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El conflicto del campo argentino en su punto de mayor gravedad

Volvieron ayer los cacerolazos en varios puntos del país y para mañana el Partido Justicialista, con Néstor Kirchner a la cabeza, convocan a un acto en la Plaza de Mayo, en apoyo al gobierno. Sin embargo, su esposa, la presidenta Cristina Fernández aparece cada vez más opacada, tanto por el ex presidente como por las últimas acciones de fuerza contra los ruralistas, que no hicieron más que posicionar a Alfredo De Angelis casi como un héroe. "Va a haber un clima belicoso, agresivo" y los Kirchner van a hacer "lo que saben hacer, que es subir la apuesta aún más", aseguró el corresponsal de En Perspectiva en Argentina, Fernando Gutiérrez.

(Emitido a las 7.41)

EMILIANO COTELO:
Después de un fin de semana cargado de tensión, ayer lunes volvieron con fuerza los cacerolazos.

Cacerolas y bocinas se hicieron sentir anoche en las principales ciudades del país. Por un lado, en varios barrios de la propia capital, Buenos Aires, pero además en el centro de Córdoba, Santa Fe, Viedma, Santiago del Estero, Bariloche, La Plata, San Juan, Resistencia, Santa Rosa, Bahía Blanca y Mendoza, por citar algunos ejemplos de lugares donde grandes grupos de manifestantes salieron a la calle para protestar contra el gobierno y apoyar a las gremiales del agro que, desde hace casi 100 días, mantienen un duro conflicto con la administración de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Mientras tanto, el Poder Ejecutivo y los sectores políticos y sociales que apoyan al gobierno preparan para mañana miércoles un acto masivo, que tendrá lugar en plaza de Mayo, en rechazo a lo que consideran un "golpe de Estado económico".

El líder piquetero Luis D’Elía convocaba de esta manera ayer a ese acto:

(Audio Luis D’Elía.)

"Convocamos a todo el pueblo argentino el miércoles que viene a romper el golpe de Estado económico de Duhalde, de los ruralistas y del Grupo Clarín. Les pedimos a todos los argentinos bien intencionados y bien paridos, que saben que este gobierno ha conseguido millones de puestos de trabajo, que ha conseguido un millón y medio de nuevos jubilados, que tiene una política de derechos humanos ejemplar y una política internacional que nos devuelve a una oportunidad histórica para América Latina; convocamos al pueblo de la nación a que venga a la plaza de Mayo a defender, primero, la democracia y las instituciones de la República, y segundo, al gobierno nacional y popular electo hace apenas seis meses por ocho millones de argentinos".

(Fin.)

Para saber cómo están las cosas esta mañana, después de una noche tan intensa, estamos en contacto con nuestro corresponsal en Buenos Aires, Fernando Gutiérrez.

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FERNANDO GUTIÉRREZ:

Mucha tensión, muchos nervios, el conflicto ha entrado en su punto de mayor gravedad. El gobierno da muestras de estar aislado y en una desesperada carrera por parecer fuerte, pero en esa carrera paradójicamente empieza a mostrar una gran debilidad.

El detonante de los cacerolazos y las protestas de ayer fue el discurso que acabamos de escuchar, en el que Luis D’Elía confirmó algunos de los peores temores que tenían los argentinos. D’Elía es uno de esos personajes un poco pintorescos, folclóricos, que tiene la política argentina, a quien nadie toma muy en serio cuando habla, porque tiene esa verborragia incendiaria que nadie cree que tenga detrás una verdadera representación política.

Sin embargo, en los últimos meses ha quedado claro que cuando habla D’Elía habla Néstor Kirchner; que D’Elía no dice estas cosas de motu proprio ni de forma inocente; que semejante discurso haciendo referencia con nombre y apellido a Duhalde, a la Sociedad Rural Argentina, al Grupo Clarín deja en claro cuál es la visión que el propio gobierno tiene sobre este conflicto. Y el hecho de que alguien diga que está en marcha un golpe de Estado económico es algo tan tremendo y representa una visión tan sesgada sobre la situación política actual, que pone muy nervioso a todo el mundo.

EC - ¿Fue ese discurso lo que provocó luego las protestas? Según algunas crónicas de la prensa argentina de esta mañana, la convocatoria fue lanzada por correo electrónico y por mensajes de texto. ¿Fue efectivamente de esa manera?

