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España: mano dura del gobierno contra piquetes de camioneros

El precio del petróleo complica al gobierno español, que puso mano dura y mandó despejar las rutas de los piquetes que realizaban los camioneros. Pero la violencia que se vivió fue importante y los países vecinos suspiraron aliviados ante la tranquilidad –aunque sea momentánea- que impuso José Luis Rodríguez Zapatero. "El problema que tiene el petróleo es que lo usamos todos, aún quienes no tienen auto, pesa en la vida de todos", señaló la periodista Silvia Pisani desde España.

(Emitido a las 8:35)

El precio del petróleo sigue alto y como informamos en nuestro boletín de mercados, después de un par de días de bajas, ayer volvió a subir y cerró encima de los 136 dólares el barril en Nueva York. Un precio tan alto ha comenzado a generar repercusiones en todo el mundo y algunas con consecuencias verdaderamente complejas.

Es el caso de España, por ejemplo, donde el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, enfrenta la peor huelga desde que asumió su cargo por primera vez, en marzo de 2004: un paro de camioneros que puso al país al borde del desabastecimiento.

¿Cuál es el reclamo de esta movilización? La falta de reacción oficial ante la suba de los combustibles, una suba que ha alcanzado ya al 20% en lo que va del año.

¿Cómo se origina este conflicto? ¿Cómo lo está manejando el gobierno socialista? ¿Cuáles son las perspectivas para los próximos días? Vamos a conversarlo con nuestra colaboradora en Madrid Silvia Pisani.

Estaba leyendo tu crónica publicada hoy en el matutino La Nación de Buenos Aires que empieza diciendo: "Llegó el golpe de timón en el gobierno socialista español y, con él, la mano dura. O sea, con la espalda ya tensada por el peso de un piquetero muerto, tres días de bloqueo infernal en las rutas y la tensión social y el desabastecimiento en alza, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decidió tomar el toro por las astas.

Así, de un solo plumazo, catalogó como "ilegales" los piquetes de los transportistas que protestan contra la suba del combustible. Y, sin más trámite, sacó las grúas a la calle e, inmediatamente, comenzó el retiro de los camiones rebeldes de las rutas que hicieron suyas durante 72 horas".

¿Esto es lo más nuevo? ¿Una decisión drástica que se tomó ayer?

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SILVIA PISANI:

Sí, fue impresionante. La tomó Zapatero tres días después de tener el país en un conflicto social creciente. Es increíble incluso cómo los discursos, las reacciones (esto era más o menos como el chico que va poniendo el pie en la vereda del vecino y a ver si puede seguir un poco más) empezaron muy lentamente y poco a poco se iba venciendo otro límite más y otro límite más, hasta que hubo un muerto. Incluso, ayer, un par de horas antes de que el presidente dijera "basta", a un camionero casi lo queman vivo. El hombre estaba dentro de su camión echando una siestita, porque quería trabajar, y aparecieron los otros y quemaron el camión él adentro.

O sea, un conflicto que iba en alza, que se le iba de las manos, y la única forma posible que encontró fue decir "señores es suficiente, se terminó".

EC- Los incidentes se estaban dando entre camioneros a favor de la huelga y aquellos en contra. Pero también estaban dándose entre camioneros que bloqueaban las rutas y simples ciudadanos que tenían que hacer, que trabajar, llevar a sus hijos a la escuela y que no podían hacerlo.

SP - Y también se estaban dando entre ciudadanos y policías. Llegó un momento en que volaban berenjenas, porque los camioneros que cargaban verdura iban contra la Policía y la Policía respondía a mamporrazos.

Ayer, en su tercer día, el conflicto empezó a generalizarse y salieron pescadores, ganaderos, agricultores... Lo que hay acá es una sociedad europea muy cómoda, muy rica, muy próspera, que generalmente es muy burguesa y que viene durmiendo una siesta burguesa y que –como dice un amigo mío– se despierta porque le tocan lo más íntimo, que es el bolsillo. Entonces, la sociedad –no española– europea está reaccionando con una cuestión que la hermana, ya que hay una causa de malestar evidente, que es que la economía se está yendo de las manos, porque el petróleo se está yendo de las manos y es inatajable. Y nadie sabe muy bien cómo se va a reaccionar a esto.

