Internacionales

"Guerra de nervios" en Israel

Este miércoles se producirá el canje de detenidos por muertos entre Israel y Hezbollah, y la tensión se acumula, ya que aún no se sabe qué será lo que entregue el grupo armado libanés. Las familias esperan que los soldados vuelvan con vida, aunque los dos años de secuestro sin noticias de ellos hacen pensar que eso no sucederá. Por otra parte, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, aseguró este fin de semana que se está más cerca que nunca de un acuerdo con los palestinos, aunque esta fue sólo "otra oportunidad de buena foto entre Olmert y el presidente palestino", según la corresponsal de En Perspectiva en Israel, Ana Jerozolimski.

(Emitido a las 8.36)

EMILIANO COTELO:

Está previsto que mañana Israel y Hezbollah concreten un canje de prisioneros y muertos al que se llegó después de la mediación alemana bajo el mandato de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Cinco detenidos libaneses serán intercambiados por los cadáveres de dos soldados israelíes que fueron capturados el 12 de julio de 2006 por Hezbollah, lo que a su vez desencadenó un conflicto armado que se extendió por 34 días.

Según las formalidades previstas para el acuerdo sobre este intercambio propuesto por la ONU, los detenidos libaneses deben pasar a disposición del Comité Internacional de la Cruz Roja en el puesto fronterizo de Rosh Hanikra, entre Israel y el Líbano, donde serán sometidos a pruebas de identidad y a exámenes médicos.

Por otra parte, los cuerpos de los dos soldados israelíes serán remitidos a la Cruz Roja en Israel, antes de su identificación por las autoridades. En virtud de este acuerdo, Israel también debe transferir al Líbano los cadáveres de unos 200 combatientes de Hezbollah y de palestinos. Este canje de prisioneros despierta un fuerte interés en todo el mundo.

Pero hay otro hecho importante vinculado con la situación en Oriente Medio, que tiene que ver con el proceso de paz. El domingo, a instancias del presidente francés, Nicolas Sarkozy, Ehud Olmert mantuvo contactos con el presidente palestino, Abbu Mazen, al inicio de la cumbre del Mediterráneo, que reúne a 40 países, y luego se habló de una posibilidad cercana de entendimiento entre ambos.

¿Qué está pasando en Oriente Medio? ¿Cómo hay que entender todas estas señales?

Estamos con nuestra corresponsal, Ana Jerozolimski. ¿Dónde te encontramos?

***

ANA JEROZOLIMSKI:

Estoy en Jerusalén, siguiendo los acontecimientos que bien has detallado. Mañana el escenario de los hechos será el norte, Rosh Hanikra, cerca de la frontera entre Israel y el Líbano. Y ayer los ojos estaban puestos en París, en la conferencia mediterránea convocada por Sarkozy.

EC - Vamos a hablar de los dos temas. Comencemos por el intercambio entre Israel y Hezbollah. ¿Cuáles son las últimas reacciones del gobierno? ¿Qué se sabe a esta ahora?

AJ - Ante todo, hace pocas horas el gobierno sesionó en reunión especial y volvió a confirmar la aprobación del intercambio. Ya había existido una autorización –por eso habían comenzado los preparativos–, pero había algunos pasos intermedios, por ejemplo un informe sobre el destino del copiloto israelí desaparecido hace 22 años en el Líbano [...], un informe que Olmert calificó como totalmente insatisfactorio. Entonces, no estaba claro totalmente si se daba la luz verde definitiva, pero en esta sesión del gobierno se aprobó.

Una puntualización sobre los detalles que adelantaste: no hay plena certeza acerca de que lo que Israel va a recibir son los cadáveres de los dos soldados secuestrados el 12 de julio de 2006. Se teme que esa sea la situación, se presume que ambos están muertos, pero en estos dos años y pocos días transcurridos desde su secuestro, Hezbollah jamás dijo ni una palabra confirmando si estaban vivos.

***

EC - ¿Todavía cabe alguna esperanza de que los dos soldados israelíes puedan estar con vida?

AJ - La esperanza es lo último que se pierde, dicen las familias de los dos soldados secuestrados, aunque oficialmente están muertos. También las familias dicen que sería una buena e impresionante sorpresa si estuvieran vivos, pero en estos dos años y pocos días transcurridos desde el secuestro, Hezbollah jamás aclaró si están vivos o muertos. Demás está decir que no permitió visitas de la Cruz Roja, mientras que a los miembros de Hezbollah presos en Israel siempre se les permitió recibir cartas y visitas de la Cruz Roja, como corresponde según las convenciones internacionales.

Desde anoche, en el marco de esta guerra de nervios, se habla de que uno de los soldados habría muerto poco después del secuestro como consecuencia de las heridas sufridas y que no se sabe si el otro está vivo o muerto; y tampoco se dice cuál sería el muerto, la confirmación definitiva recién llegará mañana.

Es increíble, pero en dos años no se supo si están vivos o muertos.

EC - ¿Con qué espíritu se llega al intercambio?

AJ - Más allá del tema emocional, sentimental, en torno de todo lo que atañe a esta incertidumbre acerca de si están vivos o muertos, está también la polémica en el plano de la seguridad y en el plano político de si es bueno o no llevar a cabo esta transacción, dado que se presume que están muertos. Por ejemplo, uno de los tres ministros que hoy votaron en contra del intercambio –22 aprobaron y tres estuvieron en contra– dijo que él no está de acuerdo en intercambiar terroristas vivos por soldados muertos, que es una mala lección, que en caso de eventuales nuevos secuestros esto garantizará que los captores nunca preserven la vida de los secuestrados. Otros consideran que un intercambio de este tipo, independientemente de si están vivos o muertos, no hará más que incentivar a grupos radicales a tratar de secuestrar más soldados. Hay mucha polémica de fondo.

