Epiglotitis: primer caso en 20 años alerta a especialistas
La Asociación Española trató a un bebé con epiglotitis, luego de dos décadas sin antecedentes en el país. Es una enfermedad de veloz evolución, que puede ser mortal y que tiene una vacuna indicada. Es por eso que los médicos consultados por Espectador.com se confesaron extrañados a la hora de buscar una explicación a la reaparición de un mal que se creía casi erradicado.
Por Rodrigo Ubilla de Espectador.com
"Cuando es una cosa así, que se le cierran los pulmones y no puede respirar, por lo general es a nivel bronquial. Este nene, no. No podía respirar, pero hacía fuerza por la nariz, como que respiraba hondo. Y respiraba y no llegaba el aire al pulmón. Ahí fue cuando decidió llevarlo. Y una cosa que hizo intuitivamente mi hermana fue abrir la ventanilla del auto y sacarle la cabeza para afuera. Parece ser, según los médicos, que eso es lo más acertado que hay que hacer".
El relato es de Yannina, tía del niño que se describe en la escena. Su sobrino, un bebé de 15 meses al momento del ingreso, fue internado el pasado 25 de marzo en el CTI de la Asociación Española con diagnóstico de epiglotitis.
Por epiglotitis se conoce a la inflamación de la epiglotis, un tejido ubicado sobre la tráquea (aparato respiratorio). Su función más evidente es la de dirigir la comida hacia el esófago (aparato digestivo), para que no ingrese por la tráquea hacia los pulmones.
La epiglotitis es causada, en la gran mayoría de los casos, por una bacteria: Haemophulis influenzae tipo B. El paciente aquejado por este mal manifiesta un brusco pico de fiebre (39, 40 grados) acompañado de "gran sed de aire, gran dificultad para respirar; babea, porque no puede tragar la saliva. Y es un cuadro que provoca mucha alarma a los padres", describió para Espectador.com Jorge Quian, pediatra intensivista, jefe de la Unidad de Terapia Intensiva de La Española.
Este profesional fue quien tuvo la tutela del paciente, trató con sus padres y recordó que el bebé "llegó a la puerta con una dificultad respiratoria muy severa. Y hubo que ponerle una sonda intratraqueal, estuvo intubado, ventilado, durante cuatro días".
"Un hallazgo". Hubo dos factores que hacen de este caso un asunto, cuando menos, novedoso. En primer lugar, la epiglotitis "es una enfermedad que prácticamente dejó de verse hace muchos años en el país, desde que sistemáticamente todos los niños están vacunados contra la Haemophulis influenzae tipo B, que es el agente más frecuente causante de esta enfermedad", describió Eduardo Savio, médico infectólogo, director de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina.
Y en esto coincide Jorge Quian, que con tres décadas de experiencia trabajando como intensivista, el caso mencionado es el primero que atiende "en los últimos 20 años". La epiglotitis no distingue por franjas etáreas, pese a que lo usual es que ataque a niños pequeños y lactantes.
Como se mencionó, es causada por la bacteria Haemophlius influenzae tipo B y es sobre este agente que se suministra medicina (antibióticos, corticoides), más allá de que, como recuerda Savio, "lo más importante en estos casos es el soporte de las funciones vitales; tener la vía aérea permeable muchas veces requiere intubación o aún traqueotomía, dependiendo del caso".
Pero el segundo factor desconcertante es que el cuerpo médico no pudo asilar una bacteria, es decir, identificar cuál fue en definitiva el causante de la enfermedad. De todas maneras, como mencionó Quian anteriormente, el bebé permaneció internado durante cuatro días bajo el tratamiento que se estipula para una epiglotitis. Se le redujo la sedación y la medicina, fue desentubado para ver cómo reaccionaba y, al responder satisfactoriamente, fue dado de alta con diagnóstico final epiglotitis grave. "Este caso fue un hallazgo", admitió Quian.
¿Qué sucedió? ¿Cómo sucedió? Si en Uruguay existe una vacuna indicada y aplicada desde principios de 1990, resta comprender qué pudo suceder en este caso y qué previsibilidad existe de que puedan presentarse nuevos. "No nos aseguraron que pudiera repetirse o no", confesó Yannina, la tía del bebé que prestó su testimonio para Espectador.com.
