezagos entre la inversión y la producción –un ejemplo puede ser Botnia, que demoró dos años en hacer el proyecto y empezar a producir–, hay temas de utilización de la capacidad instalada, hay temas de diferencias entre la calidad de los insumos y la de los productos generados. Debido a esto, creemos que es conveniente hacer un análisis en términos de promedios, porque los promedios permiten analizar el fenómeno en su justo término y ver grandes tendencias en el aumento de productividad.

Si vamos al cálculo por promedios, que es el cuadro resumen que presentamos, vemos que es significativo lo que aportó la productividad al crecimiento del PBI uruguayo en el último período. Entre el 2005 y el 2011, prácticamente la mitad del crecimiento total del PBI se explica por el crecimiento de la productividad.

También es de destacar el crecimiento fuerte del trabajo, la acumulación de capital humano, y básicamente por cantidades, por más trabajadores ocupados. La calidad del empleo, que se mide básicamente por el nivel educativo, no ha cambiado significativamente en mucho tiempo. También ha contribuido en forma significativa la inversión en activos físicos, en activos intangibles, en maquinarias; la inversión propiamente dicha ha sido una contribución significativa para explicar el crecimiento del producto en el último período.

Si vamos a hacer alguna comparación internacional, nos parece interesante comparar con el caso de Chile. Chile tuvo un fuerte proceso de crecimiento de la productividad en la década de los ochenta y hasta los noventa, y luego el consenso de los analistas y del propio Gobierno es que la productividad de la economía chilena se estancó, básicamente porque se agotaron las reformas estructurales que estaban planteadas y se deben buscar otras fuentes para impulsar la productividad. A eso se va a referir la presentación del ministro, cómo generar nuevas acciones para incentivar la productividad.

En el caso de Uruguay el comportamiento es bastante diferente, hubo una caída de la productividad básicamente derivada de la crisis, pero a partir del 2003 ha habido un aumento sistemático, significativo, de la productividad total de los factores.

En el interior de la economía es muy heterogéneo el nivel de productividad, el nivel de valor agregado por trabajador. Acá ya estamos midiendo la productividad en términos laborales, midiendo cuánto valor agregado genera un trabajador en los diferentes sectores de la economía. Obsérvese que los sectores que generan mayor valor agregado por trabajador son aquellos que son muy intensivos en capital físico o en capital humano. Y hay sectores que son muy intensivos en mano de obra no calificada que muestran resultados de niveles de valor agregado por ocupado significativamente menores.

El agro es un sector que nos interesa particularmente destacar por su alto crecimiento en materia de productividad. Acá presentamos indicadores de productividad parcial, por ejemplo carne producida por hectárea, o leche por vacas en ordeñe o vacas secas, o también indicadores de cultivos, como trigo, cebada, soja, arroz, crecimientos promedio anuales de productividad realmente muy importantes.

Si vamos a un análisis más global de productividad total de los factores, un análisis muy detallado que hizo Opypa –que está presentado en el Anuario estadístico– nos muestra que en los últimos años el aumento de la productividad medido como la diferencia entre el valor que incorporan a la producción los insumos y el valor de la producción da un aumento de la productividad fantástico en el sector agropecuario. Explicada por muchos conceptos que ya hemos hablado, como las mejoras en la agricultura continua, la siembra directa, la ganadería con suplementación, los feedlots, los nuevos procedimientos de tercerización de servicios, las nuevas estrategias de financiamiento, todos esos aspectos contribuyen a un aumento de la productividad muy importante en el agro.

Acá presentamos una estimación de aproximadamente un 4% de aumento de productividad por año en los últimos ocho años. Nótese que es mayor de lo que fue el crecimiento de la productividad en la economía.

Para la industria también nos parece interesante estudiar la productividad en particular y hacer un análisis en función de la estadística disponible incorporando incluso estadísticas de la Cámara de Industrias, que muestran que ha habido un aumento de la productividad también notorio en los últimos años, un 30% de aumento en la productividad total para la industria manufacturera y una contribución al crecimiento de la industria del orden del 50%. El crecimiento de la industria fue del 3% en promedio entre el 2055 y el 2011, del cual prácticamente la mitad se explicaría, según nuestros estudios, por aumentos genuinos en la productividad.

