La espiritualidad detrás de rejas
Desde diciembre del año 2009 funciona en el Compen (ex Comcar) un Centro Interreligioso y de Espiritualidad. Las principales autoridades carcelarias coinciden en que la práctica religiosa dentro de las cárceles reduce la violencia.
Los actores religiosos, por su parte, afirman que uno de los problemas es la distribución de los reclusos en módulos, que lleva a trabajar con ellos por separado.
Fue la Iglesia Anglicana la que tuvo la iniciativa de construir un centro religioso en el Compen. Si bien al comienzo la dimensión interreligiosa no estaba planteada, cuando surgió la propuesta, todos los grupos religiosos convocados la aceptaron.
Se creó una Comisión Interreligiosa constituida por cinco grupos religiosos los anglicanos, los evangélicos (dos corrientes distintas), los católicos y los afroumbandistas-.
Allí distintas religiones cuentan con un espacio para realizar sus celebraciones. Para la puesta en marcha de este Centro se llamó a todos los que formaban parte del Foro Interreligioso del Uruguay. En un comienzo fueron 12 los grupos que conformaron la Comisión Asesora Interreligiosa que firmó el acuerdo inicial con la Dirección Nacional de Cárceles. Sin embargo, hoy son muchos menos los grupos religiosos que van al centro.
Según el agente pastoral Marcelo González, quien concurre al centro y a los módulos del Comcar en representación de la Iglesia Católica, dijo a El Espectador que actualmente sólo realizan actividades en el Centro Interreligioso los católicos y los evangélicos. Sin embargo afirmó que hay grupos espirituales que manifestaron su intención de participar.
Cuando se inauguró el Centro se estableció que el único uso de este edificio sería el religioso y que en su interior no habría ningún signo que hiciera alusión a determinado credo.
El agente pastoral explicó que si bien se cuenta con el apoyo de las autoridades carcelarias, la forma de funcionar del Compen entorpece un poco la actividad religiosa.
"El tema pasa por coordinar con las autoridades del Comcar porque hay una cierta realidad interna del centro penitenciario en cuanto a que prefieren no mezclar los reclusos de los distintos módulos, porque se generan problemas. Eso ha generado cierta dificultad en poder congregarlos y poder generar actividades con bastante asistencia. La otra alternativa que hemos hecho es generar por ejemplo los segundos miércoles de cada vez se hace una misa por módulo", dijo González.
El agente pastoral explicó que los referentes religiosos elaboran listas con los reclusos que manifestaron su interés de asistir al centro. Luego ese listado es proporcionado a cada uno de los responsables de los distintos módulos -que funcionan con autonomía- y se decide en función del comportamiento, si ese recluso puede asistir.
La visión de las autoridades
El director nacional de cárceles, Felipe Pereira Cuadra, aseguró a El Espectador que el centro funciona correctamente y lo calificó como un buen emprendimiento. Además, asoció la actividad religiosa dentro de la cárcel con la baja de la conflictividad.
"Tuve la suerte de comandar el Comcar durante 22 meses, allí la actividad religiosa tuvo una gran influencia sobre los internos y había bajado considerablemente la conflictividad interna. Los valores cambian para el ser humano para el ser humano que está sometido a este tipo de cuestiones. A mí me resultó muy valiosa la presencia religiosa", contó Pereira Cuadra.
Recordemos que si bien en su momento la Dirección Nacional de Cárceles autorizó la construcción de este Centro y es la que da el visto bueno a su puesta en marcha, el derecho a la práctica religiosa está consagrado en el Artículo Nº 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el Artículo 5º de la Constitución de la República Oriental del Uruguay.
El recluso está privado solamente de su libertad ambulatoria, el resto de los derechos se deben respetar y este es uno de ellos. Sin embargo, fuentes religiosas vinculadas al Centro confiaron que si bien se trata de un derecho, en la práctica son las autoridades carcelarias las que permiten o no determinadas cosas por lo cual es preferible contar su aprobación.
Por su parte, el comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Álvaro Garcé, dijo que el módulo que tiene más reclusos participando de esta iniciativa, es el más pacífico.
"El trabajo religioso es valiosísimo dentro de los establecimientos. Más allá de cuál religión hemos visto que muchas personas que se acercan a la temática religiosa adquieren esperanza y cambian sus hábitos. Hay un pabellón entero en el módulo 5 que está gestionado por la autoridad pública, pero que tiene una especie de tutoría desde el punto de vista religioso y es una de las secciones que funciona mejor. El trabajo religioso es muy importante y esto a mi juicio no significa un cuestionamiento a la laicidad. Por otra parte que exista un centro donde se practica el culto de distintas religiones me parece un ejemplo de tolerancia", dijo Garcé.
Consultados sobre la posibilidad de extender esta experiencia, tanto Garcé como Pereira Cuadra afirmaron que no han recibido una propuestas en ese sentido. Sin embargo, coincidieron en que sería bueno que otras cárceles del país contaran con este tipo de centros.
Lo que no queda claro es a quién le corresponde realizar esa propuesta ya que tanto el director nacional de cárceles como el comisionado parlamentario no se adjudicaron la potestad de promover este tipo de iniciativas.
El agente pastoral Marcelo González explicó que uno de los objetivos en el corto plazo es elaborar un marco normativo que establezca por escrito el modo de funcionar del centro. También señaló que la Comisión Interreligiosa está trabajando en la realización de actividades conjuntas que den vida al centro.
La incorporación de nuevos grupos religiosos podría colaborar en este sentido.