Irse o quedarse, el dilema de Estados Unidos en Irak
Hasta dónde llegar con la campaña militar en Irak sigue siendo un interrogante para a dirigencia estadounidense. Y al tiempo que crece la incertidumbre al respecto también crece el peso de la eventual solución en los resultados de los comicios presidenciales. El corresponsal en Boston, Roberto Porzecanski, analizó las distintas aristas de un tema complejo no sólo para los republicanos.
(Emitido a las 8.30)
EMILIANO COTELO:
La semana pasada, en Estados Unidos, la administración Bush y el Congreso se enfrentaron una vez más a propósito de cuál será el futuro de las tropas norteamericanas en Irak. Sin embargo, este último enfrentamiento fue claramente distinto de los anteriores. Esta vez, a las habituales voces demócratas se sumaron influyentes senadores republicanos.
¿Cuáles son los ejes de este debate? ¿Qué cabe esperar en los próximos meses?
Para profundizar acerca de estos puntos, el contacto será con Roberto Porzecanski, corresponsal de En Perspectiva en Estados Unidos.
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Roberto, empecemos por situar el contexto en el que se da esta nueva discusión en torno al futuro de las tropas norteamericanas en Irak.
En cuanto al contexto, vale la pena destacar dos cosas. En primer lugar, que el Congreso interviene formalmente en el manejo de la guerra cada vez que tiene que autorizar el uso de fondos. Esa es la única forma que tiene de involucrarse y en este caso el debate se da a raíz de la necesidad de aprobar una partida regular de fondos para el Departamento de Defensa.
En segundo lugar, hay que destacar que más allá de instancias legislativas específicas como esta, a nivel político y a nivel de la sociedad el debate acerca del futuro de la participación de Estados Unidos en Irak es omnipresente.
EC - Está por todos lados permanentemente.
RP - Exactamente.
EC - Contanos cuáles son los ejes de ese debate.
RP - El debate se da en varios niveles. En el plano más específico, hay un debate en torno a si la estrategia que Bush propuso en enero de este año está dando resultados o no.
EC - Una estrategia que implicó enviar cerca de 20.000 sodldados adicionales.
RP - Sí, con el objetivo de reducir los niveles de violencia, especialmente en Bagdad.
Recordemos que la idea era que si la violencia se reducía la dirigencia iraquí tendría el espacio político para llevar adelante ciertas reformas, que se estima son fundamentales para pacificar al país. Estamos hablando de cosas como, por ejemplo, acordar de qué forma se repartirán los dividendos derivados de la venta de petróleo, o de avanzar en integrar a ex miembros del partido político de Saddam Hussein al gobierno.
EC - ¿Y qué evaluación se hace del progreso que se ha obtenido en estas áreas?
RP - Para empezar, Bush está en desacuerdo con hacer una evaluación en este momento. Bush dijo que cree que el Congreso tiene que esperar que el general David Petraeus (comandante de las fuerzas de Estados Unidos en Irak) evalúe la estrategia que está siendo implementada.
EC - ¿Y esa evaluación cuándo se haría?
RP - Originalmente la idea era hacerla en setiembre de este año, y evaluar tanto la evolución de los niveles de violencia como el progreso en términos de las reformas en Irak de las que recién hablábamos. Bush no se cansa de repetir que el último grupo de las 20.000 tropas adicionales recién llegó a Bagdad el 15 de junio y que, como recién escuchábamos, es muy temprano para hacer cualquier tipo de evaluación.
EC - Sin embargo, el Congreso no está dispuesto a esperar hasta setiembre.
RP - Efectivamente, y demandó a Bush hacer una evaluación provisoria, que esencialmente dice que los avances han sido muy mixtos. De las 18 áreas en las que se espera que el liderazgo iraquí haga avances, la evaluación provisoria del presidente Bush dice que se ha progresado suficientemente en ocho, insuficientemente en otras ocho y parcialmente en dos.
