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El "Buen País", ¿un Estado virtual para todos los ciudadanos del mundo?

El "Buen País", ¿un Estado virtual para todos los ciudadanos del mundo?

La iniciativa digital "El buen país" está destinada a conectar a personas con mentalidad global y fomentar la cooperación entre países. Un plan ambicioso en tiempos de Trump y del "brexit".

El país que se supone que cambiará el mundo no es aún mayor que un pueblo: alrededor de 3.000 personas de 119 países se han registrado como ciudadanos de "The Good Country" o "El buen país" desde mediados de septiembre, un Estado digital que no tiene territorio ni gobierno ni ejército, sino un objetivo ambicioso: "El cambio de la cultura del liderazgo gubernamental global fundamentalmente competitiva a una básicamente cooperativa", como se puede leer en el sitio web de la iniciativa.

Para enfrentar los desafíos de un mundo globalizado, desde la desigualdad social hasta la migración y el cambio climático, las naciones deben trabajar mejor juntas en lugar de competir entre ellas. "El buen país" pretende dar buen ejemplo y al mismo tiempo fortalecer la cooperación entre países, impulsar la colaboración en lugar del aislamiento y priorizar el bien de la comunidad internacional y del planeta Tierra.

De hecho, es más bien una coincidencia que la fundación de "El buen país" sea en una época en la que el nacionalismo está en auge, subraya su fundador Simon Anholt. El objetivo del proyecto es muy ambicioso y la misión con vistas "a más largo plazo que la fase política actual", opina el hombre de 57 años, quien ha trabajado con jefes de Estado y de Gobierno de más de 50 países durante los últimos 20 años.

760 millones de ciudadanos potenciales

El hecho de que Anholt y la otra cofundadora, Madeline Hung, no crearan una ONG o una fundación para implementar su visión, sino que se orientaran a partir de la idea de un Estado, tiene que ver con  la influencia que esperan obtener en el escenario político mundial. "Un Estado soberano puede imponer su voluntad a la comunidad internacional. Tiene el poder de convocar a otros países y actuar de manera independiente o colectiva. Las ONG no pueden hacer política exterior", argumenta Anholt.

El proyecto está aún muy lejos de ser un Estado soberano. Según Anholt, "El buen país" podría convertirse en uno de los países más influyentes del mundo. Los fundadores parten de casi 760 millones de ciudadanos potenciales en todo el mundo, quienes se identifican con los valores de la iniciativa. Si todos se registraran y pagaran cinco dólares al año en impuestos "podríamos donar cada año el equivalente del Producto Interno Bruto de Sierra Leona por nuestro compromiso", estima Anholt.

"Nuevas formas de diplomacia y política exterior"

El ingreso fiscal, que permite a los ciudadanos pagar más de 4,39 euros para patrocinar a otros ciudadanos, ha llevado a "El buen país" a tener un "fuerte poder económico", asegura la cofundadora Madeline Hung en una entrevista con la BBC. "En ciertas situaciones, podríamos usar ese poder para llevar a otros actores a la mesa de negociaciones". Además de los recursos financieros y la "voz colectiva" de potencialmente millones de ciudadanos, "El Buen País" pretende enfocarse en "nuevas formas de diplomacia y política exterior".

La investigadora política Natalie Tröller, sin embargo, cree que es poco realista pensar que "El buen país", nombre designado por Anholt y su  "Índice de Buen País ", sea reconocido en un futuro lejano como Estado por las Naciones Unidas, como desean sus fundadores. "La categoría de Estado está ligada a ciertos atributos, pero al mismo tiempo tiene que ser reconocida como tal por la mayoría de los Estados en las Naciones Unidas", dijo Tröller al Süddeutsche Zeitung (SZ).

Proyecto para ciudadanos de todo el mundo

El concepto de Estado virtual también conlleva otras dificultades, desde su punto de vista. La opinión democrática y la toma de decisiones de dicho proyecto tienen lugar exclusivamente en plataformas digitales; tecnologías como la inteligencia artificial y la "blockchain" o "cadena de bloques" desempeñan un papel esencial en este proceso. "El concepto está destinado a atraer a todos los ciudadanos del mundo, pero, de hecho, solo está abierto a aquellos que saben leer y escribir y disponen de la tecnología de comunicación moderna", dijo Tröller en la SZ. Según Anholt, ya están pensando en solucionar este problema. La idea era hacer que la plataforma "El buen país" fuese accesible en el África subsahariana a través de teléfonos no inteligentes.

En la actualidad, solo tres personas trabajan a tiempo completo en el proyecto. Los fundadores lo han financiado, hasta ahora, de su propio bolsillo. Anholt reconoce que muchos todavía tienen ideas erróneas sobre el proyecto: "Siempre me preguntan cuándo tendremos una bandera o un himno nacional. Estas cosas no son importantes, porque no estamos tratando de imitar a un Estado tradicional".DW