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Las primarias demócratas en Estados Unidos: después de Pensilvania sigue todo igual

Pensilvania dio una ajustada victoria a Hillary Clinton sobre Barack Obama y los demócratas siguen como antes. La ex primera dama esperaba mejores cifras, ya que las encuestas le otorgaban una ventaja importante sobre Obama, que mantuvo la preferencia entre la población negra, pero no pudo conquistar a la clase media blanca. El partido parece fracturarse cada vez más y ya se habla de la posibilidad de designar a una figura de consenso para las elecciones nacionales: el nombre que da vueltas es el del ex vicepresidente Al Gore. Contacto con Roberto Porzecanski, desde Boston, Massachussets.

(Emitido a las 8.33)

EMILIANO COTELO:

Por tercera vez en el largo proceso de elecciones internas del Partido Demócrata (PD), en Estados Unidos, parecía que la elección se definiría, en esta ocasión en Pensilvania. Sin embargo, la elección no definió casi nada. La competencia entre Barack Obama y Hillary Clinton sigue, y entra ya en su decimosexto mes.

¿Qué dejó la elección en Pensilvania? ¿Cómo sigue este proceso? ¿Cuáles son los posibles desenlaces? Estamos con Roberto Porzecanski, corresponsal en Estados Unidos, reportando desde Boston, Massachussets.

Repasemos primero los resultados, los números de la primaria demócrata en Pensilvania.

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ROBERTO PORZECANSKI:

Hillary se llevó el 55%, que representa algo más de 1.260.000 votos, y Barack Obama se llevó 45%, algo más de un millón de votos.

EC - A esta altura es claro que Hillary Clinton y Barack Obama atraen en gran medida a segmentos distintos del electorado de Estados Unidos. ¿Se confirmó esta tendencia en Pensilvania?

RP - Sí, e incluso se profundizó, porque según las encuestas a boca de urna, en Pensilvania Hillary se llevó una mayoría de los grupos que tradicionalmente la apoyan (mujeres, votantes mayores, votantes de clase media, blancos en general), pero también de algunos grupos que tradicionalmente venían apoyando a Obama (votantes con un nivel educativo más alto, votantes más ricos). Mientras, Obama mantuvo una mayoría absoluta de los votantes negros: el 92% de los votantes negros lo apoyaron en Pensilvania.

EC - ¿Cómo hay que evaluar este resultado?

RP - Desde la perspectiva de Hillary, es un resultado positivo en la medida que no perdió y puede seguir en carrera, ya que se había dicho que si perdía este sería el final de la competencia. Sin embargo, tampoco obtuvo una victoria tan decisiva como era posible –había comenzado con un margen de 20 puntos en las encuestas–, sobre todo teniendo en cuenta que contaba con el apoyo de toda la infraestructura partidaria en Pensilvania y que Obama tuvo un par de semanas muy malas. Hillary tenía la situación como para sacar un resultado un poco mayor, pero igual fue positivo.

EC - ¿Y para Obama qué dejó la primaria de Pensilvania?

RP - Fue claramente un mal resultado para Obama, porque si ganaba la elección estaba definida. La propia Hillary había asumido que si no ganaba en Pensilvania su campaña se terminaría. Y eso habría sido verdad incluso si el margen hubiera sido un poco menor –5 puntos–, ya que la presión para que Hillary se retirara habría sido muy importante.

Sin embargo, mirando el lado positivo desde la campaña de Obama, hubo quienes pronosticaron una derrota más contundente, en particular porque fueron unas semanas muy duras para él, marcadas por la controversia generada luego de comentarios que hizo su ex pastor acerca de dichos muy pocos felices que hizo el candidato sobre las personas que viven en pueblos chicos de Pensilvania. A esto se le sumó una performance muy mala de Obama en el último debate.

De modo que, dentro de todo, el hecho de que Obama haya sobrevivido a la crisis y siga sólidamente en carrera es el aspecto rescatable para la campaña del candidato.

EC - ¿Cómo sigue esto? ¿Qué se puede vislumbrar?

