De visita en Uruguay, Fernando Lugo dijo que busca "un nuevo gobierno con un liderazgo colectivo" que traiga "nuevos aires al país".

"Paraguay tiene que recuperar su dignidad"

Un ex obispo puede ser el próximo presidente de Paraguay. A nueve meses de las elecciones, cosecha el 60% de la intención de voto y puede terminar con 60 años de gobierno del Partido Colorado. De visita en Uruguay, Fernando Lugo dijo que busca "un nuevo gobierno con un liderazgo colectivo" que traiga "nuevos aires, nuevas ilusiones y esperanza al país".

(Emitido a las 9.10)

EMILIANO COTELO:
Si en Paraguay las elecciones fueran hoy, el nuevo presidente podría ser un ex obispo.

Se trata de Fernando Lugo, que el año pasado renunció a su condición de obispo emérito de la Iglesia Católica. Una figura emergente de la política paraguaya que en las próximas elecciones de abril de 2008 desafiará al histórico Partido Colorado (PC) que lleva 60 años en el poder.

Lugo se muestra confiado y basa su optimismo en los vientos que soplan en el continente. Dice: "La política boliviana nos da un elemento étnico. Michelle Bachelet, en Chile, nos da el ingrediente de género. En Venezuela, gobierna un militar. En Ecuador, un técnico. En Brasil, un metalúrgico. ¿Por qué no puede haber un obispo en Paraguay?".

¿Quién es este personaje? ¿Cómo se define ideológicamente? ¿Por qué ha estado de gira por Estados Unidos, Europa y por nuestra región?

Aprovechando que hoy se encuentra en Montevideo, les propongo conocer a Fernando Lugo.

***

Señor Lugo, empiezo preguntándole cómo tengo que presentarlo. ¿Es correcto decir "monseñor Fernando Lugo"?

FERNANDO LUGO:
O Fernando Lugo. Es un gusto estar en Montevideo, tengo gratos recuerdos de esta ciudad, sobre todo recuerdos de gratitud. Uruguay, sobre todo Montevideo, acogió a uno de mis hermanos exiliados en la década de los sesenta, a mi tío exiliado político en el tiempo de Strossner, Epifanio Fleitas, tengo unos sobrinos uruguayos que están aquí, forma parte de mi agenda encontrarme con ellos.

EC - ¿Cómo le decimos, "ex obispo", "ex sacerdote", así está bien?

FL - Yo renuncié al ministerio sacerdotal episcopal en diciembre último, y sí, es correcto "ex", por más que el Vaticano no haya aceptado mi renuncia.

EC - El trámite no finalizó.

FL - Presenté mi renuncia al ministerio sacerdotal episcopal en diciembre último, la respuesta es que no la han aceptado en el Vaticano y me han suspendido el ministerio sacerdotal episcopal. No puedo celebrar, no puedo ejercer pastoralmente mi condición de obispo y de sacerdote, que es lo que había pedido. Pero el argumento teológico de la Iglesia Católica es un argumento teológico, no es un argumento jurídico de la ley positiva paraguaya. El argumento teológico me dice que el orden tiene un carácter indeleble y que no se borra, es de por vida. Pero otra cosa es lo que dice la ley positiva de Paraguay. Quien me tiene que habilitar o inhabilitar no es el derecho canónico, no es una iglesia determinada, es el Estado paraguayo con sus normas, sobre todo con su Constitución nacional. Y según la Constitución nacional el hecho, la expresión de voluntad de renunciar me habilita ampliamente a ser candidato a presidente o vicepresidente.

EC - Ese es el punto, de allí la importancia de su renuncia a su condición de sacerdote y obispo, si no renuncia no puede ser candidato en Paraguay.

FL - Exacto.

EC - Es más, hay quienes entienden que estando las cosas como están, habiendo contestado la Iglesia Católica como contestó, usted de hecho sigue siendo sacerdote y por lo tanto está inhabilitado. Desde el gobierno se sostiene eso.

FL - Es un argumento. Muchos lo consideran como un problema jurídico, pero no es un problema jurídico, porque si Fernando Lugo tuviese 3% de la intención de voto nadie se acordaría de Fernando Lugo, pero como tiene más de 60% de intención de voto y puede cambiar la historia política del país, entonces se agarran de cualquier argumento. No puedo usar el argumento teológico del Islam, de los judíos, de cualquier otra iglesia, aplicarlo y ponerlo por encima de la ley del país.