Del lado libanés se preparan celebraciones de victoria, según la terminología de Hezbollah, más que nada porque lo que reciben es lo que podríamos llamar un "pez gordo", Samir Kuntar, un terrorista que perpetró uno de los atentados más cruentos, más simbólicos –aunque no con la mayor cantidad de víctimas en la historia del terrorismo en la zona–, que se ha convertido en símbolo. En 1979, entró con una célula del Frente de Salvación Palestino –aunque él mismo no es palestino– a la ciudad costera norteña israelí de Naharia, ingresó a una casa de apartamentos, sacó a de la familia, un hombre de 28 años, con su hija de cuatro y lo llevó a la playa. La esposa de ese hombre logró esconderse con la hija menor, de dos años, y cuando le tapaba la boca para que no delatara dónde estaban, accidentalmente la asfixió. En la playa, Samir Kuntar mató a balazos a Danni Haran ante los ojos de su hija y luego le rompió el cráneo a la niña con la culata de su rifle y con rocas de la playa. Cuento esto para que se entienda por qué hablo de símbolo. Y cuando él vuelve al Líbano, Hezbollah lo presenta como una gran victoria.

EC - Si existen tantos reparos a esa operación de canje, ¿por qué se realiza?

AJ - Porque cuando hablamos de polémica siempre hay argumentos a favor y en contra. Podemos dar como una frase simbólica algo que dijo el comandante en jefe del Ejército, el teniente general Gaby Ashkenazi, que cuando se dio la primera autorización a este intercambio, hace aproximadamente dos semanas, dijo: "yo soy el comandante de los soldados vivos y de los soldados muertos".

Existe esa responsabilidad moral de garantizar a todos los soldados que en caso de combate o en un secuestro queden alejados del país y de sus familias, que Israel como Estado hará todo lo que está a su alcance para que puedan volver a casa. Ese es uno de los argumentos clave, incluso en el caso de que se trate de soldados muertos –como al parecer temen también las propias familias–, para que se les pueda dar digna sepultura; que sepan todos que vuelven a casa, que Israel hará lo necesario para que no queden en manos enemigas.

EC - ¿Hay de por medio alguna evaluación de lo que fue la guerra del Líbano, que estalló por este motivo hace dos años?

AJ - Así es. Es bueno que menciones ese tema, porque esto de los simbolismos no es algo que busquemos nosotros los periodistas, sino que se da en la realidad. Es muy simbólico que este intercambio se concrete tan solo unos días después de cumplirse el segundo aniversario de la guerra. Hasta hace unos días se hablaba de la posibilidad de que el intercambio fuera el 12 de julio, en la fecha exacta del estallido de la guerra, pero por razones prácticas no se dio.

Es indudable que a dos años de la guerra Hezbollah está mucho más fuerte. Su jefe Hasan Nasrallah, desde el estallido de la guerra, prácticamente no ha salido del búnker. El primer ministro israelí, Olmert, en un tono casi burlón, decía: "el hecho es que yo me muevo libremente y él no sale del búnker", sino que hace los grandes comunicados por video, no se mezcla con las multitudes, lo que significa que teme por su vida.

Pero aparte de esto, y sin olvidar que hay críticas a Hezbollah dentro del espectro político interno libanés, el hecho es que el grupo ahora está más fuerte. Se rearmó, contrariamente, a lo que había determinado la resolución 1.701 del Consejo de Seguridad –que puso fin en agosto de 2006 a la guerra–,logró en parte engañar y limitar en la práctica el mandato de la fuerza de la ONU que debe controlar sus pasos. Se estima que en lugar de los 12.000 misiles que tenía en su poder cuando estalló la guerra, ahora tiene 44.000 y numerosos de ellos de mayor alcance que los que tenía hace dos años.

Hace pocos días se formó un gobierno de unidad nacional en el Líbano en el que Hezbollah tiene la mayoría, tiene poder de veto, y nada se puede decidir en el gobierno libanés sin su aprobación. Eso es motivo de preocupación para Israel; aquí muchos sostienen que debe ser un motivo de preocupación ante todo para el propio Líbano, pero eso es un tema aparte.

EC - El fin de semana durante la cumbre del Mediterráneo, que comenzó el domingo en París, se anunció la posibilidad de un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos.

AJ - La Conferencia Mediterránea en París tenía dos aspectos, uno era el palestino. La conferencia no cambiaba nada, fue otra oportunidad de buena foto entre Olmert y el presidente palestino, Mahmoud Abbas (Abu Mazen), pero eso no faltaba. Se llevan bien, si cabe el término en asuntos políticos, tienen una dinámica de encuentros asiduos, de buena química entre ellos. El problema son los temas a discutir, no cómo ellos dos se entienden.

El otro tema era Israel y Siria. La televisión israelí pasó repetidas veces las imágenes de Olmert y el presidente sirio, Bachar Al-Assad, cada uno saludando al otro. Estaban a un metro de distancia entre ellos, pero no hubo apretón de manos, incluso se esquivaban. Y no se permitió la participación de periodistas israelíes en la rueda de prensa en París que brindó junto con el presidente libanés, Michel Suleiman. Acuerdo entre Israel y Siria no se esperaba, ni siquiera foto juntos, aunque sí la foto colectiva.