RP - Todavía quedan unas cuantas elecciones importantes: Indiana y Carolina del Norte el martes 6 de mayo, y después Virginia del Oeste, Oregon, Kentucky, Puerto Rico, Montana y Dakota del Sur, terminando los primeros días de junio.

Sin embargo, lo más probable es que esas elecciones no cambien el hecho de que Obama terminará la elección interna con más delegados electos, más votos populares y con más elecciones ganadas. Sin embargo, tampoco cambiarán el hecho de que Obama no tendrá los delegados electos suficientes para ser automáticamente proclamado candidato.

EC - Lo que nos lleva de vuelta a los "superdelegados", de los que hablamos en otros contactos. Recordemos quiénes son y qué función cumplen.

RP - Los superdelegados son autoridades del partido –legisladores, gobernadores, ex presidentes, etcétera- que son libres de votar a quien quieran en la convención. En general los superdelegados no importan mucho, porque el margen no los hace incidir, pero en esta elección tan pareja van a definir. Esto es así porque Obama cuenta con 1.487 delegados electos y Clinton con 1.331 y se necesitan 2.025 para alcanzar la candidatura.

EC - Algunos superdelegados ya han expresado su opinión.

RP - Sí, 255 apoyan a Clinton y 232 a Obama. Esta brecha, que se ha ido acortando en las últimas semanas, lleva a Obama a 1.719 y a Clinton a 1.586. Pero es importante destacar que hasta el día de la convención los superdelegados pueden cambiar de idea.

Lo que importa es lo que voten los superdelegados y la importancia de la elección en Pensilvania está en que fortalece el argumento de Hillary Clinton para que los superdelegados la voten a ella y para que los donantes la sigan financiando.

EC - ¿Cuál es ese argumento?

RP - Que ha ganado todos los estados grandes –Nueva York, California, Texas–, en particular algunos en los que los demócratas tienen que ganar sí o sí en noviembre para ganar la elección, como Ohio y Pensilvania.

Hillary también argumenta que a pesar de que Obama tuvo seis semanas para hacer campaña en Pensilvania y que gastó más del doble de dinero, no pudo ganar ni obtener un apoyo significativo de la clase media blanca. En otras palabras, lo que está diciendo es que Obama no puede ganar en noviembre. Y este es un argumento bastante persuasivo, porque si hay algo que todos los demócratas quieren es recuperar la Casa Blanca.

EC - ¿Y cuál es el argumento que Obama presenta a los superdelegados? ¿Cómo trata de convencerlos?

RP - Es un argumento más lineal. Obama dice que si efectivamente gana más votos, elecciones y delegados que Clinton, desobedecer la voluntad popular sería antidemocrático –a pesar de que estaría dentro de las reglas– y alienaría a los votantes negros y a los votantes jóvenes, que en enormes mayorías lo apoyan.

Eso, claramente, no sería bueno pensando en noviembre ni en el futuro más a largo plazo del PD.

EC - ¿Tienes alguna previsión de cómo termina esto?

RP - No, es una elección muy particular como para hacer predicciones. Lo más probable sigue siendo que el candidato sea Obama, porque los números lo siguen favoreciendo de manera significativa. Pero el panorama es tan incierto que aquí ya se ha empezado a hablar de la posibilidad de buscar un tercer candidato de unidad para evitar la fractura al medio del partido. Capaz que Al Gore todavía tiene su revancha.

EC - ¿Al Gore podría terminar siendo el candidato presidencial de los demócratas?

RP - Mucha gente habla de que, si el partido sigue partido al medio y Hillary y Obama no logran ponerse de acuerdo en compartir la fórmula presidencial –algo que muchos han sugerido pero que Obama, Hillary y gente de sus círculos cercanos dicen que es irrealista–, va a haber que buscar una tercera persona de consenso para que el partido llegue unificado a noviembre y no pierda una elección que debería ganar por goleada por todas las condiciones que están dadas en el electorado. Y ese candidato sería Al Gore.