EC - El presidente Nicanor Duarte dice: "Lugo es un integrante del clero que no sabe si es o no obispo". En teoría puede presentar una impugnación ante la justicia electoral.

FL - En teoría y en la práctica puede presentarla, y creo que lo hará.

EC - Tiene plazo hasta el 28 de noviembre.

FL - Sí, puede estar inscripto en la justicia electoral. Seguramente presentarán como argumento que yo sigo siendo obispo, que sigo siendo un religioso, pero entonces el gobierno pondrá por encima de la Constitución nacional la ley de una iglesia particular, de una iglesia universal. Cualquier estudiante de derecho el primer día de clase aprende la relación de leyes, que en primer lugar está la Constitución nacional. No podemos poner el derecho canónico, lo que dice una iglesia, por encima de la Constitución nacional.

EC - Para complicar más las cosas, mucha gente en Paraguay le sigue diciendo "obispo", es más, le dicen "el obispo de los pobres".

FL - Lo dicen muchos, la gran mayoría lo dice cariñosamente.

EC - Lo cierto es que entre 1994 y 2005 usted fue obispo de la Diócesis de San Pedro del Ycuamandiyú, una de las regiones más pobres de Paraguay. ¿Qué le dejaron esos once años en San Pedro?

FL - La zona más pobre del país nos dejó una gran experiencia enriquecedora en el orden pastoral. ¡¿Qué no hicimos en San Pedro por reivindicar y recuperar la dignidad del hombre sampedrano?! Desde las cosas más pequeñas, de pastoral del niño, de cuidar de los más pequeños entre los pequeños, de huertas comunitarias, familiares, cooperativas, organizaciones campesinas, comercialización en común. Y después de once años vimos que esa gente seguía más pobre. Entonces nos hemos planteado que el cambio real, las reivindicaciones reales del pueblo de San Pedro y de Paraguay, por lo menos en Paraguay, pasan por la política, de la mano de la política, en tanto y en cuanto haya una voluntad de querer cambiar y reivindicar las grandes deudas sociales y económicas que se tienen para con el pueblo paraguayo.

Todo eso nos ha hecho pensar. Es más, en la diócesis nosotros no nos ruborizábamos de hablar de política, teníamos más de mil comunidades eclesiales de base, y en esas comunidades cristianas intentamos unir la fe y la vida. No es posible que la fe sea simplemente celebrada en los templos y la vida corra paralela a ella, sino que el compromiso temporal, el compromiso político, el compromiso con las reivindicaciones sociales también pasa y forma parte de nuestra propia fe.

EC - Usted tiene 56 años, viene de una familia muy politizada, de una familia que se opuso a la dictadura del general Alfredo Strossner. Su padre estuvo preso, su familia partió al exilio, y toda esta situación, entre otras cosas, lo llevó a usted a estudiar ciencias sociales en Roma. Pero pese a ese origen, usted ha dicho que entrar en la política es "tirarse al fango". ¿Cómo es eso?

FL - Mucha gente me reclama por qué dejar la Iglesia y tirarme al fango de la política. Sin embargo creo que la política tiene y es una expresión de la actividad humana sana, la política con mayúscula que queremos hacer reivindica las grandes opciones del hombre por su dignidad. Es más, me ha inspirado muchísimo lo que ha dicho Pío XI, que dijo que la política es la expresión más sublime del amor, yo creo en eso, no hay grandes contradicciones entre la evangelización hecha en la Iglesia y el ejercicio de la política que busca el bien común por lo menos de las grandes mayorías. Creemos que una acción política es una acción buena, santa. Y hay que revindicar también, lo estudiamos bastante bien, lo que ya Max Weber nos decía, que hay gente que vive para la política y gente que vive de la política. Los que viven de la política hacen usufructo de su poder, de su influencia para enriquecerse rápidamente, para corruptear, como decimos por allá.

EC - Acá no tenemos ese verbo todavía.

FL - Pero también hay gente que vive para la política, como donación, como entrega, como una actividad buscando el bien de las grandes mayorías, sobre todo.

EC - En realidad no le ha ido mal desde que decidió dar este paso, las encuestas señalan que cuando faltan nueve meses para las elecciones de abril de 2008 usted reúne 60% de la intención de voto entre los paraguayos y tiene 10 puntos más que su rival más cercano. ¿Se ve ya como el ganador?

