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Lo más difícil será "encontrar una salida política que deje bien parada" a Cristina

En una histórica definición, el gobierno argentino de Cristina Fernández vio como su vicepresidente votó contra el proyecto de retenciones móviles presentado en el Senado, sumiendo al Ejecutivo en una crisis política importante. "Para la visión que los Kirchner tienen de la política, lo que ocurrió ayer fue un desastre, algo espantoso", aseguró Fernando Gutiérrez, corresponsal de En Perspectiva en Argentina, y agregó que "técnicamente no es tan difícil encontrar una situación de consenso. Lo más difícil va a ser encontrar una salida política que deje bien parada a la presidenta", agregó.

(Emitido a las 7.34)

EMILIANO COTELO:
"El país está partido. No puedo acompañar este proyecto. Esto no es una traición. Pido perdón. Que la historia me juzgue."

Estas fueron algunas de las palabras del vicepresidente argentino Julio Cobos esta madrugada, sobre las 4.30, cuando anunció que finalmente votaría en contra del proyecto del gobierno sobre las retenciones móviles.

"Fue un debate dramático –dicen las crónicas–, el oficialismo pasó de una mayoría ajustada y precaria a un empate demoledor". Tras casi 18 horas de sesión en el Senado –un debate que finalizó con 36 votos a favor y 36 en contra–, nada menos que Julio Cobos, el vicepresidente, terció en esa disputa que, como él dijo, "partió al país" y optó por rechazar el proyecto de las retenciones móviles.

Con su decisión, el vicepresidente terminó de quebrar su desgastado vínculo con el matrimonio presidencial y sumió al oficialismo en una profunda crisis de consecuencias impredecibles, según destacan algunos análisis esta mañana.

(Audio Julio Cobos)

"La presidenta de los argentinos nos va a entender, me va a entender... porque no creo que sirva una ley que no es la solución a este conflicto. La historia me juzgará... no sé cómo, pero espero que esto se entienda.

Soy un hombre de familia como todos ustedes, con una responsabilidad en este caso... No puedo acompañar... y esto no significa que esté traicionando a nadie, estoy actuando conforme a mis convicciones.

Yo le pido a la presidenta de los argentinos, que tiene la oportunidad de enviar un proyecto, que contemple todo lo que se ha dicho, todos los aportes que se han brindado, gente de afuera o aquí mismo.

Que la historia me juzgue. Pido perdón, si me equivoco. Voto... mi voto no es positivo, mi voto es en contra."

(Fin)

EC - Conmovedor.

JOSÉ IRAZÁBAL:
Le costó decirlo.

EC - Acabamos de escuchar la grabación íntegra de la intervención del vicepresidente Cobos, que estaba cargada de pausas, silencios, dudas, reflexión, pensaba mientras hablaba, en un momento muy difícil para él.

JI - Sobre todo proyectaba las consecuencias de la decisión que había tomado.

EC - Estamos con nuestro corresponsal en Buenos Aires, Fernando Gutiérrez.

FERNANDO GUTIÉRREZ:
Fue una noche increíble. Parece chiste, pero creo que es histórico que los argentinos hayan seguido masivamente un debate parlamentario hasta las 5 de la mañana. Se explica porque había la sensación de que era una instancia histórica. La tenían los senadores, estaba fuera del Senado, la tenían los seguidores del campo que estuvieron toda la noche siguiendo el debate en una pantalla gigante, y siguiendo también el consejo de quedarse en la calle porque era una forma de presionar a los senadores. La tuvieron también los seguidores del gobierno que estuvieron en la plaza del Congreso.

Ese tono que escuchábamos en la voz del vicepresidente fue el tono general que hubo en las 18 horas de duro debate. Un tono a veces crispado, a veces enojado, con la sensación de que se estaba viviendo un momento dramático. Conforme iban pasando las horas, se intensificaba la sensación de que esa pequeña ventaja de votos que el gobierno tenía al comienzo empezaba a esfumarse, y la posibilidad, antes no vista como algo factible, de que el vicepresidente tuviera que desempatar, fue tomando cuerpo y se comenzó a poner espeso el clima.

No sé si ustedes tuvieron la oportunidad de escuchar el discurso anterior al de Cobos, el que cerró la discusión en el Senado, que fue el de Miguel Pichetto, uno de los principales voceros de la bancada oficialista.

EC - ¿Por qué lo destacas?

FG - Fue más dirigido a Julio Cobos que a la oposición.

EC - Es notorio que Cobos vivió una presión tremenda esta madrugada.

FG - Fue terrible. Miguel Pichetto en su alocución casi no se refirió a la polémica resolución, al proyecto de ley, a las retenciones, a los temas que en los últimos cuatro meses dividieron a los argentinos. Hizo un discurso dirigido a lo que desde la óptica de los Kirchner son los traidores. Habló de los senadores del Partido Justicialista que votan en contra; habló de los ex gobernadores hoy senadores que en su momento habían solicitado algún favor político al gobierno y hoy están en la vereda de enfrente; reclamó el verticalismo político, la cohesión interna. Dijo que estar en este momento en contra del gobierno era casi como "herir de muerte" al gobierno y que ponía directamente en duda la estabilidad institucional.

Luego, refiriéndose explícitamente a la responsabilidad que le cabía al vicepresidente en ese momento, hizo algunas comparaciones con otros países. Preguntó, por ejemplo, a quién se le ocurriría pensar que el vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, pudiera estar en contra y votar en contra de una decisión del presidente Bush en temas tan caros a la política de ese país como la política exterior o la política de defensa. O que en países con regímenes parlamentarios como el Reino Unido o en países europeos como España pudiera haber alguna fisura entre el presidente y el vicepresidente o entre el primer ministro y su número dos. Prácticamente puso a Cobos en la situación de tener que decidir si darle o no una especie de estocada final al gobierno.

