La música, una protagonista "fuera de agenda"
La oferta musical es inabarcable en Alemania. Pero Emiliano Cotelo pudo asistir a varios buenos ejemplos. En el siguiente contacto repasa algunos.
GONZALO SOBRAL:
En Berlín la tarde ya está bastante avanzada y fría, según contaba hace un rato Emiliano, cerrando su visita a Alemania.
Un cierre bastante particular, porque en estos días te has dedicado a contarnos visitas, encuentros y demás, pero casi todas esas cosas transcurrían durante las horas del día, y muchas de las ciudades que visitaste tienen una vida nocturna vinculada con lo cultural por demás interesante, que te permiten cosas únicas como la que viviste anoche allí en Berlín.
EMILIANO COTELO:
Un viaje como este para mí resulta muy desafiante porque, además de todos los temas que yo quería investigar en la "agenda oficial", me interesaba mucho también conversar con la gente, conocer las costumbres, cómo funciona la sociedad, vivir la cultura, tanto en los museos como en los escenarios. Y en un país como Alemania hay una oferta artística deslumbrante, realmente inabarcable, que no quería dejar pasar. Por eso, estirando bastante las jornadas, he tenido la oportunidad de escuchar una buena "jam session" en el Jazz Club Unterfahrt de Munich, de ver dos óperas en Berlín (El Barbero de Sevilla, de Rossini, y Macbeth, de Verdi), y de asistir a dos conciertos, uno en Colonia y el otro, anoche, en Berlín que sin duda fue lo máximo de esta serie...
GS Contanos qué ocurrió anoche.
EC - Anoche se presentaba aquí la orquesta del StaatsOper Unter den Linden, dirigida nada menos que por Zubin Mehta (*) y con Daniel Barenboim (**) como solista al piano. Interpretaron el Concierto para Piano y Orquesta Nº 4 de Beethoven y el Concierto para Piano y Orquesta Nº 1 de Liszt. El escenario: la sala de la Filarmónica de Berlín, un diseño (del arquitecto Hans Scharoun) que en su momento, a principios de los años sesenta, fue vanguardista, ya que implicó colocar a la orquesta en el centro de un auditorio pentagonal, con el público alrededor, ubicado en la platea y en un sistema de bandejas que va ganando altura; además la acústica es absolutamente perfecta. Allí, con las localidades agotadas, tuvo lugar este espectáculo que previamente había generado mucha expectativa y al que se agregó un condimento inesperado: Daniel Barenboim cumplía años, cosa de la que nos enteramos porque cuando apareció frente al público alguien desde la platea gritó "Happy birthday, Daniel", lo que despertó un aplauso instantáneo que a Barenboim creo-lo descolocó un poco; apenas si sonrió porque ya estaba muy concentrado en la interpretación que estaba por comenzar.
Fue un concierto de esos únicos, un placer desde el principio hasta el final. No voy a realizar aquí una crítica musical, porque no tengo autoridad para eso, yo soy simplemente un aficionado que disfrutó con las sutilezas de Barenboim en el teclado, sus matices, su entrega, su convicción...y con una orquesta que sonó redonda conducida con esa autoridad, ese peso y esa sensibilidad que son característicos Metha. No fui el único encantado. El final, el momento de los saludos fue larguísimo, hubo como 10 minutos de aplausos. Imaginen a dos mil personas ovacionando de pie a Zubin Mehta y a Daniel Barenboim. Resultó muy pintoresco cómo Zubin Mehta procuraba quedar en un segundo plano y que quien recibiera el saludo efusivo del público fuese Barenboim. Claro, eso tenía cierta lógica porque el argentino había tenido una actuación descollante. Pero Barenboim, a su vez, se empeñaba en que Zubin Mehta se adelantara junto a él a saludar: más de una vez dio unos pasos hacia atrás, lo tironeó y lo trajo de la mano para que él también disfrutara personalmente todo ese cariño que la sala trasuntaba. Por supuesto que también existieron los minutos de reconocimiento a la orquesta, que bien merecido se lo tenía..
Ya la cosa venía muy emotiva cuando todavía se agregó una instancia más, que terminó siendo mágica. Como Barenboim cumplía años, alguien de la organización había pergeñado una idea para que él tuviera un homenaje aparte. ¿Cómo lo hicieron? Sorpresivamente, cada una de las mujeres integrantes de la orquesta sacó, no se sabe de dónde, una rosa roja de tallo largo. Y todas ellas fueron acercándose a Daniel Barenboim, para entregarle su rosa y darle dos besos, uno en cada mejilla; en algunos casos lo abrazaban; en otros simplemente conversaban unas palabras con él. Así tomó forma una ceremonia cálida ...y prolongada, porque esta orquesta tiene muchas mujeres instrumentistas, entre 20 y 30 según el conteo que pude realizar desde mi asiento. Este rito, que no figuraba en el programa, le dio a la noche de ayer un broche absolutamente singular. Ese tributo a Barenboim, redondeó un encuentro que de por sí- tenía a los espectadores absolutamente predispuestos a disfrutar y gratificar con calor a estos dos grandes músicos, que son verdaderos ídolos del público alemán. Mehta viaja permanentemente por el mundo, pero con frecuencia llega hasta acá, y Barenboim, si bien sale mucho, reside en Berlín donde es el director artístico del Teatro de la Opera Unter Der Linden.