FL - Creo que va a ganar el país, no creo en el liderazgo individual, creo en el liderazgo colectivo, el próximo gobierno de Paraguay será no digamos una junta ni un consejo, pero sí lo ejerceremos junto con los diferentes partidos políticos, con los líderes sanos del país, que desean un país diferente, apostar por un país que creemos que es viable. Creemos que en 2008 se cambiará la historia de 60 años de olvido de las clases populares del país y que un nuevo gobierno con un liderazgo colectivo traerá nuevos aires, nuevas ilusiones y esperanza al país.

EC - ¿Qué es la Concertación Nacional, el grupo que usted lidera?

FL - En Paraguay me pidieron el año pasado los partidos políticos que convocara una concertación nacional. La experiencia de Uruguay, la experiencia de Chile nos han alentado muchísimo y creemos ha llegado el momento en que la oposición pueda encontrarse. En las elecciones anteriores el PC, Nicanor Duarte, ganó con 37%, y la oposición tuvo 63%, pero dividida, uno 23%, otro 24%, así. Hemos hecho los cálculos aritméticos y matemáticos y que la oposición unida es invencible. Lastimosamente no se ha tenido la serenidad, la madurez y la generosidad política para hacer una genuina concertación nacional.

EC - ¿Pero se puede juntar a grupos simplemente por ser opositores al gobierno del PC?

FL - Hay tres elementos que hay que tener en cuenta para conformar una concertación. Primero, una concertación de principios, qué queremos para el país, qué principios rectores orientarán la política paraguaya en el futuro. El principio de la democracia, el principio de la soberanía, el principio de un pueblo libre, el principio del bienestar.

Lo segundo es un consenso en un programa de gobierno. No nos podemos unir solo para repartirnos cargos, eso no ha funcionado en el país, se hizo en las dos elecciones anteriores. Ahora se está elaborando un programa común de gobierno con la participación de todos los partidos. Buscar los consensos y dejar el disenso por un momento en el freezer, que esperen allí las diferencias.

Y lo tercero es buscar la chapa presidencial, los de la Concertación. Principios, programas y personas son los tres elementos que nos pueden dar la victoria en las próximas elecciones.

EC - No es un dato menor que ustedes hayan resuelto que su compañero de fórmula, el candidato a la vicepresidencia, sea un hombre del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), una de las principales fuerzas de la oposición tradicionalmente en Paraguay.

FL - El PLRA es la mayor fuerza de la oposición, es el único partido de la oposición que puede llenar todas las mesas electorales, ningún otro partido de la oposición tiene gente preparada y en todo el país como para hacer un control electoral eficiente.

EC - O sea que a su candidatura y al movimiento que usted ha ido armando el PLRA viene a aportarle, para empezar, la estructura.

FL - La estructura y la garantía de un control electoral que es importante en el país.

***

EC - Usted en sus declaraciones insiste en que no es de izquierda ni de derecha.
¿Qué es, entonces, políticamente?

FL - Muchas veces la gente piensa que yo esquivo hablar de ideologías, identificarme con una ideología determinada. La ideología es importante, hemos tenido más de 300 reuniones en todo el país recogiendo inquietudes, escuchando a la gente, y los campesinos nos dicen, por ejemplo, "no nos importa que el pan nos llegue de la izquierda o de la derecha, lo importante es que llegue el pan, que llegue el alimento". No esquivo hablar de ideología, tengo una ideología cimentada en la doctrina social de la Iglesia, en la que la equidad y la igualdad son aspectos importantes de la convivencia social.

EC - ¿Cuál su relación con la teología de la liberación?

FL - Soy un estudioso de la teología de la liberación, fui profesor de teología de la liberación, he estudiado en sus propias fuentes en Lima, con Gustavo Gutiérrez, con su equipo. Estuve cinco años en Ecuador formando parte de la Coordinadora de la Iglesia de los Pobres, donde di mis primeros pasos en la pastoral de la Iglesia, con los indígenas, con los campesinos blancos. Eso me ayudó muchísimo a tener un análisis importante de la realidad como punto de partida de transformaciones sociales, económicas y políticas.

EC - ¿Pero comparte la teología de la liberación?

FL - No hay una sola teología de la liberación, para comenzar. Siempre recuerdo la carta de Juan Pablo II a los obispos brasileños, en la que les dice que la teología de la liberación ya forma parte del patrimonio teológico de la Iglesia universal. Hay una teología de la liberación oficial, aceptada, y hay tendencias de la teología de la liberación especialmente cuestionadas por la utilización del método de análisis de la realidad, el método marxista. La teología de la liberación ha aportado un ingrediente latinoamericano a la teología universal de la Iglesia Católica, creo en esa teología, creo que las realidades deben ser transformadas partiendo de esa misma realidad.

