"Un boicot no sería entendible para los chinos"
La idea de un boicot a los Juegos Olímpicos de Pekín, reavivada tras la represión en Tíbet, "no será entendible" para los chinos, dijo el corresponsal de La Vanguardia en ese país, Rafael Poch-de-Feliu. "La población nunca lo aceptará y quedará un corto circuito global con una gran parte de la población mundial que es la población china", agregó. El periodista analizó la compleja relación entre el Dalai Lama y el gobierno comunista de China en días en que este conflicto volvió a los titulares de la prensa internacional.
(Emitido a las 8.32)
EMILIANO COTELO
"Un genocidio cultural". Eso es para el Dalai Lama lo que viene llevando adelante el gobierno de China con los habitantes del Tíbet.
El Parlamento tibetano en el exilio, con sede en India, denuncia que suman centenares los muertos que desde el viernes ha dejado la represión del ejército chino sobre los manifestantes tibetanos. Desde Pekín, mientras tanto, se indica que el número de fallecidos rondaría los 13.
Esa es una, solo una, de las tantas divergencias que se mantienen en aquel lejano punto del planeta, en un conflicto que es muy antiguo, incluso anterior al régimen comunista, pero que recrudeció el viernes pasado en la ciudad de Lasa, donde la población tibetana acusa a los chinos de estar colonizando el Tíbet.
Las protestas y la reacción de las autoridades de Pekín tienen en vilo a la comunidad internacional, entre otras cosas porque se acerca la realización en China de los Juegos Olímpicos que están previstos para el mes de agosto.
¿Qué es lo que está ocurriendo en el Tíbet? ¿Cuáles son los antecedentes? ¿Qué derivaciones puede tener esta crisis? Vamos a analizarlo en los próximos minutos.
Para eso nos reencontramos hoy En Perspectiva con Rafael Poch-de-Feliu, que es corresponsal en Pekín del diario español La Vanguardia.
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Rafael, ¿Cómo es esta época en Pekín? ¿Qué tipo de clima tienen?
RAFAEL POCH-DE-FELIU:
Tiempo primaveral, bastante ventoso. Eso significa tormentas de arena en el desierto, no es la mejor época...
EC - ¿Por qué se dan ahora estas protestas de los tibetanos contra el gobierno chino?
RP- Vamos a ver. Primer momento: medio siglo de historia política china, de mala política china en Tíbet. Como algún atenuante podríamos citar la situación internacional en los 60, en los 70, en los 50, el arrinconamiento de la China de Mao que no contribuyó a la clarividencia... Con algunos atenuantes, la política china en Tíbet y la política de nacionalidades china en general es de lo peor de la política china que tiene aspectos admirables por otro lado. Tenemos 50 años de mala política china en Tíbet.
Segundo momento: aniversario de una revuelta que hubo en marzo del año 59 contra esta mala política precisamente y que cada año se celebra de una u otra manera.
Tercer momento: faltan cinco meses para los juegos de Pekín. El exilio tibetano, como otras fuerzas, están interesadas en dar a conocer su voz y quieren hacer mucho ruido y en con ocasión del aniversario de este año prepararon una campaña particularmente fuerte y arriesgada.
En ese contexto hubo cuatro días de manifestaciones pacíficas en Lasa, a cargo de monjes fundamentalmente, y al quinto día hubo otra cosa que fue una explosión de violencia incontrolada y espontánea de la población que hacía 20 años que no salía a la calle de esta forma, con incendios y persecuciones a la población china en lo que solemos describir como un "pogrom", una persecución del adversario étnico. En este caso los tibetanos que son más víctimas de la situación curiosamente fueron agresores. Y luego viene una represión tremenda y una serie de muertos que no sabemos cuántos han sido.
EC - La prensa internacional dice que estos son los enfrentamientos más duros entre tibetanos y el gobierno chino en las últimas dos décadas. ¿Efectivamente se puede sacar esa conclusión?
RP - Sí, sin duda. En el año 89 hubo una revuelta semejante que fue aplastada. Entonces el subsecretario del partido en la región del Tíbet era Hu Jintao, el actual presidente de China. La manifestación fue aplastada y desde entonces los tibetanos comprendieron que una protesta frontal y activa desde el punto de vista de las actitudes, e incluso con algunos puntos de violencia, era contraproducente porque daba lugar a una represión extraordinaria.
Desde entonces no se conocían manifestaciones de este estilo. Ahora eso no quiere decir en absoluto que no hubiera descontento. Había un descontento en el Tíbet histórico, independientemente de cómo se manifieste.
Las razones de ese descontento son claras, están bien documentadas. El gobierno chino no la sreconoce por toda la serie de razones que explica esta mala política que he citado antes, pero esa es la situación objetiva.
