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Carrera con obstáculos para la llama olímpica en París

El caos se apoderó este lunes del recorrido planeado para la llama olímpica por las calles de París. Miles de manifestantes contra la violencia en el Tíbet se volcaron a las calles para convertir el paso de este símbolo del deporte mundial en una carrera con obstáculos, que incluso llegó a apagar el fuego sagrado encendido en Olimpia. En este contexto, Francia continúa planteándose la posibilidad de boicotear los Juegos Olímpicos, pero teniendo en cuenta también las eventuales represalias que pueda tomar el gobierno de China en materia comercial y económica. Análisis de Rafael Mandressi.

(Emitido a las 8.34)

EMILIANO COTELO:

La antorcha olímpica no pudo recorrer ayer las calles de París, el caos se adueñó de la caravana que debían integrar los 80 atletas que la portaban. Los manifestantes que protestaban contra la actuación de las autoridades chinas en el Tíbet transformaron los relevos en una verdadera carrera de obstáculos. Apagada en al menos dos ocasiones, la llama terminó instalada dentro de un ómnibus y realizó la última parte de su recorrido hasta el estadio de Charlety, adonde llegó de forma casi clandestina, dicen las crónicas.

A lo largo de la jornada se repitieron los enfrentamientos entre los partidarios de un Tíbet libre y los miembros de la numerosa colonia china de la capital francesa, que en más de una ocasión llegaron a las manos. La Policía actuó con fuerza contra quienes intentaban impedir el paso de la antorcha y se practicó una decena de arrestos, entre ellos los de algunos políticos de izquierda.

El día había amanecido frío, pespunteado por la nevada primaveral, que emblanqueció ayer a la capital francesa.

Estamos con Rafael Mandressi, nuestro corresponsal en París. ¿Trataste de seguir de cerca el paso de la antorcha olímpica ayer?

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RAFAEL MANDRESSI:

Sí, pero no durante todo el recorrido, porque el itinerario era de unos 28 o 29 kilómetros. Me acerqué al punto de partida, cerca de la torre Eiffel, donde había una buena cantidad de gente y ya de entrada hubo varios incidentes.

EC - ¿Qué ocurrió?

RM - El resumen que hacías recién es muy exacto, hubo una serie de manifestaciones que intentaron –y de hecho lograron– entorpecer el recorrido previsto de la llama olímpica, en protesta fundamentalmente por la represión de las autoridades chinas a las manifestaciones de los tibetanos. Pero también, en términos más generales, por la situación de los derechos humanos y de la libertad de prensa –hubo una movilización muy importante de Reporteros Sin Fronteras ayer y en días anteriores– en el país que a partir del 8 de agosto va a acoger los Juegos Olímpicos. Es decir que hay un hecho puntual y un hecho más general que motiva estas protestas, que fueron bastante importantes y causaron perturbaciones muy significativas en la ceremonia que estaba prevista.

EC - Llegó a apagarse la llama, eso fue lo que más sorprendió, porque es todo un rito, se supone que el fuego no tiene que extinguirse.

RM – Exacto. El domingo, en el recorrido en Londres, ya había habido un intento infructuoso de apagar la llama y en París lo lograron. Incluso hay un pequeño debate –bastante irrisorio– sobre cuántas veces se apagó, si fueron dos, tres o cuatro. Lo concreto es que se apagó y simbólicamente eso tiene su importancia.

Ya en el punto de partida hubo un primer intento de apagar la llama, una edil del Partido Verde salió disparada hacia el primer atleta que la llevaba con un extintor en la mano. La detuvieron, el intento no prosperó, pero aparentemente después sí hubo momentos en que la llama estuvo apagada, además de momentos en que tuvo que hacer el recorrido dentro de un furgón de seguridad y finalmente terminó el recorrido dentro de ese furgón.

Hubo incidentes de variado tipo, no con gran violencia pero sí con algunos puntos bastante polémicos, como por ejemplo que la Policía decomisó banderas de Tíbet de los manifestantes que estaban en la calle esperando el paso de la llama. Y uno de los hechos más relevantes seguramente fue la manifestación en la propia Asamblea Nacional, en el Parlamento, donde alrededor de un centenar de diputados de todos los partidos manifestaron con una banderola gigante en protesta contra la situación en el Tíbet y contra el recorrido de la llama por París.

