Iemanjá: un culto que suma adeptos año a año
Este miércoles se celebra Iemanjá, un culto que hace algunos años se centraba en la Playa Ramírez y actualmente se ha extendido por la costa hasta alcanzar Punta del Este y Colonia.
Entre 200 y 500 mil personas participan de la fiesta de Iemanjá, y se nuclean, además de en las costas, entorno a ríos como el Cuareim.
La fiesta de esta divinidad fue recientemente declarada de interés turístico por el Ministerio de Turismo y Deporte, de interés cultural por el MEC y de interés municipal por la Intendencia. Como demostración de la creciente importancia que se le atribuye al festejo, la intendenta Ana Olivera participará este año del mismo en la playa de Pocitos.
Orígenes de Iemanjá
Para entender quién es Iemanjá, es necesario conocer antes qué son los orixás.
Los orixás son las divinidades que veneraban los aborígenes africanos. Cada orixá representaba una fuerza o energía de la naturaleza. La creencia en ellos llegó a Latinoamérica junto con los esclavos, específicamente desde Nigeria.
Allí fueron los Yoruba, la etnia que nuclea al 30% de la población, quienes desarrollaron este sistema de creencias religiosas.
Iemanjá es la orixá que representa al mar, pero además es la madre del resto de divinidades. Por eso su principal atributo, además del reino de los mares, refiere a la maternidad y la fertilidad.
De aquí que la representación más antigua de la diosa sea una figura voluptuosa y con grandes senos.
Esta imagen, sin embargo, ha cambiado a lo largo del tiempo debido a la identificación que se ha hecho de la Iemanjá yoruba con la virgen Stella Maris del catolicismo. Por esta razón es que las figuras actuales de Iemanjá son muy parecidas a la virgen cristiana.
La primera celebración de Iemanjá registrada en América Latina es de 1924. Ese año, 29 pescadores en la ciudad de Bahía, asustados por la falta de peces que hacía semanas los tenía desempleados, decidieron presentar una ofrenda a Iemanjá. Según la leyenda, al día siguiente la pesca volvió a la normalidad.
Desde ese año en adelante, parece que el culto a Iemanjá hubiera crecido constantemente.
La Mae Susana Andrade, que dialogó con El Espectador, cree que efectivamente cada vez más gente celebra Iemanjá. La razón, para ella, es el redescubrimiento de las raíces afro, que durante mucho tiempo estuvieron ocultas.
La cultura que siempre fue hegemónica, la de los blancos, ahora se está abriendo más a la diversidad, y por eso fiestas como ésta tienen más espacio para desarrollarse.
"Hay un mayor auge de las celebraciones nativas, de lo que tiene que ver con las culturas nativas. En este caso la religiosidad afro es parte de la cultura que vino del África. Por fuera de esta celebración, la gente tiene prejuicios porque nos emparenta con la brujería y todo ese misterio; que es un preconcepto por desconocimiento. Me parece que es positivo porque la gente se integra a través del Iemanjá y nos permite sacar el culto a la calle. Nos permite que, sin necesidad de tener que entrar a un templo, darnos cuenta de que somos distintos, pero iguales, simplemente seres humanos", dijo la Mae Susana Andrade.
Además, la Mae Susana considera que ahora se han desmitificado muchos elementos de la religión afro, y se reconoce, por ejemplo, que lo que se le regala a Iemanjá no son "macumbas" supersticiosas, sino ofrendas como las que los cristianos realizan en sus propias celebraciones.
Esta visión, sin embargo, es cuestionada desde la sociología. Néstor da Costa, investigador del CLAEH especializado en religión, cree que no podemos afirmar que más gente que antes celebre Iemanjá. La pregunta, para él, es si la gente va a rendir culto o simplemente a participar.
"Debemos saber cuánta de la gente que asiste es realmente creyente y expresa una creencia que vive durante su vida y cuánta gente va para ver de qué se trata esto, para curosear, tomar conocimiento e incluso hasta en un plan turístico. Esto no le quita ningún mérito a Iemanjá, simplemente que la gente que va realmente como creyente no está relevada. Pero es visualmente importante la gente que uno ve visualmente en las playas el día de Iemanjá", dijo Da Costa.
