En Primera Persona

Sobre Antel, el Padre Aemilius, algunos medios y algunos comunicadores

Por Emiliano Cotelo.


(emitido a las 08.30)

"Antel exoneró al padre Gonzalo Aemilius de pagar unos US$ 8.000 dólares en gastos de servicio de celular".

Ese titular apareció publicado ayer en el semanario Búsqueda y en torno a él, con el correr de las horas, fue armándose una gran polémica.

Cuando vi la noticia, opté por no darla y esperar. Entre otras cosas, quería obtener más información. En general hace años que aquí tomamos nuestras precauciones cuando está de por medio el riesgo de "enchastrar" a una persona o a una institución de manera liviana.

Lo que supe después
Luego, más tarde, hablé con Gonzalo Aemilius. A partir de esa charla, me parece que vale la pena formular algunas precisiones importantes.

Primero, la cifra exonerada no es de 8.000 dólares, como se consignó inicialmente, sino 80.000 pesos. Hay una diferencia importante, es la mitad de lo que se había indicado. Ese dato me lo proporciono el padre Aemilius pero lo confirmó luego, en entrevistas, la presidenta de Antel, Carolina Cosse. Son 80.000 pesos y corresponden al gasto del celular de Gonzalo Aemilius durante su estadía en Roma, a fines de febrero y comienzos de marzo.

Segundo, si bien el teléfono pertenece a un convenio que el Liceo Jubilar tiene con Antel, los gastos de ese número ya no los abona el Liceo Jubilar. Desde que Aemilius dejó la dirección de ese instituto, es él quien paga individualmente la factura.

Tercero, el padre Gonzalo se reunió con la contadora Cosse porque la cuenta que habia recibido sobrepasaba sus posibilidades. Se originaba, además, en una circunstancia excepcional: la de todas las comunicaciones que debió atender luego de que el papa Francisco lo pusiera como ejemplo, el domingo 17 de marzo, en una misa en una capilla de Roma, pocos días después de su asunción como nuevo pontífice. Aemilius se presentó en Antel consultando si había alguna forma de pago más liviana o alguna posibilidad de obtener un descuento. La contadora Cosse quedó en estudiar el tema y ese mismo día lo llamó para informarle que se había resuelto exonerarlo totalmente del pago de esa parte de la factura generada en el exterior. Luego, ayer mismo, la propia contadora Cosse explicó: "La obra del Liceo Jubilar es muy buena y no podemos dejar de reconocerla". El padre Aemilius agradeció ese gesto. Pero eso ocurrió el 11 de este mes. Dos semanas después, ayer de mañana, se vio sorprendido cuando encontró la noticia en la prensa. Y no solo eso: se vio sorprendido por el escándalo que se armó en varios medios que levantaron la información sin aportarle los datos más elementales del contexto. En algunos programas llegó a organizarse una especie de encuesta entre el público para que se opinara si se estaba a favor o en contra de la exoneración. Resultado: a lo largo del día, en más de una ocasión, el padre Gonzalo tuvo que escuchar o leer mensajes como este: "Che, no te hagas el vivo, pagá tus cuentas".

Mis conclusiones
Les cuento ahora cuáles son mis conclusiones a propósito de este episodio.

Yo creo que la decisión de Antel estuvo bien. En aquellas jornadas Gonzalo Aemilius fue una especie de embajador del Uruguay y es razonable sacarle de encima ese gasto en el que incurrió.

Pero, por supuesto, el asunto es opinable. La población tiene derecho a discutir cualquier resolución de Antel y esta en particular, porque está de por medio el dinero de todos. La gente puede compartir o rechazar la medida. Pero para poder opinar la gente tiene que estar bien informada.

Y un dato que los medios que levantaron la noticia y pusieron el asunto en debate debieron haber destacado es que ese gasto extra en el teléfono de Gonzalo Aemilius lo generaron ellos. O, mejor dicho, lo generamos nosotros: los medios.
 
En realidad, eso estaba dicho, de manera escueta, en la noticia original. Pero vale la pena analizarlo en todo su alcance.