Aparte de eso, en la diócesis donde estuvimos, estuvimos inspirados en esta teología y hemos construido unas mil comunidades eclesiales de base en las que la fe y la vida tienen que estar unidas y no caminar por senderos diferentes, no ser dos líneas paralelas que no se encuentran, por un lado la fe de la gente y por otro lado la vida, tienen que integrarse y el cristiano tiene que tener un compromiso social, un compromiso político como hecho transformador de la realidad.

EC - Para simplificar, ¿dónde se ubica? ¿En la centroizquierda? ¿Por qué mencionó hace un rato las experiencias del Frente Amplio en Uruguay y de la Concertación en Chile? ¿Son referencias para usted, son modelos?

FL - Sí, porque es posible, por lo menos en la Concertación Nacional de Paraguay está el Partido Socialista Paraguayo, está el PLRA. Ideológicamente no se encuentran por ningún lado, pero cuando se pone como prioridad el país no hay una renuncia a nuestras propias ideologías, tenemos que encontrar los puntos en común. Las ideologías son importantes en el momento de planificar, de identificar, de dar respuestas a ciertas dificultades, pero no estamos en la década de los sesenta o de los setenta, cuando la ideología era lo máximo y las discusiones ideológicas duraban hasta la salida del sol. Es importante pero hoy más que las ideologías, los proyectos de país en los que puedan converger los diferentes partidos están ganando prioridad.

EC - ¿Cómo se ubica en comparación con el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela?

FL - Yo quise conocer por dentro el proceso de Venezuela, estuve en el Foro Social Mundial en enero de 2006, he visto lo que es el país someramente. Hay un proceso diferente pero desde fuera no veo la luz al final del túnel, no veo cómo terminará.

EC - ¿Por qué?

FL - No veo que tenga las fuerzas sociales, la fuerza política. Por más que se hable de un socialismo participativo, protagónico, es un país que no apuesta a la producción sino temporalmente a los petrodólares. Paraguay no puede ser como Venezuela, no tenemos tres millones de barriles de crudo diario que son 180 millones de dólares. Eso le da cierto florecimiento hoy, pero hay que mirar también en términos de futuro. Un país que importa casi 75% de los alimentos y no produce. ¿Cómo apostar por un país, cómo ver la luz al final del túnel, independientemente de que es un proceso diferente, de que la oligarquía de los partidos y los gobiernos anteriores han acumulado riquezas? Se nota que hay una cierta equidad en la distribución de las riquezas naturales, eso marca cierta diferencia.

EC - Usted criticó el cierre de Radio Caracas Televisión, llamó la atención que fuera muy frontal en esa crítica.

FL - Los medios de comunicación son un aporte importante en una democracia pluralista, yo no haría eso por cuestiones de disidencia.

EC - El gobierno de Venezuela dice que no fue un cierre, que fue la no renovación de una licencia que caducaba.

FL - Independientemente de lo que puedan informar, creo en los medios de comunicación que sean responsables, abiertos, libres, con amplia libertad. Eso causó bastante preocupación en muchos países de América Latina.

EC - Su presencia de estos días en Uruguay forma parte de una gira algo más amplia que lo ha llevado, entre otros destinos, a Europa y Estados Unidos. En Estados Unidos se reunió con Thomas Shannon, titular de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado. En esa ocasión usted auguró mejores relaciones entre Paraguay y Estados Unidos, dijo que si llega a la presidencia fomentará los lazos diplomáticos y comerciales con Washington. Esto termina de complicar de ubicarlo en el tablero político latinoamericano. ¿Cómo hay que presentarlo, entonces? ¿Se puede decir que es un "pragmático"?

FL - Paraguay en primer lugar tiene que recuperar su dignidad a nivel internacional. Paraguay tiene la libertad, la amplia libertad de tener relaciones con quien quiera, por más grande o pequeño que sea el país, esas relaciones nos tienen que beneficiar a ambos países. En igualdad de condiciones con Estados Unidos, con Brasil o con Argentina, por más que sean gigantes. Paraguay tiene que recuperar su soberanía de tener relaciones con todos los países. ¿Cuántos intentos ha tenido China continental por tener relaciones con Paraguay, pero por la relación condicionante con Taiwán no lo puede realizar? Paraguay tiene que tener libertad, históricamente ha habido muy buenas relaciones con Estados Unidos, independientemente de los puntos cuestionados de esta relación. Tiene que recuperar su dignidad, su libertad, su soberanía, eso lo pongo en primer lugar en términos de relaciones internacionales.

