Argentina ante un cambio de estilo pero no de ideas
Aislar el conflicto por Botnia sería lo más cómodo en el arranque del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y en la segunda mitad del mandato de Tabaré Vázquez, dijo el analista Eduardo van der Kooy. De cara al casi seguro segundo período del kirchnerismo, opinó que "hay muchas más diferencias de estilo político que de pensamiento político" entre el actual presidente argentino y su esposa.
(Emitido a las 9.11)
EMILIANO COTELO:
Quedan pocos días para que Argentina elija a su nuevo presidente. El 28 de octubre se conocerá quién gobernará el país vecino por los próximos cuatro años.
De todos modos, la elección parece ya dilucidada, porque de acuerdo con las últimas encuestas conocidas, Cristina Fernández de Kirchner aventaja a su más próximo rival en 28 puntos porcentuales. Eso indica que no sería necesaria una segunda vuelta.
Dependiendo de la empresa que realiza la encuesta los datos varían, pero la tendencia es bien nítida: Cristina Fernández de Kirchner ronda el 40% o el 45% de la intención de voto, y su más cercana competidora es la candidata por la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que tiene una intención de voto del orden del 11%. Como queda claro, la diferencia es de 30 puntos.
Roberto Lavagna, candidato por Una Nación Avanzada, ronda una intención de voto del 8%.
Sin embargo, y pese a todo esto, los candidatos de la oposición están confiados en que pueda darse una segunda vuelta. ¿Entonces?
Vamos a examinar este escenario, vamos a ver cuáles son los temas en debate y el perfil de Cristina Fernández de Kirchner, en diálogo con Buenos Aires.
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EC - Estamos con Eduardo van der Kooy, columnista y editorialista del diario Clarín.
Yo citaba recién algunas de las encuestas. ¿Cuál es la evaluación que ustedes hacen? ¿Ya está todo resuelto?
EDUARDO VAN DER KOOY:
Ante todo, anticipar el resultado de una elección, por más que las encuestas efectivamente, cualquiera sea su origen, dan un margen tan amplio a la senadora Cristina Fernández, no deja de ser una subestimación.
EC - ¿En qué sentido?
E van der K - Ha habido casos, en las elecciones fragmentadas que ha habido durante el año en algunas provincias, en que los pronósticos no se dieron. Un caso de esos fue el de Córdoba, donde más allá de consolidarse aparentemente la victoria de Juan Schiaretti, nadie suponía que el intendente Luis Juez iba a hacer una elección casi de empate. Lo que se dio en el Chaco, donde se descontaba el triunfo del radical Rozas y ganó el kirchnerista Jorge Capitanich. En eso soy bastante prudente y respetuoso del día de la votación.
De todos modos esto no es un impedimento para que uno tenga un panorama preelectoral que indica que, salvo algún imprevisto o un episodio que tuerza de manera contundente el escenario, efectivamente va a haber continuidad, cuatro años más del gobierno que está actualmente.
EC - Según la normativa que está vigente en Argentina, para ganar en primera vuelta el vencedor tiene que obtener 45% o más de 40% pero con una diferencia de 10% sobre su seguidor.
E van der K - Efectivamente, 40% y 10%, o 45% sin margen de diferencia.
EC - Ahí están las incógnitas. ¿Llega al 40% Cristina Fernández de Kirchner? Si llega al 40%, con los números de estas encuestas parece bastante obvio que termina ganando, porque la diferencia con sus seguidores es de mucho más de 10%.
E van der K - Por eso, más allá de que el veredicto es el 28 de octubre, la previsión que hay hoy, acorde con la unanimidad de sondeos de opinión, le dan a ella el triunfo, aun en primera vuelta, sin la necesidad de un balotaje. La encuesta más moderada de las que se han publicado, que fue la que publicó la semana pasada el diario La Nación, le daba el 39%. Esto implicaría que no alcanzaría el 40%, pero estamos hablando de un 22% de indecisos, que prorrateados inevitablemente la llevan por encima de 40%, con una ventaja de 28% y décimas sobre el segundo.
EC - Por otro lado, ¿qué se puede esperar de una oposición tan débil en materia de apoyo popular, y debilitada por el hecho de ir tan dividida?
E van der K - Ese es el gran problema hoy del sistema político argentino. Si uno observa el desarrollo de la elección nacional y se detiene en esto de lo que estamos hablando, estamos hablando de una curiosidad en general, no solo en las elecciones más conocidas que se han dado en otros países del mundo, sino incluso en América Latina. No ha habido ningún escenario, con excepción de Venezuela, en el que haya habido tanto desbalance entre lo que representan el candidato del poder y las opciones opositoras. La mayoría de las elecciones, incluso la de Uruguay, se dirimió en una segunda vuelta, lo que implica que hubo, más allá de que después se haya perfilado un ganador, un cierto equilibrio.