El padre Gonzalo Aemilius concedió entrevistas desde su celular en Roma a radios, canales de televisión, diarios y portales de internet de todo el Uruguay y también de varios otros países. Y en cada una de esas largas llamadas el costo se estaba cargando a su cuenta. Es el famoso tema del "roaming". Cuando usted está usando su celular fuera de su país y recibe una llamada, usted debe pagar por esa conversación una tarifa que generalmente es alta por cada minuto de comunicación. Por eso en general cuando uno está de viaje trata de no atender llamadas, o, si atiende, corta a los pocos segundos. El padre Gonzalo, con gran generosidad, atendió a todos los medios que lo requirieron y fue acumulando esa factura extra tan voluminosa.

Un ejemplo: Nosotros aquí En Perspectiva debemos haberle generado un costo de más de 30 minutos de roaming. ¿Por qué? Primero hablamos con él el domingo 17 por la noche: fueron 10 minutos o más, coordinando la entrevista que haríamos al día siguiendo y averiguando  más del encuentro que había tenido con el Papa. Y el lunes 18 de mañana lo tuvimos en línea por lo menos 20 minutos: la entrevista duró 15 y pero lo contactamos cinco minutos antes para asegurarnos que la nota pudiera realizarse.

Yo era consciente de ese inconveniente. En la conversación previa le sugerí al padre Gonzalo que buscara un teléfono fijo, para que lo llamáramos allí y él no tuviera que cargar con ese gasto. Su respuesta fue que eso resultaba imposible porque iba a estar en la calle, trasladándose de un lugar a otro. Por eso le dije: "Está bien, te llamaremos al celular pero El Espectador te va a reponer después ese gasto".

El padre Gonzalo demoró varios días en volver a Montevideo, pasó el tiempo y no se dio la oportunidad para volver a hablar del tema. Absorbido por otras urgencias, yo fui postergando aquel asunto pendiente. Pero ayer de mañana, cuando leí la nota, me di cuenta del descuido en el que había incurrido al no insistir con aquel ofrecimiento que había hecho. Y me di cuenta también del fenomenal lío en el que Gonzalo Aemilius había quedado metido por aceptar todas esas entrevistas telefónicas que solo podían hacerse si se cargaban a su roaming (*) Francamente, cuando hice estas primeras reflexiones ayer de madrugada me sentí bastante mal. Y peor me sentí después, cuando supe que durante la jornada había muchas personas que consideraban al padre Aemilius como un "avivado" que se acomodaba con Antel para no pagar una cuenta.

Los comunicadores o programas que ayer machacaron con el tema e incluso lo pusieron a debate entre su público deberían haber dado la información así: "Antel nos exoneró a nosotros, radios, canales de televisión, diarios, de pagar las llamas a Gonzalo Aemilius que nosotros debimos haber pagado". En todo caso, si se iba a discutir, la pregunta era: ¿Está bien que Antel le haya perdonado a los medios ese gasto?

Pero, sobre todo, los medios (o buena parte de los medios) debimos haber asumido que el mes pasado le provocamos al padre Gonzalo un gasto exorbitante y después nos hicimos los distraídos.

Ayer, en muchos casos se prefirió dar la noticia, hablar del monto, de la exoneración y no profundizar en cuál era la causa que estaba detrás de ese gasto, de la cual éramos nosotros, los medios, muchos de acá y otros de afuera, los causantes. Se ignoró o se minimizó ese detalle y, por si fuera poco, se terminó colocando al padre Gonzalo como el "garronero" o el "ventajero".

Un par de advertencias
El tema daría para más, pero yo quiero terminar con un par de advertencias.

Ojo con los medios de comunicación convertidos en picadoras de carne humana.

Ojo con los medios de comunicación incapaces de hacer autocrítica sobre sus errores o, lisa y llanamente, sobre su frivolidad.

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(*) Y esto vale para los gastos que tuvo de roaming de llamadas y también de roaming de trasmisión de datos, ya que, según me explicó él, varios medios le pidieron que las notas se realizaran a través de Skype, lo que requería que su celular estuviera navegando en Internet, algo que tiene una tarifa más cara todavía que la de las llamadas.