Entrevistas

Los avances de la Cumbre de Bali sobre el clima

Aunque pactar el comienzo del diálogo puede parecer poco, para los especialistas en cambio climático ese es un gran paso. "Lo importante es que Estados Unidos forma parte de ese acuerdo", afirmó el experto uruguayo Walter Baethgen tras la Cumbre de Bali sobre el cambio climático. "Ha cambiado mucho la visión del público", señaló. Países grandes en vías de desarrollo como China, Brasil o India ya no pueden plantear "me tomo la revancha porque los países ricos lo hicieron mal y ahora me toca a mí", señaló. "Si yo no cambio mi enfoque para desarrollarme sobre la base de procesos más limpios nos embromamos todos", agregó.

(Emitido a las 9.10)

EMILIANO COTELO:
Pese a las idas y venidas, la Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático terminó el sábado con éxito y, aunque cueste creerlo, alcanzó acuerdos importantes.

La Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas se realizó durante dos semanas en Bali, y reunió a 10.000 participantes, incluyendo representantes de más de 180 países.

Luego de muy arduas negociaciones y aunque estuvo al borde del fracaso, la conferencia aprobó una hoja de ruta a partir de la cual se negociará el Protocolo de Kyoto II.

Cuando todo parecía conducir a una nueva frustración, Estados Unidos dio el sábado un giro radical y, en el último minuto de la cumbre, aceptó reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero dentro de un acuerdo de la ONU. Este paso y la promesa de los países en desarrollo de que limitarán sus emisiones de forma voluntaria y bajo supervisión de la ONU fueron los elementos que, agónicamente, convirtieron a la Conferencia de Bali en un éxito. Como contrapartida, la Unión Europea aceptó rebajar el acuerdo que demandaba y renunció a su aspiración de fijar objetivos de reducción de emisiones.

El pacto de Bali define cómo será el tratado que debe sustituir al Protocolo de Kyoto cuando venza su plazo de vigencia en 2012. El próximo tratado, que debe fijar nuevas reducciones de emisiones, deberá negociarse en los próximos dos años e incorporará, gracias al entendimiento de este fin de semana, a Estados Unidos.

¿Cuál es el alcance de este acuerdo? ¿Qué cabe esperar? ¿Los tiempos alcanzan?

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EC - Estamos con el doctor Walter Baethgen, uruguayo, de 52 años, ingeniero agrónomo y doctor en Ciencias del Ambiente, director del Programa  Regional para América Latina y el Caribe en el Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad, en el Earth Institute de la Universidad de Columbia. Baethgen participa activamente en el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (PICC) de la ONU. De modo que estamos hablando con un premio Nóbel 2007.

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Doctor Baethgen, ¿podemos llamarlo premio Nóbel?

WALTER BAETHGEN:
El premio Nóbel fue para la institución. A los que formamos parte de la institución nos da una enorme satisfacción, pero no es equivalente a un premio Nóbel individual. Es algo similar a lo que pasó cuando se le dio el premio Nóbel a los Cascos Azules. Para mí es un honor formar parte de esa institución.

EC - Son dos los uruguayos que integran el panel.

WB - Creo que son más, somos cuatro o cinco. Porque el PICC comenzó hace unos 15 años y a lo largo de esos años han pasado diferentes personas de todo el mundo, incluido Uruguay.

EC - Comencemos recordando el antecedente más importante de esta Conferencia de Bali, el Protocolo de Kyoto de 1997. ¿Cuáles fueron los compromisos principales y los debes con los que se selló?

