Cumbre de la FAO: Impulsan plan para absorber suba en precio de los alimentos
Finaliza hoy la cumbre de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que reunió en Roma a 193 países y 34 jefes de Estado para buscar una salida a la actual crisis alimentaria mundial. El cambio climático, los biocombustibles, el aumento del precio de los alimentos son algunos de los temas que se tomaron en cuenta para buscar una solución y ahora se prepara un plan inmediato para juntar 1.700 millones de dólares antes de 2009, para absorber el crecimiento de los precios en este período.Contacto con Mario Lubetkin
(Emitido a las 7.43)
EMILIANO COTELO:
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advirtió ayer en la cumbre de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sobre la crisis alimentaria, que tiene lugar en Roma, que el mundo no puede permitirse fracasar ante este grave problema, y exigió un esfuerzo financiero de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anuales para enfrentar la situación.
La actual escalada del precio de los alimentos, que implica un aumento de 53% en los primeros cuatro meses de 2008 con respecto al mismo período de 2007, es un problema serio que afecta a los países más pobres y que ha provocado revueltas en varios países del Caribe, de Asia y de África.
Según el coordinador de la Unidad de Crisis creada por la ONU, John Holmes, hay un amplio consenso entre los países sobre las soluciones a adoptar, ante todo la de incrementar la producción agrícola, por años desatendida por las entidades internacionales. Un plan de acción que incluye ayuda a los agricultores de Asia, la eliminación de barreras comerciales y medidas de protección social, deberá estar listo a finales de junio para ser presentado a los países más industrializados del Grupo de los Ocho, cuando se reúnan en julio en Japón.
Jefes de Estado y de Gobierno y representantes de 193 países, que están reunidos desde el martes en la sede en Roma de la FAO, deberán aprobar hoy una declaración final. ¿Cómo vienen las últimas gestiones? ¿Qué puede salir de esta cumbre?
Estamos en comunicación con Mario Lubetkin, director general de la agencia Inter Press Service, en Roma.
¿Cómo viene la cumbre en cuanto a su impacto real? Se proponía debatir un asunto muy serio, que afecta a buena parte del planeta; entonces, ¿está logrando resultados?
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MARIO LUBETKIN:
Ante todo hay que señalar que esta iba a ser una reunión de alto nivel, no una cumbre, pero por la gravedad del problema alimenticio mundial se transformó en una cumbre de hecho.
Tú hablabas de 193 países presentes. Vinieron 34 jefes de Estado, algunos de los países más importantes en el mundo, para dar su posición y participar en algo sobre lo cual ya hubo otras cumbres, aunque no había estado planteado como ahora. Aquí se está tratando el problema de la alimentación, pero combinado con el problema del cambio climático y el problema de los biocombustibles. Esta es la primera reunión de este tipo que combina estos tres aspectos, que darán para discutir en los próximos años.
EC - ¿Qué conclusión sacas en cuanto al impacto?
ML - El impacto es haber hecho este evento, que 34 jefes de Estado se hayan reunido. Tengo más dudas respecto al impacto de la resolución final, porque cada uno de los presidentes vino con su agenda y sus ideas con relación a cómo absorber y afrontar la crisis alimenticia.
EC - Es la primera cumbre que trata los temas crisis alimenticia, cambio climático y biocombustibles. ¿Cuál es la relación entre los tres factores?
ML - Es una novedad que el problema alimenticio no se trate como se trató históricamente, como en la cumbre de la FAO de 1996 o la cumbre de 2002, cuando más de un centenar de jefes de Estado se reunieron para discutir el problema del hambre. Aquí lo que están haciendo es combinar factores que se relacionan con el tema alimenticio: el cambio climático afecta la producción agrícola, por lo tanto afecta sensiblemente en vastas zonas del mundo a la producción de alimentos, y el tema de los biocombustibles -que es un debate liderado en parte por Brasil-, el uso de los granos, particularmente el maíz, pero no para producir alimentos sino para producir combustible para los autos en los países desarrollados.
Como decía Ban Ki-moon en sus declaraciones, el tema alimentación tiene que ver con la estabilidad y la seguridad del mundo, el cambio climático también, y se han incorporado como tercer factor los biocombustibles, de gran polémica.
EC - Para algunos los biocombustibles son una solución y para otros son el malo de la película.
