El "brexit", un rompecabezas para conservadores y laboristas
Los términos en los que el Reino Unido saldrá de la Unión Europea el 29 de marzo de 2019 suponen un rompecabezas para conservadores y laboristas británicos, al no estar de acuerdo sobre el modelo ideal del "divorcio" de Bruselas.
El "brexit" ha sido el debate central de los congresos anuales de los dos principales partidos británicos, el Conservador y el Laborista, cuando faltan apenas seis meses para la retirada del país del bloque europeo después de más de 40 años de participación.
La desconexión con la UE, que se concretará tras la victoria del "brexit" en el referéndum del 23 de junio de 2016, es considerada por expertos y políticos como la decisión más trascendental que toma el Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial.
La cita anual de los "tories" de la primera ministra británica, Theresa May -celebrada este mes en la ciudad inglesa de Birmingham-, ha puesto de manifiesto el alcance de las divisiones que este asunto provoca en sus filas, entre los más euroescépticos, como el exministro de Asuntos Exteriores Boris Johnson, y los proeuropeos, como el titular de Economía, Philip Hammond.
Desde las filas laboristas, el congreso -que tuvo lugar en Liverpool (noroeste de Inglaterra)- también evidenció posiciones divergentes y la posibilidad de solicitar otro referéndum europeo, aunque el partido se mostró más a favor de convocar elecciones generales.
A día de hoy, las negociaciones entre Londres y Bruselas sobre el "brexit" han entrado en un paréntesis ante la negativa de la UE a aceptar el plan que le ha presentado el Gobierno británico, conocido como "Chequers", que contempla un mercado común de bienes británico-comunitario con equivalencia regulatoria.
La primera ministra ha dejado claro que no se apartará de "Chequers" y ha llegado incluso a desafiar a la UE para que explique y presente una alternativa viable a su programa.
May confiaba en que su propuesta pudiera prosperar tras consensuarla con los miembros de su Gobierno en una reunión celebrada el pasado julio en la residencia campestre de Chequers, a las afueras de la capital británica.
Sin embargo, pocos días después, Boris Johnson presentaba su dimisión, al igual que el entonces titular del "brexit", David Davis, pues consideran que "Chequers" obligará al Reino Unido a estar aún "atado" a la UE y hará más difícil que el país pueda quedar libre para alcanzar acuerdos comerciales con otros Estados.
El plan fue visto como impracticable por el Laborismo, cuyo portavoz del "brexit", Keir Starmer, llegó a decir que la "premier" "niega" la realidad al ofrecer una opción inaceptable para Bruselas, y recordó que es el Reino Unido el que ha pedido salir de la UE.
Pero el mayor crítico del acuerdo es Boris Johnson, el abanderado de un grupo de políticos conservadores euroescépticos que desde hace más de 25 años ha presionado a sus líderes con el rechazo a la UE.
Entre sus víctimas están el ex primer ministro John Major (1990-1997), que llegó a presentar su dimisión como líder, y el también antiguo "premier" David Cameron (2010-2016), quien cedió a esas presiones al convocar el referéndum hace dos años.
El líder laborista, Jeremy Corbyn, es partidario de que el Reino Unido negocie un nuevo acuerdo comercial parecido al actual mercado único, si bien está a favor de respetar la consulta de 2016.
En el congreso anual de Liverpool, los laboristas votaron a favor de una moción que plantea que la formación debe sopesar "todas las opciones sobre la mesa" si no hay un adelanto electoral, incluida la posibilidad de celebrar otro referéndum.
Está previsto que el "brexit" sea abordado este mes en la cumbre europea, aunque se espera que las negociaciones sobre un eventual acuerdo se prolonguen hasta el próximo noviembre.
Cualquier acuerdo al que llegue May con Bruselas -si es que hay uno- será votado por el Parlamento de Westminster, cuyo resultado se presenta incierto e incluso podría ser rechazado dadas las actuales discrepancias entre las formaciones políticas. EFE