Un apunte de última hora de tipo social. ¿En qué sociedad prendió esa actitud violenta? La población tibetana de Lasa es una población socialmente algo marginada. Después del año nuevo chino, es decir, después de finales del mes de febrero hubo un brusco aumento de precios en Lasa, lo cual afectó muy fuertemente a ese sector de la población. Hay toda una serie de descontentos, discriminaciones laborales, que no forman parte de una política consciente del gobierno chino sino que son consecuencia del hecho tan banal como que la población china de Lasa está más relacionada entre sí, se ayuda, conoce la lengua china que es la de los negocios, tienen más oportunidades y por tanto monopolizan las oportunidades de trabajo. Todo esto crea un cierto conflicto de comunidades.
EC - ¿El territorio es significativo comparado con el conjunto del país?
RP - El Tibet es un territorio enorme, ahora no tengo en la cabeza... Quizás tú puedes decirme la superficie del Uruguay...
EC 177.000 kilómetros cuadrados...
RP - Yo creo que el Tíbet es hasta quizá diez veces más grande que el Uruguay. Lo que pasa es que sólo está poblado por unos dos millones y medio de habitantes. Es un altiplano con una media de altura de unos 4.000 metros, altísimo, inhóspito, que ha dado lugar a una cultura bien particular, flanqueada por el Himalaya por un lado, con un gran valor medioambiental.
¿Qué valor tiene ese territorio para China? Tiene el mismo valor que para el Uruguay tendría una provincia de la patria. Los chinos lo consideran parte de China, históricamente eso es cierto y no cierto. Depende de cómo enfoques la historia pero esa es una discusión que quizás no tiene demasiado sentido. Tíbet forma parte de China a efectos de la comunidad de Naciones Unidas, de la configuración de Asia y de la historia y eso es difícil de cambiar.
Aquí se trata de otra cosa. El líder popular del Tíbet es el Dalai Lama indiscutiblemente. Sin el consenso con este hombre no va a haber una normalización de la situación en Tíbet que es una región autónoma. La autonomía es puramente decorativa y por tanto hay que llenarla de contenido. Para eso es importante que el principal líder nacional que es el Dalai Lama, que vive desde el año 59 exiliado en India, viva allá y ejerza su autoridad tradicional.
Pero por razones complicadas, China y el Dalai Lama están en este momento en muy mala relación.
EC - ¿Cómo se está viviendo en Pekín esta situación? Te lo pregunto concretamente desde tu profesión de periodista. ¿Hay facilidad de acceso a los datos, a la información, sobre lo que está sucediendo realmente en el Tíbet?
RP - No.
EC - Por ejemplo, ¿es correcto que el gobierno chino bloqueó el acceso a Youtube como forma de evitar que se vean imágenes de los enfrentamientos?
RP - Por supuesto, el gobierno chino bloquea la red, controla los teléfonos, no nos deja a los periodistas ir a Lasa, todas estas son medidas absolutamente normales por más que en Occidente puedan parecer -o lo sean objetivamente- antidemocráticas. Desde el punto de vista de la conducción de un estado en las circunstancias en las que está China pues es completamente comprensible y normal aunque quizá no justificable.
El acceso a la información para nosotros los periodistas no tiene problemas. Hay que buscar los medios particulares, hay que tener proxys en los ordenadores, hay que tener contactos, hay que saber dónde buscar las fuentes, hay que tener cuidado de no hablar por teléfono... En fin, condiciones de trabajo particulares. Pero los periodistas más o menos podemos acabar sabiéndolo todo, no sabemos en estos momentos cuántos muertos ha habido y cuántos de ellos fueron por bala, o sea cuántos fueron víctimas de la policía y cuántos fueron víctimas de la explosión violenta de la población tibetana desesperada de Lasa. Pero digamos que eso es hasta cierto punto es anecdótico.
La película de los hechos más o menos se conoce: ha habido una revuelta popular violenta, hay una situación histórica concreta, una situación presente y documentada de derechos humanos, etcétera, etcétera, y los números exactos se acabarán sabiendo porque todo se acaba sabiendo en este mundo de hoy.
EC - Una de las posibilidades que está en danza, en discusión, es la de realizar un boicot a los Juegos Olímpicos. Una modalidad de protesta que se reavivó ahora con estos enfrentamientos y con la represión en el Tíbet. Ahora, esa idea divide a los propios tibetanos, el Dalai Lama tomó distancia de la idea del boicot pero hay sectores más radicales que entienden que esa posición de su líder histórico es demasiado blanda ante la situación que se está dando. ¿Hasta qué punto puede afectar a los tibetanos una división interna? ¿Qué puede pasar si se desconoce al Dalai Lama quien el mundo entero visualiza como el principal referente de esa zona?