EC - ¿Y en qué está el debate legislativo?
RP - En el Senado hay diversas enmiendas a la autorización de fondos para el Departamento de Defensa, que intentan, de distintas maneras, influir en la conducción de la guerra. La que más se destaca es una que establece que las tropas americanas empiecen a retirarse en 120 días, y que estén totalmente fuera de Irak en abril de 2008. Lo novedoso es que estas enmiendas, incluso la que llama al retiro de las tropas, tienen el apoyo de varios senadores republicanos.
EC - Queda claro que los tiempos políticos están cambiando. ¿Cómo se explica esto?
RP - La explicación es sencilla: el descontento con la guerra en la ciudadanía estadounidense es cada vez mayor. Según una encuesta de Gallup, 70% de los estadounidenses quiere retirar las tropas de Irak antes de abril. Además, el nivel de aprobación de Bush llegó a un nuevo record de 29%. En este contexto, muchos senadores y todos los diputados tienen que confrontar a su electorado en 2008.
El ejemplo de John McCain, quien hasta hace unos meses era el candidato favorito de los republicanos a la Presidencia y ahora está al borde de retirarse de la campaña por una serie de sucesos que marcan que no va a poder ganar, ha sido muy elocuente. McCain ha sido y sigue siendo de los que más apoyan al presidente Bush.
EC - ¿Qué cabe esperar en las próximas semanas y meses, entonces?
RP - En cuanto a las enmiendas de las que recién hablábamos, está claro que todavía están muy lejos de transformarse en ley. Los votos republicanos, si bien vienen de senadores influyentes, son pocos todavía. Y sin duda no son suficientes para sobreponerse a un seguro veto del presidente Bush.
No hay que olvidar que Bush está determinado a no retirar las tropas, y a pesar de todo, de su poca popularidad y poca influencia, sigue siendo el comandante en jefe y la persona con más influencia en el futuro de la situación.
En el mediano y largo plazo es imposible saber qué va a pasar. El problema de fondo es que la situación sencillamente no tiene solución, y todos lo saben.
EC - ¿Cómo es esto? ¿A qué te refieres?
RP - A que aunque no lo dicen explícitamente, todos saben que Estados Unidos es incapaz de pacificar Irak por la fuerza.
No está claro qué es peor, si quedarse y seguir sacrificando vidas y recursos a un ritmo que la ciudadanía ya no está dispuesta a tolerar, o irse y correr el riesgo de dejar un país en caos, donde puede ocurrir un genocidio y que puede transformarse rápidamente en un centro de reclutamiento de terroristas, además de provocar una aún mayor inestabilidad regional. Una región en la que Estados Unidos tiene y tendrá por mucho tiempo intereses muy importantes.
En definitiva, la evolución en la práctica va a estar mucho más marcada por los tiempos y la coyuntura política que por cambios en la situación misma en Irak.
EC - ¿Y cómo afecta la situación en Irak la dinámica política interna de Estados Unidos? Me imagino que claramente debe favorecer a los demócratas y a las propuestas que están haciendo.
RP - En líneas generales sí, sin duda. El público percibe esta guerra como una guerra en primer lugar del presidente Bush y en segundo lugar del Partido Republicano.
De todos modos, y pensando en el año que viene, no hay que descartar que esta guerra les juegue en contra a los legisladores y candidatos demócratas que votaron la autorización de ir a la guerra en 2002. Frente al escenario sin solución del que hablábamos antes, el error de no haber evitado este fiasco cuando todavía era posible evitarlo no va a pasar desapercibido.
A Hillary Clinton y a John Edwards la decisión les va a pesar. En comparación, Barak Obama y Al Gore, si decide presentarse, en este tema claramente corren con ventaja. Y este puede ser el tema que defina la elección de 2008.
EC - ¿Tú crees que este puede llegar a ser el tema crítico, el que resuelva la elección?
RP - Eso parece, eso dicen todos los analistas y así parece estar moviéndose la ciudadanía.