ALEJANDRA BORQUES:
A propósito del público, mientras tú hablabas me preguntaba si la juventud que va a ese tipo de conciertos. ¿Cómo fue el concierto de anoche si tuvieras que describir edades?
EC - Había de todas las edades, pero sí, es cierto, había muchos jóvenes. No estuve tan atento a un análisis fino de las edades, pero no era público exclusivamente mayor, como podría pensarse a priori. Había mucha gente en el entorno de los 20, 30 años, parejas jóvenes incluso, muchos notoriamente músicos o estudiantes de música. Era algo que se notaba a simple vista..
AB - Nos quedaba algo con relación a los espectáculos que viste en Berlín y en Colonia.
EC - Aquí la oferta es tan amplia que casi todos los días hay numerosos varios espectáculos, todos ellos con las salas prácticamente colmadas. Es necesario sacar las entradas con mucha anticipación. Para buena parte de estas actividades el público opta por los abonos, de modo que entrar a último momento a estas funciones que yo disfruté no fue algo obvio; pude lograrlo gracias a los buenos oficios de buenos amigos que realizaron las gestiones o directamente me invitaron.
Me parece bueno destacar el Macbeth de Verdi que vi y escuché anteayer, también en la Opera Unter den Linden, con una puesta en escena muy despojada, con el color púrpura como gran leit motiv y la iluminación jugando un papel fundamental. La vestimenta de los personajes principales era clásica, pero el coro tenía una indumentaria completamente fuera de época: en algún momento parecían hormigas; en otro, extraterrestres; sus integrantes ejercían un magnetismo muy especial cuando aparecían, no sólo cantando sino además bailando y expresándose con todos los recursos que sus cuerpos les permitían; en suma, mucho más que un coro. Eso me impresionó. Pero aparte de eso, que desde el punto de vista visual era muy fuerte, los solistas, tanto Lady Macbeth (Iano Tamar) como el propio Macbeth (Lucio Gallo), dejaron a los espectadores -también en este caso- dispuestos a larguísimos aplausos. Y hay que tener en cuenta que el público alemán es muy exigente; estas ovaciones no ocurren porque haya que cumplir con los artistas. Un aplauso de 10 minutos, las distintas salidas a saludar que se dieron anoche en el concierto y anteanoche en Macbeth no se producen por rutina. Estos reconocimientos fueron posibles porque los espectáculos tuvieron, efectivamente, gran calidad.
Antes, el viernes 9 en Colonia, tuve la posibilidad de escuchar el Réquiem de Verdi, por la Orquesta de la Radiotelevisión NDR, dirigida por Semyon Bychkov, con el coro del Teatro Reggio, de Turín (***). De nuevo, una sala colmada, una interpretación profunda, sofisticada, muy gratificante. Es que este es el nivel al que está acostumbrado el público alemán seguidor de la música clásica.
AB - Me quedo pendiente escuchar tus comentarios sobre los archivos de la Stasi, algo que seguramente muchos oyentes tienen presente a partir de la película La vida de los otros. Seguramente tenés mucho para contar.
EC - Va a ser un tema aparte. Hoy, en mi primera intervención En Perspectiva, dejé anotados tres o cuatro temas que no entraron en estas crónicas desde Alemania, porque para desarrollarlos no alcanzaba con los contactos telefónicos. Y el que tú mencionabas es uno de los temas pendientes, el Museo de los Archivos de la Stasi. Hay mucho para hablar sobre los museos alemanes. Museos de ciencia y tecnología, como Deutsches Museum, de Munich, donde estuve el domingo pasado. Museos de historia reciente, como el de la Stasi, o el Foro para la Historia Contemporánea de Leipzig (donde estuve el miércoles 7), o como el museo del Checkpoint Charlie en Berlín (que visité esta mañana, y que está dedicado específicamente a la historia del muro), o el Museo Judío (que también recorrí hoy, aunque no alcanzó con el tiempo que yo le había asignado; es muy amplio y requiere por lo menos tres horas). Y, por otra parte, los museos de arte y de historia; por citar un caso, la Nueva Galería de Arte Moderno que visité ayer acá en Berlín, donde, entre otras obras notables, encontré una serie de pinturas de Munich, el famoso artista de El Grito, que escapan a lo que hemos considerado como lo más tradicional de este pintor, del que también se exhibía alguna escultura.
En fin, el capítulo museos da para más de una conversación.
...............
(*) Nacido en India, 71 años; desde 2005, desde 2005 director titular (junto a Lorin Maazel) del Palacio de las Artes Reina Sofía en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia.
(**) Argentino, judío de origen ruso, 65 años; en 1999, junto con el escritor estadounidense de origen palestino Edward Said, fundó la West-East Divan Orchestra, conformada por músicos jóvenes de Israel y países árabes.
(***) Los solistas fueron: Violeta Urmana, Olga Borodina, Ramón Vargas y Feruccio Furlanetto.
Lionks relacionados:
Jazz Club en Munich: www.unterfahrt.de
Orquesta de la WDR en Colonia: www.wdr-orchester.de
www.staatsoper-berlin.de
http://es.wikipedia.org/wiki/Zubin_Mehta
http://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Barenboim