EC - El problema es el precio del petróleo, pero ¿cuál es concretamente el reclamo de los camioneros? Porque no se trata de una protesta contra quienes fijan el precio del petróleo, se trata de una protesta contra el gobierno español ¿qué es lo que le piden?

SP - Los sindicalistas tampoco se chupan el dedo, saben que no pueden plantarse contra los productores de petróleo del mundo y tampoco contra ese montón de nervios sin cerebro que es el mercado. Lo que hacen es decir: "yo no me hago cargo de esto", o sea, "que pague la suba del petróleo el que encarga el flete, quien lo transporta y quien lo lleva, pero no me lo carguen a mí solo". "Yo tengo que cargar los tomates", dicen los camioneros, "pero no voy a pagar yo el precio del combustible y que los tomates sigan costando igual". Ahora, atención que hoy lo dicen los camioneros, pero el viernes salen los taxistas y esto va a ser así, es la frazada corta, no hay manera.

EC - ¿Rigen tarifas fijadas a nivel oficial para el trabajo de los fleteros?

SP - El asunto es que esto también pasa por la sólida estructura europea, ya no es sólo España, y también en la reacción de Zapatero estuvo la mirada europea. El continente vio, en el conflicto español, el espejo de lo que le pasa pasado mañana a Portugal, lo que le pasa tras pasado mañana a Francia, o sea, la batalla es esta. Entonces, hay normas de productividad en la Comunidad Europea que no son tan fáciles de alterar y lo que dicen los transportistas es "arréglennos este follón porque así no podemos seguir" y el gobierno dice "no, lo que ustedes me piden, que es una tarifa mínima, no lo puedo hacer. Tenemos que buscar otros recursos".

Porque también es verdad que, el hecho de integrar una comunidad más grande, da enormes beneficios pero también ajusta los márgenes de acción de las individualidades, de los gobiernos, y en esto el gobierno de Zapatero también está acotado en lo suyo.

EC - Entonces ayer la decisión fue mano dura, despejemos las rutas, permitamos la circulación, ¿se cumplió efectivamente ese objetivo, cuál es la evaluación que se hace esta mañana?

SP - Hoy se circula, que es una maravilla. Pero no alcanza. Hoy también hay protestas en Cádiz, protestas en el sur, es decir, el malestar sigue...

EC - ...o sea, se levantaron los piquetes pero no se solucionó el conflicto.

SP - No. De hecho, los huelguistas, que son minoritarios ahora (porque el gobierno quebró el frente y negoció con un sector mayoritario de los sindicalistas), son un sector reducido pero muy rebelde y muy resistente.

EC - ¿Qué ofreció el gobierno? ¿Qué medidas está dispuesto a tomar?

SP - Es un cóctel de medidas impositivas: subo por acá, saco de allá, muevo tres décimas aquí. Básicamente son beneficios impositivos que todavía nadie comprende muy bien. Esto se cerró en la madrugada de hoy.

Pero cuidado: estos son transportistas españoles, no son los nuestros de Argentina por ejemplo –no conozco tanto los de Uruguay–, acá son personas que tienen varios camiones, que tienen una pequeña empresa de transporte, entonces tratan de ayudarlos con alguna ventaja, por ejemplo con los pagos de la seguridad social. Pero son ventajitas.

Si el petróleo dentro de diez días sigue en su escalada yo no sé...

EC - En medio de este debate, el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, volvió a plantear la idea de reducir la carga impositiva que pesa sobre las naftas. "Sé que no todos están de acuerdo, pero creo que debemos reflexionar sobre la idea, porque es evidente que Europa necesita protegerse de la suba del petróleo", dijo el mandatario después de un encuentro con líderes regionales en Alemania, esta semana.

¿Esa es una alternativa viable? Necesita acuerdo europeo por lo visto.