EC - Para terminar con datos que le permiten a la audiencia entender cómo se planta usted políticamente en Paraguay, en la Concertación que usted encabeza está incluido un personaje muy oscuro de la política paraguaya.

FL - Cuestionado.

EC - Hablo del general Lino César Oviedo, que hoy está en prisión. ¿Cómo se explica que usted sea socio político de Oviedo?

FL - Es socio político de la Concertación, estamos dentro de la Concertación. La Concertación es un espacio abierto, está el Partido Socialista Paraguayo, está el PLRA, está Patria Querida, está el oviedismo. En primer lugar porque forma parte de la oposición, en segundo lugar porque todos los paraguayos, no solo Lino César Oviedo, deben tener la información necesaria, conocer con amplitud todos los procesos judiciales que se han dado. Cuando me preguntan si voy a garantizar la libertad de Oviedo, no, el Poder Judicial debe garantizar un proceso transparente del caso Oviedo y los diferentes casos de todos los paraguayos. Con una justicia que es prisionera del poder político a Oviedo lo condenó a diez años de cárcel un tribunal militar que solo tiene vigencia en tiempos de guerra, pero lo armaron en tiempos de paz. Y hay otros procesos, no es el único caso.

EC - Uno de los partidos que integran la Concertación está promoviendo una ley de amnistía para Oviedo. ¿Usted comparte esa ley?

FL - Es una prerrogativa que tiene el Parlamento, pero sobre un caso. Yo comparto porque lo condenó un tribunal militar en tiempo de paz, que han armado exclusivamente para Oviedo. Independientemente de que tiene los otros casos pendientes.

***

EC - Para terminar de presentarlo, de conocer a este nuevo actor de la política paraguaya, me gustaría saber algo que también pregunta Alberto, desde la audiencia. ¿Cuál es su visión? ¿Cómo recuperar la economía de Paraguay? ¿Qué va a priorizar si llega a la presidencia?

FL - En economía no hay mucho secreto, suelo decir que el único milagro que puede sacarnos de una situación de crisis económica es el trabajo.

EC - Eso es muy vago, ¿no?

FL - Sí, pero todas las economías mundiales salieron con trabajo. Paraguay tiene el potencial, la riqueza natural para ser un país competitivo, productivo. Sobre todo estamos apostando a la renegociación de los tratados de Itaipú y de Yacyretá, que son una gran injusticia que se hace con Paraguay, tanto por parte de Brasil como por parte de Argentina.

EC - Un tema que los uruguayos conocemos poco.

FL - El Tratado de Itaipú es la generación de energía entre dos países socios. Un capítulo del tratado dice que el socio que no utiliza toda la energía la vende a su socio con preferencia, pero lo tiene que vender a precio de costo y no a precio de mercado. Venezuela vende su petróleo a precio de mercado, no a precio de costo, Chile su cobre, Bolivia su gas, Paraguay es el único país que da su energía a precio de costo. Recibe por esa energía 250 millones de dólares al año, y si la vendiese a precio de mercado recibiría 3.500 millones de dólares al año, que es la mitad del presupuesto nacional. Paraguay debe convertirse en un país energético, no ser simplemente un país agroexportador, un país agrícola y ganadero, sino un país energético al que se pueda apostar. Paraguay está financiando las industrias alrededor del gran San Pablo, porque está regalando su energía. Es un tratado leonino, un tratado que hay que rever, un tratado que queremos presentar en todos los estamentos para renegociar esta gran obra, porque es de Paraguay y de Brasil, lo mismo que Yacyretá.

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EC - ¿Hasta cuándo se queda acá?

FL - Hasta el sábado de mañana.

EC - ¿Con quiénes se está reuniendo?

FL - Hoy quiero participar en los actos de conmemoración de la jura de la Constitución, y esta tarde voy a encontrar a los sobrinos, si es posible.

EC - Pero también está teniendo contactos políticos.

FL - Sí, anoche estuvimos con el senador Michelini, con el viceministro de Educación, con el asesor de Tabaré, Ariel Bergamino, estuvimos con el casi paraguayo Abreu, del Partido Blanco. Una serie de conversaciones interesantes para profundizar los lazos entre Paraguay y Uruguay, porque tenemos muchas cosas en común.

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Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: Guzmán Gordillo