WB - El Protocolo de Kyoto tuvo dos temas fundamentales. Por un lado limitaba, ponía coto a las emisiones de gases con efecto invernadero de los países desarrollados, y por otro lado se proponía generar mecanismos que permitieran compensar aquellos casos en que esas limitaciones no se pudieran lograr. Fueron los llamados mecanismos de desarrollo limpio, que implicaban que si hacia el fin del período del Protocolo de Kyoto, hacia el año 2012, un país, pongamos Alemania, tendría que estar emitiendo 100 emitiera 120, podría ir a un país en vías de desarrollo y establecer un proyecto para reducir emisiones en un nivel de 20. Entonces emitiría 120 pero reduciría 20 en otro proyecto en el mundo en desarrollo, entonces mi balance sería 100. Esos proyectos pasan por establecer plantaciones de árboles que secuestran carbono, instalar un parque de molinos de viento para generar energía eólica, todo tipo de proyectos que signifiquen una reducción neta de las emisiones. Esas fueron las dos grandes cosas de Kyoto, por un lado poner límite a las emisiones de los países desarrollados, y por otro lado generar este mecanismo para reducir emisiones.

EC - Y en cuanto a la debilidad del protocolo se puede mencionar a quienes no lo firmaron. Estados Unidos, por ejemplo.

WB - Estados Unidos y Australia, esa fue la gran debilidad. El principal emisor de gases con efecto invernadero no ratificó el protocolo.

EC - Pasemos a la Conferencia de Bali, que se extendió por dos semanas. La primera de ellas estuvo dedicada a reuniones de carácter científico y la segunda fue el ámbito de la COP, la reunión de carácter político en la que finalmente se llegó a un acuerdo, a la famosa hoja de ruta. ¿Cuáles eran, en lo previo, los planteos de los diferentes bloques con diferencias que frenaban la posibilidad de entendimiento?

WB - Estas negociaciones complejas me recuerdan las que tratan temas económicos, el intercambio comercial. En esas negociaciones es muy difícil saber cuáles son las expectativas de los diferentes bloques al llegar a la reunión, como en cualquier negociación hay bloques que publicitan que su posición es lograr mucho más de lo que realmente esperan, de manera de salir con algo al terminar el proceso. En esto pasa algo similar. Cómo será que estas cosas están precocinadas que a la universidad donde yo trabajo, la Columbia, hace seis o siete meses llegó una delegación del gobierno de Dinamarca a pedirnos ayuda para la reunión que se va a realizar en 2009, con el gran argumento de que esa COP iba a ser fundamental para las negociaciones pos Kyoto. Fue en julio de este año, eso me dio la pauta de que esa era la expectativa real.

EC - ¿O sea?

WB - Que lo que se podía resolver en esta reunión era iniciar un proceso de negociación para los siguientes dos años que cristalizaría recién en 2009 en la COP de Copenhague. La COP se reúne todos los años y dura dos semanas, esta fue la decimotercera. Hay una primera semana de mucho lobby, de mucho intercambio técnico y científico, y en la segunda se da realmente la COP, que es la reunión política.

Yo no seguí todos los detalles, pero tengo la sensación de que el proceso de negociación empezó con algunos bloques o países individuales exigiendo mucho más de lo que era realista esperar. Hubo países que exigían números, límites de emisiones a partir de Kyoto, toda una serie de cosas para las cuales esta ronda estaba totalmente inmadura. Entonces durante una serie de días estuvo todo muy trancado. Al final de la semana se llegó a lo que creo que desde el principio se sabía: se estableció un mecanismo para empezar a negociar. Para la gente común parece muy poquito.

EC - Sí, esa es la sensación que tenemos todos, miramos ese tipo de reuniones no sé si con escepticismo, pero con una dificultad de interpretación seria. ¿Cómo sacar alguna conclusión de esos textos tan trabajosamente conversados y negociados? Tú dices que no es poco.

WB - No es poco, no es más de lo que se esperaba, pero no es poco. Un ejemplo local: imaginate que en alguna reunión del Mercosur surgiera una resolución del Mercosur o de Argentina y Uruguay que dijera "nos vamos a sentar a negociar el conflicto sobre Botnia". En nuestra situación eso sonaría mucho más optimista que lo que tenemos hoy, pero si esa resolución fuera leída por alguien de Canadá, diría: ¿esta gente se reunió nada más que para decir que se va a reunir a negociar? Suena a muy poca cosa. En general los tiempos de las Naciones Unidas para lo que sea son lentos, es una organización sumamente compleja, con muchísimas presiones de todo tipo y en todos los sentidos. Es difícil mover a 180 países en algún rumbo, el que esa. Lo importante es que Estados Unidos forma parte de ese acuerdo de sentarse a negociar, ese es el gran logro.