FG - Sí, pero el gran detonante fue lo de D’Elía. Estas cosas surgen en forma espontánea, crecen y se retroalimentan.

EC - La propia transmisión de televisión en directo también ayuda.

FG - Exactamente, los uruguayos hemos sabido de cacerolazos en otros tiempos, empieza en los barrios y se generaliza...

EC - ...pero no se trasmitían en directo por televisión con móviles satelitales en todo el territorio.

FG - Sí, obviamente, eso los propaga, retroalimenta la situación y se va generando una reacción en cadena. Pero no había clima como para que la de ayer fuera una jornada de protesta tan masiva. No tengo dudas de que el detonante fue este discurso, que la gente lee como algo anacrónico, muy corrido de la realidad, y que además demuestra que el gobierno está haciendo malos cálculos desde el punto de vista político.

Ayer se hablaba más de Kirchner que de Cristina Fernández, y la figura del ex presidente empieza a opacar a la de la presidenta. El gobierno quiere ponerla a ella como una figura fuerte, pero la debilita. Con la represión en la ruta del sábado creyó que estaba generando una fisura en el frente rural y ahora el campo está más unido; creyó que iba a sumergir en el descrédito y el desprestigio a las principales figuras del ámbito rural y Alfredo de Angelis fue recibido casi como un héroe en Gualeguaychú y en todos los pueblos del interior. Pero, por el contrario, es el Partido Justicialista el que aparece fracturado, y el gobierno –que cuando habló Alberto Fernández el sábado tenía ese discurso garantista– hoy aparece como el responsable del desabastecimiento y la inflación. Le está saliendo muy mal la jugada política.

Para dar una idea de la gravedad de la situación, la gente empieza a prestarle atención al vicepresidente Cobos. En Argentina el vicepresidente es una figura oscura, que nadie mira, que juega un papel muy secundario.

EC - Cobos viene del radicalismo, encabezó a los llamados "radicales K", los radicales que se pasaron a apoyar a Néstor Kirchner en su momento.

FG - Pero era una figura muy subordinada, no era de los puntales en esa coalición, sino que se necesitaba una figura no peronista en la fórmula y él era un aliado circunstancial. Sin embargo, ayer Cobos tomó distancia, habló de darle protagonismo al Congreso, y en Argentina, un país que sabe de grandes inestabilidades institucionales, que se empiece a mirar al vicepresidente ya es todo un síntoma importante.

EC - Los análisis de esta mañana mencionan la actitud de Cobos como una señal de que podría producirse una ruptura en la concertación de gobierno.

FG - Es muy probable. La única oposición que le importa y le preocupa al gobierno es la del propio Partido Justicialista, que es la que tiene fuerza y capacidad movilizadora y en la que el gobierno siente que está el sustento de su poder.

De hecho, ayer empezó una febril negociación para tratar de evitar que se haga el acto en apoyo de la presidenta, que está previsto para el miércoles, y ya algunos gobernadores e intendentes del conurbano bonaerense –que tienen mucho poder y mucha capacidad de movilización– están tratando de convencer al matrimonio Kirchner de que no es bueno que se haga este acto.

EC - ¿Por qué no? ¿Cuál es el argumento?

FG - Porque no hay posibilidades de que ese acto sea una nota que distienda. Todo el mundo prevé que los Kirchner van a hacer lo mismo que han hecho hasta ahora –y que saben hacer–, que es subir la apuesta aún más. Ayer empezó la publicidad televisada convocando a este acto y utiliza el mismo tono belicoso de siempre, habla de que hay cuatro señores –en alusión a los cuatro presidentes de las entidades rurales– que quieren desabastecer a la población argentina de alimentos y que hay que marchar en defensa de los derechos de los argentinos. Es evidente que el gobierno quiere hacer una gran movilización de masas para dar una respuesta desde ese plano, ellos conciben esas demostraciones de poder como la medida de quién tiene razón y quién está más cerca de torcerle el brazo al otro.

Va a haber un clima belicoso, agresivo, es muy fácil que ante cualquier provocación, cualquier acto aislado, individual, rápidamente se degenere en una situación violenta. Ayer hubo un par de casos aislados de violencia frente a la residencia de Olivos, a los que nadie atribuye un carácter de violencia organizada y masiva, pero se sabe cómo son estas situaciones, cuando hay tanta tensión en el ambiente cualquier pequeña provocación rápidamente degenera en algo mucho más grande.