La respuesta que encuentra hasta ahora, y a falta de una contabilización o censo que permita establecer lo contrario, es que más gente asiste, pero no necesariamente celebra.
"Como investigador no puedo atestiguar que más gente va a celebrar Iemanjá, puedo atestiguar que hay más gente los días de celebración en el lugar, que es un lugar público además. No es un templo cerrado. Y evidentemente va mucha gente a las playas: algunos celebrarán y algunos verán de qué se trata", sostuvo.
Iemanjá en América
El festejo más multitudinario de todo el continente es en Brasil, donde se radica la mayor cantidad de población afrodescendiente. Bahía, Río de Janeiro y Porto Alegre son las ciudades centrales que festejan Iemanjá no solo el 2 de febrero, sino también a fin de año, cuando miles de adeptos se acercan a la playa a la medianoche y encienden velas.
Otros de los países con mayor porcentaje de población negra, como Cuba y Haití, también festejan a Iemanjá, si bien lo hacen en setiembre en lugar de febrero.
Pero sin lugar a dudas el caso más cercano a nosotros y más curioso es el de Argentina. Allí, como en Uruguay, la fiesta a Iemanjá ha crecido en popularidad, tanto que en Mar del Plata fue declarada de interés turístico por la provincia de Buenos Aires.
A tal punto se la considera de esta forma, que el año pasado se la trasladó del 2 de febrero al 6 para que cayera fin de semana y pudieran ir quienes trabajaran de lunes a viernes.
Con respecto a Argentina, debemos mencionar que si bien normalmente consideramos que tanto ahí como en Uruguay la población negra es muy poca, de hecho hay alrededor de 2 millones de afrodescendientes.
2011: "Año Internacional de los Afrodescendientes".
La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió que el 2011 fuera el "Año internacional de los Afrodescendientes" con el objetivo de promover la inclusión de esta comunidad que en América Latina asciende a 150 millones de individuos, según datos de la CEPAL.
El organismo pretende que los gobiernos generen conocimiento sobre la comunidad afrodescendiente y ayuden a divulgar su cultura, en el entendido de que el conocimiento genera respeto por la diversidad. Esta opinión es compartida por Susana Andrade, que además de su función como mae, se dedica a promover los derechos de esta comunidad. Según ella, "si yo conozco al otro me puedo identificar", de la otra forma siempre habrá "reticencias".
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en Uruguay hay aproximadamente 300.000 afrodescendientes. La situación de esta comunidad es muy precaria: la mitad de ellos se encuentran debajo de la línea de pobreza y el índice de deserción escolar es porcentualmente el doble que en el resto de la sociedad.
Hasta ahora, la conmemoración de este año ha pasado desapercibida en Uruguay, según critican organizaciones sociales y reconoce el propio Gobierno.
Sin embargo, junto con la celebración de Iemanjá, se estrena la primera muestra que da a conocer una de las vivencias religiosas de esta comunidad.
Por este motivo se inauguró hace una semana la exposición "Testimonios de un ritual: Iemanjá en América". Reúne más de 20 fotografías tomadas por el documentalista argentino Ricardo Preve y el escritor y fotógrafo uruguayo Martín Sanchez Viera.
La exposición, que hasta el 15 de febrero se encuentra disponible en la Fundación Espínola Gómez, está organizada por la por la "Unidad de Atención a la Diversidad Cultural" de la Intendencia de Montevideo.
¿Cuál es la justificación de esta muestra? Que Iemanjá se ha transformado en una "fiesta popular que trasciende la religiosidad afroumbandista, pasando a ser un encuentro espontáneo de integración y expresión masiva de la diversidad cultural de la sociedad uruguaya".
Su novedad, además, radica en mostrar la celebración a la Reina del Mar a orillas del Río Cuareim, hasta ahora desconocida porque, según comenta la Mae Susana, "los medios de comunicación solo hacen hincapié en lo que sucede en la costa".
También en Colonia, que pese a tener costa queda habitualmente por fuera de las cámaras, se inaugura este año un monumento a Iemanjá.
Sea por culto, curiosidad, turismo o diversidad cultural, lo cierto es que la Reina del Mar cada vez más forma parte de nuestra idiosincrasia.