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EC - En una síntesis de prensa leí que los países desarrollados aceptaron poner "límites cuantificados a las emisiones y objetivos de reducción de emisiones". Estados Unidos asumió esa redacción y, a cambio, la Unión Europa renunció a incluir un rango concreto de reducción de emisiones. Se había manejado una reducción de 25% a 40% en 2020 respecto de 1990. Sólo una nota al pie de página remite al informe del PICC con esa recomendación para que la temperatura no suba más de 2,4 grados, el umbral que se considera admisible. En el texto en sí mismo no hay números, hay esa nota a pie de página que da a entender que se toman como referencia las recomendaciones que emitió el PICC.

El otro punto delicado de la hoja de ruta era la referencia a los países en desarrollo. Estos estaban exentos de cualquier compromiso en el Protocolo de Kyoto y ahora limitarán sus emisiones de forma voluntaria y controlada por la ONU a cambio de ayudas y tecnología.

¿Podemos traducir esto en términos un poco más sencillos?

WB - En los últimos años ha habido un cambio en la visión general, del público en general sobre lo que es cambio climático. Hace diez o doce años, cuando comenzamos a trabajar en el tema, era casi un delirio, una especie de invento científico, nadie sabía de qué estábamos hablando. Hoy, como consecuencia de una cantidad de cosas, entre ellas que les hayan dado el premio Nóbel a Al Gore y al PICC, uno se sube a un taxi en Buenos Aires o en Manila y el primer tema de conversación es el cambio climático. El tema está lleno de imprecisiones pero está metido en la cabeza del público en general. Eso hace que empiece a haber una presión sobre los gobernantes que en algunos lugares, por ejemplo en Europa, es muy fuerte y en otros lugares es menos fuerte pero está, está en todos lados. Hoy todos tenemos claro que el cambio climático no le sirve a nadie. Esa es una primera cosa importante.

Cuando se firmó el Protocolo de Kyoto los países desarrollados decían: ustedes países en desarrollo, que están en pleno desarrollo, tienen que hacer ese desarrollo de manera limpia, tienen que tener cuidado con las emisiones, con la contaminación. Y los países en desarrollo decían: pero son ustedes quienes han contaminado la atmósfera durante los últimos cien años, así se han desarrollado y ahora nos piden a nosotros que invirtamos y que nuestro desarrollo sea más costoso. Era una discusión interminable.

Hoy incluso los países en desarrollo se dan cuenta de que o bien cambiamos el camino que tomamos para desarrollarnos o bien nos embromamos todos. Eso tiene que ver con la parte de compromisos voluntarios de reducción de emisiones, todos nos damos cuenta de que a nadie le sirve.

EC - También los países en desarrollo asumen el compromiso voluntario de reducción de emisiones.

WB - Exacto.

EC - Pero ojo, cuando hablamos de países en desarrollo estamos hablando de China, de la India, de Brasil, de Indonesia, no hablamos solo de países pequeños como Uruguay.

WB - Yo agregaría Sudáfrica, son los grandes países que se están desarrollando a mayores tasas. China y la India seguramente son los más problemáticos y el hecho de que hayan incorporado a su discurso esos elementos es sumamente positivo. Veremos lo que quiere decir en la práctica, porque mientras se dice eso, hoy China riega una cantidad impresionante de sus cultivos y hace que una cantidad de ríos que antes tenían un caudal espectacular hoy prácticamente no tengan caudal y que el poco que les queda esté contaminado. Es un problema sumamente serio de cambiar. Pero, siendo optimistas, es muy bueno que estos países hayan incluido ese discurso.

EC - Los países en desarrollo aceptan limitar sus emisiones de forma voluntaria, controlada por Naciones Unidas y con apoyo, se supone que van a tener ayudas y tecnología de los países desarrollados.