No nos vamos a detener en otros sectores, pero la realidad de evolución de la productividad en otros sectores de la economía es muy variada. Hay sectores que muestran un dinamismo muy fuerte, como el de comunicaciones, hay otros en los que también crecen las productividades, pero recomponiendo un nivel previo, y luego tenemos al sector de la construcción, en el que no estamos detectando aumentos de la productividad al menos en los últimos años.

Para cerrar esta parte de la presentación, me parece importante dar algún tipo de explicación sobre a qué se debió ese aumento de la productividad. Obviamente que daría para una exposición mucho más larga. Yo quiero hacer el énfasis en el concepto de competitividad sistémica, y entiendo que el país ha mejorado su competitividad sistemática en los últimos años por un conjunto de indicadores que ahora vamos a ver con más detalle. La competitividad sistémica es un concepto amplio, básicamente es la capacidad de un país para alcanzar aumentos sostenidos de productividad. Ese concepto está atado a un conjunto de factores y creo que en ese concepto Uruguay está mejor que hace cinco años. No hay una única forma de medir este concepto de competitividad sistémica, pero una posibilidad es recurrir a los índices de ranking internacionales que a esta altura son muchos y aparentan ser cada vez más elaborados para medir la situación relativa de los países.

En ese sentido Uruguay hoy ocupa una posición destacable especialmente en América Latina en todos los índices. Particularmente el que más me interesa destacar en este momento es el índice de competitividad global, porque considera un conjunto de pilares de competitividad muy variado, y ahí el país mejoró 17 puestos en términos relativos, considerando los mismos países, con respecto al período 2006. También se dieron mejoras en el Doing Business del Banco Mundial, en el índice de libertad económica y en el índice de clima económico, en el que Uruguay siempre ranqueó muy bien, en el primer lugar en la tabla de países de América Latina.

Si uno analiza cómo cambió el ranking de los países latinoamericanos, Uruguay es de los países, junto con Brasil, que más mejoras han desarrollado en ese índice. También Perú, Panamá son economías que cambiaron la posición no ya absoluta sino relativa en el ranking respecto al resto de los países.

Si uno mira los pilares que componen ese índice, son básicamente 12: instituciones, infraestructuras, ambiente macroeconómico, nivel de salud y educación a nivel de primaria, tecnología, nivel de educación terciaria, sofisticación de los negocios, innovación, eficiencia de los mercados de bienes, eficiencia del mercado de trabajo, sofisticación del mercado financiero y tamaño del mercado. Si uno mira cómo evolucionó el país, el ranking relativo del país en estos índices, observa que ha tenido mejoras significativas en prácticamente todos y en algunos muy notorias, como macroeconomía, innovación –por un tema de mejoras significativas en el marco institucional que promueve la innovación–, educación. Interesa destacar por qué se da esta mejora en el tema educación: la incorporación del Plan Ceibal y de internet en las escuelas explica prácticamente el 80% de la mejora en el índice educación.

Pero observamos que en otros índices Uruguay ha tenido pequeños retrocesos o no ha avanzado lo suficiente. Son básicamente los índices vinculados a la potenciación de la eficiencia de la economía. Esto nos está indicando que todavía tenemos desafíos por hacer. Y esos desafíos no son solamente del Gobierno, son también del sector privado. El sector público tiene un conjunto de indicadores en este índice, y se trató de ver cómo estamos ranqueados en esos indicadores; es el gráfico que ven a la derecha. Ahí se observa que Uruguay está en una posición 60, intermedia, un poquito por encima de la media, en un conjunto de indicadores en los que la responsabilidad principal para mejorar la competitividad sistémica es del Gobierno.

Pero por otro lado tenemos indicadores cuya responsabilidad en última instancia es más del sector privado. Por ejemplo, cantidad de proveedores locales, pago por productividad, sofisticación de los procesos productivos, facilidad de acceso a los préstamos, disponibilidad de última tecnología, capacidad de absorción tecnológica, nivel de innovación en las empresas, gasto en investigación y desarrollo, confianza en la gestión profesional. Un conjunto de indicadores que se relevan y en los que Uruguay está muy rezagado respecto del resto de los países. Ahí el mensaje final es decir ahí el esfuerzo es compartido, el sector privado tiene que hacer su esfuerzo para continuar mejorando la productividad y la competitividad sistémica, y el Gobierno debe perseverar en las políticas para generar los incentivos adecuados para la mejora de la productividad.

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Transcripción: María Lila Ltaif