Eduardo Savio ensayó dos respuestas. "A veces aparece Haemophulis influenzae que no son del tipo B y causan enfermedades graves, como meningitis y como epiglotitis. Y de eso hay hechos puntuales en la región (...) Quizás, en terreno de hipótesis, si bien no hubo aislamiento, podía haber sido el agente un Haemophulis influenzae no tipo B".
A esta primera aproximación, Savio agregó que "como es una infección bacteriana, no hay que olvidarse que, por vía de excepción, puede ser causado por otros agentes. Como por ejemplo: el Estafilococo aureus, el Streptococcus pneumoniae, y muy raramente, también puede ser de origen viral", concluyó.
Ambos médicos no ocultaron su sorpresa por la excepcionalidad del hecho y Quian señaló que entre colegas "el comentario fue: hace años que no veíamos una epiglotitis". El caso bastó para asentar al menos un llamado de atención, de forma que entre los profesionales que fueron notificados "la preocupación se instaló", reiteró Quian.
En ese sentido, Savio añadió que "estos eventos nunca se presentan en forma de brote, y mucho menos, epidémica. O sea que, desde el punto de vista comunitario o social, este no es un hecho de alarma ni mucho menos".
Igualmente, y en línea con lo expresado por Quian, entiende que la comunidad médica es quien debe tomar nota. "A los infectólogos y a la autoridad sanitaria debe llamarla a la reflexión y a la vigilancia epidemiológica, en el sentido de intentar identificar, si es posible, que Haemophulis influenzae tipo no B estén circulando en nuestro territorio".
Espectador.com consultó a Raquel Rosas, jefa de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud Pública para conocer las estadísticas de la epiglotitis en Uruguay. Explicó que por tratarse de una mal que no tiene carácter epidémico, no existen registros ni se realiza un rastreo sistemático de posibles nuevos casos.
Cómo identificar, cómo actuar. Eduardo Savio aconsejó que "frente a todo lactante o niño pequeño que en forma brusca comience con fiebre, con tos, con dificultades respiratorias -incluso un ruido respiratorio durante la inspiración -y a veces con una muy llamativa salivación en el paciente, que de inmediato y antes que aparezca mayor deterioro se dirijan a su médico. Porque, si bien es una cosa rápidamente evolutiva no necesariamente tiene porqué ser mortal y hay que actuar de inmediato con antibióticos y medidas de soporte para optimizar el pronóstico de ese paciente".
"Cuando es una cosa así, que se le cierran los pulmones y no puede respirar, por lo general es a nivel bronquial. Este nene, no. No podía respirar, pero hacía fuerza por la nariz, como que respiraba hondo. Y respiraba y no llegaba el aire al pulmón. Ahí fue cuando decidió llevarlo. Y una cosa que hizo intuitivamente mi hermana fue abrir la ventanilla del auto y sacarle la cabeza para afuera. Parece ser, según los médicos, que eso es lo más acertado que hay que hacer".
El relato es de Yannina, tía del niño que se describe en la escena. Su sobrino, un bebé de 15 meses al momento del ingreso, fue internado el pasado 25 de marzo en el CTI de la Asociación Española con diagnóstico de epiglotitis.
Por epiglotitis se conoce a la inflamación de la epiglotis, un tejido ubicado sobre la tráquea (aparato respiratorio). Su función más evidente es la de dirigir la comida hacia el esófago (aparato digestivo), para que no ingrese por la tráquea hacia los pulmones.
La epiglotitis es causada, en la gran mayoría de los casos, por una bacteria: Haemophulis influenzae tipo B. El paciente aquejado por este mal manifiesta un brusco pico de fiebre (39, 40 grados) acompañado de "gran sed de aire, gran dificultad para respirar; babea, porque no puede tragar la saliva. Y es un cuadro que provoca mucha alarma a los padres", describió para Espectador.com Jorge Quian, pediatra intensivista, jefe de la Unidad de Terapia Intensiva de La Española.
Este profesional fue quien tuvo la tutela del paciente, trató con sus padres y recordó que el bebé "llegó a la puerta con una dificultad respiratoria muy severa. Y hubo que ponerle una sonda intratraqueal, estuvo intubado, ventilado, durante cuatro días".