Cobos primero intentó zafar de ese momento complicado, hizo un llamamiento a un cuarto intermedio, algo muy difícil de aceptar a esa altura, en ese momento. Y Pichetto le dijo algo muy curioso y que define el momento: "Mire, vicepresidente, como les dijo Jesús a los apóstoles: lo que tenga que ser hecho, que se haga rápido". Prácticamente lo puso en el rol de Judas.

EC - Hay declaraciones de Pichetto posteriores al resultado de la votación: "Con su voto, en la sesión de esta madrugada, Cobos le ha hecho un daño muy importante al país. La historia lo va a juzgar mal al vicepresidente". Sin embargo, sostuvo que la presidenta Cristina Kirchner va a respetar lo resuelto por el Congreso.

FG - Para la visión que los Kirchner tienen de la política lo que ocurrió ayer fue un desastre, algo espantoso. Cualquier otro gobierno lo tomaría como un revés político muy fuerte, pero nada de lo que no se pueda volver. Esto podría ser comparado con la derrota política que sufrió el ex presidente Lacalle en el año 92 cuando se derogó su proyecto de privatizaciones, o con el revés que tuvo el presidente Batlle con la reforma de Ancap durante su gobierno. Momentos políticos difíciles pero que de ninguna manera ponen en tela de juicio la gobernabilidad, y mucho menos la estabilidad institucional de un país.

Fueron los propios Kirchner quienes se encargaron de darle a esta medida –en definitiva una medida de política económica, polémica sí, pero no tan trascendente como para torcer el rumbo institucional del país– un componente ideológico, político tan fuerte que ahora se les vuelve en contra como un boomerang. Después de todo lo que han dicho va a ser muy difícil salir de la situación. La gran incógnita es cómo va a reaccionar la presidenta. Cobos la instó a que enviara un nuevo proyecto buscando el consenso, algo que después de cuatro meses de peleas y de acusaciones de querer orquestar golpes de Estado parece muy difícil de lograr. Para los Kirchner es un momento dramático, un momento de derrota política que todavía no podemos dimensionar.

EC - Por otro lado, con esto Cobos queda fuera del Frente para la Victoria.

FG - Ya estaba fuera, había hecho algo que para la concepción kirchnerista de la política es un pecado imperdonable. En un momento de enfrentamiento político había sido una voz disidente, había abierto una fisura, se había jugado primero con un discurso propio, distinto al del gobierno, más conciliador. Hubo un par de episodios que el gobierno castigó, como por ejemplo una convocatoria a los gobernadores del país para buscar un consenso, que el gobierno se encargó de boicotear y a la reunión a la que había llamado Cobos en vez de ir los 24 gobernadores fueron solamente tres. Luego, en un par de situaciones coincidió públicamente con la presidenta y se trataron con una frialdad muy elocuente.

Pero anoche nació una estrella en la política argentina. Hace dos meses vos parabas a un argentino por la calle y le preguntabas cómo se llamaba el vicepresidente y no te sabía responder. Mucho menos sabía decirte que el vicepresidente había sido gobernador de la provincia de Mendoza. Y mucho menos que era uno de los llamados "radicales K", a quien incluso su decisión de acompañar a Cristina Kirchner en la fórmula presidencial le había valido ser expulsado de la Unión Cívica Radical (UCR).

Lo que ocurrió ayer, paradójicamente, es la muerte del proyecto transversal que había alentado Néstor Kirchner, esa especie de izquierda al estilo socialdemócrata europeo, compuesta por gente proveniente del peronismo más o menos tradicional y gente disidente de la UCR, que se enfrentara a una derecha de un nuevo tipo. Kirchner se sentía cómodo enfrentándose a Mauricio Macri, por ejemplo. Pero esto le salió mal y se vio obligado a volcarse fuertemente sobre el peronismo más tradicional, más cercano al ala sindical. Por eso ese discurso ahora tan fundamentalista, tan fanáticamente peronista de Kirchner, que siempre fue una especie de peronista desganado.

EC - La madrugada está cargada de preguntas, habrá que seguir muy de cerca las próximas horas, que van a ser ricas en novedades. ¿Cuándo se supone que va a haber algún tipo de reacción oficial?, ¿qué va a pasar en la Casa Rosada?

FG - La gran incógnita ahora es cuál va a ser la reacción del gobierno específicamente con esta situación económica. El proyecto de ley no puede volver a tratarse en el Congreso, pero el rechazo del Senado no deroga las polémicas retenciones que habían surgido como una resolución ministerial. De todas maneras, es bastante lógico que la presidenta no las va a poder sostener, porque ahora sí la Corte Suprema de Justicia tiene un fuerte argumento a favor para declararlas inconstitucionales.

Da la sensación de que va a haber una trabajosa búsqueda de consensos para tratar de mantener las retenciones. Posiblemente se trate de reflotar algún proyecto como el del ex gobernador Reutemann o el del ex gobernador de la provincia de Buenos Aires Felipe Solá, que recogían algunos de los elementos que el gobierno impulsaba, pero con muchas salvedades y con niveles de retenciones menores.

En definitiva, técnicamente no es tan difícil encontrar una situación de consenso. Lo más difícil va a ser encontrar una salida política que deje bien parada a la presidenta después de haber llevado la situación a un extremo de enfrentamiento y tensión tan fuerte.