RP - Empecemos por el tema de fondo. ¿Qué sentido tiene boicotear los Juegos Olímpicos en Pekín? Yo creo que sería tremendamente contraproducente, que no conduce a nada, que China ha organizado estos juegos en un espíritu de apertura al mundo, para darse a conocer, con un gesto de amistad universal en la época de la globalización, como una fiesta también de su histórico y meritorio renacer nacional, después de medio siglo de gobierno en la República Popular, de esta nueva China, y después de dos siglos de postración en el marco de una historia milenaria en la que este país era el país más avanzado del mundo... O sea, este renacer tiene una fuerza enorme y yo creo que aguarles la fiesta a los chinos, por más argumentos de derechos humanos y barbaridades que se han cometido en este país, que se cometen, sería un grave error porque no serviría para nada. No haría más que complicar más las cosas. La población china, las autoridades, no entenderían por qué este Occidente que entre otras cosas ha estado implicado en una guerra que lleva quizá, yo leo Lancet que es una revista muy seria del Reino Unido, casi un millón de víctimas en Irak... No se entiende cómo este Occidente puede dar lecciones sobre derechos humanos a China, un país en desarrollo.
O sea que eso no será entendible, la población nunca lo aceptará y quedará un corto circuito global con una gran parte de la población mundial que es la población china.
La actitud del exilio tibetano pues simpatiza enormemente y por razones comprensibles, con la idea de aprovechar estos Juegos Olímpicos para dar a conocer sus puntos de vista, su desesperada situación en muchos aspectos y es comprensible. La cuestión es si los gobiernos tienen que apoyar. Mi opinión es adversa pero pueden haber otras opiniones por supuesto y de hecho las hay.
Respecto al Dalai Lama no apoya esta propuesta del boicot por razones de liderazgo, porque sabe que no queda bien. Pero tampoco es un punto muy importante. Los tibetanos efectivamente apoyan al Dalai Lama y serán bastante disciplinados con sus puntos de vista.
EC - ¿Qué cabe esperar en las próximas horas en relación con la situación en Tíbet?
RP - Por desgracia una muy dura represión de la gente que ha participado en estos desórdenes. Una represión además frecuentemente arbitraria, que si no encuentra a la persona que quemó una tienda o que agredió a un chino y lo dejó mal herido, si no encuentra a esa persona, igual se lleva a su hermano. Una represión ejemplar para que la gente comprenda que esto no puede volver a suceder y yo creo que confío en que los dirigentes chinos reflexionen un poco sobre el hecho de que medio siglo después de estar presentes en Tíbet pasen este tipo de cosas. Es un signo evidente, incontestable de descontento tiene que dar lugar a una reflexión en un grupo dirigente como el chino tan sabio en otros aspectos.
EC- Porque además el Dalai Lama no está reclamando independencia ni nada parecido, lo que reclama hoy por hoy es autonomía cultural.
RP- Sí, sí, bueno, es un tema delicado. Lo que pide el Dalai Lama es un tema delicado, es un tema discutible, no está demasiado claro.
Efectivamente él no pregona ya la independencia como pregonaba en el pasado, desde el año ochenta y algo habla de esto de una autonomía real y tiene razón porque la autonomía actual no es real, es una autonomía de "cartón piedra". Pero, por ejemplo, en sus negociaciones -que las ha habido con el gobierno chino- ha presentado puntos que son desde mi modesto punto de vista un error. Por ejemplo, insistía en "el gran Tíbet". Tíbet es un territorio muy grande pero la región autónoma, que es el Tíbet histórico gobernado por el gobierno de Lasa antes de la República Popular China, pero hay otros territorios que sumados darían casi dos veces y media al territorio actual de Tíbet, que también tiene cierta influencia cultural tibetana. El Dalai Lama reclama todavía este "gran Tíbet" como objeto de esa autonomía. Creo que esto es políticamente imposible de negociar para China. También piden que él reconozca abiertamente que Tíbet forma parte de China y en este aspecto hay cierta ambigüedad. Y el tercer punto que los chinos le piden es que reconozca que Taiwan forma parte de China y eso tampoco lo acepta el Dalai Lama. Yo no vendería una película de blanco y negro, de buenos y malos sino una situación que está más compleja que todo esto, en el que quizá el Dalai Lama podría hacer alguna concesión a pesar de que sus puntos de vista son bastante flexibles y que en este caso el gobierno chino tendría que dar un paso hacia el encuentro con él.
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Edición: Mauricio Erramuspe