EC - ¿Qué sensación quedó en la población?, ¿qué dicen hoy los medios de comunicación en Francia sobre lo que ocurrió ayer, que tampoco fue algo aislado, porque protestas e inconvenientes similares se habían dado ya en Londres en el fin de semana, cuando la llama pasó por allí?

RM - Y se espera que los haya también en San Francisco, que es la próxima etapa.

El episodio fue el tema de todo el día de ayer y sigue siéndolo hoy en todos los medios. Las repercusiones son variadas, hay una sensación de incomodidad de las autoridades, que en cierto sentido están atrapadas entre dos fuegos: la toma de posición frente a los acontecimientos de represión en Tíbet y la delicada situación en que eso coloca a Francia en términos diplomáticos en relación con China. Y por supuesto hubo protestas de las autoridades chinas.

El recorrido de ayer contaba con la presencia de una delegación de autoridades chinas y se dice que fueron ellos quienes organizaron el recorrido y anularon algunas de las etapas que estaban previstas. Entre otras, se quitó una bastante importante que tenía lugar en el edificio de la Intendencia de París, donde las propias autoridades municipales habían colocado banderas tibetanas. Eso llevó a anular esa ceremonia.

Lo que se palpa es una situación de cierto malestar general, por un lado ante una fiesta deportiva que no fue tal y por otro lado ante la delicadeza de la situación del gobierno, que en los últimos días ha dado señales contradictorias en torno a estos hechos.

EC - Sí, cuando hablamos de una posición incómoda para el gobierno, tenemos que traducir eso en términos concretos: estamos hablando de posibilidades de repercusiones negativas en materia comercial. El gobierno chino, con el peso tan contundente que tiene hoy en la economía mundial, está muy pendiente de la actitud de los gobiernos de los países por donde pasa la llama olímpica a la hora de contener los incidentes o eventualmente sumarse a las protestas.

Puede ocurrir que más adelante –un poco más tarde o mucho más tarde– hechos como los de ayer tengan consecuencias en el intercambio comercial, de inversiones, en este caso entre Francia y China.

RM - Sí, esa es la preocupación central. De hecho, hace apenas unos días, Francia firmó el contrato más grande de la historia en materia de venta de energía nuclear con China, con centrales y una serie de elementos de inversión fabulosamente importantes en términos comerciales. Esto no quiere decir que esos contratos estén en tela de juicio, pero no habría que descartar la posibilidad.

En todo caso, las eventuales represalias que pueda tomar en materia comercial y económica el gobierno de China son lo que más preocupa y son uno de los argumentos de quienes se oponen a la tesis del boicot de los Juegos Olímpicos, que ha estado en discusión. Se argumenta que si Francia decide boicotear por sí sola los Juegos Olímpicos, se coloca en una situación de extrema vulnerabilidad porque no va a tener mayores efectos y va a poner en serios problemas las relaciones comerciales franco-chinas. En última instancia, si hubiese una decisión de la Unión Europea como tal de proceder a un boicot , ya sería harina de otro costal, pero eso parece altamente improbable.

Lo que sí se está discutiendo y todavía no hay pronunciamientos definitivos, es si el presidente de la República, Nicolas Sarkozy, va a asistir o no a la ceremonia inaugural. Eso no se está discutiendo únicamente en Francia, pero por los hechos de ayer ha pasado a un primerísimo plano y hasta ahora no hay un pronunciamiento de la Presidencia.

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EC – Un apunte extra sobre la llama olímpica y su tecnología. Dice un cable de la Agencia ANSA, que la antorcha que se emplea este año ha sido diseñada por la Corporación China Aeroespacial para resistir lluvias de hasta 50 milímetros y vientos de hasta 65 kilómetros por hora. En definitiva, se trata de un objeto capaz de enfrentar climas hostiles, pero por lo visto, no manifestaciones.

La tradición olímpica afirma que una vez encendida con el fuego sagrado del sol en Olimpia, la llama no puede ser apagada. De hecho, hay un equipo especial, integrado por ingenieros, que acompaña a la antorcha en su recorrido por el mundo antes de su regreso a China, para la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, el 8 de agosto. Estos expertos velan para que nada extinga la llama, pero si eso llega a ocurrir (como ayer en París), deben encenderla con fuegos alternativos que también fueron encendidos en Olimpia y que se transportan en linternas cerradas durante todo el recorrido.

La antorcha sólo se apaga en algunos momentos durante los traslados, por ejemplo en los viajes en avión, donde por razones de seguridad no se permiten fuegos.