Asunto Khashoggi: Arabia Saudita, poderosa pero no todopoderosa
La imagen de Arabia Saudita ha sufrido enormemente por el asunto Khashoggi. Las élites políticas y económicas mundiales se están distanciando del reino saudí. ¿Cómo reaccionará este?
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), no acudirá a la conferencia de inversores en Riad la próxima semana, como tampoco lo harán políticos internacionales, como el Ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, y su homólogo francés, Bruno Le Maire. Steve Mnuchin, Ministro de Finanzas estadounidense, está reflexionando sobre su participación.
Importantes representantes de la economía y la industria también cancelaron la cita: los bancos HSBC, Standard Chartered y Credit Suisse. Los directores de JP Morgan, Ford y Uber tampoco participarán en el evento.
Arabia Saudita, país ambivalente
Jürgen Hardt, político de asuntos exteriores de la CDU, dijo en entrevista a la cadena de radio Deutschlandfunk que "la imagen de Arabia Saudita es muy ambivalente". Por un lado, el país intenta promover el acercamiento entre Israel y Palestina, según Hardt. Por otro lado, "lo que ha sucedido en los últimos días en el caso Khashoggi y lo que hemos podido saber, nos hará tener una imagen más amplia sobre Arabia Saudita, y entonces Europa tendrá que corregir su política hacia ese país", añadió.
Un peso pesado
Desde hace años, Arabia Saudita ha tratado de mostrarse como un socio político en el que Occidente puede confiar. Así, el reino no solo ha declarado que quiere mediar en el conflicto de Oriente Medio, sino que también quiere participar en la lucha contra el terrorismo yihadista. En la guerra siria desempeña también un papel importante. El país saudí es un contrapeso importante para Irán, que ha ampliado enormemente su presencia e influencia allí. Para Occidente, Arabia Saudita, por lo tanto, tiene un gran valor político.
Precisamente, el príncipe heredero Mohamed bin Salman, cada vez más en entredicho por el el asesinato de Khashoggi, es un socio particularmente importante para los estadounidenses, dice el príncipe saudí exiliado Khalid bin Farhan: "El gobierno estadounidense difícilmente puede permitirse prescindir de una persona tan fácil de influir y controlar como Mohamed bin Salman", dice el exiliado en Alemania en entrevista a DW. Por lo tanto, el viaje del secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, habría perseguido un solo propósito, supone Khalid bin Farhan: "Mantener al príncipe heredero en el poder para perseguir sus propios planes".
Petrodólares e inversiones
Sin embargo, la relevancia económica del reino podría establecer algunos límites a la reflexión y quizás a la actuación de los países extranjeros. La familia gobernante saudí dispone de un valioso poder económico con sus reservas de petróleo. Todos los días, el mayor exportador de petróleo vende siete millones de barriles en todo el mundo. Pero incluso ahora, la demanda global es mayor que la oferta de los países de la OPEP. Además, se espera que las sanciones contra Irán, que están a punto de comenzar, originen que se bombeen alrededor de 1,7 millones de barriles menos al mercado. Si las relaciones con el país empeoran después del asunto Khashoggi, Arabia Saudita podría reducir sus exportaciones con el consiguiente aumento del precio del petróleo. Esto nos hace recordar la llamada "crisis del petróleo" de 1973. En ese momento, los países de la OPEP limitaron sus volúmenes de producción como resultado de la Guerra de Yom Kipur. En unos pocos días, el precio subió de alrededor de 3 a más de 12 dólares por barril. El resultado fue una recesión económica mundial.
Sin embargo, el reino no es solo importante como exportador de petróleo, sino también como inversor. Solo en Estados Unidos, posee bonos por un valor de casi 170 mil millones de dólares. Si los vendiera, las tasas de interés en los mercados de bonos subirían enormemente, lo que perjudicaría masivamente las políticas fiscales de la administración Trump, que está financiando los recortes fiscales con más emisiones de bonos.
Arabia Saudí y el mundo árabe
En los países árabes, el reino saudí es también un relevante actor político. El país encabeza una coalición internacional en Yemen contra los insurgentes hutíes, acusándolos de colaborar con el rival Irán. Miles de civiles murieron y millones se convirtieron en desplazados internos.
Al mismo tiempo, es un valioso aliado en regímenes represivos como en Egipto o, por el contrario, rudo y despiadado al boicotear al pequeño emirato de Qatar. Con más motivo aún, Qatar quiere que el asunto Khashoggi brinde la oportunidad de luchar contra el poderoso país árabe medialmente. En el periódico qatarí "Al-Araby al-jadeed" se expone que "esa es la factura por la arrogancia que practica el régimen saudí. El mundo comprobará quién es verdaderamente el príncipe heredero Mohamed bin Salman, precisamente un hombre de Estado, que con toda probabilidad ha mentido tras un asunto muy grave. No se puede dar crédito a su persona".
Si la oleada de protesta que ha suscitado el asunto Khashoggi no se calma en unos pocos días, el supuesto crimen tendría que ser un motivo más que suficiente para el reino saudí para que reflexione sobre su cultura política.DW