Aquí ese equilibrio está en apariencia quebrado, el desequilibrio está marcando el desequilibrio del sistema político y la crisis del sistema partidario argentino. Porque incluso dentro de ese importante volumen de votos a priori que tiene el oficialismo y que tiene la senadora, hay debajo una conformación política altamente heterogénea, altamente inestable, que plantea muchos interrogantes a futuro sobre cómo se conformará y seguirá alineada esa fuerza política si se produce la victoria de Cristina Fernández.
EC - ¿Qué puede ocurrir? ¿En qué está pensando?
E van der K - También el peronismo, aunque su grueso esté hoy encolumnado con el gobierno, está sumido en una crisis de representación, en una crisis de identidad ideológica e incluso en una crisis de conducción. El partido no tiene una conducción formal, la presidencia del peronismo está vacante desde 2003, el presidente Kirchner nunca la quiso cubrir. Hay una conducción que ejerce el propio presidente Kirchner que no es una conducción histórica o clásica de las que ha tenido el peronismo. El presidente ha impuesto un estilo sustentado en el rigor y el "éxito", y no sustentado en ningún elemento de caudillismo o sociedad de afecto, como ha sido en general en el peronismo, de Perón hacia aquí, incluso durante la década de Carlos Menem.
La pregunta que uno se hace es cómo responde ese peronismo frente a situaciones menos benévolas en términos políticos y económicos que las que ha tenido el gobierno de Kirchner.
La previsión es que Argentina va a tener cuatro años complejos, no digo más difíciles que los que pasaron porque siempre la memoria es corta, pero los dos primeros años de este gobierno fueron muy difíciles, se disimularon porque la sociedad se retrajo a raíz del profundo temor que causó la crisis de 2001. Muchas cosas se han ido superando, la sociedad ha ido perdiendo miedos, la pérdida de miedos inevitablemente lleva a un incremento de las demandas de todo tipo, de tipo socioeconómico, de mejor calidad de vida cotidiana y de vida política institucional. Son todos grandes desafíos que habrá que ver en qué condiciones afronta el candidato ganador, y si es Cristina habrá que ver, frente a los primeros contratiempos, qué grado de disciplina tiene el peronismo para seguirla.
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EC - ¿Cuáles serían las características principales de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta? ¿En qué se diferenciaría de su esposo en el poder?
E van der K - Me encantaría poder ser afirmativo y no vacilante al responder esta pregunta. Es difícil. Uno tiene una idea de trazo grueso de lo que puede ser y no puede ser, con el margen de error que nos cabe. Pero es difícil porque así como es atípico el escenario electoral del cual estamos hablando, también es atípica la campaña y son atípicos el presidente Kirchner y su mujer. Ellos manejan la actividad política con un enorme cuidado y un enorme hermetismo, con lo cual es muy difícil saber qué es lo que piensan. Porque además tienen un sistema de comunicación bastante moroso, sobre todo con la prensa.
Pero conociendo a los personajes, y por los años que uno tiene los conoce de antes de que fueran lo que son, claramente me atrevo a decir que hay más un cambio de estilo político, un cambio bastante marcado y que probablemente se traslade al poder si Cristina gana efectivamente en octubre, que un cambio de fondo.
EC - ¿Qué quiere decir un cambio de estilo?
E van der K - Que la senadora Cristina Fernández entiende la política desde una mirada más formal, más protocolar y más institucional también. Esto también se extiende o se extendería a lo que debería ser la inserción de Argentina en el mundo o en algunos lugares clave del mundo.
EC - ¿Por ejemplo?
E van der K - Por ejemplo, la consolidación de la relación con Europa, sostenida estos cuatro años solo a través de la muy buena relación y colaboración que prestó España; sostenida a través de una relación con Estados Unidos que tiene y ha tenido grados de estabilidad pero que en términos políticos, sobre todo a partir de la cumbre de 2005 en Mar del Plata, es muy fría; sostenida a través de la superación de algunos obstáculos en el plano financiero internacional que abra puertas a la necesidad de que Argentina reciba inversiones cualitativamente más importantes que las que tiene (estoy hablando de saldar la deuda con el Club de París, que son 6.300 millones de dólares). Sobre todo esto la senadora tiene una mirada más amplia, más generosa que la que tuvo su marido.
Y en el plano interior, la mejora de la institucionalidad apuntaría a la búsqueda de una mejor calidad en términos de funcionamiento de algunos poderes del Estado, que hoy y seguramente hasta que termine este gobierno ha sido verdaderamente precario y objetable.
EC - ¿Algún ejemplo?