WB - Exactamente.

EC - Ese es un lado de la cosa. ¿Y el otro?

WB - El otro es que los países desarrollados continúen limitando sus emisiones. Donde siempre hay problemas cuando se quiere poner números, eso fue lo que trancó Kyoto, lo que trancó la entrada de Estados Unidos a Kyoto. Y fue lo que trancó las negociaciones en Bali durante los primeros días de la COP, que de entrada quisieron poner ese 25% a 40% de reducción de emisiones.

El país más conflictivo en esto es Estados Unidos. Como país sigue siendo el gran contaminante, el gran emisor, pero algunos de sus estados ya están haciendo toda una serie de reducciones de emisiones que son más ambiciosas que lo que pretendía Kyoto. California es un ejemplo muy claro, hay todo un plan que incluye acciones en cuanto a los autos, a las emisiones en la industria, etcétera, que es mucho más restrictivo de lo que pedía Kyoto. En esto pasa algo que pasa mucho en Naciones Unidas, hay un choque de culturas. Estados Unidos, un poco por historia, por cultura, es una sociedad a la que le cuesta que alguien de fuera le venga a decir "tienen que hacer esta emisión, tienen que llegar a 24,5%". En Europa las culturas tienen más historia de verticalismo y de planificación desde arriba, entonces están más acostumbradas a ese tipo de plan.

Yo trabajo en Estados Unidos, estoy más o menos la tercera parte del tiempo en Estados Unidos, y veo que hoy existe una presión del americano medio enorme sobre su administración para que haga algo en el tema cambio climático. Hay una especie de vergüenza por la visión que tiene el mundo de Estados Unidos en varios temas, incluido este.

Entonces, si de entrada se hubiera puesto ese 25% a 40% como pie de página y como una especie de sugerencia, las negociaciones de Bali habrían andado mucho más rápido. No me sorprende, pero es una buena cosa que todos los países desarrollados, también Estados Unidos, hayan incluido esa frase.

EC - Aceptan poner límites cuantificados, pero no se ponen números.

WB - Esa va a ser la negociación realmente importante, que se va a hacer alrededor de 2009 en Copenhague.

EC - No se ponen los números ahora pero se acepta que al final haya una cuantificación.

WB - Exactamente.

EC - ¿Cómo fue posible que Estados Unidos finalmente entrara al acuerdo? Tú dabas recién algunas pistas de situaciones que se dan en ese país, pero, ¿y lo que ocurrió en la conferencia? En la televisión se vio un clima bastante caldeado, hubo presiones muy fuertes, principalmente de Estados Unidos, con declaraciones que no se esperaban. Por ejemplo la del delegado de Papúa Guinea, que dijo: "Si no van a liderar este proceso, al menos apártense del camino". ¿Cómo fue esa presión ejercida por todos los países sobre Estados Unidos?

WB - El caso de Papúa es el caso de las pequeñas islas que tienen el terrible peligro de que pocos cambios en el nivel del mar hagan desaparecer sus territorios. Son considerados los países más frágiles del mundo ante el cambio climático.

Tengo la impresión de que la imagen de Estados Unidos como país hoy en el mundo debe ser de las peores de la historia, por lo menos que yo recuerde, y esto es simplemente una cosa más. Además ante un país con una imagen tan degradada que va a una reunión de este tipo y aparece nuevamente como el gran actor que no quiere firmar ningún tratado, cualquier país que se sienta vulnerable a los efectos del cambio climático va a decir este tipo de cosas.

Siendo más pragmáticos, creo que de entrada –habría que ver por qué, si no era parte de las técnicas de negociación– se intentó negociar más de lo que se sabía que se iba a poder lograr. Detalles como ese, incluir o no un número en la negociación fue una de las cosas que trancaron.

