Brasil: cómo 300 euros salvaron la vida de Jair Bolsonaro
Médicos brasileños del sistema público sanitario salvaron la vida del candidato presidencial Jair Bolsonaro. Pero en ese sistema prolifera la corrupción, la burocracia y el caos administrativo.
Jair Bolsonaro fue ingresado con el grado máximo de urgencia el pasado 6 de septiembre de 2018 en el hospital Santa Casa de Misericordia, en la localidad de Juiz de Fora. El candidato a la presidencia de Brasil fue intervenido de urgencia para salvar su vida. El "Sistema Único de Saúde" (SUS), el sistema público sanitario brasileño, hará al médico que llevó a cabo la operación una transferencia por un valor aproximado de 76 euros.
El hospital recibirá 227 euros por el mismo concepto. El SUS garantiza cuidados médicos universales y gratuitos, algo importante en un país pobre, donde la mayoría de la gente no puede permitirse el pago de un seguro privado. Los costes se reparten entre el Estado, las regiones y los municipios. "La idea del SUS de atender a todo el mundo es buena. Además de en Brasil, solo existe de una forma similar en Canadá", dice la radióloga Flávia Engel Aduan. En realidad, el SUS se encuentra insuficientemente financiado en muchas regiones como consecuencia del crónico déficit presupuestario de los distintos estados y localidades.
Los miércoles, Flávia Engel Aduan lleva a cabo biopsias en el "Hospital do Cancer 3", una de las cuatro clínicas especiales del Instituto Nacional del Cáncer. Detrás del hospital está la favela Morro dos Macacos, cuyas aguas residuales inundan a veces en días de lluvia la entrada del "Hospital do Cancer 3". Pero dentro del edificio esperan a los pacientes los más modernos equipamientos médicos del SUS, gracias a las inversiones directas del Ministerio de Salud.
Kátia Aparecida está aliviada porque su madre recibe por primera vez una biopsia de su cáncer de mama. "No podemos perder más tiempo", dice. En su barrio, situado en la periferia, no funciona el centro de salud. Su padre, enfermo de cáncer de próstata, espera desde hace un año una cita con el urólogo. Kátia ya ha desembolsado 560 euros a clínicas privadas por diversos reconocimientos médicos. Pero con sus dos progenitores enfermos de cáncer en casa ya no puede ir más a trabajar.
Efecto dominó
El SUS es un sistema estructurado en tres pilares. En la base se encuentran las "Clinicas da Família" y los "Postos de saúde" de los barrios, que aseguran una asistencia médica básica. Los hospitales de "asistencia secundaria" tratan enfermedades corrientes y llevan a cabo pequeñas intervenciones. En tercer lugar están las clínicas especializadas, como el "Hospital do Cancer 3". "Esa es la teoría", dice Flávia. "Pero en la práctica las cosas no funcionan así". En los centros primarios de asistencia falta a menudo material de enfermería, medicamentos y médicos como consecuencia de la crisis presupuestaria de los municipios. Por ese motivo, los pacientes acuden a los hospitales de asistencia secundaria, cuyos servicios de urgencia acaban saturados con casos que en realidad no les corresponde atender. "Es como una cascada. La atención secundaria se sobrecarga y la especializada inevitablemente también".
Política de ambulancias
En la zona sur de Río de Janeiro, las diversas unidades del SUS están saturadas con pacientes de la periferia y del interior. "En algunos municipios, la política sanitaria consiste en comprar ambulancias para trasladar y derivar los pacientes a Río", dice Flávia.
Algo similar sucede en todo Brasil. Como los centros primarios no funcionan, a menudo los pacientes son trasladados cientos de kilómetros. Así pues, en algunas clínicas especiales se pueden encontrar enfermos de lugares remotos. Como el precario estado sanitario de las pequeñas localidades no remonta, el Estado se ve irremisiblemente abocado a concentrar sus inversiones en las clínicas especiales.
Ayuda cubana
En 2013 se inició el programa "Mais Médicos" con el objetivo de paliar esta situación y enviar médicos voluntarios a las regiones más desatendidas. Pero la falta de candidatos llevó a la contratación de miles de médicos cubanos. "No es solo porque los médicos brasileños no quieren ir allá a vivir. El problema es que no se puede trabajar porque en las clínicas faltan medicamentos y equipamiento", relata Flávia.
Ella misma trabajó largos años en el "Hospital Universitário Pedro Ernesto" de la Universidad regional UERJ. En los últimos dos años, llegó incluso a pagar de su propio bolsillo las agujas para realizar las biopsias. "Y había dinero, lo que faltaba era una buena gerencia", dice. "En la administración había médicos sobrepasados por la burocracia y presa fácil de la corrupción". El antiguo secretario de Salud de Río está acusado de convocar licitaciones falsas. También las listas de espera para operaciones se prestan a la corrupción. La prensa de Río destapó hace unas semanas que el alcalde Marcelo Crivella ofreció a pastores cercanos operaciones al margen de la lista de espera.
Falta de comunicación
Además, la distribución de pacientes según disponibilidad presenta muchos otros problemas. "Mandar a los enfermos donde hay sitio libre parece una buena idea, pero en realidad no funciona bien", dice Flávia. Un cirujano no confía en la radiografía hecha por un radiólogo desconocido para él en otro hospital. "Multiplique eso por millones de pacientes. El intercambio de información entre las unidades del SUS está roto, los hospitales ya no se comunican unos con otros". El resultado es caótico. Flávia ha abierto su propia clínica en la zona sur de Río, aunque sigue haciendo biopsias en el "Hospital do Cancer 3". "Siento la obligación de hacerlo. La salud es un derecho de todos los ciudadanos y una obligación para el Gobierno. Es una idea genial y sería bonito que funcionara la cobertura básica de los centros primarios", dice.
Por cierto, el candidato presidencial Jair Bolsonaro fue trasladado pocas horas después de su exitosa operación de urgencia a una de las clínicas privadas más caras de Brasil.DW
Autor: Thomas Milz (MS/ERS)