Entrevistas

"La novedad es que no hay cambio" en Argentina

"Creo que nos encontramos frente a una continuidad político-ideológica y también frente a una fuerte identidad de estilo", opinó hoy el analista político argentino Rosendo Fraga luego de que la flamante presidenta Cristina Kirchner diera algunas pistas de lo que va a ser su gestión: ni reuniones de gabinete ni conferencias de prensa... Por no nombrar la forma de dirigirse a Tabaré Vázquez.

(Emitido a las 8.27)

EMILIANO COTELO:

Argentina tiene desde ayer una mujer en la Casa Rosada. Eran las 15.11 horas cuando Cristina Fernández, con voz enérgica, juró como presidenta de la Nación ante la Asamblea Legislativa reunida en el Congreso. Usó su apellido de casada cuando leyó el juramento. Cuatro minutos después, su esposo y jefe de Estado saliente, Néstor Kirchner, le puso la banda celeste y blanca que le cruzó el pecho y le entregó el bastón de mando. En ese instante, se miraron con complicidad y a ella se le escapó la emoción contenida. Luego, se fundieron en un abrazo. Cristina había dejado de ser la primera dama y ya era la sucesora del presidente.

Es una situación muy peculiar desde el punto de vista político la que ha comenzado a recorrer Argentina por estas horas. Para profundizar en ella estamos en comunicación con el analista político Rosendo Fraga.

La pregunta básica es: ¿qué diferencia puede esperarse de un gobierno de Cristina Fernández si lo comparamos con el de su esposo?

ROSENDO FRAGA:
La novedad es que no hay cambio. Cristina va a ser mucho más continuidad que cambio. Si se analizan algunos episodios recientes, incluso el propio acto de asunción de ayer, da la impresión de que además de continuidad en lo político-ideológico –que tenemos– estamos frente a un proyecto de casi identidad de estilos.

Hay tres aspectos muy particulares del presidente Kirchner que han llamado la atención en el mundo en el campo gubernamental diplomático: nunca hizo una reunión de gabinete en cuatro años y medio, nunca dio una conferencia de prensa y nunca recibió cartas credenciales de embajadores extranjeros. Un estilo muy particular. Y ella ya dijo que no va a hacer reuniones de gabinete, que no tiene previsto hacer conferencias de prensa y que tampoco tiene previsto recibir cartas credenciales de embajadores extranjeros. El mismo episodio de ayer –que no comparto, su crítica a la posición uruguaya sobre las papeleras, porque no era el ámbito, el lugar adecuado para plantearlo, con el presidente uruguayo enfrente, en una situación delicada– fue una actitud confrontativa de las que caracterizaron la política exterior de Kirchner.

Entonces, más allá de la continuidad confirmada porque queda el grueso del gabinete, me da la impresión de que el estilo de Cristina en el ejercicio del poder es mucho más parecido al de Kirchner de lo que muchos pensaban.

EC - La expectativa venía por el otro lado, por la búsqueda de matices que podían llegar a darse en el manejo de la política internacional, en las relaciones internacionales de Argentina. ¿Qué dice usted sobre este aspecto en particular?

RF - Yo siempre dije que no había cambio de política exterior, sino cambio de estilo diplomático. Pero tras analizar algunos episodios de ayer me da la impresión de que tampoco hay cambio de estilo diplomático.

EC - ¿Por ejemplo?

RF - Esa referencia confrontativa (en un ámbito que a mi juicio no corresponde) a la posición de Uruguay demuestra que el estilo diplomático también es el mismo: que ni siquiera hay cambio en el estilo diplomático. Vuelvo a las otras referencias: no va a recibir cartas credenciales de embajadores extranjeros, que es algo que en el mundo causa bastante extrañeza. Entonces, creo que nos encontramos frente a una continuidad político-ideológica y también frente a una fuerte identidad de estilo.

EC - Fernando, tú también tenías algunas preguntas sobre este tema.

FERNANDO ROSENBLAT:
Esa continuidad también se ve en el gabinete, en las figuras que permanecen...

RF - Por eso digo. Ya había una continuidad clara en lo político-ideológico, pero cabía la discusión de si no habría un cambio de estilo. Y yo subrayo que ahora, en mi opinión, a la continuidad se le agrega la identidad en el estilo, mucho más parecido al de Kirchner de lo que muchos esperaban, incluso en la forma de manejar las relaciones diplomáticas.

FR - En una nota publicada hoy en el diario Clarín referida a lo que usted señalaba, se indica, con relación al presidente al presidente uruguayo, Tabaré Vázquez: "Pese a la claridad de las dos señales, las palabras de Cristina sorprendieron a no pocos extranjeros, puesto que le hablaba firme a alguien que, dada la situación, no podía replicar". ¿A ese tipo de estilo se refiere usted?

RF - Claro. Uno decía que Kirchner era un hombre que no observaba las reglas diplomáticas, y haber planteado lo que planteó en esa circunstancia no es lo que corresponde diplomáticamente, pero uno observa que también en el terreno de las reglas diplomáticas Cristina se maneja como se manejaba Kirchner, no aceptándolas, no cumpliéndolas, no acatándolas.

FR - ¿Eso también se pudo ver en el protocolo?

RF - Se dio también en el manejo de las reglas del protocolo con las delegaciones extranjeras.

EC - ¿Qué puede ocurrir durante este gobierno con el doctor Néstor Kirchner? ¿Qué papel se imagina que va a jugar?

RF - Ha habido dos definiciones muy claras de Cristina. Una salió el domingo en primera plana en el diario Clarín, el diario de más venta en Argentina: "Para mí también Kirchner va a seguir siendo el presidente". Y ayer dijo: "No se sorprendan si lo ven a Kirchner entrando en la casa de gobierno". Ella misma ha explicitado que Kirchner va a seguir participando en el poder.

EC - Hay una foto muy gráfica, tomada en un momento del acto de ayer, que se reproduce en distintos órganos de prensa en todo el mundo hoy, que los muestra a ambos sosteniendo el bastón presidencial.

RF - Ella dice explícitamente que Kirchner va a seguir participando en el poder.

EC - ¿Cómo observa usted eso? ¿Es algo interesante?, ¿peligroso?, ¿natural?

RF - Es extraño para cualquier caso, pero este caso es bastante particular, un matrimonio que se transfiere el poder, casi una sociedad de poder político. Sería muy extraño si fuera una delegación de mando entre dos presidentes que no son matrimonio, pero esta experiencia del matrimonio genera situaciones particulares.

EC - ¿En qué está pensando?

RF - En esto, en compartir el poder. Normalmente un presidente no comparte el poder con su antecesor. Acá sí.

FR - ¿Eso supone algún riesgo desde el punto de vista institucional?

RF - No lo sé. También se podría decir lo contrario, que si él no participara en algún momento podría ser un riesgo también. No es lo que normalmente sucede, pero toda esta situación no es lo que normalmente sucede.

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Edición: María Eugenia Martínez