SP - Claro, porque hay una escala europea que permite gravar los combustibles hasta cierto porcentaje y Francia agotó todo: si podían cargar un 50%, Francia está en un 50%. España está muy por debajo y sueña todavía, por ejemplo, que puede aumentar la carga fiscal sobre los combustibles. Personalmente, creo que no es el momento de sacar la idea a la mesa.

EC - ¿Se había pensado en subir la carga fiscal sobre los combustibles?

SP - Sí. Lo que está pasando es que todavía hay un estupor generalizado y un desconcierto muy grande incluso en nuestros países sobre qué corno hacer con esta suba del petróleo. O sea, parece que no todo el mundo está muy enterado de que hay escenarios que hablan de petróleo a 250 dólares, nadie sabe muy bien qué va a pasar. Entonces todavía en algunos países europeos –España no es el único– dicen "no pensemos en bajar los impuestos, porque yo todavía puedo subirlos", cuando les están diciendo "no podemos comprar la nafta al precio que está y usted todavía pretende cargar más".

Creo que el fenómeno nuevo es este: la suba de un componente básico para la vida cotidiana, ante la que no se sabe muy bien cómo reaccionar y ante la que está reaccionando es la sociedad europea. Yo no sé qué va a pasar, pero lo que la historia nos enseña es que, cuando la sociedad europea se molesta y se despierta de su siesta burguesa, generalmente algo consigue.

EC - Sí, la perplejidad sobre este fenómeno del aumento del precio del petróleo recorre el mundo y en especial también se da en países como el nuestro. En Uruguay estamos todos muy nerviosos por esta situación, de ahí que el ejemplo español de estos días llama la atención y es objeto de estudio y por eso estamos dedicando este espacio, con la aclaración que tú formulabas recién, que este conflicto se dio en España, pero es solo un ejemplo.

¿En Portugal se dieron movilizaciones parecidas también?

SP - Sí, hubo un muerto también. Y yo creo que quien hoy respira, más que el gobierno de Zapatero que pudo frenar por el momento al menos estos estallidos, son los países europeos vecinos. Y el suspiro de alivio tiene que haber sido capaz de mover varios molinos, porque realmente soltaron aire muy relajado después de haber visto la que se montó de la nada en solamente 72 horas. Casualmente la sociedad española estaba sorprendida, porque estas son conductas que no le son propias, que cree que son de otras latitudes.

EC - Ahora aparentemente hay paz en las carreteras y algunas medidas adoptadas que podrían satisfacer por lo menos a una parte de los camioneros. ¿Qué ocurre con los otros frentes que se abrieron? Tú hablabas recién de agricultores, ganaderos, pescadores...

SP - Va a haber que atenderlos de alguna manera y después vendré yo también. A mi la suba del petróleo también me molesta y vendrá el vecino de al lado. O sea, el problema que tiene el petróleo, el combustible, es que lo usamos todos, aún quienes no tienen auto, pesa en la vida de todos. Este es el gran signo de interrogación, es decir, hoy hay normalidad, aunque también es cierto que estamos viendo cosas que no son muy normales como que los camiones de cebolla van custodiados por la Guardia Civil.

EC - ¿Eso está ocurriendo todavía hoy?

SP - Sí, está ocurriendo todavía hoy. Entonces ¿durante cuánto tiempo uno puede tener los camiones custodiados por la Guardia Civil para transportar cebolla y pasado mañana papel higiénico? Es decir, hay que ver cómo la sociedad digiere esto, qué respuestas se dan. Esto ha indicado que el bolsillo está empezando a quejarse y como se queja en España se queja en otras latitudes.

Una señora que trabaja en limpieza, que llega todas las noches al diario donde yo trabajo, en su auto, a la una de la mañana, me decía: "hace cuatro meses, con 30 euros cargaba 33 litros de gas oil, hoy con 30 euros cargo 22". O sea, once litros menos en cuatro meses. "Es mucho", me dice, "yo no puedo así, yo trabajo limpiando oficinas ¿cómo hago?".