EC - La intervención final del delegado estadounidense, Dobriansky, generó un suspenso enorme, teniendo en cuenta toda la pulseada que había ocurrido en los días previos y sobre todo ese mismo sábado, cuando finalmente se lo escuchó y dijo: "Hemos recorrido un largo camino hasta aquí, estamos comprometidos y solo queremos asegurarnos de que todos actuamos juntos. Queremos ser parte de este nuevo marco y estamos dispuestos a reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero". Parece que eran las 14.22 de Indonesia y la sala estalló de alegría y el propio Dobriansky se emocionó. Fueron horas muy particulares.

WB - Habría sido un desastre, así como te digo que la imagen de Estados Unidos es la peor que ha tenido a lo largo de su historia, la imagen de Naciones Unidas también ha sido bastante afectada por la última década. Habría sido realmente trágico que después de haber estado dos semanas, una semana discutiendo toda esta parte política y donde se esperaba nada más que se resolviera empezar a negociar, que eso ni siquiera eso hubiera sido capaz de hacer. Entonces lo que surgió fue un alivio, por lo menos nos aseguramos que los grandes actores en este tema van a estar involucrados en las negociaciones que precisamos para los siguientes años. Yo interpreto eso como un alivio, nuestra imagen como grupo de Naciones Unidas que está negociando este tema tan importante para todo el mundo no va a salir tan afectada como podría haber salido si esto no hubiera salido ningún acuerdo.

Ha cambiado mucho la visión del público en general, hoy es bien claro, como no lo era hace diez años, que el programa de desarrollo de los países en desarrollo tiene que ser cuestionado profundamente. Los grandes países India, Brasil, China, Indonesia, Australia, si no se replantean un programa de desarrollo sobre la base de energías más limpias ya no es aquello de que me tomo la revancha porque los países ricos lo hicieron mal y ahora me toca a mí, si yo no cambio mi enfoque para desarrollarme sobre la base de procesos más limpios nos embromamos todos. Es un cambio importantísimo.

Creo que la comisión del Nóbel fue muy inteligente en asignar el premio Nóbel de la Paz a Gore y al PICC. A PICC porque representa a la ciencia, la ciencia del cambio climático que viene trabajando desde hace quince años, y a Gore porque ha tenido el mérito de popularizar el tema.

EC - Ha sido el gran comunicador de estos temas.

WB - A la gente común, al público en general. Hoy hay una conciencia que hace diez años no había, hay una presión enorme sobre todos los gobiernos, de países en desarrollo y de países desarrollados, para empezar a replantearse las vías de desarrollo, las fuentes de energía, la deforestación, toda una serie de cosas que hasta hace poco desde nuestros países en desarrollo se veían como "ahora nos toca a nosotros, déjennos en paz". Eso ya no nos sirve, uno va a Brasil y el brasileño no quiere que deforesten la Amazonia. Es un cambio importantísimo.

Esta parte de negociaciones de Naciones Unidas que se mueve tan lento apunta a lo mismo.

Y una cosa que quería señalar que me parece importantísimo como producto de esta reunión es la asignación del Fondo de Adaptación. Sobre los proyectos que comentaba al principio se cobra una tasa muy chica, de 2%, y con eso se va formando un fondo que se estima que ser cerca de 80 millones de euros. Esos fondos se van a poder utilizar para mejorar la adaptación de los países. En la jerga de cambio climático hay dos grandes acciones, una es mitigación, que es reducir emisiones y la otra es adaptación. Adaptación porque incluso si hoy se pararan todas las emisiones de gases de efecto invernadero y se volviera a lo que había hace 20 años todo lo que se ha emitido hasta ahora, todos esos gases que ya están en la atmósfera, tienen una inercia que hace que el clima siga cambiando por lo menos por varias décadas. Entonces las sociedades tienen que tener armas, herramientas para adaptarse a esos cambios. Ese fondo de adaptación es fundamental para eso.

Ahora lo fundamental es que esos fondos se utilicen bien, para cosas que realmente estén íntimamente ligadas con el desarrollo de esos países.

Enlaces relacionados:
Sitio Oficial de la Conferencia de Bali
Hoja de Ruta de Bali – En inglés (en inglés)

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Edición: Mauricio Erramuspe