Los gobernadores, empezando por el propio Daniel Scioli, y la propia CGT, con Hugo Moyano al frente, están preocupados; se dice que Moyano está enojado porque había intentado mediar entre los camioneros en huelga y el gobierno y se sintió desautorizado por el Ejecutivo.

La situación es muy complicada. En la agenda oficial de Cristina Kirchner, que no ha sido modificada, hay previsto un acto en memoria de las víctimas del bombardeo de 1955 en la plaza de Mayo –fijate qué efeméride–. Está previsto que la presidenta haga uso de la palabra sobre las 16 horas, pero no está confirmado si la alocución se va a hacer o no. Y el escenario en el que supuestamente Cristina va a hablar mañana está prácticamente concluido.

JOSÉ IRAZÁBAL:
Los grupos que apoyan al gobierno y las gremiales del campo han convocado a movilizarse mañana en el interior del país. Va a ser otra jornada de polos muy fuertes, movilizados a un mismo tiempo, lo que aumenta la presión de la olla.

EC - Todo depende de lo que ocurra hoy, de estas gestiones de último momento.

FG - Sí, la sensación es que el gobierno está jugado, sería raro que hubiera una marcha atrás con el acto. Lo que aparentemente sí quedó desactivado es el tractorazo que se había planteado desde el interior hacia el centro de Buenos Aires. Se vio que podía generar una situación violenta, por lo que los actos se van a limitar a algunas demostraciones en el interior del país. Además, ayer todos los dirigentes del agro llamaron a mantener una actitud pacífica y a no responder provocaciones.

EC - Me llamó la atención algo que ocurrió ayer en el comienzo del programa Show Match, de Marcelo Tinelli, según destacan esta mañana distintos medios de prensa. Porque uno se pregunta: en medio de esta situación tan delicada y grave que está viviendo Argentina, ¿en la televisión todo sigue igual?, ¿se puede continuar Bailando por un Sueño como si nada? Pero ayer Tinelli reaccionó y se tomó un minuto ante las cámaras de su programa para hablar del conflicto y el pedido claro fue: que haya diálogo entre ambas partes, el mejor acto que pueden demostrar uno y otro es sentarse y dialogar, "resolver este quilombo; todos los argentinos queremos estar en paz, basta de términos de guerra y de violencia".

FG - Es una situación que ha trascendido a toda la sociedad argentina. Como comentaba ayer, era raro ver este nivel de politización. En el fin de semana jugó la selección argentina de fútbol por las eliminatorias del Mundial y en otras épocas, cuando ocurría eso, no había nada que fuera capaz de opacarlo, eran partidos que se jugaban con 50 puntos de rating en la televisión, pero ayer la gente salió a la calle cuando los canales de televisión abierta no se estaban haciendo eco de las manifestaciones –las siguió por los canales de cable–, y había una sensación de hartazgo y gran preocupación.

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EC - En medio de este contexto hay también números que interesa conocer.

El mercado bursátil argentino está perdiendo inversores extranjeros al mayor ritmo desde el año 2000, por temor a que la inflación y la huelga de tres meses de productores agropecuarios limiten el crecimiento económico y las ganancias empresariales. Alrededor de 1.000 fondos de mercados emergentes vendieron acciones argentinas por un monto de 157 millones de dólares hasta el mes de mayo, de acuerdo con la firma de flujos de fondos EPFR Global, en Cambridge, Massachussets. Eso es más que el promedio de negociación diaria de 118 millones de dólares en la bolsa de Buenos Aires, y la mayor salida de fondos desde el año 2000, el año anterior a aquel en el que el gobierno cesó los pagos de la deuda.

Bill Ruthman, gerente de una de estas empresas, vendió sus acciones de Telecom Argentina SA, la segunda compañía telefónica más grande del país, al reducir su cartera argentina en mayo de 2% a 0,5% del total de los 3.000 millones de dólares de valores de mercados emergentes que gestiona.

"Creímos que la huelga de los productores agropecuarios y la fricción en el país estaban acelerando lo que podría ser la próxima crisis. Argentina corre el riesgo de ser ignorada por los inversionistas, convirtiéndose solamente en algo residual dentro de los mercados emergentes", dijo Ruthman. Esta empresa mantenía hasta abril una posición sobreponderada en Argentina, apostando a que el gobierno levantaría los controles de precios y las restricciones del mercado.

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(Imagen: Noticias Argentinas)