"Un hallazgo". Hubo dos factores que hacen de este caso un asunto, cuando menos, novedoso. En primer lugar, la epiglotitis "es una enfermedad que prácticamente dejó de verse hace muchos años en el país, desde que sistemáticamente todos los niños están vacunados contra la Haemophulis influenzae tipo B, que es el agente más frecuente causante de esta enfermedad", describió Eduardo Savio, médico infectólogo, director de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina.
Y en esto coincide Jorge Quian, que con tres décadas de experiencia trabajando como intensivista, el caso mencionado es el primero que atiende "en los últimos 20 años". La epiglotitis no distingue por franjas etáreas, pese a que lo usual es que ataque a niños pequeños y lactantes.
Como se mencionó, es causada por la bacteria Haemophlius influenzae tipo B y es sobre este agente que se suministra medicina (antibióticos, corticoides), más allá de que, como recuerda Savio, "lo más importante en estos casos es el soporte de las funciones vitales; tener la vía aérea permeable muchas veces requiere intubación o aún traqueotomía, dependiendo del caso".
Pero el segundo factor desconcertante es que el cuerpo médico no pudo asilar una bacteria, es decir, identificar cuál fue en definitiva el causante de la enfermedad. De todas maneras, como mencionó Quian anteriormente, el bebé permaneció internado durante cuatro días bajo el tratamiento que se estipula para una epiglotitis. Se le redujo la sedación y la medicina, fue desentubado para ver cómo reaccionaba y, al responder satisfactoriamente, fue dado de alta con diagnóstico final epiglotitis grave. "Este caso fue un hallazgo", admitió Quian.
¿Qué sucedió? ¿Cómo sucedió? Si en Uruguay existe una vacuna indicada y aplicada desde principios de 1990, resta comprender qué pudo suceder en este caso y qué previsibilidad existe de que puedan presentarse nuevos. "No nos aseguraron que pudiera repetirse o no", confesó Yannina, la tía del bebé que prestó su testimonio para Espectador.com.
Eduardo Savio ensayó dos respuestas. "A veces aparece Haemophulis influenzae que no son del tipo B y causan enfermedades graves, como meningitis y como epiglotitis. Y de eso hay hechos puntuales en la región (...) Quizás, en terreno de hipótesis, si bien no hubo aislamiento, podía haber sido el agente un Haemophulis influenzae no tipo B".
A esta primera aproximación, Savio agregó que "como es una infección bacteriana, no hay que olvidarse que, por vía de excepción, puede ser causado por otros agentes. Como por ejemplo: el Estafilococo aureus, el Streptococcus pneumoniae, y muy raramente, también puede ser de origen viral", concluyó.
Ambos médicos no ocultaron su sorpresa por la excepcionalidad del hecho y Quian señaló que entre colegas "el comentario fue: hace años que no veíamos una epiglotitis". El caso bastó para asentar al menos un llamado de atención, de forma que entre los profesionales que fueron notificados "la preocupación se instaló", reiteró Quian.
En ese sentido, Savio añadió que "estos eventos nunca se presentan en forma de brote, y mucho menos, epidémica. O sea que, desde el punto de vista comunitario o social, este no es un hecho de alarma ni mucho menos".
Igualmente, y en línea con lo expresado por Quian, entiende que la comunidad médica es quien debe tomar nota. "A los infectólogos y a la autoridad sanitaria debe llamarla a la reflexión y a la vigilancia epidemiológica, en el sentido de intentar identificar, si es posible, que Haemophulis influenzae tipo no B estén circulando en nuestro territorio".
Espectador.com consultó a Raquel Rosas, jefa de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud Pública para conocer las estadísticas de la epiglotitis en Uruguay. Explicó que por tratarse de una mal que no tiene carácter epidémico, no existen registros ni se realiza un rastreo sistemático de posibles nuevos casos.
Cómo identificar, cómo actuar. Eduardo Savio aconsejó que "frente a todo lactante o niño pequeño que en forma brusca comience con fiebre, con tos, con dificultades respiratorias -incluso un ruido respiratorio durante la inspiración -y a veces con una muy llamativa salivación en el paciente, que de inmediato y antes que aparezca mayor deterioro se dirijan a su médico. Porque, si bien es una cosa rápidamente evolutiva no necesariamente tiene porqué ser mortal y hay que actuar de inmediato con antibióticos y medidas de soporte para optimizar el pronóstico de ese paciente".