ML - Esa fue la posición de Lula, que es uno de los presidentes latinoamericanos que vinieron, junto con la presidenta argentina, Cristina Fernández (el resto de la representación del continente fueron jefes de nación y ministros. De Uruguay vino el secretario de la Presidencia, Miguel Toma). Lula no quiso estar sentado en el banquillo de los acusados, fue muy contundente con relación a su política contra el hambre, recordó la campaña Fome Zero que inició en 2003 y señaló que el biocombustible a partir de la caña de azúcar no afecta el tema alimenticio. La polémica se explica porque una de las razones del aumento extraordinario del precio de los alimentos en los últimos meses es el aumento de la producción de biocombustible.
EC - ¿Cuál fue la posición de América Latina en estos debates?
ML - Vuelvo a mencionar la posición argentina y brasileña, pero incluso lo que leí de la posición uruguaya y otras de América Latina ,es bastante similar con relación a dos aspectos. Por un lado, una posición muy firme y contundente sobre el tema del proteccionismo, en el sentido de que uno de los problemas fundamentales de los factores alimenticios, especialmente el aumento de precios, son las subvenciones de los países europeos. Y por otro lado, el tema de la distribución: la capacidad del campesino o el productor alimenticio de distribuir sus productos en diferentes partes del mundo, sin barreras arancelarias, sin protecciones de ningún tipo. Creo que Uruguay también señala ese problema.
EC - ¿Qué ideas concretas pueden surgir de esta reunión? ¿Qué se aguarda para esta tarde cuando termine?
ML - El documento todavía no ha circulado, pero hay ciertas tendencias. Una tendencia que sobre todo lleva adelante el Banco Mundial (BM) es combinar toda esta discusión con la Ronda de Doha, en el sentido de que concluir la ronda puede facilitar una mejor distribución de los productos. Esto ha tenido una fuerte resistencia de muchísimas y muy importantes organizaciones de la sociedad civil y de países del sur, que señalan que la liberalización va a entorpecer aún más la distribución alimenticia.
Pero han surgido dos aspectos concretos sobre los que vale la pena reflexionar. El primero es un plan inmediato para juntar 1.700 millones de dólares antes de 2009 para absorber el crecimiento de los precios en este período. Algunos gobiernos y bancos expresaron su interés de aportar cifras importantes, como Francia que quiere aportar 1.000 millones para los países africanos, o España que quiere contribuir con 500 millones, o el Banco Islámico que quiere aportar 1.500 millones.
Vale recordar que el secretario general de la FAO dijo que se necesitan 30.000 millones de dólares por año para resolver el problema del hambre. Y son monedas si pensamos en los 200 billones de dólares que se gastan en guerras y carreras armamentistas.
EC - Si se tienen esos fondos, entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anuales para aliviar la crisis alimentaria, ¿cómo se emplearían?, ¿en qué instrumentos?
ML - Se ha hablado de asistencia inmediata para los 850 millones de personas que pasan hambre, a los que Ban Ki-moon dice que se van a incorporar otros 100 millones más. Las organizaciones financieras internacionales impulsan una línea para facilitar el trabajo de los pequeños agricultores para que produzcan más y mejor.
Otro aspecto es el mercado de precios de los productos alimentarios, incorporar una suma de dinero para reabsorber parte de los gastos de transporte, distribución y costos. Particularmente el aumento de la última fase.
Y un aspecto al que hay que prestarle atención es la creación de una Task Force, un grupo especial encabezado por el propio secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, con la presencia de los presidentes o directores generales de los organismos financieros BM, Fondo Monetario Internacional y Organización Mundial de Comercio, que se propone preparar un plan de acción agresivo antes de fines de junio para presentar en la reunión del Grupo de los Ocho -de los ocho países más poderosos, que tendrá lugar en julio en Japón-, para que se tomen medidas decisivas con relación a estos temas.
En esta cumbre han surgido algunas líneas, se han combinado factores que antes no se habían relacionado alimentación, cambio climático, biocombustibles y seguramente el próximo paso es concentrar la atención en lo que la Task Force defina para llevar al debate del Grupo de los Ocho.
EC - ¿Qué impresión tienes? ¿Puede surgir alguna serie de mecanismos efectivos?
ML - Hay diferentes opiniones. Si se va por esta línea se va a concentrar en el tema de la comercialización de productos, porque la liberalización tiene una muy fuerte oposición de grupos de la sociedad civil, sobre todo de grupos de campesinos y grupos de producción varios. Pero habrá que ver cuál es el plan y qué hace el Grupo de los Ocho.
Ban Ki-moon dijo: "Vivimos una gran crisis, pero esto puede generar una oportunidad". Y el ex secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan, que también está aquí, dijo: "Si se pierde esta oportunidad, el precio que va a pagar la humanidad va a ser notable, no solamente en aumento de pobres, sino en un escenario de inestabilidad internacional".