E van der K - Por ejemplo, el Parlamento. El rol que el presidente le ha dado al Parlamento, más allá de que Argentina tiene un sistema hiperpresidencialista, ha sido muy secundario. En esto, y claramente por venir de ese mundo, de ese universo, Cristina Fernández tiene otra mirada, indudablemente más participativa y de un papel más protagónico que pueda habilitar aquellos debates que no se dan en torno del Ejecutivo.
EC - ¿Y en términos económicos? ¿Sería un gobierno tan intervencionista como el del presidente Kirchner?
E van der K - Hemos hablado de diferencias de estilo y en algún caso un poco más que de estilo. Pero hay muchas más diferencias de estilo político que de pensamiento político entre ellos, no creo que vaya a haber un giro radical en el manejo de los asuntos económicos, no creo que la senadora piense en un Estado ajeno al funcionamiento económico, para nada. Probablemente esté de acuerdo en reorganizar algunos aspectos de la economía y la macroeconomía que sobre todo en el último año, año y pico, salieron un poco de control.
EC - ¿Ejemplos?
E van der K - Gasto público, política de subsidios. Y un ejemplo que pondría con un asterisco para ver: cómo salir de este enorme conflicto a partir de las estadísticas oficiales, la intervención virtual en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos y los índices inflacionarios, que el gobierno cree que son de una manera y en general la sociedad percibe que son de otra.
EC - Para terminar, lo que más directamente nos interesa: ¿cómo observa un eventual gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en cuanto al conflicto con Uruguay por la planta de Botnia?
E van der K - Sé que la senadora viene hablando y participando en todas las negociaciones o diálogos frustrados entre Argentina y Uruguay. No creo que el pensamiento de ella esté muy distante del del presidente, que se expresó la semana pasada: tenemos que trabajar sobre una realidad irremediable, que es la existencia de Botnia frente a Gualeguaychú. El gran dilema es cómo se resuelven algunos de los nudos más gruesos que tiene este conflicto.
EC - ¿Es posible llegar a algún acuerdo consistente, sólido, importante en Santiago de Chile, en la Cumbre Iberoamericana que va a tener lugar después de las elecciones en Argentina?
E van der K - Sí, soy un poco escéptico. En verdad creo que hay una gran voluntad de los dos países, un poco más de Argentina, no porque Uruguay no tenga voluntad sino porque el compromiso argentino con España es mayor que el de Uruguay en este aspecto, porque fue Argentina que pidió que España interviniera. Hay una enorme voluntad de ambos países por tratar de llevarle al rey Juan Carlos algún resultado en la cumbre de noviembre en Chile, por eso después de la reunión de Nueva York se habló de relanzar la relación bilateral tratando de aislar el conflicto y dejar que el conflicto quede dirimido exclusivamente con el fallo de La Haya.
Son todas expresiones de buena voluntad, Argentina ya tuvo otros conflictos internacionales en los que intentó este tipo de fórmulas, como el famoso paraguas de la soberanía en las Malvinas para recomponer su relación con Gran Bretaña. Son soluciones de vuelo bajo, de corto tiempo. Es complejo suponer que pueda haber un relanzamiento de la relación bilateral olvidando aquello que ha llevado a este punto de tensión la relación bilateral.
EC - Se habla de que se dejarían fuera el debate por la localización de la planta de Botnia y el corte de los puentes internacionales.
E van der K - Sin duda, de parte de Argentina, más allá de que el presidente se enojó porque se le adjudicaron declaraciones que según él no hizo y que en verdad hizo off the record, la idea es no seguir con el reclamo de relocalización de Botnia, una idea ya consolidada en el gobierno desde hace bastantes meses. En el problema de los cortes de los puentes Uruguay ha flexibilizado su posición, porque hasta hace unos meses el gobierno de Tabaré decía que no negociaría ni se sentaría a dialogar mientras subsistieran los cortes, pero los cortes subsisten y se está negociando. Todo esto forma parte del escenario inevitable si se quiere arribar a algún acuerdo. De todos modos, tengo la percepción de que podría haber dos etapas, si se logra efectivamente aislar el pleito y reordenar la relación bilateral, me imagino que en la voluntad de la senadora estaría también una recomposición del vínculo político con el presidente Tabaré Vázquez.
EC - Estaría la ventaja de que ella no habría sido protagonista del desgaste que tuvo la relación entre Vázquez y Kirchner.
E van der K - Efectivamente, y si además, previo a ello, se logra, aunque sea precario, pero algún tipo de acuerdo que saque el tema Botnia del medio, se darían las condiciones ideales por dos razones: en primer término porque es muy incómodo para ella comenzar un gobierno con el conflicto internacional más serio que tiene Argentina (dejo Malvinas de lado) y con un país como Uruguay; y segundo, sería bueno para Tabaré Vázquez comenzar la última recta de su gobierno recomponiendo un poco la relación con Argentina.
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Edición: Mauricio Erramuspe