¿Qué es el arbitraje?

El arbitraje es un medio privado de solución de controversias mediante el cual las partes acuerdan someter por escrito sus eventuales litigios a la decisión de árbitros y no así de los tribunales estatales.
Por ejemplo, en un contrato internacional de compraventa de mercaderías, el vendedor y el comprador pueden acordar que todas las eventuales controversias que surgen de su relación contractual sean resueltas por árbitros y no por la justicia estatal que corresponda. Esto ocurre por las ventajas que este mecanismo de solución de controversias tiene.

¿Por qué es importante el arbitraje?

Las principales ventajas que el arbitraje presenta radican en los siguientes cuatro principales factores: la flexibilidad y rapidez del procedimiento arbitral, la especialidad y tecnicismo de los árbitros que dictarán el laudo, así como la confidencialidad de las actuaciones.
El arbitraje intenta acompañar la velocidad de las transacciones comerciales para resolver los conflictos entre las partes en una forma razonablemente breve. Diversas leyes nacionales acuden expresamente a este mecanismo de solución de controversias, incluso algunas en forma forzosa como es la ley 18.786 sobre el régimen de Contratos de Participación Público Privado. Dicha ley en su artículo 54 establece la obligación de las partes de recurrir al arbitraje por motivo de los conflictos que surjan por la aplicación, interpretación, ejecución, cumplimiento y extinción de los contratos celebrados en el marco de esta ley, es decir de los Contratos de Participación Público Privado.

¿Qué implica ser sede de un arbitraje?

La elección de la sede de un arbitraje es una de las decisiones más importantes a tomar en materia arbitral ya que, entre otros puntos, será el juez estatal de la sede del arbitraje el que deberá entender en el recurso de nulidad al que puede ser sometido el laudo arbitral. Las partes buscan jurisdicciones estatales que honren su voluntad de someterse a arbitraje.

En los últimos años se verificó una expansión de las sedes que podríamos denominar clásicas, (Reino Unido, Francia, Suiza y Estados Unidos) a favor de América Latina y Asia. Uruguay es considerado internacionalmente como una muy buena sede de arbitrajes internacionales, lo que de consolidarse implicará sin lugar a duda una apertura económica para nuestro país.

¿Qué se necesita para ser sede de arbitrajes internacionales?

Fundamentalmente dos elementos, la existencia de un marco jurídico adecuado que regule esta materia y el reconocimiento por parte del Poder Judicial de los laudos arbitrales. Uruguay cuenta con estos dos elementos. Ratificó las principales convenciones en la materia, tales como la Convención sobre el Reconocimiento y Ejecución de las Sentencias Arbitrales Extranjeras (Nueva York 1958), la Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional (Panana 1975), La Convención Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de Sentencias y Laudos Arbitrales Extranjeros (Montevideo 1979) y los Acuerdos sobre Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur y del Mercosur con Bolivia y Chile.

Nuestra jurisprudencia reconoce y ejecuta los laudos provenientes del extranjero, en la medida que se cumplan los requisitos establecidos en nuestra normativa. Asimismo Uruguay es visto como un país neutro y con un Poder Judicial confiable. Basta ver el resultado del Rule of Law Index 2016 del Word Justice Project el cual situó a la justicia uruguaya en el primer lugar en Latinoamérica por su confiabilidad.

Resta solamente aprobar la Ley Nacional de Arbitraje que fue presentada al Parlamento ya hace bastante tiempo. Entendemos que debería estar dentro de las prioridades de nuestro gobierno su aprobación, más cuando resulta necesario incentivar el comercio internacional.